domingo, 3 de febrero de 2013

Particularidad de la crisis española. La derechona ocupa la dirección


Hay cuestiones específicas de la crisis española, cuya manifestación más evidente es la tasa de paro, la global y la que afecta a los jóvenes, de las mayores del mundo. Si todos los países sufrieron la misma crisis financiera internacional las explicaciones de esta enorme diferencia deben encontrarse en otros aspectos internos, como son: el excesivo peso productivo en el PIB de la construcción, extensivo en mano de obra y con muy baja incorporación de valor añadido, pero al que basculó la mayor parte del crédito bancario; lo anterior forma parte de la burbuja inmobiliaria y de crédito que enterró 500.000 millones de euros en arena y ladrillos, millones que no teníamos, y que se pidieron prestados al exterior por los agentes privados y no públicos y que ahora nos ahogan; abandono industrial y poca atención a su modernización; pocos esfuerzos dedicados a la I+D+i y la cultura del conocimiento en el modelo productivo; la pérdida de competitividad continuada, que tiene que ver con el desarrollo de puntos anteriores; los déficits de la balanza por cuenta corriente, nuestro insuficiente ahorro interno para los recursos que demandábamos, etc., sobre ellos he escrito otros días, -en anexos figuran enlaces-.

Otro aspecto particular del caso español, tiene que ver con el carácter de liderazgo que ostenta la ‘derechona’ desde hace años, que influyó en la gobernanza de España, en sus instituciones y políticas, sobreponiéndose al resto de la derecha a la que domina, y bajo cuya dirección se desarrollaron gran parte de las particularidades citadas arriba que nos trajeron hasta la crisis española y que está influyendo en el desarrollo de los acontecimientos que marcarán la salida, en la forma que ellos intentan determinar. Siempre estuvieron ahí, pero con diferente papel en función del equilibrio que mantenían con el conjunto de fuerzas de la derecha, durante la transición con la UCD fueron relegadas a planos inferiores y es con Aznar a mediados de los noventa cuando vuelven a concentrar fuerzas y hacerse con la dirección del bloque conservador.

En ese grupo encontramos individuos de muchos sectores, judicatura, partidos, patronales, universidades, colegios profesionales, Reales academias, ejército y policía, grupos ultras, grandes empresas, dentro de las cuales un sector de gestores de capital surgieron de la privatización de grandes empresas públicas realizada por Aznar; el grupo retrógrado que controla la jerarquía de la Iglesia y que comandó la contrarreforma española apagando los cambios del Vaticano II, acompañado cada vez más por organizaciones ultra-religiosas que aumentan su poder económico e ideológico en la enseñanza y en los medios; una parte muy importante en el entramado de este poder, es la pléyade de periodistas y tertulianos que controlan gran parte de la prensa, radio y televisión que son los agitadores y propagandistas que difunden, nuclean y dan fuerza a las ideas ultras y que apoyan sin ambages en lo personal a sus líderes, arremetiendo contra todo lo que huela a rojo, verde, malva y laico. Y por supuesto contra su enemigo socialista que ellos perciben como su peligro en el poder político.

El entramado anterior forma el grupo dirigente del proceso de cambio en España, -volviendo hacia el pasado- sin intentar sumar ilusiones y esperanzas hacia un proyecto de futuro, plagado de tópicos y viejas ideas basadas en: la religión, el ordeno y mando, los negocios amañados y los pelotazos con la ayuda de políticos del clan. Desprecian el trabajo y la producción –amados por sectores burgueses-, amparan y justifican la corrupción de la que se nutren muchos de ellos, defienden los favores para colocar a familiares, y desprecian lo público, salvo que les sirva a sus intereses; odian los impuestos y la solidaridad, ya que solo creen en la caridad; amantes de los jefes poderosos, los ‘duces’, odian lo sindical, y al trabajador –que se jodan- y al trabajo mismo; desprecian la competencia, el mérito y el esfuerzo de la gente y solo confían en aquellos colocados de la tribu con chanchullos, los apellidos y enchufes; desprecian la investigación,  lo cual representa esfuerzos y odian la ciencia, que trae luz y racionalidad; hay que estar locos y odiar al pueblo español para escupir contra la cultura, cine, teatro, escritura,… despreciando la potencia expansiva del español, una de nuestros mejores recursos para introducirnos en el mundo; se creen dueños de España, lo cual explica su derecho a no explicar corrupciones, excesos, etc. y por tanto con derecho para expulsar al resto y por ello se apropian de los símbolos contaminándolos–afirma Carlos Espinosa de los Monteros ‘’la extrema derecha ha hecho mucho daño patrimonializando la bandera de España, cuando es de todos’’ desde su puesto de Alto Comisionado del Gobierno para la marca España... Viejos trileros, dicen en público lo contrario que hacen en privado. Odian todo lo rojo, y lo malva –no solo al PSOE, las otras izquierdas las toleran si les sirven contra los socialistas- y querrán desmontar todo aquello que se lo recuerde.

