miércoles, 11 de septiembre de 2019

Sin acuerdos. Nada extraño históricamente

Sin acuerdos. Nada extraño históricamente. Hay demasiadas izquierdas, si existen distintos grupos es porque hay gentes que piensan y actúan políticamente distinto, en algunas cosas coinciden, en otras muchas difieren. Históricamente hubo varias izquierdas; anarquistas, comunistas, socialistas, cada tendencia con varias familias, hubo republicanos, que para muchos ni siquiera eran izquierdas. No se olviden que durante la II República, que ahora muchos veneran paseando sus banderas por todas partes, esos republicanos, fueron considerados enemigos durante mucho tiempo, por comunistas, anarquistas y parte de socialistas.

Durante la transición también hubo montones de grupos de izquierdas de las grandes familias, -un centenar- anarquistas, comunistas, marxistas, socialistas, múltiples grupos se reclamaban de extrema izquierda, marxistas leninistas, pro chinos, pro rusos, eurocomunistas, anarcos, cenetistas, radicales de todo tipo,… además diversidad de grupos antifranquistas, monárquicos, cristianos… hasta que muchos grupos socialistas y miles de militantes de todos los grupos fueron entrando en el PSOE, sobre todo a partir de 1979.

Así que la situación actual no es nada extraña, ni siquiera es responsabilidad exclusiva de los dirigentes de uno y otro lado, lo cual no les salva de su incapacidad, inconsistencia, egolatría, etc. Pero no olviden la responsabilidad de los militantes, activistas y votantes de cada grupo o grupillo, con su religión verdadera a cuestas, cada uno azuzando a sus particulares guerreros para enfrentarse al contrario, inundando el panorama de insultos hacia los otros. Como siempre. Todos somos un poco responsables porque todos empujamos en esa dirección, contra los otros, y por supuesto, luego echamos la culpa a los demás.

Iglesias y Sánchez, o viceversa. Mas o menos izquierdistas en el PSOE, ‘Sanchistas’ o ‘Susanistas’, con sus vaivenes ideológico-políticos incluidos pero seguidores de sus líderes, están los constitucionalistas más o menos federalistas, incluso los confederales, que también existen, viejos socialdemócratas o nuevos, buscadores de terceras vías… y las varias mareas adheridas más o menos a Podemos, y los Ganemos, -ojo! no somos Podemos, te dicen ellos mismos- y los Equo, y los PC y los IU, y los Anticapitalistas, y los restos defensores de la opción Errejonista, y troskos por todas partes, y los Peter Pan de la política… sin olvidar los antisistema que desde dentro siguen creyendo en el asalto a los cielos, aún cuando Podemos forman parte importante del sistema.

Son muchas corrientes para una época tan cargada de variables a las que enfrentarse y que mutan rápidamente, entre ellas están las nuevas identidades o grupos de intereses diferentes. Quizás en algún caso habría políticas que podrían coincidir parcialmente, pero muchas actuaciones chocarían, por ejemplo sobre la estructura del Estado y el supuesto derecho a decidir la autodeterminación defendido por algunos, -si Marx, Engels, etc. levantaran la cabeza, gritarían a quienes pretenden llamarse de izquierdas deshaciendo la unión existente, volviendo a la Edad Media, para luego, dicen, votar libremente otra nueva unión federal-. Grandes diferencias existen sobre la necesaria y urgente transformación energética, sobre la deuda y déficit, sobre la ordenación del mercado de trabajo, y las nuevas políticas a considerar en relación a los robots, sobre el estado de bienestar y su financiación, sobre alianzas internacionales y sobre Europa, migración, desertización, España vacía, ordenación territorial, transportes, derechos y libertades, cambio climático…

