Fascismo y movilizaciones de masas en Cataluña
Es sorprendente, pero a mucha gente
que proviene de la lucha antifranquista, ‘se
le hace el culo agua’ cuando ve ‘las
masas en las calles, esto es un pueblo en lucha por su independencia’, dicen.
Al margen de las cifras, que muestran en Cataluña que eso es una parte de medio pueblo, las masas en las calles envueltas
en banderas y chillando consignas, es una película que se parece bastante a lo
que veíamos en el franquismo, son imágenes que antes difundieron todos los
fascismos, grandes maestros en mover y organizar gente. Se equivocan quienes
pretendan entender el fascimo considerándolo como si fuera un partido
derechoso, su ideología, teoría y práctica es contradictoria y ambivalente, y
contiene muchos elementos de organización, lucha, agitación y propaganda de
movimientos sociales diversos.
Uno de los rasgos característicos de
los fascismos fueron las movilizaciones en las calles, acompañadas de gran
proliferación de símbolos, banderas, chapas, papeles y colores, el azulón de
Falange, naranja de Bulgaria, verdes Rumanos y ‘escamots’ -de los Jerec y GCR de la época Maciá-, camisas pardas
de las S.A., negras de los italianos, amarillo… El fascio italiano sabía de la
importancia de las manifestaciones y la liturgia militar para encuadrar,
dirigir y organizar masas y así mostrar su fuerza al mundo, encuadrar a miles
de personas concentra emociones en el colectivo, e imprime un carácter militarista,
de fuerza, al uniformar a los propios, y como consecuencia marcar a los ajenos
y atemorizarlos, lo cual genera a los movilizados sensaciones de poder, y de
unidad al estar acompañados por la
totalidad del pueblo.
A quienes apoyan las movilizaciones
por la independencia no se los ocurre pensar que el movimiento tenga demasiados
paralelismos con los fascismos europeos del primer tercio del siglo XX, ven
gente moviéndose, bien encuadrada, enarbolando banderas, e interpretan como
única posibilidad la deseada por sus mentes, aquello que tienen marcado como
sueño mitológico tintado de paraíso, creen que ‘luchan por la revolución, contra los poderes establecidos’.
Ilusos, iletrados. No conocen la historia de Europa, ni del mundo; los
movimientos sociales tienen muchos objetivos posibles, incluso aunque
coincidieran en algunas formas, su dirección y finalidad puede ser diversa, los
fascismos contenían muchos aspectos del sindicalismo de finales y principios de
siglo, tenían grandes discursos de pretendido espíritu revolucionario, ‘Profundamente
endeudados, los creadores de valores en el taller, la fábrica y la oficina
perciben un mísero salario. Toda ganancia del trabajo fluye a los bolsillos del
poder monetario anónimo en forma de interés y dividendo’, este párrafo
que procede de ‘El
NSDAP y sus concepciones doctrinarias fundamentales’, puede ser uno entre muchos ejemplos.
Millones de personas no pensaban que fueran seres malignos, al contrario, creyeron
ser los elegidos en la construcción de una república social nueva.
Se equivocan profundamente aquellas
personas que solo miran la apariencia de concentraciones y discursos
independentistas, creyéndolas exclusivamente como favorables progresos
sociales, sin pararse a estudiar la esencia de las mismas. En las experiencias
fascistas destaca sobremanera su contradictorio lenguaje verbal y simbólico,
respecto a sus realizaciones prácticas. Ante cualquier movilización, para
caracterizarla y saber algo útil sobre ella deberíamos preguntarnos ¿quien
ejerce la dirección, que objetivos pretende, sobre qué bases teóricas se apoya,
en que filosofía, puntos de vista e ideas se sustenta el movimiento, que
opiniones difunde, propaganda y agitación, cual es su comportamiento con la
gente, con qué métodos organiza y hace proselitismo, como intenta convencer y
de qué forma lucha, contra qué y contra quien se enfrenta, a qué y quienes
considera enemigos, a quienes aliados, y quienes son amigos, a quien favorece
sacar las gentes a la calle y los objetivos que pretenden lograr a quienes
perjudican?…
‘Por nada de esto, pues, y por todo esto ha
llegado el catalanismo; su tarea a hacer es la restauración de toda una época,
es la reanimación de una edad que regresa, es hacer rebrotar el árbol de la
patria que no está muerto, sino que vive colgado como el fuego bajo las
cenizas, es el alzamiento de todo un pueblo, de toda una raza, que recobra la
conciencia de su personalidad; es el aliento vivificador que quiere hacer que
nuestra Cataluña vuelva a ser como tal y como era antes y tal y como mañana ha
de ser sin artificialísmos de ningún tipo, sin postizos que no le sientan bien,
sin caminadores que la entorpezcan’. Francesc Cambó i Batlle. “Tradició y
catalanisme”, La Veu de Catalunya, 1899.
