sábado, 17 de noviembre de 2018

Comienzos de los fascismos. Y Cataluña (2)

La eclosión de los nacionalismos europeos ejerce de parteaguas de los fascismos, entre las dos guerras mundiales se produce la crisis de 1929 y la Revolución Rusa, tiempos en los que la miseria y la crisis política fueron extremadamente agudas provocando grandes luchas sociales, los movimientos obreros cobran fuerza, marxismo, anarquismo, comunismo, por las calles andan millones de personas sin trabajo, despedidas de fábricas desmilitarizadas tras el fin de la guerra, la desmovilización de los ejércitos envía centenares de miles de hombres a sus casas, la pobreza se extiende por cierres de pequeños negocios o talleres arruinados por la crisis, millones de personas deprimidas ayudaron al fascismo a instalarse en el poder.

Surgen corrientes ideológicas que movilizan  políticamente a millones de personas que padecen penurias y sufrimientos, utilizando la mística nacionalista, recurriendo a las emociones, remueven conciencias y suman millones de adeptos. Los discursos fascistas se caracterizaban por hacer llamadas a los sentimientos de los individuos y por la renuncia a la argumentación objetiva; escribía Adolf Hitler: ‘La buena táctica en materia de psicología de masas reside en renunciar a toda argumentación y en presentar a las masas solamente la gran meta final’’. Uno de los ejes de la propaganda populista secesionista.

A menudo ocurre que quienes practican el fascismo no se dan cuenta, no lo reconocen como tal, han decidido etiquetar una etapa poniendo en el espejo a sus enemigos, y a ello se remiten, el franquismo es el paradigma fascista, y no parece existir nada más. De poco sirven amplias experiencias documentadas en Cataluña, múltiples documentos difundidos de catalanistas defensores de la raza, combatiendo la emigración, mostrando xenofobia y supremacismo catalán etc. etc., la respuesta más común será negarlo, ellos no. En todo caso afirmarán que Franco existió y el racismo español, variante pobre del, ‘y tu más’. Claro que existió el fascismo y el racismo español, por eso se combatió desde posiciones democráticas y de izquierdas, entonces se luchaba contra la construcción de un enemigo inferior, no se justificaba de ninguna manera, se luchaba contra él, batallando con ideas y en las calles, con huelgas y movilizaciones, con altos costes personales, sin apoyo institucional, porque el fascismo ocupaba los puestos de representación social.

Lo sorprendente del caso catalán es que similares posiciones fascistas no se combaten desde círculos progresistas, al contrario, son apoyadas por muchos que combatieron el franquismo. Imágenes, sucesos, proclamas, de supuestos héroes catalanistas en los que defienden inequívocamente posiciones racistas y xenófobas, cuyos escritos harían vomitar a los antifranquistas de antaño, hoy son difundidos y aclamados por muchos independentistas, que el máximo argumento que esgrimen es, ‘Franco era fascista’. A ningún progresista se le ocurre hoy disculpar discursos del Gobierno central que glosaran a José Antonio Primo de Rivera, si el Congreso proclamara un homenaje a Ramiro Ledesma Ramos, se montaría un escándalo mayúsculo, mientras en Cataluña se montan  habitualmente actos institucionales por poderes públicos y de representación social en defensa de aquellos ideales.

En el manifiesto de presentación de la Revista Joventut el 15 de febrero de 1900 podemos leer: ‘Todos los que formamos la Redacción somos catalanes y queremos como el que más a Cataluña, y porque la amamos, voldriam que volviera a ser lo que fue en los siglos XII, XIII y XIV, es decir, la primera de las naciones latinas, ya bóvedas la primera de toda Europa. (...) Creemos que nuestro pueblo es de una raza superior a la mayoría de las que forman España’. La Revista  Joventut, publicó en Barcelona entre 1900/1906, órgano de expresión de la Unión Catalanista, cuna de diferentes escisiones y organizaciones catalanistas, - La Lliga, CNR, Solidaritat Catalana; Prat de la Riba, Verdaguer, Muntaner, Rovira i Virgili, etc.- fue presidente Doménec Martí i Juliá, autor de ‘Per Catalunya’, figura relevante del catalanismo gran propagandista en La Renaixença, La Pàtria, La Nació, Catalunya, Joventut, La Tralla i El Poble Català. A mediados de 1914 intentaron organizar la UniónCatalanista como partido político provocando numerosas escisiones entre los asociados. En aquellos momentos las proclamas que impulsaba la organización a través de Martí i Juliá, gran ideólogo, eran del tipo fascista xenófobo Cataluña para los catalanes y sus derivadas. La emigración murciana y almeriense, era atacada como grave problema; los pueblos eran la esencia de los organismos vivos, y no los individuos. Estos aspectos continúan inmutables en el actual independentismo.

