La
cuestión catalana durante la II
República
La Constitución de la República es un
icono de progresismo, veamos como plasmó la cuestión nacional y el resultado de
aprobación. Las cifras son importantes, porque reflejan la correlación de
fuerzas en cada momento, entendiendo que son cambiantes, esta ley fundamental se
aprobó el 9-12-1931 por la diferencia de 170/152, lo cual mostraba, como luego
se comprobó, una sociedad muy diversa pero que podría partirse en dos, con
fuerzas parejas a cada lado. En su artículo 1º se constituye como Estado integral, no cabe la secesión, al
igual que reflejan todas las constituciones democráticas, sigue diciendo que un Estado integral compatible con la
autonomía de los Municipios y las Regiones. En aquellos momentos la
cuestión nacional no contempla el término nacionalidad, el cual aparecerá posteriormente en la
Constitución de 1978. Julián Marías lo considerará una concesión a una moda,
imprecisa, impuesta por los medios, citado por Santos Juliá. -El término
Regiones aparecerá también en la Constitución de 1978.-
El 14 de abril de 1931, Francesc Maciá
proclamó la República Catalana, Estado integrado en la Federación de Repúblicas
Ibéricas. Aquella Federación de Repúblicas Ibéricas no existía, otra vez se
producía una ruptura unilateral sin considerar la correlación de fuerzas. Urgentemente
3 ministros, dos de ellos catalanes, se trasladaron a Barcelona para reconducir
aquella situación. El 17 de abril se proclamó la Generalitat, como forma de
tapar aquella nueva república catalana proclamada. Se traba de mantener vivos
los acuerdos adoptados en agosto de 1930 entre republicanos, socialistas y
catalanistas en el Pacto de San Sebastián, el cual establecía que Cataluña
desarrollaría libremente un Estatuto de Autonomía en el que regulara su
relación con el conjunto del estado, el acuerdo se hacía extensivo a otras
regiones. Entonces –parecido a Zapatero en el Estatuto actual el 2004- la
mayoría de los reunidos pensaban que se desarrollaría dentro del marco del
régimen republicano que se proclamaría posteriormente en el cual se recogerían los
derechos individuales de todos los ciudadanos españoles. El acuerdo se trasladó
a la comisión que negociaba el artículo 11 de la Constitución que
posteriormente se aprobaría en diciembre. Mientras tanto, en Cataluña sin
esperar la proclamación constitucional, una vez acordado en la comisión de
julio, en agosto celebraron un plebiscito sobre su proyecto de estatuto
aprobado por amplísima mayoría.
Las Cortes constituyentes elaboran la
nueva Constitución promulgada el 9 de diciembre configurando el nuevo Estado.
En las elecciones a Cortes solamente votaron hombres, no las mujeres, que
tenían reconocido derecho pasivo, a ser candidatas no a votar universalmente,
solo fueron elegidas 3 diputadas y aquella Constitución aprobó el voto de las
mujeres en igualdad. La Ley Fundamental recogía el sentir mayoritario favorable
a una España plurinacional, pero enfrente había fuerzas poderosas opuestas a
los nacionalismos, lo cual deja como resultado la Constitución de la II
República que conocemos, con aspectos menos favorables al soberanismo que las
pretensiones independentistas. La pregunta que debería guiar la acción de los
líderes políticos sería ¿una ley avanzadísima, sin apoyos suficientes, sería
preferible a otra avanzada, pero con mayorías aplastantes que faciliten su
duración y aplicación? O dicho de otra forma, los iconos revolucionarios, o
progresistas, tienen poca utilidad si no consideran la correlación de fuerzas
que los haga posible.
El proyecto de Estatuto de Cataluña se
sometió a debate en mayo del 32, previa redacción por la comisión catalana en
Núria, dominada por Esquerra, federalista, se definía como Estado, contemplaba
la propuesta de Países Catalanes con Valencia y Baleares, -que aún hoy
mantienen muchos independentistas-, establecía el catalán como único habla,
todo ello chocaba frontalmente con la legalidad constitucional republicana lo
cual generó agrias polémicas en las Cortes al ser discutido, y encendidos
debates en las calles. Creaba la Generalitat como órgano de gobierno, integrada
por un Parlament, un presidente elegido en el parlamento y un consejo ejecutivo
como gobierno. Manuel Azaña fue uno de sus mayores defensores durante todo el
proceso, llegando a ser encarcelado acusado de connivencia, con motivo de la
proclamación de independencia que efectuó Companys en 1934 al calor de la
revolución asturiana de octubre.
