martes, 27 de octubre de 2020
jueves, 22 de octubre de 2020
Iglesia y religión en España; ya no son lo que eran
‘No es exagerado afirmar que en España la religión no ha sido tradicionalmente una opción personal, que se elige y se vive tranquilamente. Mas bien ha sido siempre una imposición que llega a nosotros desde múltiples estructuras del Estado y que se empeña en dirigir la sociedad'. 'C’ de España', página 141
No es exagerado afirmar que, ni en España ni en parte alguna, se vivió históricamente la religión como opción personal, tranquilamente. Tampoco en América del Sur, o del Norte, en Asia, África, o en Oceanía, se vivió la religión tranquilamente, las diferencias de interpretación de creencias traducidas a comportamientos distintos ante la vida y la muerte, entre grupos sociales de todo tipo produjeron y producen enfrentamientos sociales. En todas partes las iglesias, los grupos humanos con una cosmovisión particular pretenden imponer a todo el conjunto de la sociedad sus criterios de vida, en todas partes tratan de condicionar leyes y gobiernos, cuando no decretarlas o gobernar directamente. La religión musulmana, globalmente, hoy es la expresión más poderosa de infiltración religiosa en los poderes políticos que se manifiestan socialmente, pero toda religión pretendió organizar la sociedad, el estado, a su imagen y criterios. El mundo ideal de la vivencia de una religión, en lo personal, que no interactúa con el mundo civil, no existió en parte alguna hasta hace pocos años en que se empieza a aceptar, y ello en distintos grados y momentos, y no en muchos lugares. La idea del párrafo expresado en el encabezamiento inicial, parece sugerir la existencia de la religión vivida tranquilamente en la historia de la humanidad, de forma aséptica, sin intromisiones en la vida civil de los estados, como algo general y globalmente instalado en los países del mundo, quebrando esa fantasía de libertad ideal, España; lo cual está muy alejado de la realidad.
La discusión, respecto a la postura reflejada en la resaltada idea inicial, no es sobre lo que fue la Iglesia y la religión antaño, aquí está planteada en el reconocimiento de que la Iglesia como institución con capacidad gobernante y la religión, como sustentadora de comportamientos sociales, actualmente, en la España democrática, no tiene el poder social, político y económico ni la religión la influencia social que antaño tuvo. En la democracia española, en la sociedad actual, a nadie se le obliga a cumplir los preceptos religiosos católicos, o de cualquier otra religión existente, no existe obligación como sí existió en el franquismo, de bautismo, comunión, matrimonio para toda la vida, y solo entre hombre y mujer, extremaunción, cubrimiento de cabeza y brazos en las mujeres, enterramiento en tierra, práctica de sexo exclusivamente para concebir, asistencia obligatoria a misa, procesiones, confesión, etc. fueron preceptos obligatorios durante el franquismo, si ahora no lo son refrendados por las leyes, algún cambio habrá que reconocer entre aquella y esta sociedad.
Que la Iglesia tiene poder, está claro, que tiene influencia, también, que forma parte de los poderes establecidos es una realidad mundial. Pero esa realidad no puede quedar reducida a esa generalización. La situación de la Iglesia en España, de su poder e influencia social, política y económica, es diversa y contradictoria. Los casos u opiniones que cita el libro ‘C’ de España’ de tal o cual obispo sobre sexualidad y/o matrimonio, aborto, etc., las peinetas de mujeres miembros del poder político y asistencia a procesiones, las medallas a la virgen, son hoy más pantallas de dotaciones económicas que otra cosa, siendo ciertas, ello es residual respecto a reflejar el poder que la iglesia católica en España tiene sobre la sociedad, sobre todo comparándolo con el que tenía en el franquismo. Que tiene más poder del que nos gustaría, es cierto, su fiscalidad, su incautación de propiedades colectivas, lo denota, más del que sería deseable, pero mucho menos influencia social que antaño.
El hecho innegable es la gran diferencia entre su poder social durante el franquismo y el menor peso actual que tiene en la conformación de opiniones y/o estilos de vida de los españoles, como así mismo el poco peso en los procesos de selección de ofertas políticas y o líderes políticos. Durante la II República, la Iglesia española fue importante protagonista en su derrota, al igual que fue importante en la configuración de la argamasa del bando ganador durante la guerra y posterior franquismo. Definir la contienda como una Cruzada, cuyo papel principal tuvieron los obispos catalanes, fue de gran importancia para limitar las ayudas a la República. La alimentación ideológica como si se tratara de una guerra de religión, realizada por la iglesia en el bando ganador entre requetés y carlistas, y ultra católicos y fuerzas derechistas, fue vital para los ejércitos vencedores. Como lo fue su papel dirigente y de control social en la postguerra.
En aquel momento fue parte importante
del bloque de los ganadores siendo uno de los cementos de la dictadura, hasta
que el tiempo y el Concilio Vaticano II, a mediados de los sesenta, abrió una
considerable brecha en sus filas. Durante el franquismo en los años sesenta la
Iglesia puede aguantar otra mirada que muestre su diversidad. Tomo de mi
ponencia ‘Militancia revolucionaria. La izquierda de la izquierda. Éramos muy
pocos. A vueltas con las cifras 1965-1982’. Congreso ‘Las otras protagonistas
de la Transición. 2017.
