sábado, 23 de enero de 2010

Pretensiones de este modesto blog.

Entre las pretensiones de este modesto blog no está la de competir en noticias diarias. Trataré de que el día a día no me arrastre y obligue a decir cosas súper manidas. A pesar de ello si me acerco a la actualidad, trataré de aportar algún punto de vista que me resisto a llamar de izquierda, porque me parece que es un concepto equívoco.

Entre mis pretensiones está argumentar y analizar, pero esto puede estar cerca del racionalismo, de la ilustración, del progreso, clásicamente en el morral de la izquierda. Pero sucede que frecuentemente las izquierdas, o mejor dicho, los individuos que se autoproclaman de izquierda no han sido muy dados a explicar los por qué de las cosas.

¿Por qué es necesaria una fuerza militar en los primeros momentos en Haití?, para el sentido común parece claro que sin ella será imposible que nadie pueda llegar con ayuda, repartir ayuda, prestar ayuda. Ninguna ONG puede hacer que funcionen las comunicaciones, los puertos y aeropuertos, carreteras, ninguna ONG puede garantizar la seguridad del resto de ONG’s y cooperantes. Algunos puntos esbozo en el post de hace unos días.

Por supuesto que una postura puede ser defender que no aparezca ninguna fuerza de orden pero ello es correlativo a aceptar sus implicaciones, miles de muertes directas, e indirectas, pillajes, desapariciones de niños, bandidaje organizado, agresiones a mujeres y niños que quedarían a merced de los mas fuertes, que en todo caso se producirán, pero con otra dimensión. Alguien imagina un camión de ayuda rodeado de niños menores de 5 años, ancianas o embarazadas, sin fuerzas de intervención? O tenemos que esperar semanas a que la lenta UE llegue y establezca su ayuda, que al final será la mas importante, pero nunca al principio y menos ahora en plena formación de la nueva estructura.

Bien, podría estar equivocado, pero desde luego no es argumento válido para justificar una opinión contraria a la intervención, el que un locutor histérico y medio loco se alegre de que fuerzas de EEUU lleguen a la isla, ni descalifica la necesidad de ordenar una sociedad destruida para intentar salvar miles de vidas. No voy a abandonar mi sentido común porque un individuo alguna vez diga cosas aparentemente parecidas a las mías, ítem mas, creo que demasiadas veces las gentes procedentes del antiguo rojerío abandonan fácilmente su terreno, al sentirse empujados por la derechona.

Ni que decir tiene que los panfletos ‘siderales’ que se distribuyen masivamente por la red afirmando la existencia de grandes conspiraciones apocalípticas que hubieran provocado el terremoto para justificar la invasión de Haití, es un paso todavía mayor que lo anterior en la dirección de alejarse de toda racionalidad, pero tan querido por muchas personas a ambos lados del espectro ideológico.

No me gusta dar pábulo o difundir textos de locos rumores que carezcan de cordura. No acepto dar por sentado todo y que la realidad, la vida, sea clara y conocida. Hay muy pocas cosas claras, en todas partes. Y además afirmo que cuesta mucho esfuerzo clarificarlas, descubrir, aprender y mucho mas estar abierto a modificar axiomas. El pensamiento único, el dogma, se da por todos lados, en este y aquel lado, en nuestra acera y en la de enfrente.

Con este panorama y por muchas otras razones, hace tiempo que no me gusta demasiado utilizar la catalogación de izquierda para referirme a gentes que no buscan, a quienes no dudan, a quienes todo lo tienen encontrado y medido. Gentes que no me explican por qué ocurrieron cosas como los gulags o los jemeres rojos. Gentes que quieren vivir en sociedades libres, con opiniones y movimientos libres, pero no critican a países actuales que lo impiden, sean quienes sean. En España dos periodistas de la SER han sido condenados por sentencia excepcional en este país, que hay que denunciar, pero repetida hasta la saciedad en otras sociedades que tienen cientos de periodistas en las cárceles durante muchos años.

Las normas de convivencia debe ser posible generalizarlas, de lo contrario son trampas y no principios normativos. Y recurrir a decir que ‘los otros también’ no resuelve los problemas. La corrupción es mala, la practique el rey o su porquero.

Antes que auto proclamaciones prefiero argumentaciones, la racionalidad como seña de progreso, el sentido común por encima de la ideología. La crítica es imprescindible, pero la ‘hipercrítica’, la protesta por todo, culpar si sale el sol o si llueve al poder me parece poco útil y mucho menos al entrar en sobreentendidos tan queridos por gente ‘vaguilla’. Así que esforcémonos todos para argumentar y menos quejas. Sobreentendidos, quejas y tópicos son cortinas que ocultan la realidad.

Los problemas que nos rodean no son tan diáfanos como tomar partido a un lado de la línea, entre franquismo o antifranquismo. Nuestra realidad es infinitamente mas diversa y compleja que la de hace 60 años. Y como he escrito en otra parte, gente buena hay en cualquier trinchera y mal nacidos también. Pero lo que es mas importante casi nadie lo es en su totalidad, los hay buenos en alguna cosa y horribles en otras, igual que mal nacidos en muchas son buenos en alguna.

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