Al contar lo que muchos pensamos y pocos nos atrevemos a decir no se pretende molestar al pensamiento oficialista de las izquierdas. Todos estamos bañados de miedos, unos más que otros, es verdad, pero todos callamos cosas que sabemos podrían incomodar a quienes las escucharían, impidiendo con ello posibles cambios de rumbo que podrían mejorar situaciones. La verdad esto es desesperante así que de perdidos al rio. Veamos algunas.
En los últimos tiempos con la crisis y debacle en el sector socialista han aparecido proyectos nuevos como EQUO. La idea de unir el entorno rojiverdemalva no es nueva, lo es el momento y las condiciones que rodean el proyecto y quizás el ímpetu inicial. En ese territorio pretende habitar IU desde hace 30 años sin haber conseguido despegar con fuerza. La realidad es que hoy tenemos dos proyectos, que podrían ser complementarios (probablemente en el futuro no les quede otra salida) ya que uno posee un estimable grado de conocimiento social, un 75%, y cuenta con una potente organización que tiene abundantes cuadros experimentados. Su hándicap es que está anclada al pasado, me refiero claro está al PCE o comunistas varios, que son una pesada losa que nunca les dejó avanzar, (alguien se imagina a la ciudadanía europea peleando masivamente por modelos de sociedad como Cuba y Venezuela, iconos muy presentes en sus imaginarios).
Esa losa que impide adaptarse al mundo actual incorporando nuevas sensibilidades, es la que en mi opinión determinó la acertada decisión de Equo de no pactar o integrarse en la coalición. Se los hubieran comido, fin del proyecto. Pero es cierto que este nueva aventura que concita muchas ilusiones y puede agrupar fibras nuevas, apenas tiene conocimiento social, (menos de la mitad de la mitad que IU), un 15%, además está carente de organización en la calle aunque parece que con mayor implante y uso en las nuevas tecnologías, en la política 2.0.
El proyecto está pidiendo a gritos que la gente que cree en él salga a la calle a manifestar su existencia, repartiendo su tiempo entre el ordenador y las relaciones directas con individuos en barrios, asociaciones, empresas, movimientos sociales…Si no lo hacen y pronto, el resultado electoral podría ser negativo, lo cual pesaría gravemente en las posibilidades del proyecto, que necesitaría para despegar de mucha mayor fuerza diaria.
La batalla pondrá sobre el tapete, lo nuevo y lo viejo. Las nuevas tecnologías y redes sociales sin las cuales no se podrá hacer política en el presente futuro, y las viejas maneras de la calle, sin las cuales no se puede hacer política en el presente. O dicho de otra forma, la realidad social hoy es bastante más amplia que las políticas con nuevas tecnologías. Creo que la una sin la otra no manifiesta toda su potencia. Las redes sociales pueden comunicar y extender mensajes y convocatorias a gran velocidad saltándose censuras e impedimentos, fundamentalmente si se apoyan en los altavoces de los medios de comunicación tradicionales, pero al final son las gentes en las calles las que determinan su impacto y en unas elecciones, el impacto es el voto, que nunca podrá ir a quien ni se sabe que existe.
Entiendo que hay formas de impactar con las nuevas tecnologías sobre todo en públicos jóvenes y que existen formas de influir en la realidad con ellas, pero creo que hoy todavía tienen más peso para los poderes aquello que influye/atenta sobre la producción y la organización social y política. Una de las cuestiones que influye en la organización son los votos, sin ellos, proyecto frenado.
Si un conocimiento alto de IU, como el que tenía la ciudadanía, los permitía sacar un parlamentario o dos, o en término de votos entre 1 y 2 millones, no entiendo cómo sin conocimiento ciudadano, puedan tenerse expectativas de triunfos con 3 o 4 parlamentarios, con la misma ley electoral, o como se espera obtener un buen resultado. En todas partes esperan aprovecharse de la debacle socialista, pero me temo que el caladero no da para todos, son demasiados a comer de la misma tarta, UPyD, IU, Equo, nacionalistas, peperos, etc.
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