jueves, 4 de febrero de 2010

Continúan las malas noticias

Querer no es poder, concepto tan conocido para todos parece que se olvidó por nuestros gobernantes y el Sr. Zapatero está despertando repentinamente, en Davos y la presidencia europea, de los sueños de que la eurozona iba a arrastrarnos rápidamente en su recuperación y aquí encontraríamos una salida a la situación de crisis antes de sentirse obligado a tomar dolorosas medidas.

La postura del presidente ha sido parecida a otras recientes de nuestra clase empresarial. Las inmobiliarias quisieron escapar a última hora del boom, querían salir de la burbuja suavemente, y que les diera tiempo a recolocar la pasta en otros países y en otros sectores, también los ejecutivos de bancos y cajas pretendían cobrar los créditos pendientes antes de que se cayera el edificio, y los especuladores pensaban vender un día antes, hasta los ayuntamientos pensaban cobrar elevadas sumas de terrenos y locales y por actividad productiva, lo gastado con antelación, todos ellos sabían la que se avecinaba a escala país y apuraron hasta el último momento, esperaban llevarse las ganancias y que les diera tiempo a salir corriendo de una situación que estaba sujeta con alfileres y que era por sí misma especialmente desequilibrada. Pero en esto llegó repentinamente y con enorme crudeza la crisis mundial. Si la tostada con mantequilla se cae…

Podemos enredarnos en discusiones ideológicas varias, pero los problemas ahora son muy concretos. Los mercados y los organismos internacionales no se fían de la economía española, ni de sus gobernantes y las presiones de todo tipo han comenzado a hacernos daño, así el diferencial de la deuda con el bono alemán, típica unidad de medida, se ha doblado hasta separar la deuda española de la alemana, hasta un punto, (o 100 puntos básicos).

Esto que parece una tontería, da igual que esté soportado en buenas o malas razones, supone un encarecimiento de la deuda española, un pago muy superior de intereses, un derroche de millones a añadir a los miles de millones de gasto público, supone mayores dificultades para encontrar financiación, estatal, autonómica y municipal. Supone ver las orejas al lobo de que no sea posible pagar mas salario social, supone empezar a tomar medidas urgentes y drásticas.

Es demasiado tiempo el que llevamos esperando al dialogo social, sin tomar medidas, ni por sindicatos ni patronal, ni por el gobierno que estaba esperándolos. Es demasiado tiempo con enorme gasto social y grave disminución de ingresos. Así de repente todo lo no realizado en años de bonanza se agolpa y llama ahora a la puerta y se agrava con lo no realizado el año pasado y pasará factura enérgicamente. Hay que reducir gastos, ya anunciado, y hay que aumentar fuertemente los ingresos, la subida de impuestos está pendiente de anunciar. Es el momento de intentar reventar la bolsa de fraude fiscal y de incorporar fiscalmente parte de la economía sumergida, pero el tiempo apremia y será insuficiente la velocidad para conseguirlo, por lo que tenemos garantizada una fuerte subida de impuestos.

Hoy es indiferente que España tenga una deuda pública menor al conjunto europeo, Alemania o EEUU, ellos son los hijos del dueño y la economía mundial les tratará de otra forma, al margen sus potencialidades exportadoras y/o monetarias con el dólar. El asunto es que internacionalmente España está en el punto de mira, es el centro de atención y país de muy superior peso que Grecia y Portugal, o que Islandia o los pequeños países del Este, por eso los nervios repentinos, el aluvión de noticias de reducción de pensiones, de retraso de edad de jubilación, etc. Una vez mas la economía muestra su cara política, relegando teorías que la presentan como ciencia aséptica y con vida autónoma.

Los vaivenes del gobierno, los últimos días hasta podrían ser justificables, los nervios que provoca tomar medidas que no quisieran tomar se entienden, el problema es que el pasado existe y salta ahora a primera línea y se percibe vivo. Lo que yo he citado como terrible lucha entre el corto y largo plazo hace mella en el gobierno. La única salida aceptable de la situación es generar empleo, porque el paro dilapidará recursos ingentes que no tenemos. (Algunos dirán que también se podría hacer una revolución, pero me temo que no dará tiempo a tenerla resuelta en poco tiempo). Pero generar empleo actualmente pasa por aparcar políticas de desarrollo sostenible, que eviten caer a España a lugares mas bajos de la cadena productiva y política mundial.

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