viernes, 23 de septiembre de 2011

Crecer aleja la uniformidad

Una de las disputas habituales que tendrá que dejarse algún día, es la que enfrenta a rojos y verdes por la exclusividad de su territorio. La ecología fue asumida como línea de trabajo y actuación política, con mayor o menor extensión con una u otra interpretación, en todas las formaciones de izquierda, partidos, sindicatos, movimientos, grupos…Como lo fueron las ideas de igualdad de los movimientos feministas (la gran revolución del XX). Digamos que hoy cualquiera que se plantea actuar socialmente, incluye estos factores entre sus líneas de trabajo, porque la realidad ya no es posible observarla sin considerarla globalmente.

A efectos de uso, o trabajo, es constatable que los partidos y sindicatos clásicos tienen muy buenos trabajos sobre temas ‘verdes’ o de ecología política, al igual que los grupos ecologistas tienen buenos trabajos sobre relaciones de producción. He leído a sindicatos como CCOO, o su Fundación 1º de Mayo, excelentes materiales para trabajar en asuntos de ecología política. Es más, en numerosas ocasiones utilizo trabajos financiados o publicados por instituciones internacionales o nacionales, como el Banco Mundial o el Banco Santander, que poco tienen que ver políticamente con las aspiraciones de rojos o verdes.

Hay gente que tiene miedo a utilizar fuentes diversas, probablemente por la inseguridad que tengan en su capacidad de discernir, pero resulta ridículo no aprovechar todas las fuentes de información oficiales para formarse, discutir y elaborar propuestas de actuación política. Es imposible imaginar la lucha por el cambio climático sin las informaciones del panel oficial de la ONU o de tantas instancias y organismos internacionales, por ejemplo.

Así que no me extraña que en la profusión de alternativas novedosas de izquierdas que se intentan formalizar para las próximas elecciones, casi todas, contemplen elementos rojos-verdes-malvas, en distinta proporción. Una vez más, creo que las grandes diferencias a discutir no deben ser los criterios ideológicos, a pesar de que todos no dicen lo mismo, ni conceden el mismo peso a unas cuestiones que a otras. En el resultado final tendrá mayor importancia la procedencia de los individuos, militantes y núcleos impulsores. Parece claro que militantes o núcleos con filosofías o procedencias comunistas que pasan de un lado a otro, darán resultantes distintas que, independientes y jóvenes verdes, en general.

Una vez más cobrará mayor importancia lo concreto que lo abstracto, lo cual no solo será el programa electoral o acciones a proponer a la ciudadanía (que ya no será a la clase obrera es mayoritariamente aceptado). Tendrá que tener importancia en su construcción el funcionamiento interno, la democracia participativa, deliberativa y representativa, su permeabilidad social, su sentido y estilo de relaciones entre militancia, apoyos, simpatizantes, votantes,…y tendrá importancia su interés en la conexión europea.

En el futuro surgirán problemas de crecimiento, impensables en el inicio y sin seguro en las soluciones. A mayor crecimiento de militancia, diversidad de lugares de asentamiento y trabajos realizados hacia la sociedad, mayor número de problemas de interpretación de la línea y de funcionamiento colectivo común; cuanta mayor diversidad de procedencias y variedad de asentamientos regionales o nacionales mayor probabilidad de que la línea política y el funcionamiento tengan ‘escapes’.

Igualmente aumentarán los ‘escapes’ cuando se pongan en marcha soluciones a problemas concretos, más difícil que sumar en contra de algo. De tal manera que muchos de los problemas que se critican hoy a los grandes partidos, son los que tendrán estas agrupaciones nuevas en formación.

No encuentro motivos suficientes para confiar, a priori, en que la nuevas opciones, esta vez sí, conseguirá cambiar la situación de paro; por qué confiar en que cuando consigan 5 o 10 millones de votos esa maquinaria de partido va a ser permeable a la sociedad. Que ‘espíritu santo’ garantiza ese funcionamiento. El quid de la cuestión será asegurar que los líderes de cada nivel obedecerán a su electorado. Pero si eran los jefes, líderes, dioses elegidos, por qué diablos van a obedecer en un momento dado lo que digan los demás, de que me servirá entonces las proclamas genéricas y los sueños de fines maravillosos en los que se perdió tantísimo tiempo discutiendo.

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