Quien imaginara la consigna, encontró un
filón, está claro que nadie estará en contra de la facultad de decidir sobre su
futuro. Sin embargo como toda realidad la apariencia no es igual a la
esencia. A la mayoría de gente bien-pensante le parece que esto es lo más
democrático y algunos un poco obnubilados, creen que el nacionalismo está dando
una lección de democracia a los españoles, ya que interpretan esta
reivindicación en clave ciudadana, se pretende ejercitar ‘para saber
qué quieren los catalanes’, cuando se trata de una maniobra dentro del
proceso de independencia. Para saber lo que quieren hay suficientes técnicas
estadísticas y sociológicas, incluidas las elecciones que se celebran cada poco
tiempo. Por supuesto sería declarada la independencia si saliera el voto
favorable, con mayoría simple afirmativa, sobre mayoría simple presentada, lo
cual daría como válido un resultado favorable para declararla del 27%. Aunque
si saliera mayoría contraria, como está ocurriendo en las cuatro ocasiones
votadas hasta 2018, volveríamos nuevamente a la casilla de salida.
El referéndum debe ser oficial, por lo tanto
primero hay que romper el marco constitucional español con la proclamación
parlamentaria. En referéndum posterior a la comunidad internacional recomienda
un mínimo del 50% de participación con un 55 % mínimo de votos afirmativos.
Asamblea Nacional Catalana. Razón 16
Interpretación: Con solo un 27,5 % de apoyos del cuerpo electoral declararían la independencia. Ninguna comunidad internacional recomienda eso, todas las referencias internacionales de los que aceptan este tipo de situaciones, que son relativamente muy pocos, siempre citan amplias mayorías, y nunca admiten que una minoría de población pueda obtener la independencia. El 55% de voto afirmativo sobre participación del 50%, representa un 27,5% de población
El resultado sería una regresión, un
referéndum sobre la autodeterminación de una parte del Estado, que pudiera
decidir una minoría es una revolución fascista. La consulta es muy poco comprometida
para el secesionismo, saldría gratis, sin costes añadidos en caso de perder,
volvería a empezar al año siguiente desde el mismo punto, y todo resuelto. La
utilización de la consigna sobre el derecho a decidir sobre la secesión de
Catalunya, ha demostrado ser un arma política de primera magnitud dificilísima
de combatir y su instalación entre la gente sigue imparable. A pesar de las
dudas que suscita entre el pensamiento progresista, que no acepta que fuera
ejercido ese derecho en el pasado por los catalanes en la misma medida que lo
hizo el conjunto del pueblo español. Los independentistas lo plantean como una
recuperación de algo inexistente, que existió en el imaginario pasado y ahora
no existe en su territorio, para lo cual quieren modificar unilateralmente todo
el marco jurídico legal que lo hizo posible en el conjunto de España desde la
Transición.
La autodeterminación no se contempla en
ninguna constitución, solo está reconocida por la ONU para territorios
coloniales, mediante la resolución 1514, de la XV sesión de 1960 aplicada al
Sáhara; y la resolución 2625
de 1970, del XXV período de sesiones que reconoce
la libre determinación para territorios colonizados y oprimidos, -libre
determinación que separa de secesión de estados ya constituidos- es decir
reconoce el derecho a la descolonización en territorios dominados, gobernados y
explotados por extranjeros, sobre poblaciones sin derechos a decidir
organización social, ni económica, ni gobernantes, ni leyes, algo
extremadamente alejado de Catalunya, resolución que se redactó en referencia a
las colonias del tercer mundo.
Quienes deciden hoy en Cataluña sobre la
mayoría de cuestiones que afectan a la ciudadanía, son los políticos
soberanistas y la burguesía catalana, tan carcunda como la españolista que
ponen de ejemplo como enemiga, los
soberanistas copan todos los poderes, controlan los medios de producción,
fábricas, negocios, comercios… pasando por las tribunas mediáticas, prensa,
radio, televisión… la cultura, el deporte, comercio, la banca, la política… y
las direcciones de todos los partidos como indica la deriva que ha tomado el
asunto, de tal forma que la igualdad de oportunidades entre diversas posturas
no existe, ni en la calle, ni en las instituciones, ni en los medios, ni en la
ley electoral que prima el interior rural, sobre las grandes concentraciones
urbanas.
