El Presidente Zapatero pretende con sus viajes al extranjero conseguir que inviertan en España, que nos compren deuda y que abran sus mercados a nuestros productos, ahora en San Petersburgo, que Rusia, a través de sus fondos soberanos, invierta en España, y así tratará de conseguir resultados positivos en el Foro Económico Internacional que se celebra en San Petersburgo, del 16 al 18. La sequía de fondos para invertir en España obligó a colocar en primerísimo lugar estas actividades.
Recordemos como muy ilustrativo que el Bco. Santander uno de los mayores del mundo no ha conseguido colocar su último emisión de cédulas en el mercado, y las cajas de ahorros que pretenden captar inversiones están viendo las orejas al lobo, incluso podrían no salir a bolsa algunos proyectos como el liderado por Rato y que cualquier colocación de deuda española, sea pública o privada encuentra enormes dificultades.
Los fondos soberanos.
Son fondos de inversión propiedad de un país, relativamente nuevos actores en el panorama económico global, porque aunque nacen por los setenta en EEUU con las rentas del petróleo de Alaska, es en estos últimos años cuando están cobrando alto protagonismo. Constituidos o dotados con las rentas, por ejemplo, del petróleo, de exportaciones determinadas, de reservas de monedas extranjeras, de privatizaciones, etc. son fondos de inversión controlados por gobiernos, a través de sus gestores como todos, que invierten en deuda soberana, compran participaciones empresariales, bancos en quiebra o cajas de ahorros.
China tiene tres de los mayores del mundo, como en todo, el gigante apuesta a lo grande, entre los tres gestionan activos cercanos al billón de dólares. Con ellos invierten en empresas chinas y occidentales y en deuda soberana de otros países. Significativas son las inversiones en EEUU. Como era de esperar los vinculados al petróleo de Oriente están en los primeros puestos, el de Abu Dabi probablemente sea el mayor del mundo de dimensiones comparables a los tres chinos juntos, también los encontramos en Arabia Saudí y Kuwait de dimensiones algo menores al de Noruega, como el de Singapur.
Uno de los mayores es el de Noruega, con activos gestionados de unos 400.000 millones de euros, equivalentes a casi la mitad del PIB español, pues bien hace pocos días saltaba la noticia de que este fondo había comprado durante el año pasado gran cantidad de deuda española, desinvirtiendo de la griega y pasando a la española, llegando a tener unos 3.500 millones de euros de la misma, lo que significaba gran peso en su cartera, era el 6º valor importancia. Parece que el fondo soberano ruso, también incorpora deuda española a su cartera. Y probablemente también un chino.
Compran deuda española por el atractivo de su alta rentabilidad, la cual ha subido estos días repentinamente, o dicho de otra forma lo que a ellos les beneficia es lo que a nosotros nos perjudica, si la rentabilidad sube para ellos, el precio de venta será menor, nos costará más pagar intereses por nuestros préstamos. Rentabilidad que ellos miden en función del riesgo esperado, parece que asumible por estos fondos soberanos, que confían en que pagaremos, o eso es de lo que trata de convencerlos el Gobierno y Presidente en tantos viajes de últimos tiempos.
Para aquellos defensores del paradigma de la explicación a través del neoliberalismo, constato otra vez dos aspectos contrarios de la misma realidad, que ambos se producen sin poder precisar de forma nítida su contenido de clase ya que puede arruinar a unos países globalmente y enriquecer a otros. Arruinar a empresas y bancos españoles y enriquecer a clases medias noruegas, chinas o árabes de Oriente Medio.
El problema para el capitalismo liberal, defensor acérrimo del mercado, es que estos fondos con capital público, propiedad de estados, controlados por gobiernos, están comprando de todo en la economía globalizada y desregularizada (no totalmente) en estos tiempos de crisis compran deuda pública y empresas, bancos y cajas, salvando de la quiebra a algunos de los gigantes protagonistas de estos años, de tal manera que esas empresas privadas serán controladas por gobiernos de otros países.
Así que mientras unos privatizan a diestro y siniestro, otros aumentan lo público a la misma velocidad, pespunteando las fronteras de la economía cada vez menos claras, porque, lo público, al servicio de quién, y según en donde, qué funciones tendrá.
De manera que si a lo anterior sumamos las guerras comerciales, la guerra de las divisas, no es de extrañar el aumento de los nacionalismos y los intentos de aumentar el proteccionismo, con las cascadas de aumento de políticas populistas. Por cierto la carrera de armamentos en Asia es colosal, y también en Sudamerica.
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