El partido nazi, el NSDAP,
presentará en 1920, en Munich, su programa de 25 puntos que mantendrá con la
condición de inalterables, -Falange Española adoptaría un Programa con 26
puntos-; dice el partido nazi en el punto 1): ‘Exigimos la unión de
todos los alemanes para constituir una gran Alemania fundada en el derecho de
la independencia de que gozan las naciones’. ‘Derecho a la
Independencia en los Países Catalanes’, gritan como consigna los
independentistas, fondo y forma similares. En 1926 en el congreso de los nazis en Weimar, fue
aprobada la primera edición de ‘El
NSDAP y sus concepciones doctrinarias fundamentales’
bajo la dirección de Gottfried
Feder, importantísimo
consejero de Adolf Hitler, al que éste encargó la tarea de elaborar los
cuadernos de adoctrinamiento interno del partido nazi, reeditados varias veces,
con prólogos de Hitler y ligeras modificaciones
y ampliaciones, a pesar de su expresa mención a su inalterabilidad en la
Asamblea del 22 de mayo de 1926 y en varias ocasiones posteriores, Hitler
escribirá ‘el programa es invariable’. “Las cuestiones programáticas no ocupan la
atención del Congreso de Dirigentes: el programa está fijado y no toleraré
jamás que se sacudan los fundamentos doctrinarios del movimiento.”
En 1941, aquí en España, la Editora Nacional de Madrid, edita ‘La Teoría de la Falange’, escrita por
Julián Pemartín, pretende ser uno de los textos oficiales, explicativos del
fascismo español, al modo en que los nazis publicaron los suyos, anteriormente
citados. En dicho texto falangista escriben lo siguiente: ‘‘…la camisa de nuestro uniforme tiene el mismo color que el uniforme de
nuestros obreros: azul mahón… Falange
tiene que realizar una revolución económica en España… como el Fascismo se
propone una salvadora Revolución Nacional… el antiguo movimiento sindicalista
de España, el anarco sindicalismo, se proponía, por medio de una revolución
social una estructura sindical que consiguiera el mejoramiento de las clases
obreras, pero preconizaba esa revolución contra la idea de Patria valor
espiritual que había que negar y destruir. El anarcosindicalismo tenía como
bandera de combate la bandera rojinegra…’’. Falange, el fascismo, ¿bebiendo en el anarco
sindicalismo? le extrañará a mucha gente, pero es una de sus características.
En el mismo texto citado antes, ‘La Teoría de la Falange’, escriben
respecto a lo que consideran sus conceptos fundamentales: ‘’Las Patrias son, más que divisiones geográficas o raciales, entidades
históricas a quienes Dios asignó misiones que cumplir en la Historia Universal,
Y el cumplimiento de esa misión es lo que determina y justifica la formación y
persistencia de una Patria, el ascenso de un pueblo o Nación. Un agregado de
hombres sobre un trozo de tierra, solo es nación si lo es en función de
universalidad, si cumple un destino propio en la Historia. ’’ Ideas muy
similares las encontramos en el catalanismo independentista.
‘’En los momentos actuales esto último ni tan
sólo necesita ser explicado: tanta es la evidencia con que se impone a los ojos
de todos el carácter doblemente étnico de nuestra política; tal es la razón de
que toda ella se dirija al reconocimiento de la personalidad de Cataluña y en
que está hecha de una manera tan esencialmente catalana, por grupos que sienten
vibrar en su alma, condensada y quintaesenciada, la de toda la Raza’’. Miquel
d’Esplugues. Nostra Senyora de la
Mercè. Estudi de psicologia ètnico-religiosa de Catalunya, Ibérica, Barcelona,
1916.
