martes, 25 de agosto de 2015

El drama de Syriza. Sus contradiciones internas

El 28/06/2015 a cuenta de la convocatoria del referéndum griego, escribí el siguiente post, con él pretendía introducir la variable de contradicciones internas como el aspecto determinante para comprender las decisiones de Tsipras. Sin duda la relación con la eurozona tenía un peso muy importante en lo que ocurría en Grecia, pero también sin duda, los pasos de Tsipras no podían explicarse sin entender la mezcla del gobierno griego y la complejidad de Syriza, una formación compuesta de diversos grupos, al estilo de IU, con opciones estratégicas mas diversas y con muy inferior práctica común estable a lo largo del tiempo, en esto similar a Podemos, lo que hacía Syriza mucho más quebradiza e inestable enfrentada a gravísimas decisiones que inevitablemente romperían sus promesas.
Insisto en el texto del 28/06, porque en el mencionaba una de las contradicciones de algunos de los integrantes, relacionada con la supuesta soberanía, independencia o autonomía, dentro o fuera de la eurozona, salir lo defienden algunas fuerzas de extrema izquierda y también algunas de extrema derecha griega, -igual en España-. Al tiempo de recoger la situación  de Tsipras para salir del embrollo entre lo prometido y las posibilidades, entre la realidad soñada y la realidad soportada que necesitaría de una nueva confirmación, opción de confianza y nuevas elecciones. La disparidad de rechazar negociaciones por los mismos que las deben gestionar, tiene que ver con ese referéndum, que votaron SI una mayoría de griegos que quieren seguir en la eurozona y votaron NO, también una mayoría que quieren seguir en la eurozona, junto con  otros grupos que pretenden instaurar el dracma.
Un referéndum no salvará Grecia de la quiebra, ni limitará el hambre ni el paro juvenil, ni la hará más competitiva en sus relaciones internacionales, un referéndum no aumentará los puestos de trabajo, ni permitirá mantener el pago de las pensiones, la sanidad, educación… tampoco ayudará a encontrar financiación en los mercados internacionales para seguir sorteando los déficit, incluso aunque no pagaran intereses por la deuda…

Pero Tsipras parece necesitarlo, está en un callejón sin salida, incluso podría tratarse de un último golpe sobre la mesa negociadora para forzar un acuerdo in extremis, aunque le costara el gobierno caso de echarse para atrás. A pesar del acercamiento político al que se había llegado en las negociaciones del día 22, que se aproximaron todavía más el día 25, nadie de Syriza en su sano juicio tomaría la decisión de comprometerse a un acuerdo. El conglomerado de fuerzas que componen Syriza hace prácticamente inviable la toma de una decisión favorable relacionada con las negociaciones, que al fin y al cabo trastocan bastante de lo defendido en campaña electoral, ello impulsaría un estallido de la coalición en la que hay diversas fuerzas que desde hace tiempo defienden la salida del euro, defienden la negativa a pagar la deuda con la vuelta al dracma y comenzar desde cero. Eso dentro de la coalición, pero fuera, hay otras diferentes fuerzas de apoyo y de rechazo, como mostraron las dos manifestaciones masivas y contrapuestas de la semana pasada, que podrían variar sensiblemente los apoyos parlamentarios de hoy día.

Con o sin referéndum, con acuerdos o sin ellos, dentro de la eurozona o fuera, país quebrado o sujetado por ayudas europeas, Grecia tendrá que acometer un enorme plan de reformas profundas que será imposible pueda realizar Syriza o cualquier otra fuerza política por sí sola, porque supondrá poner el país patas arriba unos cuantos años con un desgaste brutal hacia quien gobierne. De ahí la propuesta de algunos sectores para formar un gobierno de coalición que pudiera acometer las reformas necesarias.

Un referéndum no dará mayor autonomía a los gobiernos griegos, no dará mayor independencia al pueblo griego. Este es el fondo de la discusión, la ilusión de la soberanía nacional en el mundo de hoy que sigue estando prendida con alfileres en los sueños de mucha gente a ambos lados del espectro ideológico. Quedar fuera de las instituciones colectivas europeas, salirse de los pactos, separarse de aliados no deja mayor libertad para afrontar los problemas que tendrán que resolver. La ilusión es mandar al sistema a tomar por saco, pero ¿y luego, como se sustituye hoy y aquí?

Los conglomerados europeos son muy grandes para intervenir sobre ellos y atraerlos hacia las propias posturas, lo cual lleva a creer a algunas personas y grupos políticos, que fuera de coaliciones de países, mantendrán la soberanía nacional, creen que estando solos, la autarquía dará mayor autonomía a las actuaciones políticas, al poder actuar en una unidad menor. Argumentación similar a los nacionalismos modernos, creen tener independencia al actuar en unidades menores, creen poder decidir con mayor libertad en clanes, en unidades nacionales pequeñas. Por eso el manotazo sobre la mesa de Tsipras abandonando la negociación, en la coalición muchos creen que los únicos culpables de los problemas griegos son los otros, el enemigo externo, y que lejos de ellos encontrarán caminos.

El debate tiene abiertas muchas puertas, dado que las corporaciones se han hecho gigantes incontrolables, actuemos sobre lo pequeño, dado que los gobiernos en ocasiones son aliados, o están a sueldo de las grandes corporaciones, actuemos desde movimientos sociales y ONG para exigir a los grandes… pero las grandes corporaciones no se desvanecen por salirse del euro, grandes corporaciones y el espíritu de Davos, los mercados globalizados, está tan dentro de Europa como fuera, en Rusia y China, en todo el planeta Tierra. Y las ONG y los movimientos sociales no gobiernan tanto como los gobiernos, no toman decisiones modificando leyes y tratados de naciones, no son partidos políticos que pueden influir en las instituciones europeas durante las negociaciones de cuatro meses. En suma, las ONG no son elegidas en elecciones generales como lo fue Syriza, con un 36% de votos, por un pueblo que en un 75% quería permanecer dentro del euro. Y fue elegida para decidir, para resolver problemas, pero fueron elegidos con un programa que contradice la realidad de los acuerdos logrados hasta ayer.

Pero en el caso de Grecia en concreto, fuera de la eurozona, ni siquiera un referéndum acercaría la posibilidad de mayores facilidades para crecer, que dependerán de la financiación que tendrían que lograr en los mercados internacionales, crecimiento que dependería también de la presión globalizadora, un mundo abierto y volátil en el que la competitividad internacional ejerce presiones sobre las facilidades para fabricar, comprar y vender. ¿Acaso creen que Rusia o China, daría mayores facilidades financieras y comerciales, sin pedir parte de la independencia griega a cambio? Y bajo ello, la austeridad insoportable que no resuelve nada para Grecia ni para Europa.

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