domingo, 8 de julio de 2018

El proceso de secesión no es democrático, es populista

La Secesión, reacción populista en tiempos de crisis

''El nacionalismo, una variante —o un pariente próximo— del populismo, es, acaso, la expresión más consumada del uso político de la mentira.

El nacionalismo, entiéndase, de base étnico-identitaria, que surge por oposición —y, por eso mismo, es pensamiento reaccionario en sentido estricto— al ideal de nación política que cuajó en las revoluciones democráticas de inspiración ilustrada, señaladamente, en la Revolución francesa: la nación como un conjunto de ciudadanos libres e iguales comprometidos en la defensa de sus derechos y libertades. Frente a esa idea de nación, republicana, el nacionalismo étnico defiende comunidades políticas sostenidas en esencias/espíritus del pueblo (Volksgeist) impermeables a las mudanzas del tiempo.''

Félix Ovejero, ‘El nacionalismo catalán: de las mentiras de la política a la política de las mentiras’.

Una gran ola de populismo inunda Cataluña con el proceso a la independencia. Nos encontramos ante la primera reacción populista de grandes dimensiones que se produce en España en esta crisis. El secesionismo ha llenado un vacío político. Una parte importante del ascenso nacionalista es una reacción a la marginalización de grupos sociales, procedentes de la emigración y descendientes, de extracción obrera, y de servicios. Los problemas catalanes antes se deben al capitalismo, a la globalización, a los mercados y los emergentes, problemas similares a los del resto de España y Europa, pero ahora todos los problemas sociales en Catalunya se deben a los españoles explotadores, los problemas los generan los de fuera, los de dentro son santos, la independencia lo resolverá. Se ha demonizado a los españoles durante muchos años y ha calado.

La gente ha concluido que las izquierdas, los verdes, anarquistas, socialistas, comunistas, ya no son sus partidos porque no resuelven sus problemas y se lanzan en brazos de los populistas, del nacionalismo, al encanto de la solución imaginada a sus miserias, la crisis de la izquierda puede potenciar estas cosas, la gente se apunta a quienes le prometen soluciones. -En otro plano ya vemos grupos fascistas que reparten comida en Grecia y España, acercando a los desvalidos a sus encuadramientos-.  Aquí el secesionismo no ha llegado a fascismo, globalmente, si en sectores, aunque la magia populista de solucionar las tremendas dificultades de la gente opera en la afiliación por la independencia, todos deberían saberlo los que afilian y los afiliados, la responsabilidad individual también existe y cada cual que se arrima al nacionalismo, debería tener claro quiénes son los suyos, los que pueden comprenderle más adelante porque compartan similares condiciones de vida y trabajo, porque después nos encontraremos con un ejército de alumnos de colegios privados en los escaños del Parlamento, que en este caso serán las élites soberanistas.

Las cuestiones que rodean una vida, salarios, vivienda, trabajo o paro, las pensiones, sanidad, las condiciones de los barrios, los colegios con instalaciones desconchadas sin materiales, con pocos profesores y muchos alumnos mezclados por aulas, sin libros, desahucios, salario social, o ganarse la vida como mejor se pueda, todo eso y mucho más, no cabe en la óptica del independentismo, salvo en la solución por secesión. Se han abandonado otras miradas necesarias, otras identidades, de clase, de sexo, de otros territorios, la común creación de un cuerpo cívico político con una identidad nueva. La derecha españolista y catalanista haría bien en percatarse de la necesidad del movimiento sindical y los partidos de izquierda, imprescindibles para mantener un espacio común de vida colectiva distinto a la selva. Cuando no quede nada que perder, porque todo esté perdido, la selva aparecerá repentinamente.

¿Cuántos nacionalistas estuvieron con Franco o fueron cargos entonces y lo son ahora? ¿Cuantos individuos de las élites catalanistas han estudiado en colegios públicos junto con trabajadores y migrantes, o por el contrario estudian en colegios de élite, privados, sin sometimiento a leyes catalanas de educación? ¿Cuantos de entre ellos no tienen estudios, cuantos trabajaron en fábricas, en el tajo o en el campo con sus manos? Los grupos de poder catalán estudiaron en colegios privados, viven en las mejores casas, tienen los mejores coches, los mejores empleos, las mejores vacaciones, las mejores rentas, prestigio poder… ¿Qué une a esa casta con miles de individuos que hoy apoyan la independencia y que están en el paro, que no tienen sanidad, ni posibilidad de comprar libros para sus hijos, que trabajan de camareros o vendedores, obreros en fábricas o trabajadores en oficinas, que los une? ¿Acaso querrán lo mismo quienes ordenaban y pegaban con las porras a los indignados que sufrían los golpes? No viven en los mismos barrios, no fueron a los mismos colegios, no trabajan en los mismos entornos laborales, no saben lo que es la precariedad,…

‘’En cuanto al remedo de “República Catalana pura y sin mácula” en que ya está convertida la semidictatorial Generalitat, 240 cargos del Govern (240, no 24) cobran más que el propio Sánchez. Frente a los 81.000 euros anuales de éste, Torra el Tenebrós percibe 147.000, y encima tiene a su servicio 413 “personas de confianza” —413— con sus abultados salarios. Los consellers reciben 110.760 euros, un 55% más —un 55%— que los ministros del Gobierno estatal. Los directores de TV3 y de Catalunya Ràdio, Vicent Sanchis y Saül Gordillo, no les van a la zaga, con 109.080 cada uno. No es extraño que actúen como felpudos. También son cuantiosos los sueldos para los famosos fugados: 82.210 euros para Meritxell Serret, 85.000 para Lluís Puig, etc., etc. ’’ Javier Marías, ‘Que raro virus’.

Las élites catalanas y sus seguidores practican el populismo con desparpajo, aparentan respeto y defensa del trabajador y emigrante, han pasado a ocupar el liderazgo de opinión entre una población que desprecian por cultura, por dinero, por etnia, pero que pretenden utilizar como su particular ejército de liberación nacional. Las políticas que promueven los ricos, sintetizadas en los impuestos para los que los pagan, o lo que es lo mismo, no pagar impuestos, reducirá el estado de bienestar de los trabajadores, se presentan como necesarias para el bienestar social de los catalanes todos, -de repente ya no hay negros ni blancos, todos grises, solo que unos son claros y otros oscuros-, y los medios de comunicación nacionalistas hacen el resto, financiados y partícipes de los mismos intereses. 

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