domingo, 30 de marzo de 2014

Gasto público, drogas, mafias, y Roberto Saviano

He visto una entrevista de Jordi Évole a Roberto Saviano. Extraordinaria. Soy de los molestos con el programa mentiroso del 23-F, aquello no me gustó y durante dos semanas me preguntaba si afectaría a la credibilidad que había depositado en Évole, ganada hasta ahora poco a poco, no sabía si quebrada. Esta relación con Saviano me vuelve a situar en la senda de aceptación de su credibilidad.

Roberto Saviano me parece un héroe moderno, una persona íntegra que transmite emociones, alguien que inicia un recorrido por el conocimiento de un mundo sucio que a medida que profundiza encuentra mayor mierda y peligro a su alrededor, pero sigue haciéndolo y siente la obligación de comunicarlo. Este hombre parece comprometido con un destino personal al que ha llegado con una postura de integridad moral al hacer públicos los resultados de sus investigaciones, que hubieran sido más lucrativos escondiéndolos. Sin tener obligación y compromiso por razón de su trabajo como policía, juez… sintió la necesidad de investigar y contar cosas muy peligrosas, y entramados delictivos de la cotidianeidad que le han obligado a vivir con extremo peligro no deseado.

Recordé las sensaciones que sentí al ver la película Gomorra, producto de su investigación; la brutalidad de la Camorra y el lujo como fuente de explotación individual y colectiva en la vida actual, en una sociedad moderna como la italiana. Los reyes de la moda y del diseño más avanzado que vemos en revistas y televisión, fabrican sus trajes de alta costura en talleres de mierda con enorme explotación y relaciones de opresión que llegan a palizas y muertes. Los individuos que fabrican el lujo, miran por la tele aquellos maravillosos desfiles de moda sintiendo cosas distintas que las apreciadas en otros lugares del mundo por los televidentes de la moda.

Grandes negocios se extienden por el sur pobre de Italia, ocultación de la basura tóxica de lugares ricos del norte, enterrándola, lo que infesta y contamina los suelos, mata el agua potable, alimentos y personas… Las mafias no son cuatro mostrencos, solamente, son grandes corporaciones, en parte vinculadas al Estado y sus presupuestos, gente normal, no como los asesinos de las películas antiguas, familias religiosas como las mostradas por El Padrino y los Soprano, pero sin halo de heroicidad y protagonismo…

Aquella película de Gomorra me recordó un viaje a Sicilia. -Nadie debería perderse esa isla, la cultura e historia de Grecia y Roma la inundan. Sus paisajes, gentes y gastronomía son increíblemente maravillosos- Llama la atención, carreteras que no llegan a sitio alguno, grandes obras de infraestructuras que no conectaban entre sí, imaginen una carretera a la que faltan tramos, sin continuidad para ser utilizada. Allí me contaron cosas de cómo procedía la mafia en Italia, consiguiendo dinero de los presupuestos públicos.

Era el trabajo de la mafia en aquel caso, localizado en grandes empresas constructoras que vivían muy cerca de la teta del Gobierno. Los suelos se recalificaban, compraban y vendían pasando por varias manos antes de llegar a ser pagados por la Administración. En todo caso, el negocio no era aquella historia de asaltar camiones de licores como algunos pensaban al ver viejas películas americanas, las oportunidades de ganar millones estaban en los presupuestos del Estado y en el funcionamiento habitual de la sociedad moderna. –Otra visión diferente del complejo militar industrial denunciado por Eisenhower, o de los lobbys financieros actuales-

Aquello despertaba muchas preguntas sobre España. Grandes empresas constructoras y de infraestructuras –de servicios de agua, basuras…- tienen como objetivo conseguir que los gobiernos gasten dinero público; de repente, construir seis hospitales toma otra dimensión diferente a la preocupación por la atención social, o hacer un metro ligero, plagar de urbanizaciones hoy vacías montones de pueblos, o enormes infraestructuras de dudosa utilidad… Si quieren toma otra coloración la interpretación sobre las autopistas madrileñas realizadas por Aznar-Aguirre cuando todo comenzó a joderse. Hoy el Gobierno hace planes para salvarlas de la quiebra, aumentando la deuda pública, mientras recortan gastos sociales.

Saviano cuenta muchos aspectos de la sociedad capitalista actual y lo hace mejor que las proclamas de partidos políticos. Ocurre igual que al seguir la reconstrucción reciente de Rusia y China, cuentan el nacimiento del capitalismo de forma clara y nítida, la criminalidad mucho más allá de la explotación, asesinatos, tráfico de armas y drogas, la ley del más fuerte que roba la propiedad pública y comunal generando la acumulación inicial de las grandes corporaciones modernas, la evasión fiscal sobornos y fraudes, lo delictivo en primer plano. Y para culminar, la utilización de los mercados financieros.

En la entrevista con Évole sobre su última investigación vertida en el libro, ‘Cerocerocero’, sobre la extensión del negocio de las drogas deja perlas inmensas. Una inversión de 1.000 € en una gran tecnológica, puede retornar 1.800, mientras que metido en coca, puede reportar 180.000. Ante semejante potencia no hay nada que pueda pararlo, -de ahí la posibilidad de legalizarlo como recurso para frenar tanta demolición-. Me recordaba Traffic aquella buena película en la que Mikel Douglas, respetable ciudadano de clase alta, es nombrado fiscal antidroga en EEUU, tiene una hija drogadicta, y cuando ésta se sumerge en aquel mundo y trata de buscarla, el joven novio amigo íntimo para explicarle por qué entraron en ese mundo, le dice al padre, ‘en una semana sin gran molestia puedo ganar lo que con los mejores estudios y esfuerzos necesitaría un año’.

Sigue la pista del dinero. Las drogas mueven tantísimo capital que es difícil imaginar las mafias fuera de los circuitos financieros tradicionales, bancos y mercados, inversiones en arte, inmuebles y lujos. Es impensable ocultar por más tiempo su instalación en España, una de las puertas de entrada de la droga a Europa. Su instalación en la Costa del Sol, de la Cosa Nostra, desde el franquismo y posteriormente de las mafias de todos los rincones del mundo, allí y en el resto de costas vinculadas al turismo y lujos playeros, enredadas en la corrupción urbanística, para blanquear. Mientras tanto, algunos alcaldes que se pretenden exitosos, como en mi pueblo, presumen ante los votantes de luchar contra la droga por detener a cuatro chavalillos, detrayendo los recursos necesarios para luchar contra los grandes conglomerados que compran droga, la introducen y venden.

Miramos para otro sitio, cuando aquel alcalde con varias mayorías absolutas dice que limpia la población de putas y todos aplauden y vuelven a votar. Desaparecen cuatro mujeres visibles en las calles, mientras se instalan en la ciudad la Cosa Nostra y las mafias rusas, llenando hoteles y apartamentos de miles de putos y putas y drogas y dinero negro.


En la entrevista Saviano ofrece un mensaje sobre ETA, que gobiernos e izquierdas españolas no terminan de escuchar para tirar del hilo. En sus investigaciones aparecen vínculos etarras con el tráfico de drogas. Sorprendente? Por qué? Acaso no tienen vínculos similares todas las organizaciones contrabandistas, guerrilleras, paramilitares… incluidas las bancarias legalmente establecidas sin las cuales sería imposible reciclar esas ingentes cantidades de miles de millones.

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