Si cada día que pasa, más gente se suma a la opción PP, tendremos un problema. Y no me refiero solamente al aspecto estrictamente electoral, me refiero a que los valores supuestamente progresistas cada vez son abrazados por menos personas, según constatan habitualmente los grupos, grupitos, grupúsculos, partidos, sindicatos, intelectuales, blogueros, situados a la izquierda del espectro.
Si resulta que hay pruebas de que aumentan las concepciones derechistas, y la sociedad bascula hacia el lateral derecho. Entonces tenemos un problema. O no. Porque para mucha gente de los citados del espectro izquierdista, los mensajes, emisores, destinatarios, los contenidos y las formas, las argumentaciones, siguen siendo utilizadas las mismas, que son, bastante parecidas a cómo eran hace una, dos o tres décadas. Incluso más.
Yo creo que es un grave problema, al que dedico atención en mis trabajos sobre la izquierda y específicamente en ‘La batalla de la comunicación’ y ‘El mensaje necesario’. Las preguntas que yo me hacía giraban en torno a por qué, por ejemplo IU no aumentaba su capacidad de captación, por qué los grupúsculos izquierdistas, reformadores, refundados, verdaderos, revolucionarios…por qué no ampliaban su capacidad de captar simpatizantes, de sumar voluntades.
Tiene importancia porque en política hacer algo requiere tener fuerza para ello. Decir que se quieren crear 3.5 millones de puestos de trabajo es un brindis al sol, (como dice el PP es una aspiración, que también tienen otros), cerrar una nuclear requiere fuerza, quitar los crucifijos de escuelas y cuarteles no es un deseo voluntarista, requiere fuerza para pelearlo, legal y socialmente. Que los ricos paguen impuestos, será un deseo por el que habrá que pelear, que habrá que traducir a realidad con alguna fuerza que obligue a legislarlo, el Impuesto sobre transacciones financieras (que no desarmará a los mercados ni mucho menos lo pretende aunque lo diga) requiere esfuerzos conjuntos europeos, que todos los grupos y grupúsculos que conocemos planteen medidas similares, está muy bien, pero ¿cómo diablos pretenden conseguirlo? Porque sin fuerza es imposible.
Da la sensación que tanta proclama idealista, voluntarista, tanta derrota, lo que consigue realmente es desmovilizar, generar desilusión y apartar de esos sueños a mucha gente. Solo con la fuerza se consiguen esas propuestas de tantos pequeños grupos que queman sus esperanzas e ilusiones en desesperarse por lo que quieren y nadie les da. Esa frustración aparta a mucha gente de las izquierdas. Una tasa Tobin o similar es impensable sin fuerza europea y querer crear puestos de trabajo dando créditos a las PYME es un brindis, o acaso un grupo que consiga dos o tres parlamentarios podrá lograr que la banca genere crédito. Quien quiera creerlo se engaña, quien quiera que otros lo crean miente. La principal lección en política es que sin fuerza, nada vale. Y la fuerza suficiente, ni siquiera se tiene a veces con muchos parlamentarios.
Que el PSOE pierda apoyos (militantes, simpatizantes, votantes) como agua por un desagüe abierto, implica que algo debe estar haciendo mal. Y ahí están, empezando a replantearse cuestiones en las que tendrán que seguir después de la derrota que se avecina. Pero ahora me interesa poner el foco más allá, a la izquierda, por todos esos proyectos nuevos que quieren surgir ‘para enderezar la situación’, para dotar a la sociedad de los ‘verdaderos contenidos izquierdistas’. Aunque llama la atención que después de la debacle del PSOE, el 22 M, los partidos a su izquierda (IU) tampoco sumaron los votos perdidos por los socialistas.
Digo yo que algo deben estar haciendo mal en IU, anteriores y posteriores, originales o refundadas, cuando en 30 años no han sumado fuerzas para superar aquel techo de 2,6 millones. Y no me refiero ahora a los escaños, sesgados por una ley electoral que penaliza la dispersión, supuesto que sería un tema aparte para discutir dentro de ese grupo u otros a fin de encontrar la estrategia adecuada, además de intentar modificar la ley electoral. Ahora me refiero a los votos, al número de ciudadanos que les han mostrado confianza y que después de 30 años oscilan entre 1 y 2 millones.
Cuando más de 100 convocantes (es habitual) organizan manifestaciones por el tema Papa o Constitución y asisten menos convocados que convocantes tenemos un problema. Alguien está equivocado, algo se está haciendo mal cuando simpatizantes, militantes y manifestantes, no crecen. Ni los votos, que son una de las muestras para comprobar la incidencia en la sociedad.
Ahora hay un gran número de propuestas, de opciones y de proyectos, en los que me temo volverán a reproducirse los mismos gérmenes que nos han traído hasta aquí. Enormes ilusiones que no modifican ni un ápice las formas y contenidos anteriores, porque todos parten, de que son los otros quienes fallan, han fallado los traidores, porque no eran suficientemente izquierdistas, todavía peor, eran neoliberales y lo que se necesita son izquierdistas, comunistas, rojos, revolucionarios…En parte son los mismo gérmenes que vivimos en los sesenta y setenta, el sueño de la construcción del partido y la religión revolucionaria.
Mientras el mundo sigue y sigue. Y millones de jóvenes no tendrán trabajo y las reformas en la sociedad española para los próximos 25 años las harán aquellos que van sumando, la derecha, capitaneada por la derechona. Reformas de la Justicia, de la energía, de la Administración del Estado, reforma laboral, de pensiones, reforma fiscal (no se engañen habrá grandes subidas de impuestos a las clases medias), reforma sistema educativo, y sanitario, de la dependencia, reforma financiera, reforma constitucional porque tendrán mayoría suficiente, reforma en política internacional, retroceso en cambio climático, en seguridad, retrocesos en laicidad, avances religiosos, reformas en los transportes, en la tecnología, en la industria, agricultura, etc. etc.
Suficiente para que otras oleadas de ciudadanos abandonen a la izquierda por la inutilidad de sus planteamientos.
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