CRÍTICA AL LIBRO ‘C DE ESPAÑA’
He leído el libro recién editado,
‘C de España. Manual para entender la corrupción’, de Isidro Sánchez y Pablo
Rey, Almud ediciones. Es una pequeña historia que contiene las miserias de España
en los últimos 200 años, tratando de mostrar que las causas de nuestros
desastres, fomentaron entonces, y propician actualmente, la corrupción. En cierto
sentido tiene un parecido con el de Preston, nuestra concreta historia como generadora
de corrupción por la existencia de procesos relacionados con la iglesia,
dictaduras, guerras, monarquía, explotación, caciquismo… los autores enumeran
montones de casos concretos sin conceder excesiva importancia a posibles
alternativas actuales, quizás porque desconfían de luchar para mejorar,
denunciar para corregir, ellos escriben ‘la solución a muchos de estos
problemas y en concreto a la corrupción no pasa por anunciar y publicar el
enésimo código ético o ley anticorrupción...’ aunque sí recogen alguna sugerencia
de mejora concreta ofrecidas por otros autores.
Parecería que el interés por la
denuncia que expresa el libro, no fuera la corrección y mejora en el corto plazo, así, queda un
poco en el aire de utopías revolucionarias, que no se nombran, pero dejan en el
imaginario de los lectores al no haber soluciones y ya que los desastres de la
sociedad española, en su historia y hasta llegar al Régimen del 78, como ellos
dicen, queda en la nube si la solución o mejora solo encontrará posibilidades
derribando esta sociedad y construyendo una nueva allá en la bruma.
Los autores manifiestan cierta
desesperanza, hacia los tres cuartos del libro aclaran su identificación con
los estudios de Uslaner y Rothstein los cuales mostraron que existía fuerte
relación entre niveles de educación en 1870 y la corrupción actual, llegando a
la conclusión de que sociedades educadas más igualitariamente en el siglo XIX,
tenían menos niveles de corrupción actualmente, -sus datos establecían una
fuerte correlación entre la media de años de escolarización en 1870 y la
corrupción en 2010-. Por ello la estructura del libro presta especial atención
a ‘la desgraciada historia española’ para explicar la corrupción actual, la
cual, según los autores, estaría fuertemente relacionada con la baja calidad de
la democracia española actual.
El libro merece leerse por la
labor de estudio, por su documentación y referencias y por métodos relacionado
con los medios de comunicación, destacando la importancia en la percepción de
la corrupción, lo cual no es determinante para evaluar la corrupción en sí
misma, aunque sí su impacto percibido por la sociedad. Resultará útil el rápido
repaso a la historia de los 200 años anteriores para refrescar, una vez más, de
dónde venimos. En este sentido, fondo y forma del libro, recuerda bastante los
textos, procedimiento y estilo, que usábamos en los años 60 y 70 los activistas
antifranquistas para concienciar y sumar gente a ‘la causa contra la dictadura’.
Poco que objetar a la reseña de casos de corrupción, a pesar de que a menudo
leyendo el libro queda la duda de si la corrupción no sería la excusa para
justificar una tesis previa no deducida del trabajo.
Una postura política recorre el
libro: España es un desastre que se alejó de la modernidad y casi se aproxima a
un estado fallido, parece existir una senda que conduce desde un pasado horrible,
pasando por el régimen franquista y la transición, llega hasta la democracia
actual, llamado insistentemente el régimen del 78, con intención
peyorativa al asimilarlo al franquismo. Así, afloran en el texto, ‘dejes’,
‘retales’ con los que va sembrando muchas páginas, ideas preconcebidas relacionadas
con la postura política de la baja calidad de la democracia española actual. En
el libro, pasado desastroso, franquismo, transición y ‘régimen del 78’ siguen
un mismo hilo conductor a través de la corrupción, que supuestamente aclara,
apoya y justifica su teoría, de que hemos recorrido un largo camino alejados
del mundo y de forma determinista llegamos a la que consideran coyuntura
desastrosa actual.