‘’la contribución de grupos cristianos en las luchas obreras fue
numerosa, e importantísima en los años ’50 y ‘60, su participación fue clave en
grandes huelgas, determinante en Asturias, Euskadi, Cataluña y Madrid, en la
creación de las primeras CCOO, y en el desarrollo y organización de luchas
sindicales y vecinales; a finales de los ’60 y ’70 muchos cristianos se
mezclaron con el marxismo y formaron parte de la militancia comunista y de la
izquierda radical en sus mismas agrupaciones, o reconvirtiendo directamente las
suyas propias, caso de AST-ORT, 1970[1]. Otros muchos siguieron peleando solo desde su
condición cristiana.
El PCE destaca en 1965 en ‘Nuestra Bandera’[2]:
‘’su ‘importante actividad, extensa e intensa, entre las que HOAC y JOC no son las únicas actividades bajo el apelativo cristiano, Los otros grupos católicos, éstos ya de tipo clandestino –Solidaridad de Obreros Vascos (SOV) y Unión Sindical Obrera (USO) en Euzkadi, Sindicatos Cristianos en Cataluña y Federación Sindical de Trabajadores (FST) en Madrid– difieren ya bastante de hoacistas y jocistas, aunque a veces estén nutridos por militantes de ambos orígenes. En realidad, se trata de grupos abiertamente políticos, no ligados a ninguna labor de apostolado, portadores de una u otra línea política al movimiento obrero’’.
Algunos grupos de la izquierda radical antifranquista nacen de organizaciones cristianas, activistas cristianos luchan al lado de los comunistas, clérigos y edificios de iglesias y monasterios se ponen al servicio del antifranquismo. Tarancón al paredón, durante los años ‘70, era habitual consigna en pintadas y manifestaciones derechosas, producto de la separación de sectores de la jerarquía de la Iglesia del franquismo.
''Y es que la iglesia española ha sido siempre, con las excepciones que se quieran, uno de los principales aliados del poder económico, un poder económico en sí misma y parte imprescindible de un sistema de poder casi feudal, además de colaboradora necesaria de las dictaduras que hemos padecido en el Siglo XX.'' 'C’ de España', página 142.
La iglesia fue en el pasado muy poderosa, pero sin perder de vista su diversidad en cuanto poder, en el tiempo y en lugar, no fue un poder único y absoluto constituyendo al menos dos versiones en la Edad Moderna, a partir del siglo XV, y XVI, XVII… Estado e Iglesia constituyeron dos poderes que se enfrentaron largamente tanto en su versión jurisdiccional, o político económica, como en su versión militar, llegando a sitiar los ejércitos españoles al papado romano, el Rey Fernando, el Católico, se enfrentó en lucha armada contra el Papa de Roma. Una iglesia papista, o seguidora de la Iglesia romana, seguidora del papado, se enfrentó a una iglesia nacional, en su versión regalista o seguidora de los soberanos españoles de turno, fueran Carlos V o Felipe II, a pesar de que los reyes españoles no estaban ungidos como creían los reyes franceses, sí tenían un carácter religioso en cuanto representantes de Dios y responsables de su pueblo tanto en asuntos civiles como religiosos. Ejemplo de dobles poderes lo encontramos en la cita de Antonio Domínguez Ortiz: ‘Los reyes españoles tenían el derecho de pase regio, la potestad de examinar por medio del Consejo de Castilla las bulas y otros documentos pontificios y no darles curso ni reconocerles validez si contenían algo contra las regalías’…’ Estos derechos del rey en materia eclesiástica tenían su contrapartida en los derechos de la Iglesia sobre los laicos…los obispos podían condenar a multas o a detención. Incluso el párroco podía multar a quien no asistía a misa dominical…’
Cuestiones similares ocurrieron en otros estados europeos en formación. A considerar también la diversidad de políticas, influencias y comportamientos de las diferentes órdenes religiosas en cada momento, cada una controlando parcelas de poder distintas y frecuentemente seguidora de poderes diferentes, lo cual no asienta la idea de una Iglesia como institución que siguiera una misma línea continuada durante siglos en todo el territorio español. Controlada en ocasiones por la corona se confundía con instituciones del Estado, modernamente la institución romana, el papado, aumentó su control sobre la institución, pero en todo caso, durante la democracia actual va perdiendo su poder de influencia, ya lo hacía al final del franquismo, lo cual no quiere decir que no exista, sino que ha perdido considerable influencia, por lo que no se la debe considerar hoy como antaño.
Hoy los seminarios están vacíos, las iglesias no tienen curas suficientes, porque no se renuevan los viejos, los conventos se vacían, se venden monasterios y conventos, porque no hay gente para ocuparlos, los matrimonios civiles aumentan más que los religiosos que no llegan al 20%, las iglesias se vacían… las nuevas costumbres se aceptan por las grandes masas de católicos, y siguen siendo rechazadas por algunos residuos a los que se concede demasiada importancia en los medios. Dicen los autores de ‘C de España’ que la religión: ‘ha sido siempre una imposición que llega a nosotros desde múltiples estructuras del Estado y que se empeña en dirigir la sociedad’, lo cual era una realidad en el pasado, pero difícilmente se puede aceptar esté ocurriendo en la España democrática, como muestran los datos.
Bautismos, confirmaciones, matrimonios indisolubles y heteros, enterramientos, asistencias a misas… pierden fuerza durante la democracia, que adopta como practicas civiles ampliamente extendidas, el divorcio, matrimonios homosexuales, secularización de prácticas, ... ‘Son especialmente los jóvenes que tenían entre 15-25 años en 1975 los que introducen una reducción de cerca del 50% en la práctica religiosa semanal respecto a 1960. En una primera aproximación, se constata fácilmente que la gran quiebra se produce entre 1975 y 1981’. Jesús Domínguez Rozas, ‘La Iglesia española en cifras’. AHIg 2001.