Históricamente los fascistas
utilizaron movimientos de masas espectaculares, en general transversales en su
composición, con gran componente de obreros en Alemania, o en otros países tras
tomar el poder. Las permanentes movilizaciones fueron un recurso utilizado para
mantener viva la efervescencia y el empuje, ‘’solo
es verdadero falangista el que
consigue un permanente modo de ser ardiente... permanente modo de ser, ardiente y riguroso a un tiempo, caracteriza a
los falangistas verdaderos’’. Estrategia y pretensión similar sigue el
movimiento independentista, la constante movilización les resulta vital para
mantener viva la llama de la ilusión del paraíso, evitan parar, tomar aire, lo
cual dificulta la reflexión individual, entorpece la crítica a objetivos y
acciones pasadas, y el desacuerdo está prohibido entre las filas indepes, -la
extendida idea de traidor, se pone en marcha con grandes nombres, Marsé,
Serrat, Coixet, y con políticos que se apartan del secesionismo, y con vecinos y madres que no secundan
ciegamente sus proclamas en colegios, calles, comercios-. El desacuerdo, propio
de esta sociedad moderna, es un signo de diversidad en un colectivo totalitario
que la ataca, intrusos fuera, extranjeros fuera, son algunas de sus
máximas. Así la movilización era/es una forma de sentirse juntos los iguales y emocionados en pos del objetivo de
construcción de la nueva sociedad, la movilización es un mecanismo de
adoctrinamiento que toma el sentido ritual de las religiones, la creencia en la
fe, siempre más sencilla de inculcar colectivamente durante la celebración de
la misa, en la concentración.
Masas organizadas y transportadas
para realizar espectaculares acontecimientos, tenían como uno de sus objetivos
dotar de mayor legitimidad a los poderes políticos, por encima de la prestada
por la legalidad democrática representada por el voto. Otro objetivo era
imponer respeto a los otros, a los no adeptos, a los adversarios y enemigos.
También pretendían fomentar la emoción de unidad familiar en torno a los jefes
locales que les asignan sector, horario, movimientos, -lleva tal color, viste de tal manera, porta tal bandera, forma agrupado
por este lado, al sonido del pito subes un cartel, si el cabecilla salta, das
un paso,…- además fomentan la sensación emocionante de estar construyendo
una nueva patria, un ideal que resolverá todos sus problemas con el que dará
sentido a su vida. Normalmente utilizaban música generadora de emociones en la
organización y así fomentar el encuadramiento paramilitar, la integración
familiar, sectorial, local... En Italia y Alemania fueron maestros, en España
las manifestaciones del franquismo en la postguerra, eran apoyadas, organizadas,
y pagadas, por instancias del poder político y económico, con formas de
organización similares.
Movilizar colectivos reduce el papel
del individuo, intencionadamente realizan el encuadramiento de familias en
barrios y pueblos, dirigidos por líderes locales que estarán en la puerta de
casa, en la plaza del pueblo, en los ayuntamientos, o en los colegios e
institutos, dirigen a los autobuses y trenes, apoyados por fuerzas del orden,
si fuera preciso, en este caso los mossos,
alentados desde la prensa, radio, televisión… ello contribuye a reducir el
espíritu crítico, la posibilidad de racionalidad, es una forma de combate
contra la ilustración, ciudadanía, liberalismo, individuo, secularización,… el
peligro de disentir supone la expulsión de la tribu, supone quedar marginado de
la sociedad. Conceder importancia al encuadramiento,
situar al grupo por encima del individuo, mantener el ánimo alto de los haces, se corresponde con valorar el
colectivo, el Estado, por encima del individuo, ello fue una constante de los
fascismos. El programa del partido nazi decía en el punto 10. ‘El primer
deber de todo ciudadano debe ser producir, espiritual ó corporalmente. La
actividad del individuo no ha de contravenir los intereses de la colectividad,
sino que ha de desarrollarse dentro del marco comunitario y en provecho de
todos’.
