lunes, 19 de noviembre de 2018

COMIENZO DEL FASCISMO. Cataluña. Antes y ahora tras las crisis. (III)

Comienzos del fascismo. Su consolidación, antes y ahora en las crisis 

Es frecuente tener como única referencia del fascismo su tramo final de barbarie, sobre todo concentrado en el nazismo, aparecen torturas, campos de concentración, exterminio,… sus resultados deben recordarse, pero al tiempo, no debemos olvidar sus comienzos y consolidación por toda Europa. Zeev Sternhell, sitúa el nacimiento de la ideología fascista en la Francia de finales del XIX, ‘La ideología fascista nació de la ideología anti-racionalista, anti-materialista y anti-marxista y del nacionalismo radical que ya existía previamente… Todas las bases del nacionalismo orgánico: el culto a la muerte, la veneración de la historia, ya existía en la derecha radical francesa… la idea de nación como un organismo vivo no es una invención italiana… La combinación del nacionalismo histórico, radical y orgánico, con el culto a la historia, la veneración por los antepasados enterrados en esa tierra y el Blut und Boden,… el vaciamiento de los contenidos racionales…’ La idea fuerza es potente: la rebelión cultural precede a la revolución política. 

La consolidación del proceso de fascistización se produjo durante las décadas de los años ’20 y ’30 en toda Europa, hubo en Francia, Reino Unido, Austria, Holanda, Hungría, Bulgaria, Rumanía, Grecia, en los Balcanes, Finlandia, Dinamarca, Suecia… el apoyo encontrado por los nazis en estos países es una de las razones que explican la rápida expansión alemana durante los inicios de la guerra. Este trabajo prestará atención a las referencias de Italia, Alemania y España, principalmente. En Cataluña han sido muchos años desarrollando ideología nacionalista, racista y xenófoba entre la gente, hoy independentistas, el resultado se manifiesta en su práctica social que está consolidando la fascistización del movimiento independentista. Por proceso de fascistización, siguiendo al Profesor Javier Jiménez Campo, se entiende «aquél a través del cual el fascismo va consolidándose en la formación social mediante la ideologización de amplias capas de la población y apoyado en las relaciones establecidas con diversas fracciones burguesas»– tomado de José Ramón Montero Gibert y Ricardo L. Chueca Rodríguez en ‘El fascismo en España: elementos para una interpretación’, los cuales citan a Jiménez Campo.- 

El fascismo no nace repentinamente, se incuba y necesita un tiempo de maduración hasta su consolidación, habitualmente en tiempos de enorme crisis económica, que provoca una grave crisis política en la que se produce, ‘la ruptura del vínculo representantes-representados, esta ruptura progresiva afectó ante todo a la relación de representación… una ruptura entre los representantes políticos –partidos y personal políticos- de la burguesía y sus representantes’… produce la duplicación institucional de esos partidos por una serie de redes paralelas, funcionando como correas de transmisión de poder y de las decisiones…como núcleos de reorganización política, hasta la instalación de verdaderas redes paralelas… escribe Nicos Poulantzas en ‘Fascismo y dictadura’, Siglo XXI, 1971-1973. 

Años después la idea del proceso de fascistización sugerida por Poulantzas es transmutada y ampliamente desarrollada como construcción y extensión de la ideología por Zeev Sternhell, junto con Sznajder y Asheri, en ‘El nacimiento de la ideología fascista’, siglo XXI, 1994, el cual explicita así: ‘Este libro se basa en dos presunciones: La primera es que el fascismo, antes de convertirse en fuerza política, fue un fenómeno cultural. El crecimiento del fascismo no hubiera sido posible sin la rebelión contra la Ilustración y la Revolución francesa que barrió Europa a fines del siglo XIX y principios del XX. En cualquier lugar de Europa la rebelión cultural precedió a la política: la ascensión de los movimientos fascistas y la toma de poder fascista en Italia fueron posibles solo debido a la conjunción de la acumulada influencia de la revolución cultural e intelectual con las condiciones políticas, sociales y psicológicas creadas a fines de la primera guerra mundial… El segundo postulado que deriva del primero, es que en el desarrollo del fascismo, su marco conceptual tiene un rol de especial importancia. No cabe duda de que la cristalización ideológica precedió a la acumulación de poder político y fue la que estableció las bases para la acción política.’ 