Veamos unos datos, con referencia a 2017: Seminaristas hay 1.213, que son 523 menos que en 2001, suponen un 30% de caída, en 2001 fueron ordenados 227 por 132 en 2016. Seminaristas en los primeros sesenta había unos 8.000 que van descendiendo en la segunda mitad de la década hasta los 6.600, para continuar descendiendo en los primeros setenta hasta menos de 3.000 bajando en la segunda mitad de la década por debajo de 2.000. Religiosos hay unos 54.000. Curas hay menos de 19.000, siendo la mitad mayores de 64 años, por tanto, jubilables, sin opción a recambio a tenor de los pocos seminaristas que se ordenan. En los años sesenta había una media de 25.000 que llegó a 26.000 al final de la década, durante los primeros años setenta hubo unos 24.000, que descienden suavemente en la segunda mitad de la década hasta los 23.000. Tras el Concilio Vaticano II, durante el tardofranquismo y finales del mismo y Transición, se producen grandes cambios en la Iglesia española, incluida la secularización de miles de curas. La Iglesia deja de ser una parte importantísima de los poderes, no desaparece institucional ni económicamente, pero la enorme capacidad de influencia social que tenía en el pasado, va perdiéndola durante la democracia.
José Ramon Montero uno de los mayores expertos en el tema, comienza uno de sus trabajos con esta frase que atribuye a Julio Rodríguez ‘Se ha dicho, con razón, que la sociedad española de 1950 era mucho más parecida a la de un siglo atrás que a la de 1975’, resulta muy útil para recordar la lentitud de los cambios que se producían en épocas pasadas respecto a la influencia y poder de la iglesia, en el que lo dicho para el siglo, XIX podía servir para el siglo XX. Ya en los últimos años del franquismo se aceleran los cambios en la iglesia provocados en gran parte por las transformaciones económico-sociales, industrialización, urbanización… y el Concilio Vaticano II, cambios que se aceleran profundamente en la democracia. Ya no se ajusta a la realidad aquel poder e influencia, ni es útil mantener aquellos postulados antiguos en esta democracia equiparando resultados, esta sociedad no es aquella y está muy distanciada del pasado carpetovetónico y clerical de los españoles, lo cual no evita que puedan darse sucesos ocasionales, residuales. En este asunto, como vemos en otros, los autores del libro ‘C de España’, expresan ideas como si, todavía, vivieran en aquella España antigua y carpetovetónica, algunos de sus postulados recogen algún hecho cierto, hoy anecdótico, que ellos elevan a la consideración de categoría para interpretar y juzgar el momento actual. Conclusiones que no apoyan con datos actuales.
‘Hace sólo
veinticinco años, nadie se hubiera atrevido a pronosticar que el problema
religioso español, al que cabe calificar sin exageración como crónico al menos
desde la identificación de la Iglesia con el carlismo y la intransigencia de
sus posiciones reaccionarias, antiliberales y antimodernas, pudiera encauzarse
por términos siquiera aproximados a los de la todavía reciente transición
política’. José Ramón Montero, ‘Iglesia, secularización y comportamiento
político en España’. Reis 34/86.
El proceso de secularización ocurre entre los individuos
de todo el arco político, se produce una menor influencia/práctica de
religiosidad en el conjunto de la sociedad española. Con datos sacados del
Banco de Datos del CIS, expertos en el asunto, José Ramón Montero, junto con
Kerman Calvo, dicen en relación a la variación producida en las respuestas manifestadas
entre los años 1996 y 2000 con respecto a la asistencia a misa nunca o casi
nunca, entre los votantes de partidos: de centro izquierda, crece de 73 que
no van nunca o casi nunca a misa en 1996 al 75 en el año 2000, entre los votantes
de Centro-1 crecen los que no van a misa de 61 a 64, en Centro-2 crece de 41 a
53, en el Centro-derecha crece de 38 a 47, en la Derecha crece de 40 a 44. En
la izquierda baja de un 84 a 82. ‘Cuando ser conservador ya no es un
problema: religiosidad ideología y voto en las elecciones generales de 2000’,
Estudio/Working Paper 9/2002. Conviene hacer una matización para
absolutistas, el sentimiento religioso influye en el voto, hasta el punto de
que los mas católicos votan menos a IU, y al revés los más ateos o menos
religiosos votan menos al PP, lo cual no quiere decir que la izquierda no tenga
voto católico, sino que los mas religiosos votan más a las derechas.
http://www.uam.es/Derecho/WorkingPapers/1242658791834.htm
El siguiente gráfico procede de un trabajo inacabado de
Lluís Orriols, de la Universidad de Girona. Con datos del CIS, elabora un
cuadro en el que podemos destacar la línea de cuadritos que representa los de
la respuesta de católicos practicantes, sobre práctica religiosa de nunca/casi
nunca, que sitúa en 1979 algo menos del 15% de individuos que en el 2008
llegan al 45%. En el período democrático aumentan hasta multiplicarse por 3 los
individuos que se distancian de la iglesia católica.
Podemos resumir la situación en el comentario que a continuación se expone, procedente del libro ‘Tres décadas de cambio social en España. Juan Jesús González y Miguel requena (eds.), Alianza Editorial, 2005. El párrafo procede de las conclusiones del capítulo 12, Religión y sociedad: la secularización de la sociedad española, Miguel Requena.
