viernes, 25 de octubre de 2019

Incomprensión del fascismo: de sus ideas y comportamiento


Muchas personas solo ven el fascismo en sus resultados finales, guerra, campos de concentración, … y señalan fundamentalmente al nazismo, ¿pero por qué llegaron a tanta muerte y horror, ¿qué pasó antes del final, ¿qué los motivó, ¿cómo actuaban? Los fascismos fueron, son, movimientos de masas con un conjunto de ideas y comportamientos consolidados en sociedades en crisis, que entre otras cuestiones mezclan nacionalismo y racismo, crean una mitología de la diferencia que les permite justificar represión y brutalidades. Los horrores de las cámaras de gas, son una particularidad del nazismo, son los que están presentes en la memoria de una parte de la humanidad, pero no es lo que define los fascismos, por otra parte, diferentes en cada época y lugar, para llegar a ello, antes pasaron años de activismo social soportado en una ideología en gran medida pretendidamente revolucionaria.

Algunos fascismos en particular, como el nazismo lanzaban ideas antisemitas, anti gais, anti gitanos, anti comunistas, luego marcaban sus comercios, casas y calles, marcaron a las personas con una señal en la solapa, los quitaron sus derechos, echaron de sus barrios, esclavizaron, etc. etc. En el mundo moderno para marcar a un contrario no es necesario ponerle un lazo, puede hacerse a la inversa, marcándose todos los del mismo grupo dejan marcados a los que no lleven la señal y así pretenden evitar la comparación con la práctica nazi. Pero si miramos más lejos de la apariencia, la esencia de la marca, era distinguir al otro, al enemigo, para marginarlo y hacerle acreedor a insultos y menores derechos, eso es lo que pretenden los lazos amarillos, la imposición de la lengua, la rotulación en los comercios, … la idea esencial es la misma que antes, unificar al grupo y señalar al contrario.

Detenerse en el resultado final de guerra, en el holocausto, es una actitud que impide la comprensión del fenómeno social fascista que fue/es un movimiento de masas en lucha, cuyos integrantes no tenían desde el principio la pretensión de hacer campos de exterminio, tenían fe en sus ilusiones revolucionarias creadoras de un mundo nuevo que corrigiera lo que ellos padecían y no querían, la cuestión es que en ese camino se llevaban por delante a la mitad de la población. No prestar atención a sus comienzos y consolidación muchos años antes de ver sus horrores, supone encubrirlo en cuanto movimiento de masas y dejarlo cual producto de la pura maldad humana, como si de un grupo de asesinos en serie se tratara. No son los asesinos en serie los que han votado a Bolsonaro, como demuestra Kiko Llaneras, la mitad de brasileños votaron fascismo, fundamentalmente blancos, de rentas más altas, residentes en mejores ciudades y barrios, empresarios, casta política y económica, comerciantes, y decenas de millones ultra-religiosos, obreros, desheredados, lumpen han salido a las calles con vistosas ropas y banderas apoyándolo… Muchos fascismos llegan al poder mediante los votos.

Aquí intentaremos utilizar el concepto fascista, como expresión de un comportamiento político-social organizado en torno a unos objetivos, definido por una filosofía, por una visión del mundo y las relaciones sociales. Los aspectos que dotan al concepto fascista de su significado han sido teorizados y definidos históricamente a partir de su práctica histórica de comienzos del siglo XX en Europa fundamentalmente, y a pesar de las diferencias de interpretación, teorización y análisis existentes, es posible aceptar unos elementos comunes de conceptualización. Zeev Sternhell –junto con  Sznajder y Asheri- mantiene la teoría de que los inicios ideológicos del fascismo se produjeron en Francia a finales del siglo XIX, antes de la I Guerra Mundial ya existía corpus teórico maduro, que ellos identifican con el nacionalismo radical, nación considerada como entidad orgánica, organismo vivo, el combate contra la democracia liberal, su lucha anti-ilustración, contra el racionalismo, contra la laicidad y en defensa de la religión y de lo emocional, del heroísmo y el culto a la muerte, la veneración de la historia y de los antepasados, el antisemitismo, la búsqueda de un sindicalismo revolucionario ni anarquista, ni marxista, la violencia como recurso de cambio social, la revolución de las masas,… semillas que les llevaron posteriormente durante la II Guerra Mundial, el gobierno de Vichy en su alianza con los nazis, y a su particular persecución a los judíos en 1940. Los primeros fascistas organizados fueron italianos en los inicios de los años veinte. Los nazis, no es hasta finales de la década de los ’20, comienzos de los ‘30 cuando se afianzan nacionalmente. La Falange en España se expande en los ’30. En los ejemplos conocidos su nacimiento organizado se produce en diversas localidades de los países donde surgen, formando grupos que coexisten y luchan entre sí durante un tiempo por el poder, hasta que uno logra la hegemonía sobre el resto.

