sábado, 20 de abril de 2019

Miradas: España, Indice Percepción Corrupción

 Todos hemos escrito   sobre corrupción, aquí mis páginas, en esta ocasión dentro de la serie ‘Otras miradas a España’  se vuelcan datos de Transparency Internacional. En la serie Otras miradas se vuelcan datos comparativos con otros países con el fin de permitirnos tener mejor idea de la sociedad en que vivimos. Para valorar el grado de la calidad democrática en España es conveniente verlo en relación a realidades de 
otros países.

En el asunto de la corrupción, una de las más importantes referencias entre los Organismos Internacionales es Transparency Internacional, aquí se muestran unos cuadros suyos. A destacar que se trata de un índice de PERCEPCIÓN de la corrupción, como así lo titulan, es fundamentalmente un índice sobre la percepción que se tiene y no tanto de la corrupción real.

Por ejemplo en el caso español, los índices de percepción aumentaron rápidamente desde la crisis de 2008, lo cual no quiere decir que antes no la hubiera, simplemente la gente no tenía percepción de ella, miraba para otro lado, o la aceptaba como parte esencial de su vida. Por ejemplo durante el franquismo hubo una enorme corrupción, de la que poco se apreciaba en prensa u opinión pública.





 

Aparecen noticias de corrupción en todos los medios. Gürtel en Galicia, Castilla- León, Madrid y Valencia, gentuza variada en Mallorca, Cataluña con el católico Millet del Palau que se lleva unos cuantos millones pero rezando, el alcalde de El Ejido, y varios casos más en varios ayuntamientos, ahora la nueva ofensiva de Garzón, ‘Pretoria’, que saca una trama por Barcelona. 

Lo inmediato es oír por todas partes una letanía de frases sobre la basura en la política, y que todos los políticos son iguales…pero señores, toda moneda tiene dos lados. Que aparezcan muchas noticias sobre el tema quiere decir que por fin vemos que se ponen medios para detener la corrupción.

Destaquemos el aspecto positivo que muestra la situación actual, la lucha contra los corruptos parece dar frutos. Las instituciones empiezan a tomarse en serio atacar la corrupción, que como no podía ser de otra manera es transversal a los partidos, porque en todos lados hay gente chunga. Pero no solo en los partidos, por favor no son ellos los malos y los demás los buenos.

Gentuza encontramos entre los médicos, algunos se venden a las farmacéuticas para destacar un determinado medicamento o experimentar con seres humanos, entre los arquitectos que firman proyectos a sabiendas de lo peligrosos o dañinos que son, entre los empresarios que buscan especular y ganar subvenciones a todo trapo pero no producir, entre constructoras que no ponen medidas de seguridad en las obras para ahorrar dinero, entre polis que aceptan traficar con drogas, entre banqueros que blanquean dinero del narcotráfico, prostitución o de ventas de armamento, entre periodistas vendidos que falsean y manipulan noticias, o extorsionan y chantajean, entre los curas y jefes de la iglesia, con sus pedófilos, en fin la lista puede ser tan larga como queramos.

En las teles locales, radios, prensas gratuitas diversas y en las calles y bares, muchas gentes vociferan indignadas, insultan a diestro y siniestro y quieren convencernos de que antes no pasaban estas cosas. Pero nada más lejos de la verdad. En los medios los jóvenes periodistas, que son los únicos que quedan en activo, no tienen conocimiento histórico, no ha lugar a la memoria, y cuesta mucho esfuerzo documentarse adecuadamente sin tener tiempo para ello.

En los barrios son muchos mayores quienes olvidan el pasado franquista, por vergüenza en ocasiones, o por nostalgia. Mucho defensor de corruptos hay entre los que echan espumajos por la boca sobre la corrupción actual.
Siempre hubo corrupción donde hubo seres humanos, en todo tiempo y lugar, ahora y en el pasado. Ya en la Roma clásica escribían sobre cómo debían actuar los cargos públicos con los regalos. El problema de la corrupción es cómo combatirla. A la calle expulsados de los partidos, y de los cargos públicos, los que aceptan regalos o sobornos de tramas corruptas aunque no se pueda probar como delitos.