Los conflictos de clase han desaparecido
de la faz de Cataluña sustituidos por el identitario nacional, como los
franquistas en mi niñez, dicen: ‘todos
juntos empujando el carro con los mismos intereses’, aunque esos intereses
lógicamente serán los del grupo dominante, suena antiguo. La vida no es solo un
conflicto en torno a la producción, los problemas que nos invaden son
transversales en gran parte, de sexo, ecológicos, de raza, de religión… de
identidad, pero una cosa es que existan conflictos cruzados y otra que hayan
desaparecido como por ensalmo todos los conflictos anteriores quedando todo
reducido a la autodeterminación.
Esto es una revolución, dicen quienes lo
apoyan y surgen preguntas ¿Los trabajadores tendrían ese derecho a decidir,
sobre objetivos de producción, nivel de salarios, condiciones de trabajo,
horarios, ritmos… en fábricas y tajos, comercios y bancos? ¿Una vez conseguido,
los vecinos decidirían sobre qué construir en los suelos del territorio, dónde
poner parques y escuelas, cuantos metros edificar en cada bloque, a cuanta
distancia del mar…? ¿Por qué no el derecho a decidir sobre la política de
austeridad?, por ejemplo, en relación a la urgente reforma fiscal que debería
hacerse, sobre los impuestos, tipos y cuantías que las empresas y los más
pudientes deberían pagar. La revolución que se anuncia concederá Derecho a decidir, en qué partidas
recortar, a quienes subir y bajar sueldos, en qué sectores y empresas invertir
y cuanto. No conocemos que los documentos sobre la secesión contemplen conceder
un Derecho a decidir sobre las
condiciones de trabajo y pensiones, sobre implementar urgentemente planes
masivos de empleo en nichos y sectores productivos, decidiendo sobre
inversiones a utilizar, los recursos que ya existen por muchos rincones
–Catalunya Caixa recibe 12.000 millones de € ayuda pública del Estado -
Las gentes que se movilizan por la
independencia no tendrán Derecho a
decidir sobre la justicia a los Pujol, y a los corruptos del 3%, no podrán
decidir sobre cómo deben reprimir las fuerzas de seguridad las manifestaciones
de los indignados cuando se celebran en espacios públicos, incluso no decidirán
si deben ser reprimidas las corrupciones, o mejor todavía, no podrán decidir a
quienes deberían detener y violentar, a los corruptos catalanes, a los
recortadores de derechos sociales que venden a bajo precio la propiedad
colectiva como la sanidad y la educación…Derecho a decidir sobre la ley
electoral… con cuanta proporcionalidad, eligiendo la circunscripción electoral
y número mínimo de diputados elegidos. Derecho a decidir a las mujeres sobre el
uso de su cuerpo y sobre cuestiones de brecha salarial y de igualdad de
representación y al conjunto de personas sobre las libertades civiles, laicas.
Sería necesario poder decidir sobre el tipo de energía a desarrollar y sobre
los precios de producción que no utilicen el coste más alto que deja inmensos
beneficios a los que producen barato, como actualmente. Esta secesión habla de
conceder mayor derecho a decidir sobre la protección de bosques, espacios
naturales y costas… ¿Por qué no decidir sobre ayudas bancarias a las Cajas
catalanas y sus condiciones de retorno?, y mientras se producen, decidir
sobre su gestión ¿Acaso estas cuestiones son más difíciles de lograr que la
secesión? O simplemente no están en la agenda.
El liberalismo, los neoconservadores,
Reagan, Thacher, Aguirre, Aznar, Pujol, Mas… se llenan la boca diariamente de
la palabra libertad, reclaman a los gobiernos y a la sociedad su derecho a
decidir. Quieren gastar lo que ellos decidan, en lo que quieran, decidir cuánto
pagar de salarios y con qué derechos contratar, reclaman poder decidir en donde
invertir y cuanto cobrar por el uso de sus carreteras, sus escuelas, sus hospitales,
que dicen es su derecho construir… porque según su patrón de libertades, todo
el mundo debería decidir libremente qué hacer con su vida, pero sin el Estado
de por medio, sin leyes, lo cual deja el terreno expedito para los poderosos.
Las libertades que el neoliberalismo predica, el derecho a decidir que ellos
reclaman, es la libertad de los poderosos de llevar el dinero que consigan
explotando a millones de personas a un paraíso fiscal… Esa es la revolución
propuesta por la autodeterminación.