‘Pero el proceso de secularización se
ha hecho patente también, por otro lado, en una significativa pérdida de
religiosidad de los españoles que aquí hemos analizado a partir de la intensa
caída de sus niveles de práctica religiosa a lo largo del período 1975-2002. En
esos casi treinta años, la práctica religiosa ha venido a reducirse a la mitad
en España. La debilidad de algunas creencias básicas de la doctrina católica y
el escaso nivel de confianza en la iglesia como institución, así como el
descenso de bautismos y el aumento de matrimonios civiles, apuntan en esa misma
dirección de pérdida de religiosidad de los españoles.
Sabemos ya, en suma, que los españoles
son menos religiosos que antes; y que esa pérdida de religiosidad, junto con el
declive societal de la Iglesia católica, ha sido lo suficientemente importante
como para que podamos hablar sin ambages de un proceso robusto de
secularización.’
En 2017 el número de matrimonios celebrados en España fue de unos 172.000, de los cuales cerca del 3% fueron entre personas del mismo sexo. Un 16% del total se casan con al menos un cónyuge extranjero. Se celebraron unas 103.000 separaciones y/o divorcios. El 80% de las bodas que se celebran, son civiles, quedando las religiosas en un menor 20%. Y el 47% de los hijos nacen fuera del matrimonio. Los datos facilitados por el CIS -Estudio 3194, entre octubre 2017/enero 2018- en la última encuesta conocida realizada sobre la religión y su influencia entre los españoles son interesantes para contextualizar la influencia y el poder social perdido de la Iglesia entre los españoles, ello al margen de declaraciones de algún obispo, o de la virgen capitana general, o peinetas en procesiones. Veamos algunos datos:
En la pregunta 3, sobre quien debería prestar atención sanitaria a las personas enfermas, cerca del 88% responde que las Administraciones Públicas, o sea el Estado, no las empresas ni la caridad cristiana. En la pregunta 4 sobre quien debería proveer de cuidados a las personas mayores, cerca del 72% cree que las Administraciones Públicas, como en la anterior, una preferencia por lo público. Interesa ver la diferencia con otras épocas antiguas en las que la esperanza era que prestara esas tareas la caridad de la Iglesia, o particular. En la pregunta 33, sobre las relaciones sexuales entre adultos del mismo sexo, un 68% dice que nunca está mal, bastante alejado de las enseñanzas de la religión. En la pregunta 35 sobre relaciones marido/mujer, la responsabilidad del marido llevar dinero y la mujer cuidar casa y familia, solo están de acuerdo con ello un 10% de las respuestas. En la pregunta 36 sobre el grado de confianza que le inspira la Iglesia y organizaciones religiosas, al 47% le inspira muy poca o ninguna confianza. A la pregunta 37, ‘Las autoridades religiosas no deberían intentar influir en lo que la gente vota’, más de un 84% se manifiesta de acuerdo o muy de acuerdo.
En Europa tras la Ilustración, también en España, comienza otra etapa que acelera la separación de los poderes religiosos de los políticos civiles, la vida en las sociedades aumenta la secularizando, situación que con diversos grados, avances y retrocesos se produce hasta hoy en los diversos países europeos, incluidos los del Este en donde han renacido con fuerza las iglesias. Tradicionalmente la religión, cualquier religión, ha tratado de imponerse al conjunto de la sociedad y dominar las estructuras del Estado, en Europa, al menos desde el imperio romano cuando asume como religión de estado el cristianismo. El ejemplo citado de las luchas contra los judíos extendidas por toda Europa, puede derivar la mirada al actual Israel, en el que la religión judía, la rama ultraortodoxa actualmente domina amplios sectores sociales, condiciona parte de la vida civil y militar con sus costumbres y acciones y pretende dominar la totalidad del Estado y sus instrumentos de poder y gobierno.
