domingo, 22 de noviembre de 2015

Sobre el terrorismo yihadísta y riesgos que afrontamos

‘No se puede culpar a los musulmanes de los atentados terroristas’, ‘esto no es una guerra de religión’, gritan desde una acera. Es cierto, pero tan cierto como que el yihadismo existe, vemos y sentimos la guerra, o esfuerzo, militar, violento, terrorista, para castigar y doblegar a los infieles que son los no musulmanes. No son los musulmanes, pero tan cierto como que los luchadores yihadistas encuentran protección en amplios sectores de población afín a sus comportamientos religiosos/culturales, identitarios, dentro del islam.
Tan cierto como que desde el mundo musulmán no hay un combate frontal contra el terrorismo yihadista, sí algunas condenas, faltaría más, pero siguen sin implicarse abiertamente, no se dan cuenta masivamente del tremendo error de no oponerse frontalmente con todas las consecuencias, necesario si pretenden desmarcarse y que el resto del planeta tenga la percepción de que fueran cuestiones diferentes.

Los terroristas yihadistas invocan al islam para realizar sus actos, se apoyan en sus textos sagrados, en su profeta Mahoma, siguen o interpretan la sharia… naturalmente 1.500 millones de musulmanes no son terroristas, todo el mundo lo sabe, pero los musulmanes en su generalidad más amplia aceptan/defienden/practican formas de vida que chocan frontalmente con el mundo laico occidental, en el cual las mujeres, niños y adultos, mantienen derechos y libertades en igualdad, logrando autonomía respecto a dictados de los libros sagrados y sus intérpretes; también las relaciones sexuales y relaciones políticas, se someten a normas y leyes civiles fuera de los patrones de los libros e imanes de la religión.

Los musulmanes aúnan la autoridad política y religiosa, normas religiosas y legislación civil, comportamientos civiles son juzgados y reprimidos bajo patrones religiosos, que llevan a la antigüedad y Edad Media… ese es uno de los basamentos del yihadismo, la autoridad político religiosa del califa del ISIS, el Estado Islámico. Estado porque tiene territorio con criterios comunes en sus leyes o normas, porque patrimonializa la violencia centralizada en la autoridad del califa y sus fuerzas para hacer respetar sus normas, estado porque tiene recursos económicos, militares, religiosos, políticos, educativos, con los que apoya, ayuda, difunde e interviene en la preparación y organización de comandos terroristas. Al tiempo, la existencia de un espacio territorial con ese contenido, actúa como efecto llamada para individuos y suma de grupos yihadistas autónomos desconectados hasta ahora.

Dentro de ese territorio se entrenan y forman los militantes yihadistas que posteriormente difunden por Europa y resto del mundo, dentro de ese territorio tienen pozos de petróleo, que son enormes fuentes de financiación, como lo son los secuestros y el tráfico de personas, refugiados sirios, y los tráficos de armas y drogas que expanden en países limítrofes, dentro de ese territorio se investigan y elaboran nuevas armas químicas y bacteriológicas altamente terroríficas, muy baratas y sencillas de utilizar en Occidente –se han encontrado ordenadores en Siria con suficiente información al respecto-. Y surge el problema, ¿es creíble o no?, para un individuo en las redes sociales puede no serlo, de acuerdo con los antecedentes, y criticar apoyándose en su creencia, pero un gobierno o partido político no pueden asumir el coste de no considerarlo y responsabilizarse por omisión de un atentado químico en cualquier población europea.

La existencia de ese estado explica el por qué la intención de bombardear, una de cuyas finalidades es minar sus finanzas destruyendo campos petroleros, flotas de camiones de transporte, de petróleo y otros mercancías, campos de entrenamiento… Sin duda eso solo no resolverá el problema, sin duda habrá que aplicar una ristra de medidas diversas, políticas, económicas, ideológicas, culturales, de espionaje, policiales, etc. etc. durante largo, largo tiempo, pero sin duda los partidos políticos tendrán que aceptar que la amenaza existe y es real.

Claro, claro, la realidad es compleja y todo influye, las guerras son focos de extremismos y destrucción, por tanto de generación de odios y fanatismos, el comercio de armas entre países y el tráfico ilegal de armas, así como el tráfico de drogas y personas, el petróleo, etc. ayudan a la financiación del terrorismo y ahora del ISIS y AlQaeda, también ayudan a dar el salto de muchos inadaptados, la marginación y penurias y la creación de guetos en barrios occidentales, etc. pero dicen los entendidos que una gran proporción de los actuales yihadistas en ISIS, son clase media y no solo marginados. Está claro que los atentados de París han abierto la ventana a una realidad que se percibe altamente insegura en Europa y alrededor del Mediterráneo, Oriente y el Sahel, que hasta ahora millones de europeos desconocían.


El problema es altamente complejo, y combatirlo es un verdadero lío, porque uno se divide en dos, tras cada decisión de combate aparecerán dos caras una romperá/detendrá la amenaza, otra, generará más odio y activismo en el mundo musulmán, ante cada registro masivo, cada detención, cada control, cada acción represiva sobre el terreno, cada bomba, cada muerte, generará reacciones... Amén de las contradicciones que experimentará la forma de vida occidental, el debate libertad/seguridad dará como resultados, cambios en el mundo que conocemos. Por ejemplo detener individuos antes de que se produzcan atentados no fue norma occidental, pero sabemos que muchos activistas están fichados y seguidos, y la gente se pregunta ¿por qué no los cogieron antes? La respuesta hasta ahora es porque antes no habían cometido el delito, aunque todo parecía indicar que su camino conducía a ese objetivo. Schengen, o la libre circulación de personas por las fronteras interiores de Europa ha mostrado que algunos terroristas entraron desde Siria por Grecia y atravesaron toda Europa por donde quisieron… no será sencillo tomar decisiones que sean eficaces medidas antiterroristas y al tiempo carezcan de contraindicaciones sociales.

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