La industria, un soporte del impulso
catalán
Esta secesión pretende ser un ejercicio del derecho democrático, pero, lo
será de los ricos para llevarse sus pertenencias dejando atrás a los pobres,
veamos un factor esencial del mayor desarrollo, el peso de la industria de los catalanes, explotados por los españoles. Un sector industrial potente no se
crea de la noche a la mañana, necesita muchos años de atención e impulsos como
los dedicados a Cataluña desde hace mucho tiempo, por encima de los dirigidos a
otras regiones. Las políticas proteccionistas del Estado favorecieron la
industria catalana en los siglos XIX y XX –mercados español y americano- y
contribuyeron al desarrollo industrial y a una acumulación de capital privado
que posteriormente impulsó su crecimiento. Fijarse solamente en la inversión
pública para explicar el crecimiento, es mirar con un solo ojo, dejando de ver
la enorme importancia del capital privado en el proceso, acumulación de capital
privado que se facilitó desde los poderes centrales del Estado español.
Sin duda, además de los apoyos del poder central hay factores internos que
puedan explicar su mayor desarrollo, probablemente la localización geográfica
favoreciera el comercio y relación con otros territorios, -sin olvidar las
facilidades prestadas por la Monarquía española, Reyes Católicos, Carlos V,
Felipe II… gran centro de comunicación y relación europea y americana-. Quizás
el traspaso de la propiedad de la tierra a un heredero dejaba a los otros
descendientes con una cierta disponibilidad dineraria para acometer otras
actividades, comerciales o productivas que impulsaba otro tipo de desarrollo,
el hecho es que su estructura manufacturera ligada al textil, algodón, lana,
seda, paños e hilados, curtidos y papel, se desarrolló fuertemente a partir de
la mitad del siglo XVIII, al tiempo que se producía la pérdida de libertades
políticas consecuencia de la aplicación de las leyes de Nueva Planta, -lo cual
es una coincidencia digna de estudio para los especialistas-.
La concentración urbana fue un factor que impulsó el proceso, la
centralización manufacturera en torno a Barcelona, potenció la creación
industrial. El desarrollo de las manufacturas del XVIII posteriormente dio
lugar a ventajas fabriles y el proceso centralizador del estado era generador
de un mayor mercado nacional en el que encontraron una base expansiva los
factores de producción catalanes, ayudados por concesiones económicas a veces
impulsadas para paliar el descontento político producido por la centralidad. En
el primer tercio del XIX ya era evidente el despegue de renta catalana apoyado
en el fuerte impulso de su industrialización que había logrado incorporar la
primera revolución tecnológica. El proceso industrializador sigue su curso y
durante el franquismo experimentará un fuerte salto adelante con el
desarrollismo de los ’60, entonces, la población activa del sector industrial
doblará la del sector primario un signo inequívoco de plenitud industrial –en
1800 era al revés, la población del sector primario doblaba la del sector
secundario-. Durante el franquismo las políticas de la dictadura afianzaron su
condición de territorio altamente industrializado, soporte de su enorme
desarrollo económico, el proceso continuó en democracia, afianzó su peso
sorteando mejor que otras regiones las crisis del petróleo y entrada en la UE,
que provocaron desindustrialización en otras regiones españolas y llega hasta
antes de la crisis de 2008 presentando la mejor imagen que nunca ofreció
Cataluña.
La
prevaricadora gestión de nuestros recursos mediante un sistema de reparto de
rentas y un sistema de políticas públicas que discriminan por razón de
identidad nacional. CCN. Circle Catalá de Negocis.
–Los cuadros proceden del INE ‘Panorámica de la Industria’ -. El sector industrial siempre tuvo
importancia en cualquier país, pero en la situación actual de crisis, es vital
para salir de ella, así que puede no ser casual que precisamente ahora se
incrementan las presiones independentistas ya que gran parte del peso
industrial español se encuentra en Cataluña y la globalización les puede llevar
a pensar que ya no es tan necesario el mercado español. El hecho es que
tradicionalmente fue una potencia industrial dentro de España, que resistió bien
las crisis industriales anteriores, del petróleo y adaptación de entrada en la
UE, pero que en la última década se avista una cierta desindustrialización y
tercerización. Las estadísticas asoman bajadas en la población industrial y
subidas considerables en el sector servicios, bien es verdad que la industria
conserva un peso considerable y que en I+D figura entre las comunidades de
cabeza, por lo que podría estarse produciendo una modernización, reduciendo
volumen, o quizás los problemas industriales formen parte del cansancio o
ralentización que manifiesta la economía catalana en la entrada al siglo XXI,
como veremos adelante.
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