En
relación con el declive clerical de España, Thomas Pikkety escribe en ‘Capital
e ideología’, Ediciones Deusto. 2019.:
‘’Por el contrario, el declive
clerical en España fue mucho más tardío que en el Reino Unido y en Francia. La
institución eclesiástica sobre la que se apoyó tanto la monarquía como la clase
nobiliaria durante los siglos de la Reconquista, vio incluso como sus efectivos
aumentaban entre 1590 y 1700; eran todavía superiores al 3% de la población
adulta masculina en el momento de la revolución francesa, y no sería hasta el
siglo XIX y comienzos del XX cuando el peso demográfico del clero y sus
propiedades comenzarían a derrumbarse. A lo largo del siglo XIX, numerosas
leyes sobre la desamortización desposeyeron paulatinamente a la Iglesia de una
parte de sus tierras y de sus bienes financieros, con ventas forzadas de casas
y dominios eclesiásticos en beneficio del Estado, en un contexto en el que
España trataba de modernizarse y de reforzar sus instituciones civiles y
públicas. El proceso continuó a comienzos el siglo XX, no sin suscitar una
violenta oposición y fuertes tensiones sociales y políticas. En 1911 y en 1932
se pusieron en cuestión las exenciones fiscales de las que se beneficiaban las
donaciones privadas a las instituciones religiosas…’’
Antonio Domínguez Ortiz sostiene que las primeras desamortizaciones las realizaron Carlos V, vendiendo posesiones de las órdenes Militares, y pueblos que eran propiedad de la Iglesia. Continuó vendiendo pueblos Felipe II, creando señoríos seglares, e impulsó la Bula de la cruzada, ingreso regular y copioso, obteniendo de Pio IV, el llamado Subsidio, una contribución de 420.000 ducados anuales y logrando de Pio V, el Excusado, que era el producto del diezmo de la finca más rica de cada parroquia. Lo destacable del párrafo de Pikkety es confirmar comparativamente que el declive clerical de España se produjo. Lo cual indica que en un tiempo la Iglesia tuvo mayor poder y que perdió gran parte en otro momento. También destaca que se produjo más tarde que en Inglaterra y Francia, pero se produjo. Aquí en España, sitúa el siglo XIX y comienzos del XX como momentos clave durante los que fue perdiendo, tras la ilustración española y en tiempos de la revolución liberal. Realmente, en España, hubo variadas iglesias con poderes diferentes y en ocasiones enfrentados, en la antigüedad por diferentes creencias fundamentalmente locales, en el Renacimiento, los Reyes Católicos, Carlos I y Felipe II, representaban una iglesia católica nacional enfrentada abiertamente, jurídica, económica y políticamente, incluso con las armas, a la Iglesia de Roma y el papado. En aquellos tiempos se produjeron las primeras desamortizaciones de propiedades religiosas, de Órdenes Militares, de pueblos obispales, de contribuciones económicas obligadas. Téngase en cuenta además que las iglesias españolas tuvieron comportamientos divergentes en muchas ocasiones, contaban con diferentes poderes en cada territorio fuera Castilla, o Aragón …, fueran unas órdenes religiosas u otras, dominicos, jesuitas…
En tiempos de Carlos III, en general, se desequilibra la balanza del poder eclesiástico a favor del poder civil y la secularización toma un gran impulso. A los efectos que estamos discutiendo en este trabajo, se puede refrendar que hay períodos de auge y declive del poder de la iglesia en España y dentro del declive genérico del XIX y principios del XX, se producen etapas de retroceso, o de nuevo resurgir del poder religioso, como ocurrió durante el franquismo. La Iglesia en España no fue un único poder que pueda conceptuarse centralizadamente para determinar su influjo unidireccional de la historia de España, sirva a modo de ejemplo, en esta época la iglesia vasca y la catalana con su marcada ascendencia nacionalista, muy diferente a la españolista, o la iglesia del XIX implicada en innumerables guerras carlistas, o la nacional católica implicada en la Guerra Civil y posterior franquismo, o el quiebro representado por el Concilio Vaticano II, que sumó muchas fuerzas cristianas al antifranquismo y al marxismo español. El poder de la Iglesia, o mejor, del influjo religioso en general, entendido como el sentimiento de secularización que anida en la sociedad, vuelve a iniciar otro declive, en los años setenta que se ha profundizado en la etapa democrática. Lo cual no deja de ser contradictorio con las manifestaciones populares, religioso turísticas, romerías, procesiones… despertadas con fuerza en los noventa.
Las historias concretas del declive clerical en cada país europeo toman caminos diferentes con velocidades distintas, la evolución no siguió una línea única en todas partes, pudo seguir múltiples trayectorias, pero hoy los caminos entre los europeos parecen confluir hacia una realidad no muy diferenciada. En toda Europa Occidental hoy se está produciendo un proceso de secularización generalizado cuyo comienzo de esta fase puede situarse a finales de los años 60, acelerando la secularización en el cambio de siglo. Con datos de 2017 el Pew Research Center realiza un estudio llamado, ‘Ser cristiano en Europa Occidental’, del que mostramos unos datos, siendo los de los españoles similares a los del resto de europeos occidentales: Aunque un 91% de los encuestados dice haber sido bautizado, solo una minoría del 22% acuden a los servicios religiosos más de una vez al mes. En la mayoría de los países de Europa Occidental, el mayor grupo es el de cristianos no practicantes, situándose la media de ese grupo en un 46%, España en un 44%. Sin religión sitúa la media europea en un 24%, España lo supera hasta llegar a un 30% de españoles que dicen no tener religión. La mayoría de este grupo considera que la ciencia hace que la religión sea innecesaria.
Países Bajos, 41%, Bélgica, 55%, Noruega, 51% Suecia,52%, Francia 64% y España 66%, son quienes dan menor porcentaje de personas que se identifican como cristianos. Alemania, Reino Unido, Suiza, Finlandia dan mayores porcentajes, alrededor del 70%, siendo los más altos Irlanda, Austria, Italia y Portugal en el entorno del 80%. Mayoría de cristianos no practicantes, reconocen la labor de apoyo de las iglesias y otras organizaciones religiosas a los pobres. Los cristianos son más proclives a considerar que el islam es incompatible con los valores de su país, y los más religiosos son más proclives a prohibir inmigraciones. Tanto los cristianos que acuden a la iglesia, como los cristianos no practicantes, son más proclives que las personas sin religión a considerar que su cultura es superior. El matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto, son ampliamente aceptados por los sin religión y por los cristianos no practicantes.
[1] Hermet, Guy ‘Los católicos en la España franquista’
editorial CIS+Siglo XXI. Tomos I, 1985 y II, 1986.
Babiano, José, ‘Los católicos en el origen de Comisiones Obreras’. Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, H.'
Contemporánea, t. 8, 1995, págs. 277-293.
Fernández Segura, José, La participación de los
católicos en el movimiento obrero de Barcelona (1946-1978)’. Universidad de
Barcelona. 2005.
