martes, 12 de julio de 2011

Rubalcaba tiene, un problemilla, un problema y un problemón

Los tres expresados en diminutivo. Un problemilla para explicar por qué durante el período anterior no hizo lo que ahora promete que hará. Por qué no tuvo la fuerza suficiente como para realizar cambios dentro de la dinámica de la dirección del partido y del Gobierno.

En el fondo es el menor de sus problemas, porque salvo para el PP y algunos estudiosos teóricos de izquierda, la mayoría de posibles votantes socialistas lo que quieren escuchar son explicaciones sobre lo que se va a realizar y que esté en un camino suficientemente diferenciado de lo que realizará el PP. Rubalcaba en este problemilla atenderá aquella historia de que los posibles electores querrán oír hablar de futuro y no de pasado.

Además es el menor de sus problemas porque a la hora de explicar lo ocurrido puede incluso aclarar lo suficiente como para disminuir parte de la responsabilidad que ahora se les adjudica, que hoy es total, íntegra, sin que aparezcan los otros muchos culpables que hay en esta película. Así que cualquier pedagogía sobre lo ocurrido solo puede beneficiar al PSOE, no le perjudicará más, porque sus errores, que han sido monumentales, ya están descontados por el electorado.

Hay algún matiz a considerar respecto a justificar su postura entonces, lo que él podría haber realizado en el Gobierno y no hizo entonces y ahora propone. Primero los tiempos, no son los mismos, ni para España, ni para el PSOE ni para el Gobierno, ni para la oposición. Veamos si no, comparativamente qué demandaban cada uno de los actores citados, y el aspecto fundamental, las fuerzas que tenía en torno suyo para poder cambiar de dirección al PSOE y al Gobierno. En política la razón sirve de muy poco si no se tiene capacidad para aglutinar fuerzas en torno a las ideas. Decir las cosas que uno escucha a los grupos pequeños en sus críticas al Gobierno, es muy sencillo, realizarlas es muy difícil, convencer a la gente para que las apoye y vencer las resistencias de otros poderes económicos y políticos, eso es lo complicado, de lo contrario no habría problemas en el mundo.

El siguiente problema en importancia girará en torno al tema de la deuda y el déficit. Aquí hay una durísima batalla planteada entre:

a) ajustar fiscalmente con rapidez, por tanto agotando las posibilidades de crecimiento y en consecuencia impidiendo pagar las deudas, o

b) dejar un respiro temporal que permita crecer y de esa manera poder ajustar déficit y deudas a medio plazo.

Las fuerzas progresistas mundiales defienden esta última postura, porque permitir el crecimiento hará menos daño a los desfavorecidos al tiempo que permitirá ajustar a medio plazo los presupuestos. Si no hay crecimiento, si no salimos de la depresión, nadie podrá pagar sus deudas y entraremos en un infierno en el que ahora estamos en las puertas.

En esta batalla que estamos librando en Europa, las fuerzas en litigio no pueden ser solamente nacionales, por tanto Rubalcaba, PSOE, o PP, tienen sus estrategias diferenciadas, pero no son dioses, esa nefasta idea de la derecha de que quitando a la izquierda estará todo resuelto ha calado en la mitad de la población, pero es poco consistente. De hecho el mayor problema de la lucha contra el capital financiero reside en que este se mueve globalmente por el planeta completamente libre a velocidad de vértigo, mientras que los controles existentes son solamente nacionales. Así medidas como luchar contra los escándalos oligopolístas de las agencias de calificación, creando una agencia europea, o implantar tasas financieras en operaciones sobre derivados, incluso controles a ventas en descubierto, etc. serían imposibles de materializar solo en España

La contienda se produce en Europa, no solo en la zona euro, y además en los organismos internacionales, y además en EEUU, que en cualquier momento puede entrar en un torbellino similar al europeo, y la diversidad de intereses enmaraña la lucha. Las salidas no son sencillas por la cantidad de fuerzas que contienden, países en crecimiento o en recesión, norte/sur, con posibilidades de crecimiento a corto y condenados a los rincones por muchos años, con fuertes deudas y menores déficit o fuertes déficit y menores deudas, o con ambos deudas y déficit peligrosos, con bancos acreedores diversos en función de cada deuda soberana y/o deudas privadas, los intereses de bancos nacionales en ocasiones no se corresponderán con los intereses gubernamentales de sus propios países.

El fondo del problema es una zona euro, misma moneda sin unidad económica, que para avanzar en la solución de los problemas puestos sobre la mesa en estos años implicaría dotarse de controles políticos superiores a los actuales, lo cual llevaría a avanzar en unidad política europea, que permitiera mayores y más rápidas decisiones lo cual es una tarea de titanes.

Y por último el problemón. Si lo anterior es un problemilla y un problema, el tema de generar empleo y evitar que la desesperación anide en toda una generación es un reto increíble. Si además queremos que el empleo sea sostenible, decente, digno, y suficiente, son tantísimas las reformas a realizar y las políticas a desarrollar en tantos frentes, que esta tarea hercúlea no podrá realizarla un gobierno ni un partido solos, requerirá de un gran pacto nacional necesitado de una enorme fuerza de atracción imposible de realizar con un PSOE de 8 millones de votos sin poder autonómico ni municipal.

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