En democracia es muy difícil esconder las cosas indefinidamente, así que sale al conocimiento público todo, o casi todo, de cuanto sucede en los ámbitos de la sociedad, nada comparable a lo ocurrido en nuestro pasado, en el que lo negro que ocurría en el franquismo no podía publicarse, por eso al hablar menos de cualquier cuestión parecía que no existían problemas.
Muchos de los que braman contra la corrupción actual, no se preocupaban entonces por el coste de construir cuarteles, o los mercados del franquismo. La gente no contaba nada aunque descubriera chanchullos en el cemento de los puentes, de los bloques, o de las presas. En Ribadelago el 9-01-59 revienta la presa inaugurada por Franco el 25 de septiembre, dos meses y medio antes. Un pueblo destruido y 144 muertos aquel mismo día. En el juicio se dictaminó, entre otras, la deficiencia de materiales en la construcción de la presa.

Nadie conocía por qué ese personaje tenía licencia de importador de motos Vespas, o por qué se construyeron puertos o aeropuertos en lugares donde los conocemos hoy. Nadie sabía qué méritos tenían quienes gobernaban empresas del INI, o quienes contrataban con el Estado, por ejemplo vendiendo botas al ejército, o por qué razón ese individuo ejercía de alcalde y el otro llegaba a obispo (los proponía Franco)… 

Un buen amigo, castellano, me contaba como en su zona agraria los campesinos llevaban el grano al almacén central y antes de ser pesado se sacaban dos paladas para el jefe del servicio. El que protestaba, se quedaba sin cobrar nada, porque el grano era defectuoso. Ni que decir tiene que este ejemplo, o casos muy similares, ocurrieron normalmente en toda España durante muchos años y nunca fueron comentados por los vociferantes de hoy.

Camiones de suministros materiales o alimentarios dejaban un saco o caja en las puertas de la ‘autoridad competente’, para poder seguir comerciando en el pueblo. Corrupción fue la evasión de capitales a Suiza durante los 50. Existen datos de individuos e importes. Las quiebras fraudulentas es uno de los métodos como la de Manufacturas Metálicas Madrileñas que implica a Nicolás Franco. O el caso Matesa en los 60, que dejó 10.000 millones con el Crédito Industrial, banco público, o Sofico en los 70, que dejó colgando a miles de personas por 13.000 millones. O Redondela poco antes de morir Franco, donde desaparecieron más de 4 millones de kilos de aceite. Otro aceite, el de colza en la transición dejó cientos de muertos y miles de afectados.

Pegado al suelo al cemento y los ladrillos siempre hubo sinvergüenzas. Madrid, Banús, el Barrio de la Concepción, la primera fase se construye con una densidad de 793 habitantes por Ha, lo normal en un barrio es edificar con densidad de 200 personas/Ha. Dejémonos de paños calientes, en la ampliación del barrio de la Concepción pasó a 2.425 personas/Ha. Tenía autorización legal para 600 por Ha. Este ejemplo de un solo barrio de Madrid, se extiende a muchos otros de grandes ciudades españolas, donde se construyó en zonas verdes o sobre barro.

Corrupción también hubo en las privatizaciones de empresas estatales a buenos precios y colocando a los amigos del alma en los puestos de presidencia de esas nuevas compañías privadas que eran de todos los españoles. El Tribunal Supremo acaba de reconfirmar que en 1.992 el concejal del PP Huete, siendo alcalde Álvarez del Manzano, venda la funeraria de Madrid por 100 ptas. cuando su valor era de 1.240 millones. Naturalmente otro caso del que sabemos poco fue el Tamayazo en las elecciones de Madrid, pero los de Intereconomía braman contra la corrupción socialista. También lo es, que hoy los directivos de grandes empresas españolas cobren un 70 % más de sueldo que los de las grandes empresas alemanas o inglesas.
Así que bienvenida sea la nueva etapa de lucha contra la corrupción, por fin algo serio. A por ellos, a la cárcel. 

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