Lo que me interesa destacar, son algunos
rasgos que permiten polemizar, debatir, opinar diferente sobre temas extremadamente
importantes que están abiertos en amplios sectores políticos y que se cuelan en
el libro no tanto como conclusiones a consecuencia del texto escrito, cuanto
como añadidos intercalados en diversos momentos que reflejan ideas previas del
autor o autores. Al margen del estudio realizado sobre la corrupción aparecen
impostados algunos conceptos con cierta presencia en algunos sectores sociales
que defienden la idea de que la democracia española actual se sustenta en un
nacionalismo españolista, consecuencia de ser una extensión del franquismo que
según ellos inunda esta sociedad, en lo político, social, económico, religioso…
de ahí que para los autores la corrupción franquista explique la corrupción
actual, y la baja calidad democrática española, que obligaría a derribar el que
llaman Régimen del 78.
Los asuntos sobre los que se
apoya dicha teoría de vincular franquismo y democracia, se afirman implícita o
explícitamente en el libro, tomados aquí individualmente como aspectos
diferenciados para mejor análisis, realmente forman un conjunto, un corpus
teórico en el que se relacionan unos con otros. Sobre ellos expondré opiniones diferenciadas
y más extensas que las contenidas en estos párrafos, tratando de mostrar que es
posible otra mirada a la misma realidad siempre multirelacionada y, por tanto: 1)
con los mismos datos obtener distinta conclusión, y 2) con otra mirada obtener
diferentes datos, y distinta conclusión. Los temas formulados sin orden de
prelación, son los siguientes:
1) Corrupción,
dimensiones comparativas. En España, según se deduce de expresiones
escritas en el libro somos más corruptos que los demás, deja la sensación de
que somos uno de los países más corruptos del mundo. Pero ello no queda constatado
por estudios de comparación internacional, ausentes del libro. Por lo conocido,
no puede afirmarse que seamos extraordinarios en lo malo, pueden aportarse
pruebas que indican nuestra normalidad en el mundo occidental, como en tantas
otras cuestiones, vemos caer la lluvia fina que hace calar un cierto complejo
de inferioridad. Personalmente, a pesar de que los estudios de Uslaner y
Rothste puedan tener relevancia y utilidad no acepto el determinismo en la
correlación entre educación en el siglo XIX con la corrupción en el XXI, al
menos no parece corresponder con grandes países del mundo occidental, EEUU,
Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Holanda…
2) La democracia
española es de baja calidad. La afirmación debería deducirse de algún
estudio comparativo realizado a escala nacional e internacional, pero nada más
alejado de la realidad, es otra idea previa, que merece discutir porque está asumida
por mucha gente cabreada como consecuencia de la crisis. Su concepción y
difusión con grandes medios fue puesta en común por sectores interesados,
nacionalistas periféricos, particularmente insistentes en pretender crear un
enemigo imaginario más fácilmente despreciable y vencible nacional e
internacionalmente al asemejarlo al franquismo. La realidad que podemos
comprobar en múltiples comparaciones es que España es una de las democracias
avanzadas del planeta.
3) El pasado
de España: desastroso, dictaduras, religión, poder clerical,
infradesarrollo social y económico, y un nacionalismo españolista, han
conducido a este país a ser uno de los atrasados de Europa en el pasado. La
idea de la existencia del nacionalismo españolista recorre muchas páginas del
libro, pero cuidadosamente se hurta la presencia del mismo tipo de nacionalismo
vasco y catalán, por sí en cada territorio, o integrados en las élites
gobernantes españolas durante los mismos años. Se olvida la otra cara de la moneda,
los otros españoles que lucharon contra esas dictaduras, religión, poderes… la
ilustración española también forma parte del pasado españolista muy similar al
europeo. Los otros. Fascismos hubo en toda Europa, no solo en España, aquí hubo
lucha y resistencia. Todo el mundo tiene pasados, que convenientemente tapados
u olvidados, o mirados condescendientemente ofrecen brillos sin mácula a muchos
otros sistemas y países.
