miércoles, 29 de enero de 2020

Otra mirada a España y lo español, es necesaria


CRÍTICA AL LIBRO ‘C DE ESPAÑA’

He leído el libro recién editado, ‘C de España. Manual para entender la corrupción’, de Isidro Sánchez y Pablo Rey, Almud ediciones. Es una pequeña historia que contiene las miserias de España en los últimos 200 años, tratando de mostrar que las causas de nuestros desastres, fomentaron entonces, y propician actualmente, la corrupción. En cierto sentido tiene un parecido con el de Preston, nuestra concreta historia como generadora de corrupción por la existencia de procesos relacionados con la iglesia, dictaduras, guerras, monarquía, explotación, caciquismo… los autores enumeran montones de casos concretos sin conceder excesiva importancia a posibles alternativas actuales, quizás porque desconfían de luchar para mejorar, denunciar para corregir, ellos escriben ‘la solución a muchos de estos problemas y en concreto a la corrupción no pasa por anunciar y publicar el enésimo código ético o ley anticorrupción...’ aunque sí recogen alguna sugerencia de mejora concreta ofrecidas por otros autores.

Parecería que el interés por la denuncia que expresa el libro, no fuera la corrección y mejora en el corto plazo, así, queda un poco en el aire de utopías revolucionarias, que no se nombran, pero dejan en el imaginario de los lectores al no haber soluciones y ya que los desastres de la sociedad española, en su historia y hasta llegar al Régimen del 78, como ellos dicen, queda en la nube si la solución o mejora solo encontrará posibilidades derribando esta sociedad y construyendo una nueva allá en la bruma.

Los autores manifiestan cierta desesperanza, hacia los tres cuartos del libro aclaran su identificación con los estudios de Uslaner y Rothstein los cuales mostraron que existía fuerte relación entre niveles de educación en 1870 y la corrupción actual, llegando a la conclusión de que sociedades educadas más igualitariamente en el siglo XIX, tenían menos niveles de corrupción actualmente, -sus datos establecían una fuerte correlación entre la media de años de escolarización en 1870 y la corrupción en 2010-. Por ello la estructura del libro presta especial atención a ‘la desgraciada historia española’ para explicar la corrupción actual, la cual, según los autores, estaría fuertemente relacionada con la baja calidad de la democracia española actual.

El libro merece leerse por la labor de estudio, por su documentación y referencias y por métodos relacionado con los medios de comunicación, destacando la importancia en la percepción de la corrupción, lo cual no es determinante para evaluar la corrupción en sí misma, aunque sí su impacto percibido por la sociedad. Resultará útil el rápido repaso a la historia de los 200 años anteriores para refrescar, una vez más, de dónde venimos. En este sentido, fondo y forma del libro, recuerda bastante los textos, procedimiento y estilo, que usábamos en los años 60 y 70 los activistas antifranquistas para concienciar y sumar gente a ‘la causa contra la dictadura’. Poco que objetar a la reseña de casos de corrupción, a pesar de que a menudo leyendo el libro queda la duda de si la corrupción no sería la excusa para justificar una tesis previa no deducida del trabajo.

Una postura política recorre el libro: España es un desastre que se alejó de la modernidad y casi se aproxima a un estado fallido, parece existir una senda que conduce desde un pasado horrible, pasando por el régimen franquista y la transición, llega hasta la democracia actual, llamado insistentemente el régimen del 78, con intención peyorativa al asimilarlo al franquismo. Así, afloran en el texto, ‘dejes’, ‘retales’ con los que va sembrando muchas páginas, ideas preconcebidas relacionadas con la postura política de la baja calidad de la democracia española actual. En el libro, pasado desastroso, franquismo, transición y ‘régimen del 78’ siguen un mismo hilo conductor a través de la corrupción, que supuestamente aclara, apoya y justifica su teoría, de que hemos recorrido un largo camino alejados del mundo y de forma determinista llegamos a la que consideran coyuntura desastrosa actual.