Desafección política e insatisfacción con el funcionamiento de la democracia en Cataluña, se detectaron como problemas desde los inicios del nuevo siglo y propiciaron varios estudios desde la Generalitat, específicamente el publicado en la Serie Monografías, ‘Elementos y significados del malestar con la política en Catalunya’. Dice dicho estudio ‘Las conclusiones del estudio sugieren que, aunque la política y la democracia pueden coexistir e incluso alcanzar importantes grados de estabilidad con altos niveles de insatisfacción entre sus ciudadanos, ni su legitimidad ni el sentido interno de autoridad que los ciudadanos proyectan sobre la democracia debería darse por descontado. Algunos de los rasgos del discurso público de la ciudadanía evocan, por el contrario, significativas lesiones de confianza en la relación entre representantes y representados.’ 

Es con la explosión de la crisis económica y política tras 2008, -en 2009 nacen los primeros referéndums municipales independentistas y se crea la A.N.C., un pilar básico del proceso- cuando aparecen firmes sus resultados, crisis de representación en las instituciones y los partidos, son tiempos del no nos representan del 15-M, destrozo de partidos clásicos y sus líderes por la corrupción que obliga a disolverlos y crear otros, la crisis de representación política no suprime los partidos, pero sitúa en primera fila redes paralelas que funcionan como correas de transmisión y de poder, tal como señalaba Poulantzas, agrupaciones, organismos, y múltiples formatos catalanistas tipo ANC, Ómnium, AMI, etc. que generan, impulsan, deciden, y dirigen el movimiento por la independencia. 

Poulantzas diferencia entre los comienzos del proceso de fascistización y los orígenes del fascismo, -además hace hincapié en su distinta actuación desde los poderes del estado una vez conquistados-. Los comienzos son la difusión de ideas formando una visión del mundo y su deseo de cambio, hasta instalarse abundantes en sectores intelectuales y sociales, no están marcados por el nacimiento de las organizaciones fascistas, las cuales, aunque existieran no serían visiblemente significativas, esas organizaciones pueden existir durante tiempo sin ser relevantes y tomarían fuerza posteriormente, tras los enfrentamientos producidos durante el tiempo de crisis. 

El proceso de fascistización es el caldo de cultivo de las ideas fascistoides que se va introduciendo en ‘las masas’, es el tiempo de la construcción de la ideología consecuencia de luchas de ideas entre múltiples intelectuales europeos, las cuales ya aparecen como fuerza de cambio y van adoptando ideas de desprecio por la democracia y sus leyes que no resuelven penurias, van interiorizando comportamientos hacia otros seres humanos, sobre todo los extranjeros, a los que responsabilizan de su miserable situación y los ven como amenaza, se extiende la desconfianza hacia los partidos y sus representantes políticos,… son momentos de luchas internas entre los bloques de poder en cada país, sin que una opción domine claramente a las otras imponiendo su hegemonía durante este proceso de crisis de representación de partido… llegado un punto de no retorno en el que el fenómeno fascista ya es difícilmente evitable y éste ocupa el poder entre partidos y el poder de los aparatos del estado. 

