jueves, 4 de octubre de 2018

El secesionismo barre los movimientos sociales

El tsunami secesionista barre los demás movimientos sociales

Las gentes se han apuntado a políticas populistas, la indignación contra los ricos y poderosos, contra banqueros y especuladores, contra corruptos y vividores, han logrado darle vuelta para eliminar los sentimientos progresistas de millones de personas, que abandonan los partidos de izquierdas y pretende barrer apoyos a la Constitución, hoy el único bastión de solidaridad existente para trabajadores y categorías populares, ese bastión lo quiere romper el soberanismo, no para crear una sociedad más progresista, con mayores derechos, libertades y solidaridad para con los trabajadores y necesitados, sino para ahorrarse pagar impuestos destinados a financiar el estado de bienestar, la esencia de su propaganda, el expolio fiscal, proclama romperlo para mejorar ellos. Acabar con la solidaridad, para instaurar el individualismo, cada uno con lo suyo, los impuestos para cada cual. La libertad individual del liberalismo entronizada, el yo por encima del nosotros, el individuo sin sociedad.

Miguel-Felipe escribió lo siguiente: ‘’Y dicho esto, parece claro que el repunte independentista tiene poco que ver con la pasión histórica y bastante más con la actitud de cientos de miles de españolic@s jóvenes de cualquier sitio que se "independizan" en Inglaterra, Alemania o donde pueden... O con el desapego de la España existente que hace dos años lanzó el 15 M’’.

En el sentido global del párrafo podríamos estar de acuerdo si éste pretende expresar que bastante del movimiento secesionista de los dos últimos años está alimentado por la desafección causada por la crisis económica, en cuanto a la incorporación de número de personas y movilizaciones, influye en ese y otros procesos, sin duda. Pero discreparíamos si pretende decir que el proceso de secesión de Catalunya está dirigido u orientado por los indignados, 15-M o similares a los que podemos ver en otros países. Nos encontramos ante uno de esos momentos históricos en los que a una grave crisis económica, política y social, le salen otras crisis que estaban larvadas, contenidas sin fuerza suficiente, que dirigen la rabia en otra dirección diferente a la de resolver los problemas que la despertaron.

No existe en los movimientos cercanos al 15-M, una fuerza tan grande, un nivel de centralización, organización coordinada y objetivos tan concretos y precisos de secesión y construcción de otro país fuera del Estado español. En principio, una cosa es la sensación de desprecio por todo lo que está pasando, basada en la precariedad laboral, la pérdida de derechos sociales, la corrupción imperante, etc. etc. y otra distinta es el proceso de independencia de Catalunya, dirigido por las élites catalanistas que no pretende responder a las desigualdades económicas y políticas, pérdida salarial, precariedad, paro, desahucios y pérdida de derechos conquistados durante 35 años, esa ruptura de la equidad provocada por la crisis, está en gran parte generada por las mismas élites independentistas, que no pretenden aumentar impuestos, ni siquiera nombrar el fraude y evasión fiscal, una de las consecuencia de los zarpazos de la crisis en todas partes, los menores ingresos impositivos los compensan con menores gastos sociales, reducen el estado de bienestar.

A las élites económicas del movimiento independentista no se les pasó por la cabeza ninguna revolución, a los líderes políticos tampoco, ni tan siquiera regenerar la democracia,  de hecho el movimiento ha ido alejándose cada vez más de aquel 15-M que al menos decían pretenderlo; CiU aquel partido inundado de corrupción se transmuta en otro y punto, los procesos se alargan y sus gentes siguen por las calles y el dinero sin aparecer. Muchos de aquellos individuos son protagonistas secundarios en el proceso actual. Comparen ustedes, varios presidentes autonómicos madrileños están encarcelados, casi todos los ministros de Aznar procesados o han pisado la cárcel, montones de políticos valencianos y madrileños pasan desde hace año por juzgados… ninguna movilización, ningún recuerdo exculpatorio, y algunos se atreven a hablar de que el proceso es una revolución. El independentismo mueve las calles y colegios para expulsar lo español, al Estado, para romper la Constitución, hoy a años luz de progresismo de los proyectos de leyes catalanas conocidas, con ello pretenden lograr la quimera del poder absoluto para la élite soberanista, en el mundo globalizado del siglo XXI.