[2] ‘Nuestra Bandera. Revista teórica y política
del PCE. Núm. 42-43, marzo-abril 1965, páginas 163-1972 http://www.filosofia.org/hem/dep/pce/nb042163.htm
miércoles, 21 de octubre de 2020
Victoria abrumadora del MAS en Bolivia
Transcribo íntegra la notificación
La OEA debe rendir cuentas por su papel en el golpe de 2019 Para publicación inmediata: 20 de octubre, 2020 Washington, DC ― Lo que aparentemente es una abrumadora victoria de Luis
Arce, candidato presidencial del Movimiento al Socialismo (MAS), en las
elecciones de 18 de octubre en Bolivia es un triunfo para la democracia y un
triunfo contra el golpe militar, contra el racismo y la persecución política
que han marcado la gobernabilidad del país en los 11 meses pasados, señaló
hoy el codirector del Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR,
por sus siglas en inglés), Mark Weisbrot. Si bien los resultados oficiales de la votación del domingo pasado aún no
se han anunciado, los resultados del conteo rápido no oficial realizados por
empresas privadas muestran a Arce con más del 50% de los votos y un margen de
victoria de más de 20 puntos sobre el candidato en el segundo puesto, Carlos
Mesa. Estos números están muy por encima de los necesarios para evitar una
segunda vuelta. Mesa admitió la derrota hoy,
y la presidenta de facto Jeanine Áñez felicitó a Arce por
su victoria poco después de las 12:30 a.m. Hasta el momento, los resultados
oficiales indican que, basándonos en los patrones observados de votaciones
anteriores, Arce logrará fácilmente una victoria en primera vuelta. “Este es un paso importante hacia la restauración de la democracia casi
un año después de un golpe militar”, dijo Weisbrot. “Nadie discute que Evo
Morales fue elegido democráticamente en 2014 y que su mandato no había
terminado cuando fue obligado a dejar el cargo; aunque por alguna razón
muchos espectadores han evitado utilizar la palabra ‘golpe’. Las elecciones
son una forma mucho mejor de determinar quién dirige el Gobierno. “Pero a Bolivia aún le queda camino por recorrer para restaurar la
democracia y garantizar la justicia para las personas que han sufrido bajo
este régimen, incluidas las familias de quienes fueron masacrados en
noviembre en los días posteriores al golpe”. Un estudio reciente de la Clínica Internacional de Derechos Humanos de la
Facultad de Derecho de Harvard y de la Red Universitaria por los Derechos
Humanos (UNHR) encontró que el
mes del golpe fue “el segundo mes más mortífero, en términos de muertes de
civiles cometidas por las fuerzas estatales, desde que Bolivia se convirtió
en una democracia hace casi 40 años”. Y especialmente, lo más importante para el hemisferio, señaló Weisbrot,
es que “la OEA debe rendir cuentas por su papel central en
el apoyo al golpe de noviembre. Legisladores, incluyendo miembros del
Congreso de Estados Unidos, deben asegurarse de que la OEA no destruya otra democracia mientras
actúa como observadora electoral". “Debería haber una investigación exhaustiva — como han demandado los
congresistas estadounidenses — del papel de la OEA y de su
secretario general Luis Almagro, quien sentó las bases políticas del golpe en
una serie de declaraciones e informes falsos”. “No debería sorprendernos que Arce lograra una victoria tan imponente”,
dijo Weisbrot. “Cuando fue ministro de Economía de Evo Morales, Bolivia
experimentó impresionantes logros económicos y sociales que
beneficiaron a millones de personas, incluidos a muchos de los partidarios
indígenas de su Gobierno, que constituyen casi la mitad del país y que habían
soportado durante mucho tiempo altas tasas de pobreza y exclusión social. El
fuerte crecimiento económico durante esos años permitió a Bolivia reducir la
pobreza en un 42% y la pobreza extrema en un 60%”. “El golpe fue un intento de excluir del gobierno, una vez más, la voz de los pueblos indígenas de Bolivia; y de conseguir que la élite tradicional blanca y mestiza ganara lo que no pudieron ganar en las urnas durante 14 años”. |
martes, 20 de octubre de 2020
El secesionismo madrileño imita al catalán
¿Todo el mundo tiene derecho a la protesta en las calles?, que más da la respuesta, el caso es que lo hacen, e irá en aumento. La derecha también toma las calles, y la ultra derecha. Lo primero que hay que decir es que históricamente ya vimos que las derechas más o menos fascistizadas tomaban las calles, con violencia creciente en los años del primer tercio del siglo veinte. En aquella época, y siempre, con profusión de banderas y de jóvenes. Y sí los gritos de libertad eran comunes, aunque muchas personas se lleven las manos a la cabeza. Hay gente que se sorprendía de ver manifestaciones enormes de secesionistas catalanes, con profusión de banderas, y no los cuadra en sus esquemas que las derechas, los nacionalistas, catalanes o madrileños, puedan salir a las calles.
Como los secesionistas catalanes se apoyan en el gobierno, de la Comunidad, que
los sustenta, los ayuda, los alienta, los jalea, -que parecida es a Torra en lo
fundamental-, se apoyan en los policías, se abrazan si es posible para
presentar banderas y fuerzas del orden juntos, que idiotas los polis, o que
consentidos, nunca se debe hacer arrimar fuerzas policiales a banderas, la
neutralidad de la fuerza es un principio básico de la democracia, está
empezando a ocurrir lo mismo que con los secesionistas catalanes, aprovechan el
gobierno territorial para desplegar sus fuerzas, sus gritos, para amedrantar al
oponente.