Muchos objetivos e intereses opuestos se mezclan en la misma olla de izquierdas, ya que no todas las identidades y/o grupos marchan por los mismos caminos: nacionalistas, feministas, ecologistas, obreros, clases medias, jóvenes, viejos, europeístas, exportadores, globalizadores, autárquicos, laicos… Son demasiadas cosas sobre las que casi ni se discute y se lee muy poquito, posibilidades, fuerzas, adversarios, costes, contraindicaciones… después habría que llegar a acuerdos y hacer pedagogía, quizás así se reducirían los grupos diferentes de izquierdistas, quizás así los votantes de izquierdas en vez de insultar a los otros, no verían raro que sus partidarios pactaran con esos otros. Este  problema del alejamiento de visiones progresistas comunes en la sociedad, debería buscarse en el entramado izquierdista, y dejar un poco de mirar tanto a la derechona, bañándose en el fácil caldo de su crítica. Es sano preguntarse ¿qué aporta ese partido a la sociedad en relación a cada problema? ¿Qué mejoró, que resuelve o intenta resolver y a qué costo? ¿Esa acción política es posible y deseable ahora, o hay otras prioridades para mejorar la vida a millones de personas? ¿Ante cada reto ese sector de izquierda qué mejora y a quienes? ¿Por qué en Madrid arrasa la derecha y ninguna fuerza roja o verde consigue ganar desde hace 15 años?,…

Quizás convendría dejar de mirar siempre a la acera derecha para tratar de explicar las cosas, tantos y tantos escritos  diciendo una y otra vez lo malos que son, y lo corruptos, etc. etc. Lo bien recibidos que son esos escritos, entre nuestros amiguetes, a los que nunca convenceremos porque ya opinaban lo mismo. Eso se llama cocerse en la propia salsa, hablamos para nuestro grupo, que en las redes sociales nos jalea, pero no cambiamos nada de nada, no aportamos ni una sola idea distinta que pueda ser utilizada para cambiar el voto de un solo votante. De hecho si quisiéramos hacer un poquito mella en el electorado derechista tendríamos que cambiar los métodos, el lenguaje, meternos en su pellejo, quizás variar los temas, dulcificar expresiones, desarrollar argumentos… lo cual nos llevaría a recibir los insultos de nuestra bancada. Mientras en el electorado de izquierdas lo dejamos abandonado, creyendo que comparten nuestros criterios, en todo caso solo ofrecemos la lucha a la contra. Dejemos de mirar tanto a la derecha y miremos al otro lado, estaría bien empezar por dudar si utilizar hoy los mismos discursos que se utilizaban hace 40 o 30 años, para aclarar realidades que han sufrido enormes cambios desde hace tanto tiempo.

Abandonar clichés y estudiar los nuevos fenómenos que nos rodean es tarea imprescindible si se quiere sumar votos a las izquierdas, movilizar a decenas de miles de abstencionistas requiere mucho trabajo para convencer de lo que puede realizarse desde el gobierno, desde el sistema. Y cuestionarse errores de diagnostico, por ejemplo creyendo que esto es el franquismo, provocan deseos y utopías que tienen que ver con interpretaciones del pasado, pero muy poco con realidades del presente.

Un ejemplo: en Madrid las elecciones de 2019 las perdieron las izquierdas, tanto en la Capital como en la Comunidad. Barrios obreros de la capital, en la zona sur, tales como Carabanchel o Vallecas, dieron cifras altísimas de abstencionistas, en muchos colegios electorales superaron el 40% de abstención, en varios se acercaron al 60%. Era gente que se sintió abandonada, probablemente no entendió la labor del gobierno municipal al reducir deuda, o la disminución de contaminación en Madrid Central, o la política cultural del Matadero, etc. El hecho es que decenas de miles de votantes en barrios obreros, dejaron de votar porque no se sintieron bien tratados por los equipos de izquierdas que gobernaron Madrid bajo la batuta de Carmena. Tampoco fueron capaces de distinguir en la Comunidad las diferencias entre unos y otros. Nadie les explicó allí, en sus barrios y lugares de trabajo, la historia y como les afectan los resultados diferentes que se producen entre aplicar las políticas de las derechas o las izquierdas. Por el contrario les ofrecieron hasta una docena de candidaturas para elegir en la Capital o una decena en la Comunidad.

PD: Sobre este tema escribí: 'Un mito la unidad de las izquierdas'

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