Mientras unos, los secesionistas, se
organizaban y movilizaban, los otros unionistas o constitucionalistas, miraban,
consentían y callaban; en ese otro grupo estaban, al menos, la mitad de los
catalanes, el Gobierno de la nación, millones de españoles, entre ellos miles
de intelectuales, escritores, filósofos, sociólogos, catedráticos, profesores,
miles de empresas, decenas de partidos y sindicatos, fundaciones, etc. etc. y
muchos de los auto-considerados antifranquistas. Muy poca gente en este país ha
contra-argumentado a los secesionistas, a sus teorías y a sus prácticas, no conviene enredar, mejor no provocar, decían, mientras
tanto las mentiras se extendían, la ideología prefascista se iba asentando y
sumaban gente que no era independentista, pero se unía al apoyo al proceso de
secesión. Así engordaba el movimiento a favor de la independencia recogiendo todo lo contra, lo antisistema, la indignación y desesperación
anticrisis, los movimientos sociales catalanes desaparecieron, fueron
engullidos por el movimiento secesionista,…
¿Alguien imagina hoy en la puerta
del Congreso una foto de altos cargos del PP y PSOE arropados por cientos de
alcaldes enarbolando sus bastones de mando alrededor de Rato para apoyarle por
sus problemas con la justicia? ¿Ustedes creen que aquí, o en cualquier otro
país, podríamos ver sin escandalizarnos manifestaciones de apoyo a los
presidentes y altos cargos de la Comunidad de Madrid y Valencia, actualmente encarcelados
o en procesos judiciales? Las fotos de alcaldes independentistas apoyando
corruptos, y/o imputados que acuden a los juzgados catalanes, las vemos a
menudo, incluso los paseos por la calle
de condenados por corrupción, Pujol, liberados por la Generalitat, publicadas
en los medios de prensa son poco comentadas en redes de apoyos indepes, ¿para
no provocar? La entrevista del ex ministro Rodrigo Rato con el Ministro del
Interior, llenó las redes de comentarios, la de Mas con Pujol pocos días antes
de una inspección a su familia y a las sedes de CiU, solo recogió la negativa
de Mas a informar de ella, por ‘carecer
de interés’, según sus palabras aceptadas sin más por la sociedad catalana. Serán unos cabrones, pero la mitad de
los catalanes sienten que son sus cabrones.
‘Creyém
que'l nostre poble es d'una rassa superior á la de la majoria dels que forman
la Espanya. Sabóm per la ciencia que som Arias. ja pels autoctens eltas; ja pels Grechs. Romans, Visigots,
Ostrogots, Franchs y d'altres qu^qui vingueren; y per tant, volém ser dignes
descendents de rassas tan nobles, y volím marxar d'acort ab els demés pobles
lliures d'liuropa, y com el que més, anar al devant de la civilisació; y per
civilisació no enleném sols la part mecánica: carrils, Iramwais, telégrafos,
llums, etc., etc., sinó'ls avensos de la pensa, del sentiment y de la
conciencia, això que millora la especie y la ennobleix...’ Así
escribía la redacción de Revista Joventut,
en su presentación el 15 febrero 1900, la revista representaba a Unión
Catalanista, presidida por Martí i Juliá.
‘Y viajando por
Suiza y por Alemania comprendimos aquellas consideraciones como aglomerados de
Estados de hombres a los que sólo separan pequeñas diferencias de raza, pero
todos, al fin y al cabo, Arios’. Pompeyo Gener. Recorts y esperances. Joventut
12-01-1905
‘La abolición de las fronteras, la fusión de las razas en una sola y
única y la igualdad humana absoluta, es el sueño atávico de los llamados progresivos,…’
La prehistoria y la historia muestran que la sangre y la vida de las
razas no ha dejado de ir de un lado a otro del mundo, inundando razas y
pueblos, determinando efectos transitorios y perdurables, pero sin poder
modificar esencialmente los caracteres étnicos y antropológicos locales. Domènec Martí i
Julià, ‘Utopias’, La
Renaixensa, 1901.
Aunque muchos no lo sepan, los independentistas se están comportando de
parecida forma a como lo hacían los fascistas italianos, los nazis alemanes, o
los falangistas jonsistas españoles, con similar organización, el mismo o
superior pegamento de odio a los otros, parecidos sistemas de propaganda,
adoctrinamiento y movilización, similares patrones de heroicidad juvenil,
comparables sueños futuristas, semejantes prácticas de matonismo, insertados en
similares grupos sociales que antaño… como aquellos fascistas italianos del
primer tercio de siglo XX, como los fascistas españoles de los años treinta, o
como los franquistas de postguerra. Si además basan su actuación en una
ideología que prima elementos diferenciadores respecto a los demás individuos,
como nacionalismo excluyente, identidad cultural excluyente, religiosidad y
tradicionalismo en el que buscan signos identitarios de diferencias… si además
se consideran superiores a quienes no comparten tales elementos, si su
ideología y comportamiento son fascistoides, seguro que lo serán.
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