Los secesionistas madrileños como los catalanes echarán la culpa de todos los
males al gobierno de la nación, su responsabilidad territorial no existe, que
Madrid y Cataluña, sean los dos grandes focos de la pandemia en la que ambos
suman la mitad de contagiados y la mayoría de muertes, se tapa con una mano y
se presenta la otra. Culpables el gobierno de la nación, y no los gobiernos
autonómicos, Madrid y Cataluña, suman unos 14 millones de habitantes y el resto
de España 33 millones, se reparten a mitades los muertos. Pero los
secesionistas liberarán de responsabilidad a sus respectivos gobiernos y
cargarán toda responsabilidad en el gobierno central, lo cual se verá
favorecido porque de forma habitual los españoles cargan las culpas en el
gobierno nacional. Cuesta mucho trabajo explicar ahora deprisa y corriendo que
somos un país federal desde hace mucho tiempo, cuando debería haberse hecho
hace años.
Los que protestan en las calles no son ultraderechistas todos ellos, los que dirigen y organizan sí. Los que protestan en las calles no saldrán todos ellos beneficiados de los objetivos que pretenden los organizadores, que son arrinconar al gobierno, debilitarlo e impedir un programa de reformas, de reanimación económica, también tienen como objetivo a medio plazo, derribar al gobierno obligándolo a convocar elecciones que ellos esperan ganar, como dicen sus encuestas que comienzan a difundir apurando la idea de ilegitimidad.
Los que protestan en las calles no serán ultraderechistas todos ellos, organizadores y promotores sí, con objetivos y visión muy clara de recoger la desesperación y el hartazgo que irán en aumento sumergiendo en ese magma a millones de españoles. Ello hará posible que aumenten las protestas, que los organizadores sumen a muchos de los nuevos indignados, que estarán en el paro, muchos precariados, muchos hambrientos, muchos autónomos y pymes que hayan cerrado y roto sus sueños, empresas cerradas, la demanda mundial por los suelos, …
Ellos sumarán a los que no les llega el cobro de los ERTE, a los que se cansen de esperar para cobrar la renta básica que irá poco a poco… El gobierno tiene que acelerar todos los trámites que reduzcan tiempo y gente desamparada, no valen los horarios normales, si tardan los ERTE’s es munición para los secesionistas, si tardan las gestiones del paro es munición, hay que aumentar jornadas y personal que reduzcan y aceleren respuestas. La Renta básica en marcha ya, aunque no esté claramente definida, pero que empiece a ser visible, al mes siguiente habrá tiempo de revisarla.
Publicado 20-05-2020
lunes, 19 de octubre de 2020
Destruyendo la España democrática
Jueces fuera de la ley (y de la honestidad). XavierVidal-Folch.19-10-2020
Si estos individuos cumplieran la ley, o
si Lesmes la respetase, ya se habrían ido a casa hace tiempo
''La parálisis del Poder Judicial, cuya
cúpula está vencida, no se debe solo a los políticos: al “golpe institucional”
del PP —como lo describía ayer en este diario
Tomás de la Quadra-Salcedo— pues boicotea su sustitución, y a la
torpeza del Gobierno intentando cambiar su normativa sin consenso. También, y
antes que de ellos, es culpa de jueces y juristas de “reconocido prestigio” que
integran el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Conculcan el Estado de derecho.
Los 20 caducaron su mandato hace casi dos años, que se cumplen en diciembre.
Todos. Dicta la Constitución que los vocales lo son “por un periodo de cinco
años” (artículo 122.3). Y la Ley Orgánica del Poder Judicial (la 6/1985)
recuerda que la Carta Magna “vincula a todos los jueces” (artículo 5), que “no
aplicarán” reglamentos “contrarios a ella” (artículo 6), así que su cúpula
ejercerá “de acuerdo” con lo que prescribe (artículo 104). Por tanto, el
Consejo “se renovará en su totalidad cada cinco años” (artículo 568) y sus
componentes “cesarán en sus cargos por el transcurso de los cinco años” o por
su “renuncia aceptada por el presidente” (artículo 582), a saber, este Carlos
Lesmes que zancadillea al Rey.
Si estos individuos cumplieran la ley, o
si Lesmes la respetase, ya se habrían ido a casa hace tiempo. Lo hicieron sus
predecesores en marzo de 1996, lo que obligó al Parlamento a trabar un pacto
para sustituirles. Pero no solo se niegan a dimitir. Además, conspiran. Los más
ultras presionan para convocar un pleno contra la (chapucera) reforma
(propuesta por el Gobierno) de la ley orgánica que ellos mismos violan. Como
son gentes sin ley, son sospechosos de hacerlo para perpetuarse. Cuatro de los
siete abajofirmantes de petición de un pleno militan en la Comisión
Permanente del Consejo: cobran igual que un magistrado del Supremo, entre 6.000
y 6.500 euros netos al mes. Son José Antonio Ballestero, Juan Manuel Fernández
Martínez, Juan Martínez Moya y Nuria Díez Abad. Si alimentan un “interés
directo o indirecto” en su actuación, son recusables (artículo 580.2).
Otros agitan desde los medios, como el talibán José María Macías, autor del paralelismo polaco-hispano sobre el Estado de derecho (en un artículo del 5/10), que inspiró al Gobierno de Varsovia a arremeter, el día 14, contra España. Macías, un día servidor del pujolismo, solo cobra dietas. Prefiere sus negocios como socio del bufete Cuatrecasas, compatibles, ay, con ser vocal simple del Consejo, desde donde promociona a los jueces que dirimirán sobre los asuntos que defiende. Se llama honestidad.''
lunes, 12 de octubre de 2020
La Fiesta Nacional. ¿Por qué no cambiamos el día?
