viernes, 5 de abril de 2019

Democracia: Convivencia de gente con distintos intereses

A menudo no se tiene en cuenta que, siempre y en todo lugar hubo y habrá adversarios, contrarios a cualquier cosa… y aliados en intereses, diferentes a los de otros grupos, en consecuencia es un error actuar como si toda nación fuera homogénea; como hubo franquistas me olvido de los antifranquistas, hubo esclavistas me olvido de humanistas… sigue habiendo enterrados en las cunetas, enorme lacra existente, pero no debo olvidar otros cambios que realmente se han producido en la buena dirección. 

Ningún olvido. Pero aceptemos que en la vida real conviven situaciones contradictorias, en toda nación, siendo imposible prescindir de los contrarios, ni en las mayores represiones conocidas de antaño fueron exterminados totalmente los enemigos, mucho menos en la actualidad con la diversidad de ojos mirándolo todo, así mejor admitir que en el paquete nacional hay la suficiente diversidad como para buscar cada cual sus preferencias, y encontrarlas. Será mejor que negarlas, lo cual supone aceptar la derrota del olvido dejando el campo libre a los contrarios.

Durante las décadas de los años ’20 y ’30 en toda Europa actuaron organizaciones fascistas, algunas personas han creído que solo hubo en España, pero fascismo hubo en Reino Unido, Francia y su Gobierno de Vichy, Austria, Holanda, Hungría, Bulgaria, Rumanía, Grecia, en los Balcanes, Finlandia, Dinamarca, Suecia… el apoyo encontrado por los nazis en estos países fue muy alto, es una de las razones que explicaron su rápida expansión durante la guerra. Hoy existen partidos fascistas y ultra nacionalistas en muchos países europeos. No, los españoles no somos tan diferentes, ni lo fuimos antes, aún así pueden encontrarse ahora mismo conciudadanos que les hablen maravillas de la calidad democrática de holandeses y belgas comparada con la poca calidad de los españoles, lo cual no se sostiene con las comparativas al uso, sí son más ricos, pero olvidan que muchas de sus riquezas tienen explicación en la explotación africana, aún hoy con el coltán, o en sus campos de concentración de africanos a los que paseaban como animales y hasta ayer mismo en Sudáfrica con el apartheid.

También en el pasado más lejano existían intereses diferentes, se trataba de dominar los mercados mundiales, que potenciaban la propaganda, así la leyenda negra protestante cumplía una función desestabilizadora de aquella España para los competidores ingleses y franceses y una función identitaria de nuevas realidades emergentes en Paises Bajos, Flandes. Recientes investigaciones buscando rastros genéticos españoles, sobre el ADN en Flandes, en busca de pruebas que pudieran soportar la represión atribuida a los tercios españoles en el siglo XVI, reflejada en ‘La kermes heróica’, han dado resultados negativos, no aparecen rastros españoles en esas zonas. Lo cual no elimina la realidad de las guerras de religión en Europa, pero sí abre una gran duda sobre si los españoles formaron parte de aquellos ejércitos afincados en Flandes, con la etiqueta de ultrarepresivos que todos asumimos en su día como condición nacional.

Parece evidente que existen intereses internacionales en debilitar a España como estado, y por tanto debilitar a la UE, intereses de grandes países e intereses neoliberales, las grandes corporaciones prefieren países pequeños más débiles ante la globalización de los mercados y la potencia financiera mundial. Hoy unos capitales apoyan la Unión europea y otros capitales apuestan por derribarla, y apoyan a los neofascistas; cuando entró en graves dificultades que hacían peligrar su continuidad, el partido de Le Pen en 2014 fue apoyado por Putin, recibió millones de dólares del capital ruso; Steve Bannon, factótum de la campaña ultraderechista de Trump se instala en Roma o Bruxelas, para prestar apoyo a los neofascismos europeos.

Los apoyos del Capital promueven movimientos de masas aglutinador de clases medias y sectores de clase obrera destrozados por las crisis, la transversalidad de muchos movimientos recoge a los perdedores de la globalización, de las crisis, a los indignados, xenófobos, racistas, machistas, a todo aquel que tenga cuentas pendientes con el mundo. En Francia, decenas de miles de votos a Le Pen son obreros, salen de los pueblos que fueron feudos del Partido Comunista Francés, en Italia a Salvini le siguen cientos de miles de desheredados y parados; en EEUU el capital, los ricos, las élites, apoyan tanto a republicanos como a demócratas, pero entre los votantes de Trump, los que le hicieron ganar, fueron decenas de millones de obreros industriales precariados, xenófobos, machistas, y/o despedidos de condados industriales en crisis…

Lo habitual en un individuo es tomar posición política e ideológica en la mayoría de ocasiones sin gran reflexión, en la cual el azar tiene mucha influencia, los amigos y conocidos acercarán a un lado u otro, y a partir de ahí apuntarse a la interpretación que mas sustente la posición de cada cual, despreciando cualquier otra. En adelante los errores y defectos existentes se exagerarán hasta convertir en un pudridero esta sociedad que por tanto, habrá que liquidar. La idea de tirar el edificio entero en el que ahora vivimos todos se extiende sin que nadie pregunte y responda, en donde viviremos, ¿que lo sustituirá y mejorará? El sueño de empezar algo inmaculado, sin pecado concebido, es muy viejo y tiene mucha fuerza, cala profundamente con rapidez en el mundo plagado de problemas sin visos de solución.

La creencia en la utopía del paraíso que vendría después, influye en la  idea de destruir la democracia actual, actúa con la fe del creyente religioso en el paraíso, o con las leyendas mágicas de cuentos orientales, tal como si se tratara de quitar el tapón de la lámpara que liberará a Aladino para realizar tus deseos. La realidad es que este país es uno de los más avanzados del planeta en derechos y libertades, uno de los primeros en calidad de vida, con una sanidad de las  mejores del mundo, etc. etc. con múltiples defectos, entre los cuales destaca un complejo de inferioridad en sus individuos al compararse con el resto de europeos.

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