Los seiscientos y pico
migrantes/refugiados del Aquarius, son el tema de discusión del momento, pocas
personas manifiestan su posición contraria a darlos cobijo en España. Pero, pero… muchas
personas, sean familiares o vecinos, en supermercados o tertulias… se hartan de
poner pegas xenofóbicas, disfrazadas de lo que sea.
El sí pero, pone acentos en la decisión
como imagen, en el mundo actual todas las decisiones tienen un componente de
imagen, todas; el problema no se resuelve así, abriendo las fronteras a todo el
mundo, como si la decisión sobre el Aquarius fuera abrir las fronteras
comunitarias que seguirán cerradas… Todos los gobernantes de la Unión Europea,
saben que la frontera con África es una de las de mayor distancia en renta del
mundo, por tanto el problemón entre los dos continentes todos saben que es dificilísimo
de resolver. Igual que saben que la otra frontera de la UE con el Oriente es otra de las más conflictivas del
mundo, no solo por la diferencia de rentas, sino por la diferencia de
libertades respecto a las zonas de guerras y conflictos.
Una de las pegas que más he oído en
esta ocasión es la referente a la pérdida de seguridad. Por las razones que
sean, ideas fuerza lanzadas por los xenófobos tertulianos y políticos, transmiten
la idea de que pueden entrar terroristas camuflados entre los refugiados, lo
cual como posibilidad es verdad. Tan verdad como que pueden entrar camuflados
entre los ochenta millones de turistas que entran anualmente y a nadie se le
ocurre impedir su entrada.
Una idea común en las charlas de
barrio es creer que los migrantes entran por las pateras, fundamentalmente,
cuando la realidad dice que muchos más entran por los aeropuertos. La mayoría
del tráfico de personas entrante a España utiliza, aeropuertos, puertos, ferrocarril
y carreteras… y muy poquitas personas, en relación al conjunto de entrantes,
utilizan pateras.
Los terroristas pueden entrar
vestidos de refugiados, o vestidos de turistas, o vestidos de hombres de negocios,
de hecho las pasta, el dinero que se genera y/o esconde del tráfico de armas, del
narcotráfico, de las tratas de personas, etc. suele entrar y moverse disfrazado
con traje y corbata, movido por bancos y fondos de inversión, por empresas
inmobiliarias, por importadoras y exportadoras… y poquísimo o nada, mediante
migrantes de pateras.
El por qué los familiares, vecinos o
la gente de baretos y mercados ponen el punto de mira en los pobres y
desgraciados, solo puede tener explicación en las fuentes que generan el odio y
la xenofobia, tertulianos de radio y tele fundamentalmente, que sacan la
cortina de la desgracia para tapar con ella a los verdaderos traficantes desgraciados.
Trump está separando a los pequeños menores
de sus padres migrantes, centenares de niños son encarcelados sin familiares al
entrar a EEUU, escuchen la grabación de dos minutos de los niños entre dos y
ocho años, llorando implorando la llegada de sus familiares. A continuación
escuchen la grabación del discurso de Trump tratando de justificarlo con la
idea de que esos niños forman bandas que asesinan a sus hijos. Sin comentarios.
Oigan las grabaciones por favor.
En el fondo, el miedo a los otros,
corre por nuestras venas. El miedo a que nos quiten lo que es nuestro, dicen. Pero
España es un país despoblado, con una densidad de población de las menores de Europa,
deberíamos querer que entrase población y ocupase las enormes extensiones de
suelo despoblado que tenemos. Razones humanitarias no son suficientes para
aceptar millones de migrantes, los españoles pueblo migrante pronto olvidan su
diáspora, quizás lo humanitario unido a razones económicas sí fueran argumentos
suficientes para cambiar ideas.
Por descontado la única solución a
problemas de envergadura, son soluciones de envergadura, reducir la brecha existente
entre las formas de vida y calidad entre Europa y África, la disparidad de
rentas, las desigualdades entre el norte y el sur de esas fronteras son la
causa profunda del problema. Si el desarrollo se instalara en África la presión
migratoria se reduciría, si desapareciera la enorme violencia, la tremenda
desigualdad africana…
Mientras tanto, convenzan a sus familiares
y vecinos de que los españoles actuales necesitamos, al menos, 10 millones más
de migrantes en España. Pueblos enteros deberían ser regalados a tanta gente dispuesta
a trabajar la tierra, gente joven fuerte y valiente que entra procedente de
África. Esa gente no solo no nos quitaría nada, podría elevar la renta, esa
gente aumentaría la riqueza de este país, más demanda interna reduciría costes
de producción de cualquier producto, esos migrantes podrían salvar las
jubilaciones futuras, esos migrantes aportarían mucho más a nosotros de lo que nos costarían.
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