El miércoles 12 de octubre de 2016, publiqué recogiendo lo escrito el viernes 12 de Octubre de 2012, sobre la efemérides, lo reproduzco.
Dice la locutora de TVE que durante el desfile por primera vez en varios años no ha habido gritos ni insultos. ¿Se darán cuenta de que esto señala un problema? Porque ello quiere decir que para los asistentes ‘verdaderos españoles’ España es azul, solo es de ellos, la bandera solo es suya, los ejércitos solo son suyos… el resto estamos de prestado. Supongo que en la derecha hay personas inteligentes y racionales que entenderán que esto es un problema.
Tenemos muchos problemas sin resolver, al margen de la crisis. Uno de ellos podría ser el del día de la Fiesta Nacional de España. Para empezar, no parece que fomente demasiada unión celebrarla con un acto principal que recuerda a muchos el desfile de la victoria, aquel con el que los franquistas conmemoraban la derrota de la mitad de los españoles. Difícilmente un desfile militar de estas características podría unir, es más, parece que facilita ‘salivar’ y viejas pasiones fascistoides y exclusivistas…
Nunca compartí la excesiva importancia que un gobierno cede a los militares, lo cual por otra parte solo oscurece al resto de españoles, médicas, maestras, arquitectos, mineros, pescadores, agricultores, barrenderos, poceros, electricistas, biólogas, etc. etc. al menos, tan necesarios e importantes como el que más.
La transición dejó cosas sin resolver,
muchas podrían haber ido encontrando salidas poco a poco, pero se fueron
pudriendo, a veces por olvido o por pocas fuerzas que se dedicaban a otras
tareas. Ningún español asesinado debería estar en cunetas, cuevas y pozos
–salvo que sus descendientes lo deseen como símbolo, lo cual es comprensible-,
los emblemas fachas de calles, plazas, edificios, deberían haberse quitado hace
mucho tiempo,… porque seamos serios, mantenerlos supone un insulto a la mitad
de los españoles -‘¿recuerdan? que se jodan’ - que solo pretende degradar a los
que perdieron y encabronar a medio país lo cual aleja a millones de personas
del nuevo estado democrático.
Los días festivos deberían haberse alejado el máximo posible del aroma franquista, tanto en la elección de fechas como en la parafernalia que los acompañe. Los símbolos son importantes para la gente, de tal forma que si unos individuos se apropian de banderas, días, ejército, conceptos como patria, españolizar… otros muchos individuos los rechazaremos, porque no representarán nada agradable.
Este es el problema de la bandera, complejo sin duda, no era sencillo encontrar una bandera nueva con la correlación de fuerzas existente, pero, mantenerla casi igual para muchos representa el anterior régimen sanguinario que destrozó la España democrática de la República, por eso sigue viéndose por todas partes la bandera tricolor republicana, lo cual tampoco parece una salida que fuera aceptada mayoritariamente. Lo que está claro es que los símbolos para que hubieran unido más deberían haber sido nuevos, sin historias sangrientas entre mitades de población de las que este país tiene sobradas experiencias. –Esta es una de las ventajas de los nacionalismos periféricos, nacen vírgenes de maldad o con inventadas historias de sufrimiento compartido ante enemigos externos-
Por seguir con el día de la Fiesta Nacional, no sería tan raro celebrarlo con un carácter abiertamente civil, modificando también la fecha que tiene algún componente rancio, volcándolo al día de la Constitución, elemento nuevo, sin sangre, sin malos demonios detrás, de unión de mayorías… y suprimir tentaciones de aplausos militaristas y apropiaciones indebidas. Precisamente ahora que gobierna la derecha, es cuando mejor se pueden hacer estas cosas, incluidas las órdenes, o sugerencias para que la utilización de símbolos patrios fuera extremadamente cuidada en todo momento a fin de evitar sentimientos hostiles. Que se generan no les quepa duda, que no suman, sino restan.
PD: ¿Ustedes no creen que ha sido una metedura de pata monumental celebrar en Barcelona un día de la raza, de la hispanidad, 12 de Octubre o reivindicación españolista?
Jesús Herrera Peña14 de octubre de 2012, 12:46
¡¡No has dicho tú ná, Manué!!
«♫Cuando
la fiesta nacional yo me quedo en la cama igual, que la música
militar nunca me supo levantar♫»
Totalmente de acuerdo con lo que dices en este artículo. ¿Pa qué desgastar más
teclas? Saludos,
manuhermon14 de octubre de 2012, 20:47
Pues no es tan difícil, comparado con
las cosas que se están cambiando. Y las que se cambiarán. El 12 de octubre no
tiene tantos apoyos como día de la gran fiesta nacional, sí parece que habría
mayor consenso en vincularlo a los lazos con América, pero podría quedar
civilizado, festivo, excluido lo militar y el tufillo que respira el desfile.
Hoy en 2017 abundo en la reivindicación del 12 de Octubre como día de fiesta hispana, o latina. La fiesta del español, del idioma, es un hecho que representa uno de los grandísimos activos que disfrutamos, poco valorado a pesar de permitir relacionar y unir a muchos millones de personas a ambos lados del Atántico, y por el resto del mundo. Sobre el tema encontrarán en 'Arian seis' :