Siguiendo con la idea de Sternhell, Sznajder y Asheri, en la medida de existir una ideología fascista, no puede afirmarse que como consecuencia de su derrota en la II Guerra Mundial el fascismo pudiera desaparecer para siempre. Un facha, será el individuo que soporte su visión del mundo en ideas parecidas y se comporte de forma similar a aquellos que se relacionaban con presupuestos e ideas fascistas definidos con la aceptada diversidad de tiempo y lugar. Y ello será así, aunque esa persona no haya estudiado sus escritos, ni sepa de donde proceden las ideas que guían su actividad social junto con el grupo de amigos, aunque no hayan leído nada sobre los comportamientos con que actuaba el fascismo francés, italiano, el nazismo o el falangismo; por supuesto su caracterización será independiente de que dicho individuo se dé a sí mismo título de progresista o se dote de pátina moral distinta o superior. El comportamiento fascistoide será aquel aspecto particular puesto en práctica por una persona o grupo cuya actividad y actitudes contenga rasgos fascistas.

La idea simplificadora y extendida por la III Internacional, de que el fascismo es un instrumento del capital, no explicaba el por qué movilizaron tantos millones de personas, obreros y campesinos; introducir la dicotomía de derechas e izquierdas, capitalistas y obreros, impide comprender el fenómeno. Los capitales se mueven velozmente por el mundo globalizado, saltando de un país a otro, de una empresa a otra, apoyando o destrozando cualquier ideología, gobierno, institución, partido, etc. que en ese momento no les sea de utilidad, la cuestión es que el capital, mejor los capitales, son diversos y luchan entre sí, por tanto definir algo en función de ser instrumento del capital, como si al otro lado estuviera la internacional obrera oponiéndoles un objetivo concreto, resulta poco útil. Las democracias combatieron al fascismo en la II Guerra Mundial, los neofascismos, postfascismos, europeos combaten las democracias actuales, un capital apoyaba el bando aliado de las democracias en la II Guerra, y otro capital apoyaba al Eje.

Hoy unos capitales apoyan la Unión europea y otros capitales apuestan por derribarla, y apoyan a los neofascistas; cuando entró en graves dificultades que hacían peligrar su continuidad, el partido de Le Pen en 2014 fue apoyado por Putin, recibió millones de dólares del capital ruso; Steve Bannon, factótum de la campaña ultraderechista de Trump se instala en Roma o Bruselas, para prestar apoyo a los neofascismos europeos. Los apoyos del capital promueven movimientos de masas aglutinador de clases medias y sectores de clase obrera destrozados por las crisis, la transversalidad de muchos movimientos hoy recoge a los perdedores de la globalización, de las crisis, a los indignados, xenófobos, racistas, machistas, a todo aquel que tenga cuentas pendientes con el mundo. En Francia por ejemplo, cientos de miles de votos a Le Pen salen de los feudos que fueron del Partido Comunista Francés, en Italia a Salvini le siguen cientos de miles de desheredados y parados, en EEUU el capital, los ricos, las élites, apoyan tanto a republicanos como a demócratas, pero entre los votantes de Trump, los que le hicieron ganar, fueron millones de obreros industriales precariados, xenófobos, machistas, despedidos de industrias en crisis… No, no todos sus apoyos proceden de esos sectores, pero sí gran parte de los mismos. Y sí, en sus filas también hay señoritos, hijos de papá.

Habrá que explicar aspectos que configuran el concepto fascista, para comprobar después lo que se asemeja cada movimiento social, aclarando que los fascismos siempre encendieron las conciencias hablando de hacer revoluciones, de crear un mundo nuevo, de conquistar futuros maravillosos, arrancar la independencia que les quitaron sus opresores, recuperar pasados imperiales, sus discursos están llenos de héroes y mártires, de lucha y esfuerzo, de glorias pasadas y auroras claras en el futuro. Al principio, algunas de las cosas que decían no parecían peligrosas, al contrario, para mucha gente eran revolucionarias, luchaban contra la democracia liberal y por la construcción de una revolución social, distinta al socialismo/comunismo, lo que decían irradiaba aventura, emoción de lucha, enaltecía la acción contra la aceptación adormilada de la situación en busca del hombre nuevo. En todo caso nadie analiza entonces a fondo discursos y slogan, en aquellos momentos faltaba un estudio a posteriori de sus resultados, faltaba saber qué harían realmente.


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