Lo que me interesa destacar, son algunos rasgos que permiten polemizar, debatir, opinar diferente sobre temas extremadamente importantes que están abiertos en amplios sectores políticos y que se cuelan en el libro no tanto como conclusiones a consecuencia del texto escrito, cuanto como añadidos intercalados en diversos momentos que reflejan ideas previas del autor o autores. Al margen del estudio realizado sobre la corrupción aparecen impostados algunos conceptos con cierta presencia en algunos sectores sociales que defienden la idea de que la democracia española actual se sustenta en un nacionalismo españolista, consecuencia de ser una extensión del franquismo que según ellos inunda esta sociedad, en lo político, social, económico, religioso… de ahí que para los autores la corrupción franquista explique la corrupción actual, y la baja calidad democrática española, que obligaría a derribar el que llaman Régimen del 78.

Los asuntos sobre los que se apoya dicha teoría de vincular franquismo y democracia, se afirman implícita o explícitamente en el libro, tomados aquí individualmente como aspectos diferenciados para mejor análisis, realmente forman un conjunto, un corpus teórico en el que se relacionan unos con otros. Sobre ellos expondré opiniones diferenciadas y más extensas que las contenidas en estos párrafos, tratando de mostrar que es posible otra mirada a la misma realidad siempre multirelacionada y, por tanto: 1) con los mismos datos obtener distinta conclusión, y 2) con otra mirada obtener diferentes datos, y distinta conclusión. Los temas formulados sin orden de prelación, son los siguientes:

1)      Corrupción, dimensiones comparativas. En España, según se deduce de expresiones escritas en el libro somos más corruptos que los demás, deja la sensación de que somos uno de los países más corruptos del mundo. Pero ello no queda constatado por estudios de comparación internacional, ausentes del libro. Por lo conocido, no puede afirmarse que seamos extraordinarios en lo malo, pueden aportarse pruebas que indican nuestra normalidad en el mundo occidental, como en tantas otras cuestiones, vemos caer la lluvia fina que hace calar un cierto complejo de inferioridad. Personalmente, a pesar de que los estudios de Uslaner y Rothste puedan tener relevancia y utilidad no acepto el determinismo en la correlación entre educación en el siglo XIX con la corrupción en el XXI, al menos no parece corresponder con grandes países del mundo occidental, EEUU, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Holanda…

2)     La democracia española es de baja calidad. La afirmación debería deducirse de algún estudio comparativo realizado a escala nacional e internacional, pero nada más alejado de la realidad, es otra idea previa, que merece discutir porque está asumida por mucha gente cabreada como consecuencia de la crisis. Su concepción y difusión con grandes medios fue puesta en común por sectores interesados, nacionalistas periféricos, particularmente insistentes en pretender crear un enemigo imaginario más fácilmente despreciable y vencible nacional e internacionalmente al asemejarlo al franquismo. La realidad que podemos comprobar en múltiples comparaciones es que España es una de las democracias avanzadas del planeta.

3)     El pasado de España: desastroso, dictaduras, religión, poder clerical, infradesarrollo social y económico, y un nacionalismo españolista, han conducido a este país a ser uno de los atrasados de Europa en el pasado. La idea de la existencia del nacionalismo españolista recorre muchas páginas del libro, pero cuidadosamente se hurta la presencia del mismo tipo de nacionalismo vasco y catalán, por sí en cada territorio, o integrados en las élites gobernantes españolas durante los mismos años. Se olvida la otra cara de la moneda, los otros españoles que lucharon contra esas dictaduras, religión, poderes… la ilustración española también forma parte del pasado españolista muy similar al europeo. Los otros. Fascismos hubo en toda Europa, no solo en España, aquí hubo lucha y resistencia. Todo el mundo tiene pasados, que convenientemente tapados u olvidados, o mirados condescendientemente ofrecen brillos sin mácula a muchos otros sistemas y países.

