Durante la transición también hubo montones de grupos
de izquierdas de las grandes familias, -un centenar- anarquistas, comunistas,
marxistas, socialistas, múltiples grupos se reclamaban de extrema izquierda,
marxistas leninistas, pro chinos, pro rusos, eurocomunistas, anarcos,
cenetistas, radicales de todo tipo,… además diversidad de grupos
antifranquistas, monárquicos, cristianos… hasta que muchos grupos socialistas y
miles de militantes de todos los grupos fueron entrando en el PSOE, sobre todo
a partir de 1979.
Así que la situación actual no es nada extraña, ni siquiera
es responsabilidad exclusiva de los dirigentes de uno y otro lado, lo cual no
les salva de su incapacidad, inconsistencia, egolatría, etc. Pero no olviden la
responsabilidad de los militantes, activistas y votantes de cada grupo o
grupillo, con su religión verdadera a cuestas, cada uno azuzando a sus
particulares guerreros para enfrentarse al contrario, inundando el panorama de
insultos hacia los otros. Como siempre. Todos somos un poco responsables porque todos empujamos en esa dirección, contra los otros, y por supuesto, luego echamos la culpa a los demás.
Iglesias y Sánchez, o viceversa. Mas o menos
izquierdistas en el PSOE, ‘Sanchistas’ o ‘Susanistas’, con sus vaivenes
ideológico-políticos incluidos pero seguidores de sus líderes, están los
constitucionalistas más o menos federalistas, incluso los confederales, que
también existen, viejos socialdemócratas o nuevos, buscadores de terceras vías…
y las varias mareas adheridas más o menos a Podemos, y los Ganemos, -ojo! no
somos Podemos, te dicen ellos mismos- y los Equo, y los PC y los IU, y los Anticapitalistas,
y los restos defensores de la opción Errejonista, y troskos por todas partes, y
los Peter Pan de la política… sin olvidar los antisistema que desde dentro siguen
creyendo en el asalto a los cielos, aún
cuando Podemos forman parte importante del sistema.
Son muchas corrientes para una época tan cargada de
variables a las que enfrentarse y que mutan rápidamente, entre ellas están las
nuevas identidades o grupos de intereses diferentes. Quizás en algún caso habría
políticas que podrían coincidir parcialmente, pero muchas actuaciones chocarían,
por ejemplo sobre la estructura del Estado y el supuesto derecho a decidir la
autodeterminación defendido por algunos, -si Marx, Engels, etc. levantaran la
cabeza, gritarían a quienes pretenden llamarse de izquierdas deshaciendo la
unión existente, volviendo a la Edad Media, para luego, dicen, votar libremente
otra nueva unión federal-. Grandes diferencias existen sobre la necesaria y
urgente transformación energética, sobre la deuda y déficit, sobre la
ordenación del mercado de trabajo, y las nuevas políticas a considerar en
relación a los robots, sobre el estado de bienestar y su financiación, sobre
alianzas internacionales y sobre Europa, migración, desertización, España
vacía, ordenación territorial, transportes, derechos y libertades, cambio
climático…
Muchos objetivos e intereses opuestos se mezclan en la
misma olla de izquierdas, ya que no todas las identidades y/o grupos marchan
por los mismos caminos: nacionalistas, feministas, ecologistas, obreros, clases
medias, jóvenes, viejos, europeístas, exportadores, globalizadores,
autárquicos, laicos… Son demasiadas cosas sobre las que casi ni se discute y se
lee muy poquito, posibilidades, fuerzas, adversarios, costes,
contraindicaciones… después habría que llegar a acuerdos y hacer pedagogía,
quizás así se reducirían los grupos diferentes de izquierdistas, quizás así los
votantes de izquierdas en vez de insultar a los otros, no verían raro que sus
partidarios pactaran con esos otros. Este problema del alejamiento de visiones
progresistas comunes en la sociedad, debería buscarse en el entramado izquierdista,
y dejar un poco de mirar tanto a la derechona, bañándose en el fácil caldo de
su crítica. Es sano preguntarse ¿qué aporta ese partido a la sociedad en
relación a cada problema? ¿Qué mejoró, que resuelve o intenta resolver y a qué
costo? ¿Esa acción política es posible y deseable ahora, o hay otras
prioridades para mejorar la vida a millones de personas? ¿Ante cada reto ese
sector de izquierda qué mejora y a quienes? ¿Por qué en Madrid arrasa la
derecha y ninguna fuerza
roja o verde consigue ganar desde hace 15 años?,…
Quizás convendría dejar de mirar siempre a la acera
derecha para tratar de explicar las cosas, tantos y tantos
escritos diciendo una y otra vez lo
malos que son, y lo corruptos, etc. etc. Lo bien recibidos que son esos
escritos, entre nuestros amiguetes, a los que nunca convenceremos porque ya
opinaban lo mismo. Eso se llama cocerse en la propia salsa, hablamos para
nuestro grupo, que en las redes sociales nos jalea, pero no cambiamos nada de
nada, no aportamos ni una sola idea distinta que pueda ser utilizada para
cambiar el voto de un solo votante. De hecho si quisiéramos hacer un poquito
mella en el electorado derechista tendríamos que cambiar los métodos, el
lenguaje, meternos en su pellejo, quizás variar los temas, dulcificar expresiones,
desarrollar argumentos… lo cual nos llevaría a recibir los insultos de nuestra
bancada. Mientras en el electorado de izquierdas lo dejamos abandonado,
creyendo que comparten nuestros criterios, en todo caso solo ofrecemos la lucha
a la contra. Dejemos de mirar tanto a la derecha y miremos al otro lado, estaría
bien empezar por dudar si utilizar hoy los mismos discursos que se utilizaban
hace 40 o 30 años, para aclarar realidades que han sufrido enormes cambios
desde hace tanto tiempo.
Abandonar clichés y estudiar los nuevos fenómenos que
nos rodean es tarea imprescindible si se quiere sumar votos a las izquierdas,
movilizar a decenas de miles de abstencionistas requiere mucho trabajo para convencer
de lo que puede realizarse desde el gobierno, desde el sistema. Y cuestionarse
errores de diagnostico, por ejemplo creyendo que esto es el franquismo, provocan
deseos y utopías que tienen que ver con interpretaciones del pasado, pero muy
poco con realidades del presente.
Un ejemplo: en Madrid las elecciones de 2019 las
perdieron las izquierdas, tanto en la Capital como en la Comunidad. Barrios
obreros de la capital, en la zona sur, tales como Carabanchel o Vallecas,
dieron cifras altísimas de abstencionistas, en muchos colegios electorales
superaron el 40% de abstención, en varios se acercaron al 60%. Era gente que se
sintió abandonada, probablemente no entendió la labor del gobierno municipal al
reducir deuda, o la disminución de contaminación en Madrid Central, o la
política cultural del Matadero, etc. El hecho es que decenas de miles de
votantes en barrios obreros, dejaron de votar porque no se sintieron bien
tratados por los equipos de izquierdas que gobernaron Madrid bajo la batuta de
Carmena. Tampoco fueron capaces de distinguir en la Comunidad las diferencias
entre unos y otros. Nadie les explicó allí, en sus barrios y lugares de trabajo,
la historia y como les afectan los resultados diferentes que se producen entre aplicar
las políticas de las derechas o las izquierdas. Por el contrario les ofrecieron
hasta una docena de candidaturas para elegir en la Capital o una decena en la
Comunidad.
PD: Sobre este tema escribí: 'Un mito la unidad de las izquierdas'
No hay comentarios:
Publicar un comentario