Que desprecio por la vida, por las leyes internacionales. Que desprecio por los demás.
Cuando yo era joven, en mi trabajo a finales de los sesenta, había individuos excepcionales, Pilar, una mujer muy cercana a los hábitos de la iglesia católica,¡que gran mujer! fue la primera persona que me habló del problema palestino, todavía conservo algunos carteles que me regaló. Han pasado 40 años y siguen igual.
Algunas cosas han cambiado, ha aumentado la violencia, siempre de forma desproporcionada, piedras contra bombas, se que hay terrorismo en ambos lados, y que se ha generado un caldo de cultivo violento en zonas del mundo que ven como nadie frena la violencia del estado de Israel, el país que incumple la mayor cantidad de resoluciones de la ONU. La comunidad internacional se juega demasiado, tiene que doblegar a los díscolos violentos, o irán en aumento, siempre con la mirada puesta en la permisividad al ‘hijo del dueño’.
La UE, tiene que adoptar medidas, relativas al poder blando, el específico de la UE, pero deben presionar con ellas. ‘Se las pasan por la piedra’, dicen, pero mas fácilmente se pasan las no tomadas, en los ámbitos comercial, diplomático, político y cultural hay un terreno que poner en marcha para presionar. Paralización de acuerdos comerciales preferentes con la UE, boicot de determinados productos, sobre todo los relativos a tecnologías susceptibles de uso militar, separación o menor integración cultural, deportiva, etc. en ámbitos europeos, que ahora mantiene, llamadas a embajadores y condenas en organismos internacionales, retirada de apoyos internacionales a cualquiera de sus proyectos en cualquier ámbito, etc.
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