  Al proceso secesionista se han sumado los descontentos sociales del momento, eso parecen indicar los estudios de opinión recogidos por la Generalitat que situaban los aspectos vinculados a la crisis como principales problemas y no la cuestión del encaje Cataluña-España, hasta hace unos meses, en los que el movimiento soberanista se apoya y recoge todo lo que se mueve para dirigirlo hacia la independencia y no para dotar a Cataluña de unas políticas diferentes al austericidio, comenzado por la Generalitat antes que en el resto de España. El movimiento no se dirige a conseguir mayor contribución fiscal de los pudientes, para consolidar y evitar recortes, sino precisamente el objetivo es lo contrario, pretende lograr menores contribuciones netas, bien porque paguen menos impuestos, o porque obtengan retornos garantizados de los mismos.

El objetivo independentista pretende ahorrar costes fiscales a los pudientes catalanes, lo cual es un  ataque directo contra parados y pensionistas catalanes, extremeños o andaluces, que en estos momentos parte de sus apoyos sociales están pagados con los excedentes contributivos de los ricos de otros lugares de España, como en cualquier otro estado moderno. Cataluña, es junto con Madrid, Valencia y Baleares, únicos contribuyentes netos a la caja común, ya que el resto de CCAA, son receptoras. Apoyar que los pudientes que contribuyen no aporten impuestos a la caja común es una postura reaccionaria, anti progresista, profundamente anti izquierdista, o más claramente, es una política neoliberal, que los ricos no paguen impuestos para los trabajadores es aquello de ¡que se jodan!, su dinero para ellos que le sacarán mayor tajada. Esa es la esencia de la ruptura que están apoyando cientos de miles de personas. 

El debate se soporta en las emociones, porque se pretende más difícil de combatir argumentalmente, extender la división social basada en la identidad nacional es un artificio que pretende agrupar más personas en torno a un componente de odio irracional para enfrentar al enemigo, a los otros, a los que culpa de las miserias reales o inventadas, el artificio al mismo tiempo debe crear una identidad superior digna del poder despreciar al otro, por tanto con mayor status sobre el resto. Llevado al extremo se degradará tanto a los otros para aceptar su infrahumanidad, su miseria, marginación y hasta... La identidad nacional se nutre de elementos xenófobos, como la superioridad étnica, lingüística y económica, lo cual supone minusvalorar a los otros, la supuesta mayor legitimidad nacionalista lograda por historia, cultura y sufrimientos, implica despreciar la legitimidad democrática igualitaria por inferior,  la legitimidad  constitucional lograda por la ciudadanía es inferior por ser de los otros, que serán los enemigos.

En el debate ningún aspecto debería hurtarse, en su prensa y Parlament se debate poco, menos con argumentos racionales,  -a veces lo cierran y punto, no hay debate alguno- de cualquier informe de la Generalitat difunden unos datos y ocultan otros, silencian las posibilidades de mejora actuales, se esconden los costes de permanecer o romper con el Estado. Difunden la creencia de que vivirán en un mundo feliz y todos los problemas se resolverán en el paraíso de la independencia, lo cual es un insulto al sentido común. Es la religión, si haces sacrificios ahora, el futuro será bueno, entonces tendrás, allí será, pero ¿y ahora, cómo resolvemos los problemas actuales? Si hay fuerza para llevar decenas de miles de personas a cogerse de la mano y formar una cadena, ¿por qué no usar la fuerza para acabar con el austericido y mejorar la sanidad? ¿Por qué no resolver el fraude y evasión fiscal que acabaría con la deuda, por qué…?

Jordi Soler escribe en El País, ‘Los argumentos independentistas no resisten el razonamiento: se basan en la ilusión’. Es cierto, la cuestión es que van ganando, precisamente por la ilusión. Sin duda afecta al segmento de población que apoya el soberanismo, pero es insuficiente mirar solo ese segmento de gente que se suma al proceso con alegría visible, resulta preocupante la ilusión de muchos trabajadores y sectores desfavorecidos españoles que piensan que aquello de la separación no va con ellos, incluso lo ven con simpatía, porque luchan contra el Estado español, que ya es sabido su carácter derechoso, todavía más preocupante es que piensen que no les influirá el proceso de ruptura. Los hay que más allá, en la desconfianza, interpretan el proceso soberanista como una cortina de humo para tapar las miserias de la crisis, ¡inventada por Rajoy!

