‘Los castellanos, que los extranjeros designan en general con la denominación de españoles, son un pueblo en el que el carácter semítico es predominante; la sangre árabe y africana que las frecuentes invasiones de las gentes del Sur le han inoculado se revela en su modo de ser, de pensar, de sentir y en todas las manifestaciones de su vida pública y privada’.
Prat de la Riba i Sarrà, ‘La question catalane: l’Espagne et la Catalogne’.
Los secesionistas han logrado el apoyo, no solo moral, también económico y activo cotidiano de mucha gente que defiende sus derechos, sin importarlos que al tiempo la otra cara del supremacismo pretende reducir derechos a los demás catalanes que critican su totalitarismo, o penaliza a aquellos que simplemente quieren otras cosas. Este trabajo no se dirige a los independentistas históricos, quienes llevan toda la vida defendiendo sus ideas, haciendo su trabajo de raca, raca de acuerdo con su ideología, sin importarles los cambios reales de la antigua España centralista, a la actual España federal, en la que Cataluña, o País Vasco, tienen autogobierno igual o superior a regiones de países federales conocidos.
Claro, claro, autogobierno no es soberanía absoluta, pero es que eso no existe, ningún país tiene soberanía absoluta, hoy todo es compartido; en Europa una gran parte de la política medioambiental, social, económica, exterior, militar… ¿Soberanía absoluta para Cataluña? Tendrán que aclararse, porque dentro de Europa es imposible, hasta la soberanía monetaria está cedida. Nadie debería perder tiempo en intentar convencer al Sr. Torra, salido de otro tiempo y otro lugar, sus palabras, sus artículos, recuerdan mucho la verborrea de los años veinte, las florituras de los fascistas italianos, la poesía joseantoniana.
‘’Los almogávares en Grecia, los segadores para Corpus, los de Cardona por el asedio de 1711, los barceloneses y catalanes a las murallas de la capital de Cataluña en el último aliento de libertad de nuestro pueblo. La bandera negra está profundamente arraigada en la historia del país. Una bandera de combate, de lucha, de resistencia, de libertad.
Hoy la bandera negra vuelve con la misma fuerza que en 1714. El combate sigue siendo el mismo: el de la libertad, la lucha que han llevado todos los pueblos del mundo que ha querido ser.
Y yo añadiría, autonomía no es libertad. Cualquier hipótesis que busque un encaje en la Constitución es continuar promoviendo el provincialismo en su estado más puro y obsceno. La vía constitucional ha quedado, en Cataluña, sin relato, por más que los autodefinidos como moderados nos pinten un escenario futuro digno del Armagedón.
Hay que convencer que vamos a declarar la independencia y no a regular la pesca de la anchoa; debemos pensar fríamente, maquiavélicamente, para que la próxima jugada pueda ser jaque mate. La autonomía no se soberanía . Por eso, ahora es la hora, que pasa, inexcusablemente, por una manifestación histórica el próximo 11 de septiembre. Con la bandera, el firmamento y la bandera negra (y yo añadiría la de Santa Eulalia). Con todas las banderas y con toda la gente. Con la alegría de querer vencer la historia, de ganarnos el futuro.
Hasta el 9-N necesitamos una cadena ininterrumpida de éxitos. ’’
Quim Torra, 11/8/2014. Bandera Negra.
Las cuestiones de este trabajo se formulan, principalmente, pensando en antiguos antifranquistas que prestan su apoyo a la secesión y en todos aquellos que se sumaron al movimiento secesionista por lo que de encantador, antisistema y rebelde parecía. A ellos les pregunto: ¿Recuerdan huelgas obreras, en fábricas o tajos que fueran financiadas por los gobiernos de turno? ¿Recuerdan saltos cortando calles o carreteras que fueran apoyados por los poderes públicos? En Cataluña huelgas y movilizaciones se impulsan y apoyan desde las instituciones, y desde muchas empresas. En la España franquista las manifestaciones de los ’40, ’50 y ‘60, fueron apoyadas, organizadas y pagadas, por instituciones del poder político, y económico, con la ayuda de activistas comprometidos con la causa en todos los niveles de inserción social.