‘’Los pueblos, los núcleos sociales diferenciados, las nacionalidades, son organismos vivos en los cuales se encuentran todas las funciones y actividades que posee la personalidad humana. Son organismos más superiores aún que los humanos porque poseen funciones intelectuales y morales más desarrolladas, más extensas, más complejas, y porque puede decirse que son organismos más conscientes y con mayor conocimiento de todos los atributos, antecedentes y accidentes. El elemento fundamental de estos organismos es la personalidad nacional que no está precisamente localizada en el individuo, porque es imposible que la individualidad sea pura y sin defectos…’’ ‘’El catalanismo no es más que la aplicación de leyes naturales que son necesarias a los pueblos para su grandeza’’… ‘’Por esto la tarea del nacionalismo es nacionalizar y arraigar a los desnacionalizados y desarraigados, que es lo mismo que decir humanizar a los catalanes desnaturalizados por sentimientos enfermizos, por sentimientos egoístas…’’ Martí i Juliá,  ‘La grandesa dels pobles’, La Renaixenca 17-XII-1899. Tomado de Francisco Caja, ‘La raza catalana’.

Vila d’Abadal, presidente de la AMI, Asociación de Municipios Independentistas en la campaña electoral compartía lista con Artur Más, condensará esa idea en la frase ‘’No se puede pedir a los emigrantes que se sientan de aquí, sino que se los tiene que obligar. Aquellos que no quieren sentirse de aquí, no tendrán cabida’’. Las ideas de fondo no se pueden contener siempre, se escapan de vez en cuando, aunque en general los programas, las proclamas fascistas, prometían todo, a todos, en todo momento y lugar, así sumaban las fuerzas de la desesperación. La idea de que la independencia catalana resolvería todos los problemas fue extendida por sus activistas, si están en la universidad, ofrecerán estudios gratuitos, si les preguntan las chicas, dirán que la república independiente será feminista, -ya veremos lo que pedían a las mujeres catalanas- por supuesto, si están en asambleas y ante el mundo sindical, el trabajo dejará de ser precario y la independencia dará trabajo de calidad a todos, a las empresas grandes les garantizarán su desempeño y un aumento de negocio porque son más eficientes que los españoles y los mercados estarán abiertos y deseosos de comprar productos catalanes, al comercio pequeño le aseguran sus establecimientos tradicionales en las ciudades y que los grandes centros comerciales no les afectarán, a todos les dirán que los recortes en sanidad y educación los resolverá la república independiente cuando los españoles dejen de llevarse el dinero pagado por impuestos, etc. 

Promesas como las anteriores se escuchan a diario, en universidad y en alcaldías de pequeños pueblos, se oyen por la radio y televisión catalanas, se propagan en las asambleas y corrillos de los grupos pro independencia, se extienden entre las asociaciones de padres-madres en los colegios, entre grupos de jóvenes, y entre profesores, entre policías y periodistas… todo mejorará, la globalización  no existe, el poder financiero global ha desaparecido, -fueron los grandes fondos de inversión internacionales los que obligaron a cambiar la sede a La Caixa y Sabadell-, para los indepes el cambio climático es un invento que cada territorio podrá resolver. El secesionismo, sus activistas, sus organizaciones, sus voceros, garantizan la integración en la UE y la eurozona, a pesar de lo que digan leyes y tratados, afirman que las principales empresas del mundo se pelearán por instalarse en la nueva Cataluña, a pesar de la salida de varios miles, afirmarán la validez de leyes y el respeto de los derechos de todos, al tiempo de promulgar otras leyes que invalidan tratados y suprimen derechos a los no afines.

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