Millones de españoles no son conscientes de que los costes económicos de una separación perjudicarían a trabajadores y jubilados. La secesión está íntimamente ligada con derechos laborales, pensiones, condiciones de vida, posibilidad de crecimiento económico común… además de con aspectos emocionales de ruptura fraternal y nadie sabe si con otros episodios hoy no vislumbrados. La contribución neta a la caja común la realizan fiscalmente los individuos que viven en las comunidades ricas, contribuyentes netos son las CCAA de Madrid, Catalunya, Baleares y Valencia, el resto son receptoras, salvo los casos de las ricas Euskadi y Navarra que no contribuyen por el concierto-cupo particular del que disfrutan. Si algunos españoles en territorios históricamente atrasados han podido mejorar sus condiciones de vida en estos últimos 35 años, en parte ha sido posible por la redistribución fiscal del Estado, la esencia socialdemócrata, piedra angular del estado de bienestar, que se dotaba entre otras, de las contribuciones fiscales de individuos pudientes y corporaciones con altos beneficios, en mayor parte asentados en los territorios contribuyentes netos citados arriba.

Si los ricos se van, si los más pudientes no contribuyen al Estado y éste deja su labor redistributiva, millones de ciudadanos empeorarán sus condiciones de vida. Si los ricos dejan de pagar impuestos o consiguen que solo se gasten en su territorio, -ese es el primer objetivo de la secesión-, las dificultades las notarán, parados, dependientes, trabajadores y jubilados, será una de las mayores agresiones que hayan vivido nunca estos grupos de personas. Este es uno de los aspectos del problema, sin duda hay otros, culturales, sentimentales,... A mediados de 2013, los principales problemas que perciben los catalanes, son precariedad laboral, con tres veces más peso que las relaciones Catalunya-España, y funcionamiento de la economía, lo cual muestra al nacionalismo barriendo todas las emociones vinculadas a la crisis económica hacia sus intereses, sin duda un éxito de propaganda populista, pero que podría arrojar resultados desastrosos para las clases trabajadoras y medias.

Mientras transcurre el proceso otras cuestiones se ocultan, desaparecen de escena ¿qué está pasando con lo público en Cataluña?, lo que era de todos se vende a manos privadas a buenos precios. No es serio defender que hoy se esté haciendo una revolución en Cataluña, salvo la neoliberal, dirigida/respaldada por los dirigentes catalanistas. Un ejemplo lo tenemos en la sanidad catalana, Marta Carreras y Roger Bernat en ‘Mapa de la privatización sanitaria en Cataluña’, Nueva Tribuna. Repasan la situación y escriben: ‘’Desde 1990 la Ley de Ordenación Sanitaria de Cataluña (LOSC) definió el modelo sanitario catalán como un modelo mixto… Así, a partir de 1995, se crearon las entidades de base asociativa (EBA) modelo de autogestión en la sanidad pública, por el que algunos profesionales se hacen cargo de centros de atención primaria mediante sociedades limitadas profesionales privadas con ánimo de lucro… Las EBAs han acabado por ser un gran negocio para un reducido grupo de médicos... Estos beneficios crecieron incluso durante los recortes, calculados en casi 11 millones en los últimos años. .. Los Consorcios son otro tipo de organización entre varias empresas de los que no existe un registro público... La mayor fragmentación se da en la atención hospitalaria. 57 hospitales integran el Sistema Integral de Salut (SISCAT) de los que los 8 pertenecientes al INSALUD durante la transición pasaron a ser gestionados por el Instituto Catalán de la Salud (ICS). Dependen de entidades locales públicas y privadas, consorcios y corporaciones religiosas que gestionan también en muchos casos la atención primaria de su zona. .. El presupuesto del Departamento de Salud pasó de 9.700 millones en 2010 a tocar fondo en 2014 con 8.200, después de sucesivas rebajas. En cambio el grupo privado IDC pasó de recibir 71 millones en 2010 a recibir 127 en 2012. En 2013 la reducción del presupuesto de Atención Primaria respecto a 2010 fue del 22%’’.

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