En Cataluña –y en el conjunto de España- como consecuencia de la crisis económica se ha producido un empeoramiento de las condiciones de vida, agravada la percepción al venir de la etapa de bonanza de años anteriores que rompió con la escasez generalizada anterior a la Transición, este es un hecho además, novedoso para quienes nacieran después del franquismo. Marina Subirats sintetiza lo ocurrido: ‘’el camino que transcurre entre la escasez y la abundancia y el que describe el cambio que experimenta un grupo humano cuando pasa de una situación que podemos considerar como de necesidad a la que podemos caracterizar como de libertad. Se trata de dos procesos centrales…De la escasez a la abundancia: hasta los años ochenta, la nota dominante en la sociedad barcelonesa fue la de la escasez…De la necesidad a la libertad: la sociedad catalana anterior a la transición política estaba profundamente marcada por lo que podemos llamar, necesidad, en un sentido muy concreto: la capacidad de las personas para poder elegir sus formas de vida, para controlar las condiciones en qu4e esta se desarrolla, era enormemente limitada. ‘’De todo ello hay que retener un hecho fundamental que hemos podido comprobar a través de este análisis: la gran disminución de las desigualdades económicas en la Región Metropolitana (de Barcelona), sobre todo en los años ochenta y noventa’’. Marina Subirats, ‘Barcelona: De la necesidad a la libertad. Las clases sociales en los albores del siglo XXI’. UOC Ediciones.2012. 

La crisis que comenzó en 2008 ha destruido expectativas sobre el futuro, el cierre de negocios, el aumento del paro, la precarización y los desahucios, caída de actividad económica, aumento de deudas, cambios en modelos productivos, revolución tecnológica, reducción del estado de bienestar, mientras ha crecido el miedo y la sensación de desamparo. La globalización ha provocado una reducción de las clases medias en Occidente, y aumento en los países emergentes,… al tiempo que la corrupción aumentaba, su percepción ascendió verticalmente, creció la desafección con la política y la pérdida de confianza hacia los partidos y los representantes políticos, hasta situarlos como uno de los grandes problemas en todas las encuestas del servicio de estadísticas del CEO (Generalitat). En esta situación aparecen grandes movilizaciones del 15-M con especial fuerza en Cataluña, territorio en donde fueron aplicadas las medidas de austeridad antes que en otra parte de España. Todo ello fue utilizado por el independentismo tradicional para generar un movimiento social anti sistema expandiendo de manera populista su doctrina racial y secesionista. 

Los datos facilitados por el CEO, la Generalitat, sobre la percepción que tenían los catalanes sobre cuáles eran sus principales problemas no dejan lugar a dudas, el paro, la precariedad laboral, el funcionamiento de la economía, y un alto grado de insatisfacción con la política manifestado en repetidos estudios… por debajo figura las relaciones Catalunya-Espanya, aspecto que no necesariamente indica en la totalidad de su grupo de opinantes una preferencia por la secesión. Salvando las distancias con el pasado fascista, el caldo de cultivo en Cataluña, España, Europa, en esta crisis económica y política, era el más fácilmente comparable al pasado de entre los últimos cien años, propicio para el ascenso de populismos, nacionalismos, y xenofobia, en el que volver la mirada al pasado buscando salidas en antiguas glorias nacionales que enfrentar a los enemigos externos causantes de las penurias actuales. 

Los independentistas de toda la vida y los sobrevenidos del catalanismo tradicional aprovecharon la oportunidad para redirigir la indignación hacia sueños míticos como la autodeterminación, buscando salidas fuera de los movimientos sociales existentes, así El secesionismo barre los movimientos sociales y el movimiento por la independencia da un salto perdiendo lo concreto de las reivindicaciones para abrazar la mística nacionalista, los independentistas tomaron la fuerza de la indignación para arrojarla contra un enemigo externo, lo español, al que se culpa de todos los males que sufren en la actualidad o hayan padecido en el pasado, reconvirtiendo las luchas hacia la solución de todo para todos, en la independencia. 


