Dentro de los textos que aporto como apoyo al debate, hoy un artículo de Rafael Díaz Salazar del 26-05. ‘’Insurrección del precariado y victoria del PP’’
Interesante la introducción del concepto de ‘precariado’ en las explosiones políticas del 15-M y su manifestación en las elecciones. El autor mantiene que ha sido creado por el PSOE desde el 82 con sus políticas, ‘ha derechizado a la sociedad’. Lo cual no comparto, que mas quisiera tener tanto poder cualquier partido para transformar así la sociedad. Otra cuestión es que desde esa época puede aceptarse la creación de sectores sociales nuevos que llegan a formar lo que hoy define como precariado.
En todo caso hay dos debates diferentes, uno sería el de cómo y por qué se ha creado el precariado y otro, el que para mí es fundamental, si existe hoy como realidad social diferenciada de otros colectivos mejor representados políticamente y su influencia colectiva en los procesos políticos. Esta última idea la he utilizado en algunos de mis escritos, los partidos políticos y sindicatos han mantenido su influencia y representado de mejor manera a los trabajadores seguros, a las bases sociales tradicionales. Otra idea que expone es también básica en este blog, la crisis ha hecho visible la ‘sudamericanización’ y lo profundizará, la existencia de dos bloques sociales que se estaba fraguando desde los últimos años, la incipiente clase media española irá disminuyendo basculando a un lado u otro, aproximando los ribetes a ricos y pobres.
‘’En el primero de los casos, estamos ante la insurrección del "precariado". Utilizo este término acuñado por Robert Castel para referirse al trabajador precario, al ciudadano que experimenta condiciones de vida cada vez más deterioradas. El proletariado de siglos pasados se reencarna de alguna forma en el precariado del siglo XXI. Está formado por parados, trabajadores con bajos salarios, jóvenes sin acceso a la vivienda, jubilados con bajas pensiones, inmigrantes explotados, graduados universitarios sin empleo o con trabajos mal pagados, parejas sin perspectiva de formar una familia, prejubilados, habitantes de barrios obreros desestructurados y de comarcas rurales deprimidas’’…
Este precariado se ha ido extendiendo en diversas clases sociales. Padres de clase media ven que a sus hijos, que han recibido mejor formación que ellos, les aguarda un futuro peor. La sociedad se ha ido dividiendo en dos grandes bloques: los satisfechos e integrados, a quienes la crisis lo único que les ha provocado ha sido una disminución de su consumo, y los precarizados y expulsados de la sociedad del bienestar y de los trabajos dignos.
El 15-M ha significado la explosión hacia fuera de los humillados y ofendidos por la nueva exclusión social…
Ante el aburguesamiento general de los que tienen voz y poder (políticos, sindicalistas, periodistas, profesores), han decidido ser portavoces de su situación y de sus demandas.
Y han atacado al centro de nuestro sistema: el poder político y el poder económico. Y demandan más democracia, más soberanía popular, más poder ciudadano. ’’
Sobre el 15-M me inclino a utilizar múltiples explicaciones, incluso algunas contradictorias, pero así me parece que se explica la realidad, mejor que reduciéndola a una o dos. Así puedo compartir que uno de los fenómenos (que no niega otros) es el que cita el autor, pero entre humillados y ofendidos, hay desencantados de la política que son parte del precariado y los hay también de los seguros o estables.
Pero hay una segunda parte del trabajo que me suscita mayores dudas por las contradicciones que plantea. Por una parte parece evidente que las políticas del PSOE estos últimos años han ido en la dirección de satisfacer demandas ciudadanas progresistas, no socialistas, dirigidas a colectivos organizados pero no integrantes de las bases sociales tradicionales trabajadoras. Por otra parte las políticas económicas socialdemócratas han abandonado a buena parte de las tradicionales bases trabajadoras, justo las de mayor precariedad que son organizativamente más débiles.
Dos son las posibles conclusiones de estos sucesos: 1- porque los bases tradicionales, trabajadores con empleo fijo, están mejor organizadas y por tanto encuentran históricamente mejor representación política y sindical que sale de sus filas y 2- porque el precariado se ha alejado de formar colectivos organizados para unificar actuaciones y reivindicaciones, lo cual los hace en ocasiones invisibles y poco influyentes ante las organizaciones clásicas.
‘’La tibieza de las políticas sociales, económicas y sindicales de estos años se debe a que han estado realizadas por los representantes de los satisfechos de la izquierda y la derecha que estaban sordos y ciegos ante las condiciones de vida del precariado o, al menos, no se sentían presionados por él.
El precariado esperaba otra cosa
En la génesis y desarrollo del precariado están las políticas económicas y las reformas laborales llevadas a cabo por el PSOE y avaladas en parte por los principales sindicatos.
Por otro lado, IU también ha fracasado, antes y ahora, en la articulación y representación política del precariado’’
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