viernes, 30 de abril de 2010

Nos quieren robar esta sociedad

La España democrática es el resultado de muchas fuerzas luchando, y por supuesto no en la misma dirección, la correlación de fuerzas es la que trajo como resultante la sociedad actual, que podría no ser ideal para ninguno de los actores en lucha, pero que no es la franquista, ni la aperturista, ni la pequeña democracia de sectores afines al Régimen, a pesar de que haya sectores, como la judicatura, que hayan cambiado poco, es cierto, pero otros como el militar sí lo hicieron.

Da igual lo que cada uno creyera que podría conseguir, o las motivaciones que le impulsaran a luchar, el resultado es producto de lo que empujaron todas las fuerzas en direcciones diferentes, el resultado recoge la correlación de fuerzas reales, no las ilusiones o creencias de cada uno, pero en ese resultado hemos participado todos los que queríamos una sociedad nueva.

Hay ultraizquierdistas que se avergüenzan de calificar el resultado, lo conseguido, como muy positivo y no reconocen haber contribuido a crearlo, no quieren responsabilizarse del gran salto adelante producido en la mejora de las condiciones de vida de millones de españoles, y que en la década del 85/95 se creara el Estado de Bienestar que cubre a toda la población, por primera vez en nuestra historia.

Durante los años ochenta, los nacidos en la República miraban para atrás y solo veían penurias y sangre pero mirando para adelante las perspectivas mejoraban. Los nacidos en la posguerra, los cuarenta y cincuenta mirábamos para atrás y veíamos franquismo que al mirar hacia delante era manifiestamente mejorable. Ahora, si los nacidos después de los setenta miran para atrás verán mejores cosas que las que se aprecian mirando al futuro.

Con la democracia todos los españoles mejoraron su situación, y para la mitad de ellos, entre los que están los derrotados de la República y franquismo, destrozados durante décadas, lo conseguido fue una revolución. Que ahora se produjera un retroceso en lo económico no debería permitirnos aceptar una derrota global y un retroceso en lo político y social.

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