La eclosión de los nacionalismos europeos ejerce de parteaguas de los fascismos, entre las dos guerras mundiales se produce la crisis de 1929 y la Revolución Rusa, tiempos en los que la miseria y la crisis política fueron extremadamente agudas provocando grandes luchas sociales, los movimientos obreros cobran fuerza, marxismo, anarquismo, comunismo, por las calles andan millones de personas sin trabajo, despedidas de fábricas desmilitarizadas tras el fin de la guerra, la desmovilización de los ejércitos envía centenares de miles de hombres a sus casas, la pobreza se extiende por cierres de pequeños negocios o talleres arruinados por la crisis, millones de personas deprimidas ayudaron al fascismo a instalarse en el poder. 

Surgen corrientes ideológicas que movilizan políticamente a millones de personas que padecen penurias y sufrimientos, utilizando la mística nacionalista, recurriendo a las emociones, remueven conciencias y suman millones de adeptos. Los discursos fascistas se caracterizaban por hacer llamadas a los sentimientos de los individuos y por la renuncia a la argumentación objetiva; escribía Adolf Hitler: ‘La buena táctica en materia de psicología de masas reside en renunciar a toda argumentación y en presentar a las masas solamente la gran meta final’’. Recuerda uno de los ejes mantenidos por la propaganda populista secesionista. 

A menudo ocurre que quienes practican el fascismo no se dan cuenta, no lo reconocen como tal, han decidido etiquetar una etapa poniendo en el espejo a sus enemigos, y a ello se remiten, el franquismo es el paradigma fascista, y no parece existir nada más. De poco sirven amplias experiencias documentadas en Cataluña, múltiples escritos difundidos de catalanistas defensores de la raza catalana, diferente y superior, xenófobos combatientes contra la emigración, supremacistas catalanes etc. La respuesta más común será negarlo, ellos no. En todo caso afirmarán que Franco existió y el racismo español, variante pobre del, ‘y tu más’. Claro que existió el fascismo y el racismo español, -no merece la pena detenerse en las diferentes formas de abordarlo- porque existió, se combatió, desde posiciones democráticas y de izquierdas, entonces se luchaba contra los intentos del fascismo español por construir un enemigo sobre el que cargar todas las frustaciones, no se justificaba de ninguna manera, se luchaba contra él, batallando con ideas y en las calles, con huelgas y movilizaciones, con altos costes personales, sin apoyo institucional, porque el fascismo ocupaba los puestos de representación social. 

Lo sorprendente del caso catalán es que similares posiciones fascistas no se combaten desde círculos progresistas, al contrario, son apoyadas por muchos que combatieron el franquismo. Imágenes, sucesos, proclamas, de supuestos héroes catalanistas que defienden inequívocamente posiciones racistas, supremacistas y xenófobas, cuyos escritos harían vomitar a los antifranquistas de antaño, hoy son difundidos y aclamados por cientos de webs independentistas, cuando se comenta el asunto y facilitan textos, el máximo argumento que esgrimen es: ‘Franco era fascista’, además de ponerte verde, por supuesto, bastante parecido a lo que hacen los falangistas ante cualquier comentario que realices. La diferencia a señalar es el comportamiento general de la ciudadanía española, a ningún progresista se le ocurre hoy disculpar discursos realizados desde las instituciones del Estado, si el Gobierno glosara a José Antonio Primo de Rivera, si el Congreso proclamara homenajear a Ramiro Ledesma Ramos, se montaría un escándalo mayúsculo, si la Federación de Municipios festejara a las JONS, la oposición y los medios no dejarían títere con cabeza… mientras en Cataluña se organizan habitualmente actos institucionales por poderes públicos y de representación social en defensa de aquellas ideas. 

