miércoles, 17 de febrero de 2010

Miénteme, dime que, vamos bien

Es lo que parece que deseamos todos en este país, aunque sepamos o intuyamos que la cosa esté mal, suplicamos ‘’miénteme, dime que me quieres’’ como le decía Joan Crawford a Sterling Hayden en Johnny Guitar. Por un lado, criticamos a todo el mundo que nadie nos advirtiera de que en España se estuviera gestando una crisis, (al margen de la crisis mundial). Por otro, cuando aparecen evidencias que demuestran que sí hubo advertencias de multitud de personas e instituciones que con sus trabajos aventuraban la que avecinaba, entonces pasamos de ellos, no queremos aceptarlo, no les damos credibilidad. Si a pesar de todo lo pasado, hoy siguen avisando de los problemas a que nos enfrentamos, huiremos de ellos lanzándoles gritos de descalificación.

Por un lado criticamos a nuestros políticos, por otro a nuestros economistas, analistas y estudiosos, todos criticamos a todos porque decimos que nadie nos avisó, pero sí lo hicieron. Criticamos porque nadie nos salvó de la que nos ha caído encima, pero cada vez que alguien da una previsión negativa que implicaría apretarse el cinturón, lo trituramos, no queremos escuchar nada mas que buenas noticias, cuentos, pero cuando la realidad tozuda se impone, entonces descalificamos a todos, a los que no hicieron nada, a los que nada vieron y a los que avisaron y nadie les hizo caso. Luego metemos a todos en el mismo saco agitamos y todo el mundo son unos inútiles.

Nadie se pregunta si es posible arreglarlo o no, si tenemos fuerza para ello, todos quisieran una varita mágica para hacer ‘clic’ y que todo quedara resuelto, pero las cosas no son así, la realidad es mucho mas difícil de modificar, porque aún conociendo lo que sucede, (lo cual implicaría un enorme esfuerzo de intercambio y aceptación de posiciones) nadie tiene un poder suficiente para actuar, ningún gobierno sea del color que sea. Mas bien ocurre que la diversidad de poderes de la sociedad moderna hace que la posibilidad de actuar unidireccionalmente sea imposible, porque existen multitud de intereses contrapuestos, con múltiples fuerzas en lucha, aquello de unos quieren una cosa y otros lo contrario, así, decidir el camino que hay que tomar solo es posible pactando.

Lo gracioso, para llorar, es que algunos creen que si cambia el presidente de gobierno todo estará arreglado, ya no tendremos problemas de producción, ni de exportaciones, aumentaremos nuestro sector industrial, el Estado dejará de tener deuda, y las CCAA y los municipios, y la enorme deuda privada quedará resuelta, (bueno esa importa poco a pesar de ser 4 veces mayor que la anterior nadie habla de ella), la productividad y competitividad aumentará por arte de magia, la I+D+i abandonada durante cientos de años (tendrá algo que ver la iglesia en ello?) ahora de repente, ‘clic’ se resolverá, ya no habrá mas déficit sociales o penas en los municipios, el paro que arrastramos desde Recaredo se resolverá y los contratos de trabajo aumentarán, para trabajar haciendo no se sabe qué, y todos volveremos al cuento.

Pues me temo que no van las cosas por ahí, la creencia en una paloma, la magia de un dictador, o creer que un ser superior resolverá todos nuestros problemas, solo es un sueño que conduce a mayores desastres. Ningún gobierno de Zapatero o Rajoy, Cayo Lara, o Rosa Díez, tiene poder para modificar esas realidades de tan profundo calado. Por otra parte tampoco sabemos como tratarían de hacerlo puesto que al margen de una o dos frases, no recuerdo haber leído estos últimos años ningún programa, estudio o similar, a ninguna de las fuerzas de oposición que nos pudiera servir, y seamos sinceros, si no lo hemos leído es porque no lo tienen.

Estamos secos de ideas?, pues no, lo que sucede es que hay que leerlas y no se deben reducir a un titular o frase de tertuliano, suelen ser libros o estudios de muchas páginas que requieren un cierto esfuerzo pero están ahí, los hay de; universidades, de fundaciones, de servicios de estudios de la banca, del Banco de España, libros de economistas, de analistas, de organismos internacionales FMI, OCDE, Banco Mundial, de la UE. En algunos trabajos, sobre España, hay disparidad en las recetas de salida, como no podía ser de otra forma, pero son muchos de ellos los coincidentes en la determinación de los problemas.

Siempre hay ideas, el vacío se llena pronto, ahora bien, además de contar con diagnósticos lo realmente difícil es aplicar las políticas necesarias. Por supuesto todos los trabajos toman postura, no son coincidentes, todos aprovechan las posibilidades para arrimar el ascua a su sardina y avanzar en la dirección que marcan sus postulados ideológicos, su concepción del mundo, pero ninguna teoría será posible de aplicar en su totalidad como si no existieran los otros.

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