Sus integrantes se creen iluminados por Dios y la historia, en posesión de la pócima mágica que resolverá todos los problemas, por tanto se consideran autosuficientes en sus grupos ideológicos y sociales, y como consecuencia el resto de gente que no les sirva, está sobrante, son prescindibles, segregables. Estos individuos de la derechona están negados para el diálogo que implica aceptar que la otra parte pueda aportar algo, están poco preparados para la negociación que supone compartir y ceder por principio, solo les interesa la derrota total del enemigo y así cada problema lo llevan hasta límites que agravan la convivencia de los españoles y que en algunos casos como el catalán puede hacernos temblar. Son herederos de aquellos antiguos españoles taciturnos e iluminados que creían tener absolutamente toda la razón, por lo que huelga decir que todo lo que se cambie como consecuencia de la crisis, o aprovechándose de ella, será exclusivamente a su imagen y semejanza. No habrá los pactos necesarios y convenientes para salir con buen pie de la crisis, porque ello supone ceder a todas las partes, aceptar que otros puedan opinar y colaborar en crear una sociedad común, laica.

Hay otra derecha, sin duda, y no se trata de que moralmente sean mejores o peores, sino de que políticamente son distintos,  con otras concepciones sobre el mundo y la sociedad, incluso dentro del PP, pero quienes dirigen hoy al conjunto de los conservadores, son los anteriormente reseñados, un grupo de personas con amplios y fuertes lazos clientelares, que los relacionan y en los que se apoyan. Hubo otra burguesía en este país durante la transición que no se sometió a la derechona y participó con los partidos nacionalistas –que tienen también hoy una parte de la misma- con el PSOE y PCE,… Aquella UCD personificaba políticamente la burguesía que lideraba el proceso de la mayoría de los conservadores, que en aquellos momentos tapó y paró a la carcunda y pudo junto con otros españoles proyectar futuro, proyectar país, pactar y dialogar con otros intereses y otras sensibilidades para construir un equilibrio social que ahora se destruye.

Muchos millones de personas, incluidas las élites políticas y económicas españolas, no vieron venir la crisis, no prepararon al país para ello, y solo se aferraron a la infundada esperanza de que estos acontecimientos fueran una tormenta que escampara pronto y así todo volvería a ser parecido a como habían vivido anteriormente. No será así, sabemos que todo cambiará aunque desconocemos la dirección final que tomará y si no participamos como protagonistas en las modificaciones que hay que realizar, la realidad nos arrasará y otros individuos y grupos con distintas ideologías e intereses diferentes a los nuestros, organizarán la vida para los próximos 35 años. Participar requiere agrupar fuerzas en torno a un proyecto que pueda contraponerse al PP que ahora lidera, ejecuta y campa a sus anchas modificando todo lo que quieren en la manera de sus intereses. Porque como era previsible, de la derrota socialista no se infiere mayor poder para la izquierda, sea verdadera o plural, sino un apabullante poder azul oscuro al que no se contrapone casi nada.

La mayoría de españoles vivimos una sucesión de recortes y dificultades en las condiciones de vida, desajustes, penurias, no solo materiales, también morales que atentan contra la dignidad de grupos y personas, pérdida de bienes materiales y sueños, derrumbe de planes anteriores y previsiones de futuro que vemos cada vez con mayor incertidumbre… Ante esta situación vuelven las trincheras, si es que alguna vez desaparecieron de la vida nacional, los problemas se fuerzan dicotómicos, -allí o aquí; conmigo o contra mí; con la izquierda o la derecha; o esta política o el caos; o recortes o nada; o paro o nada;… falsa seguridad inútil para encontrar soluciones, en un  mundo en el que se aprecian cada vez mayor cantidad de matices y diversidad de aspectos, contradicciones en cada cuestión, así ante cada política anticrisis, surgen contraindicaciones, inseguridad en su aplicación, cuanto más en sus resultados, aunque solamente fuera por la disparidad de fuerzas que se opondrán y lucharán contra ella, tanto las teóricamente amigas como las enemigas. En este mundo si se pretende que una política sea solución de algo, con posibilidades de resultar positiva para amplias mayorías de población y perdurable en el tiempo, ésta debe ser consensuada, pactada, aceptada por amplias mayorías.


No hay comentarios:

Publicar un comentario