Otra
gran monstruosidad. En otra escuela, siempre lugares de montones de niños o
jóvenes agrupados, indefensos. Uno no termina de acostumbrarse a estas cosas, y
la verdad, no sé cómo reaccionaría si lo tuviera cercano, no dudo que me saldrían
todas las vetas animales, a las que es tan difícil sustraerse, aquí, entre los latinos.
Intento
ser frio en la distancia y no apruebo las peticiones que escucho aquí, sobre
las torturas que habría que infligir al asesino de turno, ‘colgarle por los pies y quemarle; darle tiros en brazos, manos,
piernas; cortarle en cachitos…’
Es
complicado en estos casos explicar que la pena de muerte no disminuye en nada
el número de crímenes. Es más, quizás los aumente. En EEUU, que es donde se
producen habitualmente estas matanzas colectivas, ya existe pena de muerte, y ésta
no disuade a los locos, etc. Bastante tortura supone estar en los pasillos de
la muerte durante años, esperando el momento y ello no reduce el número de
delitos sangrientos.
Existen
suficientes pruebas por todo el mundo que demuestran que a veces la inadecuada
gradación de las penas, un aumento salvaje de las mismas, provoca un aumento de
la violencia en los delitos, porque se dicen, ‘ya que tengo pena de muerte por uno, pues mato otro… o ya que me meten
de por vida en la cárcel por secuestro, pues a por todas…’
Otra
cuestión es resolver el tema de la libertad de portar armas. En EEUU es
constitucional –la 2ª enmienda- que los ciudadanos tengan armas, así que 300
millones de personas tienen 300 millones de armas. Y en este tema, como en
otros muchos chocamos contra el pueblo. No se puede gobernar en contra de la
mayoría de la población, que es la que aprueba la tenencia de armas, no se
trata solo de la Asociación del Rifle, sino de inmensas mayorías de población y
cuerpos legales de pueblos, estados, o federal.
Ningún
político se atreve a ello, porque le retiran sus votos, ningún político que lo
ponga en sus promesas electorales es elegido por el pueblo, en ocasiones
suceden estas cosas, hay mayorías que quieren leyes perjudiciales para las
mayorías –miren ustedes Egipto-. Solo hay tímidas reformas, Clinton introdujo
una, pero nadie se atreve a prohibir su venta y proceder a retirar las
existentes. Como en tantas otras cuestiones solo sería posible tras tiempo de
campañas y conciencia social colectiva.
Por
favor, intenten revisar la multipremiada obra de Michael Moore 'Bowling for Columbine' descarguen la película documental.
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