En el manifiesto de presentación de la Revista Joventut el 15 de febrero de 1900 podemos leer: ‘Todos los que formamos la Redacción somos catalanes y queremos como el que más a Cataluña, y porque la amamos, voldriam que volviera a ser lo que fue en los siglos XII, XIII y XIV, es decir, la primera de las naciones latinas, ya bóvedas la primera de toda Europa. (...) Creemos que nuestro pueblo es de una raza superior a la mayoría de las que forman España’. La Revista Joventut, publicó en Barcelona entre 1900/1906, órgano de expresión de la Unión Catalanista, cuna de diferentes escisiones y organizaciones catalanistas, - La Lliga, CNR, Solidaritat Catalana; Prat de la Riba, Verdaguer, Muntaner, Rovira i Virgili, etc.- fue presidente Doménec Martí i Juliá, autor de ‘Per Catalunya’, figura relevante del catalanismo gran propagandista en La Renaixença, La Pàtria, La Nació, Catalunya, Joventut, La Tralla i El Poble Català. A mediados de 1914 intentaron organizar la UniónCatalanista como partido político provocando numerosas escisiones entre los asociados. En aquellos momentos las proclamas que impulsaba la organización a través de Martí i Juliá, gran ideólogo, eran del tipo fascista xenófobo Cataluña para los catalanes y sus derivadas. La emigración murciana y almeriense, era atacada como grave problema; los pueblos eran la esencia de los organismos vivos, y no los individuos. Estos aspectos continúan inmutables en el actual independentismo. 

‘’Los pueblos, los núcleos sociales diferenciados, las nacionalidades, son organismos vivos en los cuales se encuentran todas las funciones y actividades que posee la personalidad humana. Son organismos más superiores aún que los humanos porque poseen funciones intelectuales y morales más desarrolladas, más extensas, más complejas, y porque puede decirse que son organismos más conscientes y con mayor conocimiento de todos los atributos, antecedentes y accidentes. El elemento fundamental de estos organismos es la personalidad nacional que no está precisamente localizada en el individuo, porque es imposible que la individualidad sea pura y sin defectos…’’ ‘’El catalanismo no es más que la aplicación de leyes naturales que son necesarias a los pueblos para su grandeza’’… ‘’Por esto la tarea del nacionalismo es nacionalizar y arraigar a los desnacionalizados y desarraigados, que es lo mismo que decir humanizar a los catalanes desnaturalizados por sentimientos enfermizos, por sentimientos egoístas…’’ Martí i Juliá, ‘La grandesa dels pobles’, La Renaixenca 17-XII-1899. Tomado de Francisco Caja, ‘La raza catalana’. 

Vila d’Abadal, presidente de la AMI, Asociación de Municipios Independentistas en la campaña electoral compartía lista con Artur Más, condensará esa idea en la frase ‘’No se puede pedir a los emigrantes que se sientan de aquí, sino que se los tiene que obligar. Aquellos que no quieren sentirse de aquí, no tendrán cabida’’. Las ideas de fondo no se pueden contener siempre, se escapan de vez en cuando, aunque en general los programas, las proclamas fascistas, prometían todo, a todos, en todo momento y lugar, así sumaban las fuerzas de la desesperación. La idea de que la independencia catalana resolvería todos los problemas fue extendida por sus activistas, si están en la universidad, ofrecerán estudios gratuitos, si les preguntan las chicas, dirán que la república independiente será feminista, -ya veremos lo que pedían a las mujeres catalanas- por supuesto, si están en asambleas y ante el mundo sindical, el trabajo dejará de ser precario y la independencia dará trabajo de calidad a todos, a las empresas grandes les garantizarán su desempeño y un aumento de negocio porque son más eficientes que los españoles y los mercados estarán abiertos y deseosos de comprar productos catalanes, al comercio pequeño le aseguran sus establecimientos tradicionales en las ciudades y que los grandes centros comerciales no les afectarán, a todos les dirán que los recortes en sanidad y educación los resolverá la república independiente cuando los españoles dejen de llevarse el dinero pagado por impuestos, etc. etc. 