Dirán que esto no tiene que ver con el
derecho a decidir que reclaman los catalanes, pero en cuanto derecho a
decidir es similar, unos pueden reclamarlo desde posiciones nacionalistas
y otros desde posiciones rojiverdes, o malva-negras; desde posiciones
religiosas o laicistas, se puede reclamar desde posiciones burguesas o
proletarias, lo pueden reclamar los ricos y los pobres…
Todos quieren tener derecho decidir. ¿O
no? ¿Es ilimitado en el tiempo? ¿Todos los territorios, aldeas, ciudades,
regiones… tienen el mismo derecho? ¿Todos los individuos lo tienen, quien los
designa? ¿En las fábricas los obreros tendrían derecho a decidir?
Despotricar y maldecir a menudo olvida
que el pueblo español -y catalán- actuó como sujeto político y ejercitó
repetidamente el derecho a decidir en numerosas elecciones, y decidió viviendo
en las antípodas de los negros estadounidenses, a pesar de las proclamas de los
dirigentes indepes que pretenden asimilar dichas luchas y las condiciones de
vida y represión de libertades de los afro-americanos con los que se quieren
comparar, lo cual es un insulto brutal a la inteligencia humana. Nuestra
realidad social y política fue construida por muchas sensibilidades distintas
en la Transición, con mayor peso de unas que de otras, sin duda, pero esa nueva
legitimidad creada en ningún caso formó un apartheid con grupo
poblacional alguno.
El derecho a un referéndum, para saber,
reclamado en Catalunya, se transmuta realmente con un referéndum sobre la
independencia, revisable anualmente si no sale el resultado apetecido –juro que
lo he leído y escuchado a los independentistas, como cualquier otra
elección, decían- pero no piensan el derecho a decidir para los supuestos
anteriores, porque los partidos tradicionales y los nuevos están dirigidos por
individuos de procedencia burguesa, propietarios o herederos de activos, o
instalados en la casta que buscan su lugar en el poder político y no pretenden
decidir sobre la organización social, solo sobre la autodeterminación.
Los independentistas sobrevenidos y una
parte de los antiguos han interiorizado que todos los males que padecen son
culpa de los españoles, de los otros, y además los otros, son todos iguales en
su identidad maligna, represora y explotadora, mientras ellos ungidos por un
espíritu santo, recién nacidos sin mácula, limpios de cualquier pecado. Así me
apunto hasta yo, al bando de los buenos, por supuesto, si puedo elegir sin
costes, no me voy a apuntar con los malos. El sentimiento independentista ya
existía desde mucho tiempo atrás, lo nuevo ha sido la cantidad de gente que se
ha sumado, con ilusionantes perspectivas mágicas que orientarán su nueva vida
formando parte del grupo de los buenos, algo que no encuentran por otras
partes, al tiempo que les brinda la tranquilidad de haber localizado a los
culpables de todos sus males.
Todo el esquema propagandístico
planteado por el secesionismo, se ha apropiado del principio democrático del
derecho a ser independiente, repartiendo carnets de demócratas al viejo estilo
franquista, los que tuvieran otras ideas
no son demócratas, y encima omite una realidad actual que pesa sobre todo
estado o nación. No existe la autonomía absoluta en el contexto político global
europeo de hoy, la soberanía es compartida, así que el derecho a referéndum
sobre autodeterminación, pretendiendo estado propio inserto en la UE –al margen
de su extrema dificultad- es bastante ilusorio, por cuanto la pertenencia
obligaría a compartir el derecho a decidir sobre múltiples cuestiones
económicas, legislaciones sociales, política exterior, procesos fiscales,
monetarios, políticos,...
Tenemos soberanía compartida, que
implica no tener derecho a decidir devaluar la moneda, que es común, no podemos
decidir emitir moneda para inyectar liquidez, que disolviera la deuda y
proyectara crecimiento, no tenemos independencia para implantar una tasa Tobin,
sería inutil si no se instala en el resto del espacio europeo, no tenemos
derecho a mantener una guerra frontal contra los paraísos fiscales, porque sin
la cooperación de la eurozona será imposible, etc. etc. Nadie en el mundo tiene
soberanía absoluta, todo está interrelacionado en un mundo global. Así que, si quieren jugar, pues derecho a
decidir para los de Barcelona y Tarragona y Sabadell, Galapagar y Gandía y…
cada año un referéndum para ver si Tortosa se va, o ¿una vez logrado se
eliminará para el resto? Por descontado los lugareños de Vic, podrán declarar
la guerra a Francia, en el ejercicio de su derecho a decidir. Todo territorio
naciente genera nuevas minorías dentro del mismo, según su postulado, deberían
tener el derecho a independizarse y decidir sobre su futuro en cada momento.
Una insensatez la dichosa consigna.
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