Los sesenta. José M. Roca
Quizá sea por la extraordinaria habilidad que tienen los intelectuales franceses para promocionar sus ideas, quizá por la vecindad o porque la generación de los sesenta sigue muy atada culturalmente a Francia, lo cierto es que, en España, cuando se habla de acontecimientos políticos y sociales del año 1968 la inmediata referencia es el país vecino. Se habla incluso de mayo del 68, del fenómeno típicamente francés; es más, típicamente urbano y parisino, pues, una vez más, la población de París volvió a levantar barricadas en la calle como en 1830, 1848 ó 1871. Y así como el 69 es eminentemente italiano y laboral, por el otoño caliente, y el 67 berlinés y estudiantil, el año 1968 también es checo, de agosto y en sentido contrario, por el final manu militari de la primavera de Praga, o dramáticamente mejicano, por la matanza perpetrada también manu militari en la plaza de Tlatelolco, en el mes de octubre. Pero para nosotros, el 68 sigue siendo particularmente francés, quizá porque desde la España sumida en la dictadura de Franco, observábamos con envidia la cercana explosión de libertad que conmovió Francia durante un mes, porque eso es lo que duró, pero fue suficiente para empapar a la sociedad francesa durante una larga etapa, a pesar del inmediato triunfo electoral de la asustada derecha, capitaneada por De Gaulle.
Por la magnitud y la carga dramática de los acontecimientos, lo ocurrido en los EE.UU. merece una reflexión aparte, porque más que referido a un año, mucho menos a un mes, el 68 americano abarca una década o quizá más. En primer lugar, porque a pesar de su importancia, lo sucedido en 1968 supone el clímax de una extensa movilización previa. Y en segundo, porque algunos de los conflictos allí planteados dieron aliento a la oleada de insubordinación juvenil que recorrió varios continentes. Es difícil imaginar los años sesenta y en particular lo ocurrido en 1968 (las grandes movilizaciones, los grandes asesinatos, la ofensiva del Tet), sin tener en cuenta los llamados posteriormente movimientos reivindicativos postmaterialistas, que allí fueron pioneros, y las reacciones suscitadas por la guerra de Vietnam, que es el común telón de fondo sobre el que se van a representar los dramas en los escenarios locales.
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