Promesas como las anteriores se escuchan a diario, en universidad y en alcaldías de pequeños pueblos, se oyen por la radio y televisión catalanas, se propagan en las asambleas y corrillos de los grupos pro independencia, se extienden entre las asociaciones de padres-madres en los colegios, entre grupos de jóvenes, y entre profesores, entre policías y periodistas… todo mejorará, la globalización no existe, el poder financiero global ha desaparecido, -fueron los grandes fondos de inversión internacionales los que obligaron a cambiar la sede a La Caixa y Sabadell-, para los indepes el cambio climático es un invento que cada territorio podrá resolver. El secesionismo, sus activistas, sus organizaciones, sus voceros, garantizan la integración en la UE y la eurozona, a pesar de lo que digan leyes y tratados, afirman que las principales empresas del mundo se pelearán por instalarse en la nueva Cataluña, a pesar de la salida de varios miles, afirmarán la validez de leyes y el respeto de los derechos de todos, al tiempo de promulgar otras leyes que invalidan tratados y suprimen derechos. 

En febrero de 1931, en Madrid se distribuye el ‘Manifiesto político: La conquista del Estado’, firmado por grandes figuras del fascismo español, entre otros por Ramiro Ledesma Ramos, Ernesto Giménez Caballero, Juan Aparicio, y otros. En el manifiesto, escriben: ‘’España atraviesa hoy una crisis política, social y económica, tan honda, que reclama ser afrontada y resuelta con el máximo coraje. Ni pesimismos ni fugas desertoras deben tolerarse ante ella. ’’… ‘’España vive desde hace casi tres siglos en perpetua fuga de sí misma…en una autonegación suicida de tal gravedad, que la sitúa en las lindes mismas de la descomposición histórica. Hemos perdido el pulso universal. Nos hemos desconexianado de los destinos universales…frente a ellos, más allá que ellos, sin división lateral de derechas e izquierdas…iniciamos una acción revolucionaria en pos de un Estado de novedad radical…'' 

En los puntos de ‘La conquista del Estado’ los fascistas españoles escribirán: punto 8º ‘Auténtica elaboración de la Universidad española. En la Universidad radican las supremacías ideológicas que constituyen el secreto último de la ciencia y la técnica. Y también las vibraciones culturales más finas. ’’ Punto 9º: ‘’Intensificación de la cultura de masas, utilizando los medios más eficaces. ’’ Punto 11º: ‘’Plena e integral autonomía de los municipios, en las funciones propia y tradicionalmente de su competencia, que son las de índole económica y administrativa. ’’ En los siguientes puntos, podemos leer: ‘’ Estructura sindical de la economía…Potenciación del trabajo; Expropiación de los terratenientes. Las tierras expropiadas se nacionalizarán y serán entregadas a municipios y entidades sindicales de campesinos…’’ 

En el epílogo tras los puntos del manifiesto de ‘La conquista del Estado’ escriben los fascistas españoles: ‘Nacemos con cara a la eficacia revolucionaria, no buscamos votos, sino minorías audaces y valiosas. Buscamos jóvenes equipos militantes, sin hipocresías frente al fusil y a la disciplina de guerra. Milicias civiles que derrumben la armazón burguesa…’ Su estilo romántico, soflamas, nacionalismo, creación de un estado nuevo, espíritu para construir un hombre nuevo, consideración del momento oportunidad,… no hay demasiadas diferencias con lo escrito por los fascistas catalanes en ‘L’Estat Catalá’ o ‘Nosoltres sols’ por los independentistas Daniel Cardona y amigos ‘’ ¿No vale más que caigan tendidos por un tiro de browing que no que caigan por siempre más en este surmenage moral y físico?… La causa de Cataluña requiere una browning (pistola brownin) en cada bolsillo para se respete nuestro derecho...’’ 

La Universidad y la juventud siempre fueron imprescindibles en los movimientos de masas, y los campesinos –en aquellos momentos- y los trabajadores… sin ellos no hablaríamos de fascismo, de ahí las proclamas que tratan de sumar adeptos, las promesas, las contradicciones entre lo escrito y lo realizado, visibles a posteriori no a priori. Y el culto al héroe, a la aventura, el culto a la muerte. 