El Estatuto se aprobó el 9 de
septiembre de 1932, -en Cortes 314/24, en referéndum catalanista por el 90% de
una participación del 75%, citado por Tuñón de Lara; Tamames dará las cifras de
97% y 334/24- Fue elegido primer presidente de la Generalitat Fracisco Maciá,
de ERC, muerto al año siguiente; le sustituyó Lluís Companys, abogado
sindicalista, fundador de la ‘Unión de Rabassaires’, aparceros catalanes.
Durante la revolución de octubre de 1934, el día 6, proclamó unilateralmente el
Estado Catalán de la República Federal
Española, aquello era una insurrección equivalía a una declaración de
guerra, tras ser desarticulada por la
República, se suspendió la
Generalitat, restablecida en abril de 1935 y Companys fue encarcelado, saliendo tras la victoria del Frente Popular.
Posteriormente fue fusilado en 1940 por el franquismo, tras ser entregado por la Francia alemana de Vichy al final de
la guerra. En 1936, al calor de la victoria electoral del Frente Popular,
fueron presentados estatutos de autonomía de Vascongadas, Aragón, las
Castillas, Asturias, Valencia, Canarias, Extremadura, Baleares y Andalucía.
Tras el golpe de estado será promulgado rápidamente el de Euskadi, quedando el
resto arrinconado, hasta la Constitución de 1978, en la que influyó esta
situación.
Si Cataluña continuara
colaborando con el Estado español, que humilla la bandera, profana la lengua,
adultera las tradiciones y roba las riquezas, sería aceptar una complicidad en
su propia deshonra.
Queremos una República
catalana independiente en cuanto tenemos plena conciencia de la personalidad de
Cataluña, porque esa es nuestra voluntad, que nadie ni nada torcerá.
Francesc Macià (1859 -
1933)
El mecanismo que opera tradicionalmente
en el argumentario nacionalista a partir de 1714, establece dicotómicamente dos
bandos, Castilla-Cataluña en el pasado que posteriormente sustituirán por
Castilla por España y en épocas recientes simplificando lo español en Madrid,
utilizado para explicar todo asunto, tenderán a marcar dos trincheras, ellos en
la de los buenos, sin mirar ni atender las diversidad de fuerzas existentes en
cada núcleo, así las decisiones a tomar serán muchas veces saltos en el vacío,
que llevarán a fracasos de los cuales responsabilizarán siempre a los otros, a los españoles. La
explicación para simplificar absurdamente la realidad es sencilla, reducir
elementos de debate permite que la propaganda se extienda fácilmente y con
mayor rapidez. Tiene un problema, sepulta la verdad, no facilita soluciones de
forma estable y genera crispación creciente. Un ejemplo estremecedor es la
Guerra Civil de 1936/39. La presentan como conflicto de España/Castilla contra
Catalunya, y Euskadi, hacen aparecer al Gobierno español como culpable, en
aquel momento republicano, a quien le piden responsabilidades por la represión
ejercida por los golpistas, le acusan del bombardeo de Guernica y Barcelona,
cuando fue el gobierno y los españoles republicanos, quienes recibían las
bombas, en Guernica, Barcelona y Madrid.
De repente, los catalanes y vascos que
apoyaron a Franco, que lucharon a su lado y vencieron machacando a sus
convecinos, estos catalanes que reprimían y ordenaban fusilamientos han
desaparecido de la historia de los malos,
aquellos catalanes que financiaban el golpe de estado o que posteriormente
comenzaron la represión de postguerra en Barcelona, han pasado a la zona
oscura, solo quedan en la escena los españoles malísimos, contra los buenos
pueblos periféricos –dixit Maragall-. Resulta exageradamente burdo, pero en
amplios sectores de población se instaló esta ignominia que se esparce entre
los niños y la juventud. La derrota de Cataluña permitió que los catalanes
escaparan a Francia, algo imposible en la derrota de Madrid, la gran golpeada y
bombardeada durante la guerra, una de las ciudades que más bombas recibiera en
el siglo XX. Tampoco pudieron escapar de Valencia, salvo pocos por mar.
