Socialmente en la actualidad conviven dos extremos de cuenta cuentos, ambos perniciosos para la situación que vivimos.
a) En un extremo están los ultramedios y el PP, cenizos catastrofistas, ansiosos de que todo sea horrible durante unos años, situación que esperan les lleve al poder, y mientras tanto como todo va mal y es terrible, que lo paguen los de siempre, reducción drástica del gasto social, abaratamiento del despido, contratos precarios.
b) En el otro banco están los gubernamentales con, ‘la cosa está mal, pero salimos pronto’. La falta de discurso del presidente se nota demasiado, lógicamente mas notoria en los malos momentos. En la entrevista que le realizaron el otro día en TVE, una vez mas perdió la oportunidad de explicar cuales eran las líneas maestras, la estrategia de salida de la crisis y por qué esa y no otra. Tampoco definió las principales medidas a corto y a medio plazo aclarando el porqué de la elección de esas decisiones y no otras. Claro que previamente faltaba definir lo que está pasando.
La falta de debates lleva una percepción a la calle de que estamos en crisis, ¿pero que es eso de la crisis para muchas personas? Sabemos que hay mucha gente que está en paro, muchos lo pasan mal, sobre todo si relacionan cómo vivían hace 4 años a como viven hoy, notan diferencia, pero gran número de personas piensan que ‘esto (la crisis) pasará pronto y todo volverá a ser como antes’. Me gustaría equivocarme, pero me temo que nada volverá a ser igual que antes en mucho tiempo, aún en los supuestos de salidas favorables, se han acumulado tal cantidad de problemas que se necesitarán muchos años para resolverlos.
Absorber 5 millones de parados puede llevar 10 años, y además hay que generar puestos de trabajo para el crecimiento vegetativo de población, generar otros patrones de crecimiento económico sostenible, con mayores sectores industriales, con industrias de mayor tecnología, producir incorporando mayor valor añadido, conseguir mayores exportaciones, producir con menor consumo energético, reducir la dependencia energética tan enorme que tenemos, mejorar los sistemas educativos y de Formación Profesional, reducir el peso cercano al 50% del PIB de los sectores inmobiliario, turístico y automovilístico, reducir la gigantesca deuda privada, sanear el sistema financiero en el que las Cajas aún siguen empeñadas en ser instrumentos nacionalistas en cada Comunidad, sanear las cuentas públicas, las estatales, autonómicas y las municipales en muchos lugares en bancarrota…Son tales los retos que haciéndolo perfectamente bien llevaría unos cuantos años.
Y no me parece a mí que esta percepción esté en el ambiente, en la calle. Tres ejemplos para añadir a la situación que manifestaba en mi escrito de hace días.
1) Las Fallas, en todo su esplendor. Me refiero a cualquiera de las fiestas nacionales, por supuesto, encubren la tristeza, aquello de pan y circo, pero no podemos empezar a cuestionarnos hacer fiestorros sin gastarnos montones de dinero en cosas que se van a destruir, o enterrar en ladrillos, en cosas que no acumulan riqueza, que no añaden mejoras a futuro, parece como que nos sobrara el dinero, ¿donde están los defensores de la reducción del gasto público?. Es el mismo tema de discusión que habría que llevar al gasto municipal, no es igual hacer una fuente que hacer una carretera, la repercusión de palanca para el desarrollo futuro de la carretera es grande, la de la fuente es pequeña.
2) Los futuros puentes y vacaciones, empiezan a tener ocupaciones hoteleras cercanas al 80/90 %. Por un lado muestra un consumo alto, como de situación normal, estamos en crisis pero no es grave, por otro, el sector turístico, hostelero y de ocio, tira para arriba. Pero no hemos quedado que este sector está sobredimensionado. Pero no hemos quedado en que hay que ahorrar.
3) Reformas en una vivienda, busco chapuzas, no encuentro. Llamo a muchos teléfonos de papeles pegados y buzonados por el barrio. Todos piden precios de hace 4 o 5 años, sean semiempresas, autónomos, o individuos. ‘Yo soy oficial 1ª, por menos de 10 la hora no me mancho las manos’, es una frase ampliamente extendida. Se que algunos cobran paro, pero dejarán de cobrarlo y la economía sumergida es un hecho, tanto de hombres, similar a otras épocas, como de mujeres, y esta economía sumergida permite el consumo, pero no llena las arcas estatales que alimentan el futuro.
Hace días escribía aquí mismo manifestando mi opinión de que, todavía no se había instalado una percepción de gravedad globalizada en la ciudadanía como consecuencia de la crisis, salvo en zonas concretas, pueblos o barrios determinados, nada similar a como se percibía en la anterior de finales 70/mitad 80, fábricas cerrando diariamente, reconversión industrial, pesquera, agrícola, gente por las calles, manifestaciones, encierros, huelgas, asambleas…
Qué diferencia una situación de otra, dos cuestiones básicamente:
1) El salario social es muy superior ahora, hay mas parados cobrando subsidios, durante mas tiempo, hay mas ayudas, mas sanidad, mas escuelas, mas comedores sociales, y muchas mas mujeres trabajando en economía sumergida…
2) Hay menor percepción actual de crisis, que entonces estaba claramente instalada en la calle y en las gentes y ahora todavía no ha llegado a instalarse masivamente. Y llegará. Ya está el cenizo dirán algunas personas, puede ser, pero ustedes se han parado a pensar en que es imposible seguir manteniendo el gasto publico actual, por tanto empecerá a reducirse ya mismo, y se notará, como notaremos que los impuestos subirán, porque tienen que subir para atajar el enorme déficit, y la economía no va a tirar para arriba generando empleo, a pesar de que ahora la Sra. Aguirre vea brotes verdes y aproveche para decir que Madrid está saliendo de la crisis. (Luego dirá que la subida del IVA ha frenado el crecimiento, al tiempo).
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