Lo que parece más claro cada día es que si la economía es global, la política debe serlo también. La fuerza política nacional necesita dotarse de anclaje internacional para ser útil; en el caso español los partidos que no trasciendan hacia homólogos de la UE verán extremadamente mermadas sus posibilidades de actuación. En este sentido la fragilidad del estilo fragmentado de la izquierda resaltará su derrota.
Tantas refundaciones y generadores de verdadera esencia izquierdista están condenados a tener muy poca influencia real en el proceso de salida de la crisis. Un proceso largo y doloroso que comprenderá varios años de abundantes transformaciones locales españolas y necesariamente de cambios en la organización económica europea, como en su gobernanza.
Será necesario agruparse, lo cual implica ceder, dejar de lado principios ideológicos particulares, y aceptar que la diversidad aumenta cuanto mayor sea el grupo, será necesario agruparse no solamente porque la ley electoral española penalice lo pequeño y disperso, también por eficacia política, porque nadie podrá embridar localmente (nacionalmente) nadie por sí solo, podrá poner las bridas al caballo desbocado de la crisis, como por ejemplo:
1) Poner coto a los paraísos fiscales.
2) Generar impuestos a la especulación financiera, la banca en general, las operaciones de derivados, las ventas bajistas en corto, etc.
3) Intervenir en la creación de normas fiscales comunes única manera de aumentar utilidad, porque hoy las subidas de impuestos a los ricos provocan resultados inversos, en España huidas de capitales de hasta 50.000 millones mensuales.
4) Modificar las políticas restrictivas europeas que hasta hoy han fracasado para contener los problemas de déficit y alentar políticas expansivas que ayuden al crecimiento, única forma de frenar tanto paro y posibilitar el pago de las deudas.
5) Dilatar en el tiempo, retrasar dos o tres años los ajustes fiscales de los objetivos del déficit al 3%.
6) Influir sobre los tipos de interés que si subieran nos harían daño a los atascados, beneficiando a los que menos lo necesitan (ahora frenados otra vez por el BCE, ante el miedo de estancamiento)
7) Empujar al BCE para que asuma como la FED, también el objetivo de crecimiento que ahora no tiene, ya que solo contempla el de inflación.
8) Conseguir aumentar la velocidad de las decisiones de la eurozona, claramente lentas hasta el extremo de tener que venir el secretario del Tesoro de EEUU para acelerar el apuntalamiento urgente del sistema financiero europeo.
9) Organizar elementos de gobernanza común, (presupuesto, tesoro único…)
10) Dotar de verdad a la UE de una política exterior común.
11) Ningún país europeo tendrá por sí solo la capacidad de interlocutor del nivel EEUU, China, o BRICS.
12) Conseguir una política energética menos dependiente.
13) Y un largo etc. de políticas pendientes que pueden leer en el informe de la Comisión de Sabios, dirigida por Felipe González.
Para actuar en la política contra la crisis se necesitan unidades políticas mayores que pequeños grupúsculos de ‘izquierdas verdaderas’, serán necesarios partidos que sumen unos cuantos millones de votos para poder intervenir en política. Si 12 millones de votos son insuficientes para marcar la política nacional, menor utilidad tendrán partidos con cifras muy inferiores; y peor aún si estuvieran desconectados de compañeros europeos.
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