martes, 14 de octubre de 2014

El referéndum 9-N, ha muerto. Los problemas continúan

Aquellos que piensen que lo fundamental ha cambiado, se equivocan, y mucho. Los problemas de la nueva época siguen acompañándonos a todos los españoles, resolverlos será durísimo. Y los de la nueva etapa del secesionismo ya veremos que nos deparan. Para empezar podríamos  reseñarlos, lo cual a día de hoy ya encuentra las primeras dificultades, porque implica aceptarlos como tales y en el diagnóstico hay muchas diferencias de criterio, urgencia e intensidad. Y muchos intereses contrapuestos.

Las preocupaciones de unos u otros son diferentes; en este blog, ‘Arian seis’, particularmente interesan dos grandes problemáticas que seguirán vivas afectando a toda la ciudadanía: 1) las cuestiones que influyen en la mitad del movimiento pro independencia, personas que sin ser independentistas apoyan hoy la independencia; mi interés se centra principalmente en las que afecten a grupos e individuos de izquierdas o progresistas que aceptan el argumentario y objetivos soberanistas, y pretenden que los demás comulguemos con ruedas de molino xenófobas y neoliberales. Y 2) aquellas cuestiones que tienen relación con un pobre sentimiento de ciudadanía española, de apoyo transversal a España y lo español, conceptos, símbolos e historia tradicionalmente apropiados por la derecha que expulsó a millones de españoles los cuales hoy se sienten excluidos de la identificación y defensa del modelo de sociedad que podría estar representado hoy en la Constitución, modelo que cada día se ve más excluyente.

Esta segunda cuestión causa enorme extrañeza a todos los extranjeros, ya que mientras en cualquier país del mundo se alarmarían si alguien abucheara sus símbolos, los españoles vemos normal nuestro desapego y desafección por símbolos, patria, cultura, historia… siempre que sean los españoles, pero nos parece normal que partidos o movimientos revolucionarios, progresistas o de izquierdas de cualquier parte del mundo, defiendan la patria o similares. Aquí todo lo español es rechazado y etiquetado como facha, cultura, bailes, músicas, historias, personajes, intelectuales… ¡Ojo si fueran los nacionalistas periféricos! ellos construyeron afanosamente su particular identidad local, cuando rechazábamos la nuestra común.

La idea fundamental es que ninguna salida será tal, sin resolver el problema de fondo, considerar la construcción de una identidad nacional compartida, inclusiva, deseada y aceptada por amplias mayorías españolas, lo cual va más allá de la ingeniería constitucional para la organización del estado. En esta dirección escribía un interesante artículo Tomás Pérez Viejo ‘Un proyecto para España’, el 30-09-2014. El año anterior yo escribí sobre el mismo asunto, aquí tienen la edición revisada: I.-Responsabilidad de las izquierdas en la construcción de un patriotismo democrático y II.- Las políticas excluyentes de las derechas. 

Ambos puntos anteriores están interrelacionados estrechamente; Con gran intensidad por las crisis que padecemos, -aunque no solo, ya que en el pasado también se producía- individuos y grupos de izquierdas son fácilmente permeables ante políticas nacionalistas, incluso represivas ante los diferentes, muchas xenófobas y neoliberales: ‘España nos roba’ ‘Cataluña colonia, España metrópoli’ ‘pueblo catalán siempre homogéneo en intereses y prácticas’ ‘Cataluña modernidad, España atraso’, ‘catalanes demócratas, españoles fachas’ ‘catalanes trabajadores, españoles holgazanes’ y un largo etc. de argumentos ante los que suelen ser comprensivos, cuando no utilizados para los fines soberanistas; con el gran argumento central de la contraposición y desprecio que sienten por el franquismo y la derechona española; como si España, historia, cultura, vivencias compartidas,… hubieran sido inventadas por Franco.
Todo lo que se mueva con intereses diferentes enfrentados al gobierno español, le conceden el marchamo de progresista, aunque estén enfrentados también con el pueblo español. Los nacionalismos periféricos son igual de carcas, religiosos, neoliberales, explotadores, que el resto, a pesar de lo cual su historia y actividad política se perciben con imagen de modernidad y democracia por mucha gente que no quiere ver que la derechona española, - austriascistas y borbones, inquisidores, franquistas, nacionalcatólicos, corruptos, neoliberales, fascistas, neocatólicos,…- estuvo formada antes y ahora, tanto por catalanes, como por vascos, castellanos, valencianos, gallegos…

Gran parte de los problemas que movilizan a cientos de miles de personas que sin ser independentistas van tras los objetivos de independencia,  residen no tanto en los sueños catalanistas, como en que en el proceso creyeron ver una luz que decía resolvería todos sus problemas si la seguían, sin grandes esfuerzos y sin costes, festivamente. Esta enorme mentira populista de que la secesión resolvería el paro, la deuda, los recortes, la calidad de la democracia, la competitividad global, la corrupción, etc. etc. fue abrazada por amplios conjuntos de población. Mientras el otro lado se inundaba de silencios, mientras la gente clama la falta de proyecto colectivo, ya ni siquiera ilusionante, simplemente un proyecto, que mostrara posibles salidas a tanto problema acumulado, solo son visibles las enormes mentiras del PP que ni sus seguidores creen.

En ambos lados del Ebro se discutió muy poco de la crisis en sus inicios, ahora que se discute más, ya es pasado, la crisis pasó. No saldremos de la crisis porque no existe como tal, considerada como una fracción temporal transitoria que nos devolverá a entornos parecidos a los de antes; estamos viviendo un cambio de época global que afecta a todos los terrenos de sociedad española, en el que hemos retrocedido considerablemente y nadie propone posibles caminos que nos pudieran resituar en el nuevo mundo y de esta forma cuando al año que viene los problemas continúen y el paro siga instalado por encima de cinco millones de personas, con menos gente cobrando y menores prestaciones, y las desigualdades se agranden… los estallidos de los que pretenden escapar a la realidad seguirán.

Todos queremos huir de tanta corrupción y miseria, pero el camino de la fragmentación, del nacionalismo, racionalmente no parece el adecuado, no creo que ofrezca mejores perspectivas el defender que los ricos se separen o que decidan sobre sus impuestos; crear enemigos entre vecinos no mejora las condiciones de vida; aceptar legitimidades apoyadas en un pasado glorioso/mentiroso en vez de un compromiso constitucional entre ciudadanos iguales limita libertades e igualdad… 

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