’Y humildísima opinión mía es, que tenemos que ser nosotros, los jóvenes catalanistas, por patriotismo y por sentimiento de humanidad, los que debemos oponernos en este aguacero de vicio, genuinamente castellano, que hace tiempo que invade la Tierra Catalana. 

Yo creo que, en nuestra reconstrucción nacional, han de intervenir todos, absolutamente todos aquellos elementos necesarios para la obra definitiva. Pero todos ellos, han de ser rigurosamente elementos sanos, que vivifiquen y revuelvan en anales de lucha y de vida el espíritu de la Patria; nunca, pero nunca, los elementos infecundos, que de sí, son ya un verdadero peligro con el sólo contagio. ‘’ Daniel Cardona i Civit . “De la Moral i del Catalanisme. An En Josep Sartol’’ 1913. 

Los individuos que formaron parte en el nacimiento de los movimientos fascistas durante los años veinte y treinta, no creían en aquellos momentos, que estuvieran cometiendo atrocidades, ni ellos ni los fascistas actuales, no creyeron ser monstruos ni asesinos desalmados; por el contrario se consideraban buenas personas, los mejores, intentaban arreglar aquella sociedad en crisis según sus ideas, aunque ello supusiera imponérselas a los demás y si fuera preciso por su resistencia, atropellándolos, su grado de violencia practicado dependía de la resistencia encontrada; eran gente mística, religiosa en su mayoría, creyente en la bondad de sus actos y la maldad de los demás individuos, y también fueron jóvenes que soñaban con revoluciones. Por supuesto en los grupos siempre hubo quienes defendían los intereses de los propietarios agrarios, de banqueros e industriales, racistas, xenófobos, supremacistas, anticomunistas... 

Incluso en los momentos de mayores brutalidades, los fascistas decían hacerlo bajo el convencimiento de construir un mundo nuevo que resolvería todos los problemas de la nación, ellos eran los elegidos, amantes patriotas y en ocasiones, en otras parcelas de la vida cariñosos padres de familia. Fue después de varios años de implantación, tras consolidar su dominio social, con palizas, asesinatos, abundantes festejos y manifestaciones masivas, enfrentamientos con quienes se resistían a su implantación, fue después, tras generar masacres inmensas allí donde se hicieron con el poder estatal, que la historia aplicó el calificativo de horrorosa brutalidad a los comportamientos y resultados que pusieron en marcha los fascismos. Pero transcurrió mucho tiempo hasta que el mundo pudo ver y analizar los resultados de aquella barbarie, identificando entonces el fascismo con sus últimos desastres, quedando un poco en el olvido su nacimiento y consolidación. 

El tema sorprende, porque fascista es un concepto que tiene connotaciones muy negativas para quienes lo utilizan, y precisamente es utilizado por quienes tienen comportamientos fascistoides, se están insultando a sí mismos, si no fuera porque ellos en su idealización se consideran a salvo de toda influencia negativa, si no fuera porque están convencidos de actuar como pueblo elegido, se insultarían a sí mismos si no fuera porque la ideología supremacista se les ha metido en la sangre y les faculta para despreciar a cualquiera; señas de comportamiento inequívocamente fascista. Hoy los indepes utilizan el concepto fascista profusamente para descalificar al otro, a quien no sigue a rajatabla la letanía secesionista, sea Marsé o Serrat, Sardá o Coixet o los periodistas no comprados, los niños en un colegio, o los padres de barrios obreros de la Región Metropolitana de Barcelona, los secesionistas tratan de que no se les pegue a ellos la definición de facha, los indepes se comportan igual que aquellos ministros de Mussolini y altos cargos del partido fascista italiano, que declaraban al final de la guerra que ellos nunca fueron fascistas. 

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