‘El
máximo dirigente de la Lliga,
Francisco Cambó, estaba vinculado al gran capitalismo internacional, la guerra
civil le sorprendió viajando por su yate por el Mediterráneo; desde el
extranjero facilitó ayuda financiera a Franco’ citado por Ramón Tamames, ‘Historia de España Alfaguara
VII’, Alianza Editorial 1973. Cambó no sintió simpatía por Franco, pero sí
eligió apoyar el Movimiento. En el imaginario del catalanismo construirán la
imagen de la derrota republicana en la guerra civil como si de una invasión de
España a Cataluña se tratara, olvidando y escondiendo las tropas franquistas formadas
por catalanes, y no solo en el Tercio
Nuestra Señora de Monserrat, formado por cuatro compañías de
fusileros, una de ametralladoras y las secciones de morteros y transmisiones,
además de un cuerpo de tren, formando parte de la Brigada de Reserva del
Ejército del Centro, integrado en la 74 División. El nacional catolicismo
también existía en Cataluña, y la burguesía industrial y comercial, grandes
propietarios de tierra, y medianos industriales, pequeños agricultores,
artesanos… como es natural, todos ellos con intereses diferentes. Tras la
batalla del Ebro, fuerzas nacionalistas catalanas y vascas, ERC y PNV,
intentaron negociar con Franco por su cuenta, traicionando a la República, a la
que restan apoyos, lo hacen tanto para buscar su mejor posición, como por la
proximidad ideológica de muchos con la España nacional católica, lo cual otra
vez tiene poco que ver con esa simplificación de pueblo español perverso a un
lado y pueblo catalán maravilloso al otro.
Cataluña
está decidida a triunfar, y a triunfar ahora, pese a quien pese y cueste lo que
cueste. Quien se ponga delante de Cataluña en marcha será aplastado, como quien
se pone delante de un ferrocarril, porque nosotros no podemos ni queremos detener
la marcha del pueblo de Cataluña.
Francesc Cambó (1876 -
1947)
Para mejor entender la situación
consideremos que en España se producían encarnizados enfrentamientos, al igual
que dentro de Cataluña, lo cual es sinónimo de disparidad de intereses y cierto
equilibrio de fuerzas parejas que pueden torcer resultados ahora a un lado,
poco después a otro. La Lliga durante la República, era representativa de la
burguesía, defendió sus intereses reaccionarios, en 1934 se opuso a los
mayoritarios ‘rabbasaires’
obstruyendo la reforma agraria en Catalunya, la Ley Catalana de Contratos de
Cultivos fue declarada inconstitucional, lo cual impulsó la proclamación de
Companys del 6 de octubre de 1934. Tras las elecciones de 1936 desaparece
pasando parte de su militancia a la zona franquista y apoyando a Franco
posteriormente, igual que otros catalanes significativos -como Dalí, Pla,
Samaranch, Porcioles, Gomis, algunos presidentes del Barsa, etc.- la lista
sería larga, por cuanto estamos cerca de aquellos hechos y son conocidas
personas con militancia franquista y nacionalista, pero del pasado lejano
quedan pocos rastros por lo que es sencillo fabricar la idea de uniformidad en
el pueblo, a pesar de su heterogeneidad, ahora y siempre, además de las fuerzas
catalanistas, en los años treinta había otras de la derecha, no nacionalistas,
monárquicos, secciones de la CEDA, del Partido Radical,…
Una idea básica del nacionalismo se
configura a partir de considerar al pueblo como mercancía salida de una
factoría, estandarizado, gentes unidas por el mero hecho de haber nacido en la
misma fábrica, para aumentar su pegamento será conveniente crear un enemigo común, porque pocas cosas unen más
que soportar juntos las mismas afrentas, lógicamente ese pueblo por el mero
hecho de nacer en tal lugar será moralmente bueno y valiente, contraponiéndose
a los malos extranjeros, en este caso españoles. No importa que sea mentira,
que resulte imposible encontrar en parte alguna un pueblo homogéneo, como se
encarga de reflejar la historia, lo que importa es que repetido por todas
partes una y mil veces calará, y si no fuera así el individuo sería expulsado
de la tribu. El sentimiento de pertenencia dará seguridad y protección, si
alguien duda, será causa de desafección, si quiere compartir sentimientos
dentro y fuera, será alejado del grupo.
