viernes, 20 de julio de 2012

Los caballos están desbocados


Se acabaron los tiempos del poder absoluto, si es que alguna vez los hubo. El PP logró mayoría absoluta en el Parlamento, tiene el Gobierno de la Nación, gobierna es la mayoría de CCAA y Ayuntamientos importantes, controla Diputaciones, empresas públicas, instituciones de todo tipo, medios de comunicación… y no consigue imponer sus medidas, no logra gobernar limpiamente, no consigue dirigir ‘como a ellos les gustaría’ la economía y la política de este país.

Nadie tiene fuerza suficiente para gobernar contra instituciones internacionales, contra mercados, inversores o prestamistas de los que necesitamos pasta. Nadie, en democracia, tendrá nunca poder sobrado para gobernar CONTRA la mayoría del pueblo.

No existe el poder, -nunca existió en la historia en singular, aunque en el pasado fuera más aceptable hablar así que hoy- existen poderes, plural y diversos, en todos los ámbitos, económicos, políticos, ideológicos…Esta es la filosofía esencial que soporta la propuesta de pacto que se reclama desde diferentes ámbitos, el reconocimiento de que todo el mundo, sea el partido que sea, siempre tendrá enfrente otros poderes que se le enfrentarán. Y por tanto lograr resultados no será cuestión de ideas maravillosas, sino de fuerza, que será suficiente cuando se convence.

El asunto es que la situación que vivimos en España no podrá reconducirla ningún gobierno solo. Esto que ya estaba claro para muchos hace un año, y antes para unos pocos, todavía no lo percibía así el PP, que pretendía arreglar lo que para ellos era un estropicio de Zapatero. Tanto personalizaron los males de España durante la anterior legislatura, en ZP, que llegaron a creérselo. Brutos ignorantes. Así hemos llegado hasta aquí con el único plan en cartera de ocupar el gobierno, de toda España, central, autonómicos y locales, creyendo que así los mercados, al verlos a ellos tan derechosos, frenarían en sus demandas contra los españoles. Angelitos.

Pocos meses después de que ganara las elecciones el PP, las fuerzas sociales y económicas que les apoyaron confiando en que podrían dar un giro a la situación ya están convencidos de que no conseguirán arreglar nada en solitario. El gobierno está quemado, derrotado, y la confianza internacional en España ha caído por los suelos a velocidad de vértigo, acelerándose desde hace pocos meses. El pacto entre PP y PSOE se abrirá camino, -si antes no torpedean a Rubalcaba- pero ahora será necesario que las otras fuerzas políticas minoritarias lo acepten tanto las parlamentarias como las extraparlamentarias.

Contra la ciudadanía no será posible gobernar. Pero sin hacer nada, dejando las cosas como están no es posible seguir. Hay que modificar muchas cuestiones, hacer muchas reformas, mucho mejor discutidas y tomando aportaciones de todos, -distintas al virgencita que me quede como estoy- y en esa trifulca todos cederán algo, probablemente menos de lo que perderán millones de personas si va cada uno por su lado echándole la culpa al otro de la debacle social. Hay que alejar populismos, vientos antisistema y asumir compromisos para buscar por dónde meter la tijera que menos daño haga a los débiles. Pero está claro que hay que recortar, por ejemplo cargos y altos salarios de grandes empresas, consejeros y asesores colocados en altos niveles de la Administración, enchufados en empresas públicas y diputaciones plagadas de primos, sobrinos… coches oficiales, edificios de representación, exceso de ayuntamientos la mitad de los cuales no parece posible mantener, revisar las autonomías, y no solo duplicidades, la propia existencia de algunas de ellas, etc. etc. hay que definir unos parámetros básicos de servicios sociales intocables y subir a partir de ellos barriendo.

Es necesario pactar medidas de recuperación, necesitadas de recursos muchas de ellas, a renegociar nacional e internacionalmente, otras pueden ponerse en marcha con impulsos de confianza, actuaciones políticas, legales, sin costes excesivos, algunas tendrán que ser inmediatas, y reales, posibles, y no sueños imposibles a corto plazo, pero habrá que ir poniendo en marcha medidas de medio plazo y tiene que ser en un gran pacto social que configure el futuro, porque habrá que remover sectores, modificar energía, fiscalidad, administración pública, minorar altos beneficios para mejorar competitividad…


Al mundo político y económico le sorprende que estemos sufriendo tantísimo desde hace 2 años, viendo las cifras de España comparadas internacionalmente no era para tanto, en opinión mayoritaria. Pero está claro que analistas y bróker han  visto en sus pantallas semanalmente datos y situaciones –que condensaban la realidad soportada y no la teórica o soñada- observaban una realidad que conducía a este punto en el que estamos. 

Ningún partido político ha conseguido explicárselo, pero sin duda en España, no ha existido un relato, aceptado mayoritariamente que explicara lo que estaba ocurriendo y marcara los caminos de salida. No hay un discurso sobre la crisis española que podamos mostrar al mundo, ‘esto vemos y en consecuencia esto proponemos para salir’. La falta de un proyecto COMUN  que pudiéramos mostrar internacionalmente, es uno de los componentes de que la percepción de España sea mucho peor de la que podría ser. Hoy somos uno de los países considerados de altísimo riesgo mundial.

Los caballos empezaron a correr desde hace tiempo, cada vez más rápido, ahora están desbocados. Y solo pueden detenerse entre todos. La irresponsabilidad de aceptar que solo hay un camino es muy grande, pero tanto a un lado como al otro, en política siempre hay más de una posibilidad. Y si no, se busca.


PD. Creo que la idea de un pacto, explica la 'tibieza medida' de Rubalcaba para no emponzoñar relaciones que lo hicieran más difícil.

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