4)     Ultranacionalismo españolista. España siempre fue un país carca, carpetovetónico, atrasado, clerical… es un país gobernado por nacionalistas españolistas carcas, ahora cercanos al franquismo. Pero no aparecen los otros nacionalismos periféricos, vascos y catalanes, su participación y liderazgo en las huestes carlistas, -dios, patria, fueros- lo que parece oponer ideas de maldad-bondad, carcas-españolistas vs catalanes modernos… No citan el amplio cuerpo doctrinal de teóricos catalanistas, racistas, xenófobos, supremacistas, de pistoleros, de catalano-fascistas… tan semejantes en todos los conceptos con los que  en el libro consideran ultras españolistas, no citan que en muchas ocasiones de esta historia común comparten posturas, batallas e intereses.

5)     El Franquismo como eslabón de una cadena anterior e hilo conductor de la transición y por tanto baja calidad de la democracia subsiguiente. Sin entender la lucha y resistencia republicana como componente esencial del españolismo, sin entender que el antifranquismo es también españolismo. Y sobre todo sin entender que el franquismo resulta imposible, sin incorporar en ese bloque de poder a la oligarquía financiera vasca y la burguesía catalana, junto con el militarismo africanista, los monárquicos y la iglesia católica, los terratenientes andaluces extremeños… son claramente el franquismo. El franquismo no existiría sin requetés navarro vascos, sin carlistas catalanes, sin el dinero vasco-catalán

6)     El modelo de Transición… fue una derrota: silencios impuestos… la transición fue impuesta por franquistas adictos al Movimiento reconvertidos en demócratas gracias al entreguismo del antifranquismo… Que no fue una revolución parece evidente, Franco murió en la cama, Tan evidente como que no existió tal modelo. Hubo varias ideas/propuestas/planes, que chocaban entre sí, y cada poco caían para elaborarse otros nuevos en cada uno de los variados frentes de lucha entre fuerzas internas, con múltiples contradicciones dentro de las mismas que variaban en función de nuevos acontecimientos ocurridos a enorme velocidad, luchas obreras, estudiantiles, nacionalistas, enorme crisis económica internacional, enorme crisis económica nacional, final de etapa de crecimiento agotada, variación de apoyos externos con la geopolítica alterada,… la resultante, la sociedad que vivimos después, ni de broma fue una mera continuidad del franquismo, aunque lógicamente contuviera muchas de sus gentes e ideas en puestos relevantes.

7)     Esta democracia que insistentemente denominan ‘Régimen del 78’ como clara forma de desprestigiarla y asimilarla al franquismo. No se demuestra, no se realiza un estudio comparativo con el franquismo, económico, social, religioso, judicial, militar, etc. aunque sí se escriben zonas oscuras, defectos, y problemas irresueltos como pretendida justificación. Como si alguna democracia, incluidas las europeas, no tuviera zonas oscuras y basura, cloacas, represión y miseria. La idea ilusoria de que una democracia sea un paraíso, acompaña en muchos casos a la idea religiosa de personas inmaculadas, santas.

Sistema electoral. No me resisto a citar la crítica que realizan en el libro al sistema electoral español como potenciador del bipartidismo… de las últimas elecciones generales celebradas tenemos una representación en el Congreso de los Diputados de 19 grupos políticos diferentes, lo cual es bastante más que en la mayoría de países y no parece corresponderse con la idea expresada en las páginas del libro. Por supuesto el sistema electoral merece críticas y corrección, pero conclusiones como la referida parecen metidas con calzador y dan idea de poco rigor volcado en el texto.

8)    España país federal. País centralista afirma el trabajo, conclusión que no procede de lo aportado por el estudio que se está leyendo, se da por hecho, pero no se demuestra. La realidad hoy muestra una España federal, en el que el uso de dicho término federal parece dar miedo, tanto a derecha como a izquierda. El grado de autonomía o soberanía relativa de los territorios, legislativa, judicial, ejecutiva, económica, etc. es comparable con cualquier otro país federal.  Con evidentes problemas y cambios pendientes, como la creación/adaptación de más y mejores organismos federales que reduzcan de una vez el abuso de la relación bilateral territorio-estado, propia de una confederación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario