lunes, 30 de julio de 2018

El process no es progresista.(2). La confusión

La confusión. Independencia, izquierdas, progresismo

Doscientos años después de la Ilustración, que alimentó sueños de derribar fronteras y sumar cada vez más gente en Europa que compartiera una idea común de libertad, igualdad y fraternidad, estamos chocando con nuevos anti-ilustrados, que pretenden levantar muros, restar, partir en trozos pequeños        cualquier unidad territorial, -autodeterminación, secesión, independencia- lo cual presuponen que tenga las dimensiones que fuere, siempre será susceptible de partirse en una unidad más pequeña, -Asturias de España, y Gijón de Asturias-, lo que supone retroceder como poco hasta los inicios de la Edad Media, en donde los anti-ilustrados dicen encontrar las esencias de libertad e identidad que hoy no son capaces de apreciar en el lugar donde viven, en España, Europa. Darán para ello la muestra de existencia de problemas, como si en cualquier sociedad, de cualquier sistema de cualquier época no los hubiera, no mencionarán cifras ni datos que presupongan mejoras, ni argumentos de por qué lo pequeño y aislado será mejor para la vida de la gente, lo único que harán será teñir esas ideas con un viejo aroma de izquierdas, para intentar justificarlas como solventes, les dará vergüenza utilizar su verdadera identificación nacionalista. La izquierda reaccionaria se une al combate contra la razón, el humanismo, la ciencia y el progreso.

Confieso que estoy confundido con la favorable acogida que merece la independencia de Catalunya entre algunos viejos activistas antifranquistas, los cuales defienden el proceso, dicen que desde la izquierda, aunque mejor deberían defenderlo directamente como nacionalistas para evitar confusiones. El nacionalismo desde los primeros pasos, procede a la creación imaginaria de un único sujeto político, que sería el pueblo catalán, - el pueblo catalán serán solo quienes quieren la independencia- cuando nunca existió como tal identidad en lucha contra otro sujeto, el pueblo español, que tampoco nunca existió como tal. Ni en 1714 ni en 1936 luchó Catalunya contra España, porque en cada bando había mezcladas gentes de ambos lados, además, las alianzas fueron cambiantes en cada conflicto. Tampoco hoy existe un pueblo homogéneo,  salvo para el nacionalismo, la mitad de catalanes a un lado por la independencia, a la otra mitad que pretenden continuar caminando juntos con el resto de españoles y europeos, la consideran anti-catalanes, traidores, la marginan y niegan sus derechos, Marsé, Borrell, Serrat, Mendoza…

Los catalanes, como cualquier otro pueblo peninsular, nunca fueron un grupo uniforme en defensa de sus diferentes intereses, campesinos, payeses de remensa, ruralistas, agrarios, urbanos, burgueses, industriales, comerciantes, obreros, empleados públicos, señores, aristócratas, afrancesados, esclavistas, austracístas, borbonístas, primo-riveristas, anarquistas, franquistas, socialistas, y un largo etc. de grupos con distintos intereses en cada etapa. Las revueltas y luchas internas en Cataluña, han sido parecidas a las del resto de España, con objetivos similares, por el pan, el trabajo y libertad de los de abajo contra los de arriba. Los momentos gloriosos del pasado nunca llegaban al pueblo llano, quien carente de alimentación, vestido, vivienda, atención sanitaria, cultural, educativa… muy poco le permitían decidir  sobre sus vidas y haciendas, no eran demasiado diferentes a las castellanas, como tampoco sus estructuras feudales o el nacimiento de las emergentes burguesías y poblaciones urbanas. 

Quien viaje por España y Cataluña, podrá comprobar la similitud de culturas que trascienden de edificios, calles, iglesias, fábricas, gastronomía, cultivos, aperos de labranza, fiestas, herramientas, organización social, religión, mitología… incluso si el viaje se ampliara a Europa occidental, seguiríamos viendo sueños y aspiraciones parecidas, pudiendo destacar tantas diferencias como semejanzas, como transmite la pintura, arquitectura, o escultura. El arte pone al descubierto historias, personajes y formas de expresión bastante parecidas, con técnicas que parecen realizadas por las mismas culturas, porque transitamos por lugares cuyos habitantes han compartido cientos de años de experiencias comunes. Lógicamente encontraremos particularidades locales, la cuestión diferencial, existe, como en cualquier parte de cualquier región siempre susceptible de diferenciarse, -Boludos de arriba y de abajo- pero lo catalán y lo hispánico conviven en el mismo territorio desde hace cientos de años, políticamente dependerá de donde pongamos el acento para acercar o enfrentar, para destruir fronteras o construirlas, en este sentido el nacionalismo exagera las diferencias para separar la ‘pureza de su pueblo’ y demonizar a los otros, los nacionalistas crearán enemigos culpables de todos los males, los extranjeros, los distintos. Escribe Félix Ovejero: ‘La retórica de la identidad traza una línea de demarcación con los diferentes y envilece el debate político al restar grado de ciudadanía al discrepante, al que no participa de la identidad.’

Me dicen que la izquierda siempre está a favor de la libertad de la gente. Y ¡córcholis!, recuerdo que es lo mismo que decía Thacher y Reagan, ‘dejen que todos seamos libres, para decidir qué hacemos con nuestro dinero’. Lo dice Esperanza Aguirre y es un principio básico del batallón neoliberal, reclaman la libertad para actuar, exigen a los gobiernos que dejen hacer lo que quieran, donde y cuando quieran. ¿Entonces qué sucede? pues que bajo la bandera de la libertad se combate la libertad de amplias mayorías no propietarias de medios de producción ni riquezas. Defender que los ricos tengan libertad para irse, abandonando al resto, no presupone que los menos pudientes, de allí y aquí, tengan mayor libertad, de hecho las desigualdades aumentan porque los acaudalados, llevan años reclamando mayor libertad para que los gobiernos no los controlen, para que no les obliguen a pagar impuestos, para exigir exenciones, subvenciones y ayudas fiscales y en último término, quieren que los impuestos que pagan les revierta a ellos mismos. Ese es el fondo del derecho a decidir en el caso de la secesión catalana.

Pero entonces, ¿Cómo seguir considerando que la independencia sea progresista? porque lo citado anteriormente es uno de los objetivos esenciales, declarado no una, ni dos, ni tres veces, sino cientos, en panfletos, revistas, estudios, libros, páginas web, periódicos, teles, radios, etc. etc. del movimiento por la independencia en Catalunya, desde hace unos años. Por supuesto todo al margen de la corrupción allí y aquí.  ¿Luchan por la libertad de los catalanes? Eso grita Carme Forcadell, presidenta del Parlament, y anteriormente de la ANC, representando una mitad. En serio intenta que nos creamos que son como los pueblos colonizados, es un grave insulto para aquellos Vietnam o Angola, para Argelia, para los chilenos post Allende… ¿quiere hacernos creer que los catalanes carecen de derechos civiles como los negros en EEUU? A uno le dan ganas de esconderse ante tanta locura, siempre a favor de la autodeterminación de las colonias y ahora esto. La verdad, muchos aún dudan porque las palabras son cortinas de humo ¿Catalunya una colonia?, claramente no, pero ante la insistencia de la propaganda secesionista, no una, ni dos, ni tres, en cientos de páginas, panfletos, estudios, radios y teles, etc. etc. dicen que los españoles explotamos a los catalanes, de hecho sostienen que vivimos de la explotación colonial durante cientos de años.

Las élites de una de las regiones más ricas de España, de Europa y del mundo, dicen que son una colonia. Una de las regiones del planeta con mejores estándares de vida y libertades y con mayores riquezas en su territorio y éstas propiedad de los apellidos de allí, los líderes políticos también son en su mayoría los apellidos de allí, los ejecutivos, los dirigentes, los mandos intermedios del aparato productivo, los gestores del aparato mediático, cultural, deportivo, social… son catalanes de pura cepa, no hay gente de la metrópoli dirigiendo aquella sociedad, por cierto, bastante más cerrada, racista y elitista que otras muchas sociedades españolas.
Las casas en Cataluña, de acuerdo con los estudios de la etapa franquista, al igual que los posteriores realizados en democracia, disfrutan de mayor calidad de vida que en el conjunto de España, medida por teléfono, televisión, calefacción, agua, tamaño, comodidades, lujos…, sus barrios asfaltados, luces, parques, espacios comunes… la sanidad, medida en camas por habitante, médicos, enfermeros por habitante, hospitales… la educación medida en cantidad y calidad de estudiantes infantiles, estudiantes medios y enseñanza superior, en titulación media y universitaria, en calidad científica, … resulta que la disponibilidad de bienes de consumo, coches, lavadoras, televisores, teléfonos, conexión a internet, y un larguísimo etc. de comparaciones los sitúan por encima de casi todos los españoles, menos vascos, navarros y madrileños. Y entonces mi confusión aumenta.

‘Pero, en Catalunya hay pobres’. Es cierto, y en Extremadura y Andalucía… y en Alemania, y en China, India, EEUU, ellos no piden independencia, sino dejar la pobreza. Efectivamente hay pobres en todas partes, pero el movimiento por la independencia en Catalunya dice, escribe, sostiene, no una, ni dos, ni tres veces… que los españoles les roban. Es terrible que los niños catalanes tengan esa visión, terrorífico que lo digan desde el sistema educativo –desde los colegios llevan años enseñándolo- les ha hecho sentir que los españoles del barrio de Pescadería en Almería les roban, que los parados malagueños, o gaditanos se aprovechan de ellos, que los murcianos se llevan su dinero, que los niños de Vallecas viven a costa de los niños catalanes… Y el peligro a futuro aumenta, porque suponiendo que ahora pudiera resolverse el enorme problemón, los niños catalanes, las nuevas generaciones bien adoctrinadas en el odio cada vez abrazan más la independencia contra los monstruos españoles. En esa responsabilidad habrá mucha gente que apoyó al nacionalismo. 

Ellos son ricos por la gracia de dios, por sus méritos, así lo escriben en su propaganda, dicen que el resto les tenemos envidia, cuando llenan de adjetivos ridículos sobre el resto de españoles minorando nuestra capacidad de trabajo y cultura,... Miro un poco la historia y no dudo que sean un pueblo trabajador, culto, etc. pero no más que el resto de españoles, puedo aceptar que sean algo, un poquito diferentes, pero no superiores, ni siquiera más abiertos. Si uno se da vueltas por el Museo de las Ferias, de Medina del Campo, o por el Monasterio del Escorial, por citar solo dos lugares del centro de España, encontrará múltiples rastros del poder cosmopolita de aquella España del XV, la Nueva York de entonces, intelectuales, filósofos, escritores, comerciantes, pintores, banqueros, arquitectos y un larguísimo etc. de toda Europa trabajaron y por suerte dejaron allí miles de pruebas de ello. El Camino de Santiago fue una avenida de europeización gigantesca… catedrales, iglesias dejan ver culturas muy similares en enormes extensiones de Europa. No, los catalanes no fueron especialmente abiertos, ni especialmente modernizadores por sus contactos europeos o marítimos, ni fueron los líderes impulsores, en mayor medida que otros, de aquella España que utilizaba en sus conexiones marítimas los puertos del Atlántico, del Cantábrico, de Andalucía y del Mediterráneo.

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