El movimiento independentista es una fiesta que cuenta con todas las ventajas para producirse, ya que se organiza y financia desde el núcleo del propio sistema: desde la Generalitat, poder político representación del Estado, al igual que el fascismo hacía, desde allí se dirigen fuerzas y consignas, objetivos y dinero, para el derrocamiento del sistema democrático y lograr la secesión. Desde los ayuntamientos y medios de comunicación oficiales se organiza y agita contra el Estado, desde las universidades, colegios e institutos parten acciones impulsadas por rectores, directores y profesores, representantes del sistema, desde las élites de instituciones culturales, económicas y deportivas de la sociedad civil, que cobran sueldos directamente del sistema, se imparten consignas y propaganda y se coloniza al conjunto de la sociedad, desde empresas vinculadas directamente a la Generalitat, o bien, apoyadas en su producción por sus presupuestos que vinculan sus beneficios, o directamente subvencionadas, se pagan salarios a dirigentes independentistas, y a empresas privadas que a su vez, luego financian directa o indirectamente el movimiento independentista. Un caudal de fondos oficiales y de fuerzas del Estado lucha desde dentro para destruir ese Estado. Una parte del Estado, contra el Estado que le dio legitimidad y poderes y contra mas de la mitad de catalanes, ciudadanos de su país.
Los cierres patronales no fueron nunca del agrado de las izquierdas, salvo aquí y ahora en Cataluña. Deberían descartar la idea romántica de lucha por la libertad en el caso catalán, cuando ésta resulta apoyada por los poderes territoriales. Y no, de ninguna manera las comparen a las luchas antifranquistas, en las que arriesgabas físico y trabajo, utilizando medios precarios de colectas en barrios y fábricas. Mucho menos son reflejos de las luchas por los derechos civiles de los negros en EEUU como han intentado vender, sin ningún pudor han tratado de engañar profundamente a la infancia y juventud catalana para hacerla creer que están en el lado bueno de la historia. Es un salvaje insulto a la dignidad de aquellas luchas por sentarse en los autobuses, utilizar baños, calles, barrios, bares…, que costaban palizas, secuestros, asesinatos.
¿Recuerdan durante la transición luchas callejeras por la democracia, amnistía y Estatut de autonomía? Al luchar contra el poder, se producían cargas brutales de la poli, coces de los caballos, porrazos, chorros de agua, carreras, pelotazos de goma y a veces balas de verdad… y detenciones, encarcelamientos y despidos y había que prestar atención a las agresiones de los fachas cuando realizabas una pintada o pegabas un cartel, cuando repartías panfletos o cortabas una calle mediante un salto. Pocos resultados parecidos en Cataluña en donde las revueltas son apoyadas y financiadas por los poderes autonómicos, los antisistema en Cataluña no tienen miedo, son el sistema. No hemos visto que los mossos, -fuerza armada cercana a 20.000 personas bajo el mando de la Generalitat-, desmontaran cortes de tráfico en autopistas catalanas o grandes avenidas de Barcelona realizados por apenas una docena de personas, o pintadas y ocupaciones de edificios públicos… pueden ver aquí una muestra de colaboración mossos ocupantes de colegios referéndum del 1-O https://twitter.com/interviu/status/914528814058885120
Los fascismos tuvieron especial querencia por las fuerzas del orden, antes, durante y después de tomar el poder, al principio en su modus operandi se abrazaban lo suficiente como para lograr que sus acciones no fueran reprimidas, pasando a utilizarlos como guardianes de sus actos en las calles, para posteriormente ser ejecutantes de sus acciones. En Cataluña solo visibilizamos represión de la policía autonómica en actuaciones al margen de la secesión, en manifestaciones de movimientos sociales, de colectivos anti-desahucios, de mareas contra los recortes sanitarios, de la indignación del 15-M en Barcelona, vean el vídeo del desalojo de la Plaza Cataluña en 2011 por los mossos https://youtu.be/uH1Eqq4_J9o o de la huelga general del 2012, entonces sí visibilizamos represión de la policía catalana, dirigida por la actual élite independentista. Pero, los movimientos sociales de ese tipo, han sido absorbidos por el independentismo con el intento de hacerlos desaparecer, con la consigna fascista de la lucha de clases no existe, solo la lucha de la nación. Una de las resultantes de esta situación es que las fuerzas del sistema se consideran a salvo para saltarse la ley: ejemplos de corrupción son tantos y tan abundantes entre las élites catalanistas que no merece la pena reseñarlas, menos conocidas son las tropelías de los mossos con un historial de abusos e impunidad, como el recogido por Laura L. Caro.
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