4) Ultranacionalismo
españolista. España siempre fue un país carca,
carpetovetónico, atrasado, clerical… es un país gobernado por nacionalistas españolistas
carcas, ahora cercanos al franquismo. Pero no aparecen los otros
nacionalismos periféricos, vascos y catalanes, su participación y liderazgo en
las huestes carlistas, -dios, patria, fueros- lo que parece oponer ideas
de maldad-bondad, carcas-españolistas vs catalanes modernos… No citan el amplio
cuerpo doctrinal de teóricos catalanistas, racistas, xenófobos, supremacistas,
de pistoleros, de catalano-fascistas… tan semejantes en todos los conceptos con
los que en el libro consideran ultras
españolistas, no citan que en muchas ocasiones de esta historia común comparten
posturas, batallas e intereses.
5) El
Franquismo como eslabón de una cadena anterior e hilo conductor de la
transición y por tanto baja calidad de la democracia subsiguiente. Sin entender
la lucha y resistencia republicana como componente esencial del españolismo,
sin entender que el antifranquismo es también españolismo. Y sobre todo sin
entender que el franquismo resulta imposible, sin incorporar en ese bloque de
poder a la oligarquía financiera vasca y la burguesía catalana, junto con el
militarismo africanista, los monárquicos y la iglesia católica, los
terratenientes andaluces extremeños… son claramente el franquismo. El
franquismo no existiría sin requetés navarro vascos, sin carlistas catalanes,
sin el dinero vasco-catalán
6) El modelo
de Transición… fue una derrota: silencios impuestos… la transición
fue impuesta por franquistas adictos al Movimiento reconvertidos en demócratas
gracias al entreguismo del antifranquismo… Que no fue una revolución parece
evidente, Franco murió en la cama, Tan evidente como que no existió tal modelo.
Hubo varias ideas/propuestas/planes, que chocaban entre sí, y cada poco caían
para elaborarse otros nuevos en cada uno de los variados frentes de lucha entre
fuerzas internas, con múltiples contradicciones dentro de las mismas que
variaban en función de nuevos acontecimientos ocurridos a enorme velocidad,
luchas obreras, estudiantiles, nacionalistas, enorme crisis económica
internacional, enorme crisis económica nacional, final de etapa de crecimiento
agotada, variación de apoyos externos con la geopolítica alterada,… la
resultante, la sociedad que vivimos después, ni de broma fue una mera
continuidad del franquismo, aunque lógicamente contuviera muchas de sus gentes
e ideas en puestos relevantes.
7) Esta
democracia que insistentemente denominan ‘Régimen del 78’ como clara
forma de desprestigiarla y asimilarla al franquismo. No se demuestra, no se
realiza un estudio comparativo con el franquismo, económico, social, religioso,
judicial, militar, etc. aunque sí se escriben zonas oscuras, defectos, y
problemas irresueltos como pretendida justificación. Como si alguna democracia,
incluidas las europeas, no tuviera zonas oscuras y basura, cloacas, represión y
miseria. La idea ilusoria de que una democracia sea un paraíso, acompaña en
muchos casos a la idea religiosa de personas inmaculadas, santas.
Sistema
electoral. No me resisto a citar la crítica que realizan en
el libro al sistema electoral español como potenciador del bipartidismo… de las
últimas elecciones generales celebradas tenemos una representación en el Congreso
de los Diputados de 19 grupos políticos diferentes, lo cual es bastante más que
en la mayoría de países y no parece corresponderse con la idea expresada en las
páginas del libro. Por supuesto el sistema electoral merece críticas y
corrección, pero conclusiones como la referida parecen metidas con calzador y dan
idea de poco rigor volcado en el texto.
8) España
país federal. País centralista afirma el trabajo, conclusión que
no procede de lo aportado por el estudio que se está leyendo, se da por hecho,
pero no se demuestra. La realidad hoy muestra una España federal, en el que el
uso de dicho término federal parece dar miedo, tanto a derecha como a
izquierda. El grado de autonomía o soberanía relativa de los territorios,
legislativa, judicial, ejecutiva, económica, etc. es comparable con cualquier otro
país federal. Con evidentes problemas y cambios
pendientes, como la creación/adaptación de más y mejores organismos federales
que reduzcan de una vez el abuso de la relación bilateral territorio-estado,
propia de una confederación.
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