Durante la Guerra Civil, en mayo de
1937 en las calles de Barcelona se produjeron los hechos novelados por George
Orwell en ‘Homenaje a Cataluña’, que
dieron la vuelta al mundo. Milicianos anarquistas de la CNT y del POUM
marxistas-antiestalinistas, sufrieron represión, acoso e ilegalización y
combatidos por las fuerzas de la Generalitat. Y del PCE. –Andreu Nin fue
posteriormente asesinado en una cárcel madrileña.- En el fondo latía el dilema
de ganar la guerra para hacer la
revolución, que defendían los comunistas o hacer la revolución para ganar la guerra, que era lo que defendían
los revolucionarios. En zonas de Aragón y otras muchas de España, los
anarquistas modificaban la propiedad y cultivo de la tierra repartiéndola
durante la guerra, era una manera de poner en marcha la reforma agraria
parcialmente fracasada de la República.
En Cataluña existía fuerte
implantación anarquista –también en Andalucía- tradición de luchas contra la
burguesía nacionalista y los propietarios de la tierra, y en aquellos primeros
meses de guerra se sumó la dificultad que entrañaba para la República el
carecer de un mando militar único en todo el territorio, lo cual favoreció a
los golpistas que lo unificaron en Franco, la cuestión es que el golpe de
estado en Barcelona se paró, por las fuerzas de seguridad y gracias al potente
movimiento obrero, que organizado el día antes, llamó a la lucha haciendo sonar
las sirenas de las fábricas. Pocos meses después, en mayo del 37 las fuerzas de
la Generalitat quisieron acabar con la fuerza militar que representaban CNT y
POUM, con fuerte implantación entre las bases obreras catalanas. Otra vez se
desvanece la ilusión nacionalista, aparece un pueblo diverso, golpistas y
quienes les apoyaban a un lado, en otro encontramos a burgueses nacionalistas y
republicanos, al lado fuerzas sindicales y políticas socialistas y comunistas,
un poco más allá aparecían con fuerza sectores obreros dispuestos a empujar la
revolución.
Procede
de ‘Historia de España’ dirigida por Tuñón de Lara. IX. La crisis del estado:
Dictadura, República, Guerra, (1923-1939). Editorial Labor 1981.
Cataluña es tratada como una colonia, según la lógica del derecho de
conquista.
Por otra parte, el
estrangulamiento económico que practica el gobierno español.
Asamblea Nacional
Catalana
‘‘La estadística no es el número de veces que los hombres reinciden en los mismos actos, aunque sin implicar que estos mismos hombres condenen, quizá, las cosas que realizan. Sirve para establecer las zonas de mayor afluencia de sucesos. Sirve, sobre todo, para cifrar los intereses materiales y espirituales de la humanidad. Y esto es lo que pesa en la historia. No me duele, pues, repetir, que ‘es esencial para determinar valores, riquezas y mentalidades’ y que ‘sin recurrir a él, a través de minuciosos análisis de precios, salarios, inclinaciones políticas y tendencias culturales, en imposible comprender nada’.
Nada, bien entendido. Imaginémonos que estudiamos un período, un reinado o un país. Es de escasísima importancia que nos fijemos en un aparatoso hecho militar o político. Dos derrotas sucesivas en los campos de batalla de este siglo no han mermado el peso de Alemania en el concierto europeo. Por definición ningún cuerpo institucional revela el rumbo de la historia…en cuanto a la medida ideológica, se puede incurrir en gravísimo error al afirmar que cinco, diez o veinte intelectuales, sea cual sea su talla mental representan un reinado, una sociedad o una generación… ‘’
Jaime Vicens Vives. Aproximación a la historia de España. Prólogo 1960.
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