martes, 15 de julio de 2014

Las izquierdas a través de los datos. No es oro todo lo que reluce. 2

El cuadro procede de ‘Ideología y voto en España 1979-2000: los procesos de reconstrucción racional de la identificación ideológica’ de mariano torcal y Lucía Medina, publicado en la revista Española de Ciencia Política, nº 6 de Abril 2002.

Belén Barreiro: LOS DETERMINANTES DE LA PARTICIPACIÓN EN LAS ELECCIONES ESPAÑOLAS DE MARZO DE 2000: EL PROBLEMA DE LA ABSTENCIÓN EN LA IZQUIERDA.

¿Por qué se ha debilitado el ‘voto ideológico’ en la izquierda? ¿Por qué los individuos de izquierda son más propensos a la abstención que los de derecha? ¿Por qué una parte del electorado potencial del PSOE vota a la derecha?
Las respuestas a estas preguntas se encuentran sin duda en lo que ofrecen los partidos, y no en cómo son los electores, pues no hay razones para pensar que en los individuos de izquierda pese menos la ideología que en los de derechas, o que los primeros sean, en comparación con los segundos, más propensos a la abstención.

Sin duda Belén Barreiro es una de las grandes expertas en estas cuestiones, pero, me permitirán que no comparta totalmente sus postulados anteriores. En el primer apartado parece que las preguntas determinan la cuestión del voto ideológico en las izquierdas afirmando que: se ha debilitado, es más propenso a la abstención, y una parte del electorado vota a la derecha. Se pregunta por qué ocurren las cosas que afirma, aquellas que demuestran sus estudios. Hasta aquí, compartido. Es en el segundo párrafo donde pudiera abrir el abanico de interpretaciones. Por qué aceptar que las respuestas se encuentran ‘sin duda en lo que ofrecen los partidos y no en como son los electores’. Los partidos serán un aspecto importante de la explicación, pero quizás en los individuos se encuentren otras líneas de aclaración.

Podría considerarse que los individuos de derecha e izquierda vivan sus respectivas ideologías de manera diferente, podría indagarse sobre las cifras de autoubicación ideológica y su posible sesgo respecto a la elección de valores que se creen priorizan más como izquierdistas, por tanto susceptibles de considerarse más atractivos y modernizadores para adjudicárselos al autodefinirse, lo cual inflaría los datos a las izquierdas.

Cuando empezó a joderse todo, a medidados de los noventa –los gobiernos de Aznar entre 1996/2004 son la expresión de cambios considerables en España; volveré sobre este período temporal en donde se encuentran muchas de las explicaciones a problemas actuales-, en los años anteriores al fin de siglo y en los inmediatos posteriores, coincidieron en el mundo grandes cambios globales e internos, muchas de cuyas consecuencias en sus vertientes económicas y políticas se apreciaron a posteriori, en aquellos momentos los cambios en la población española influyeron en la cosmovisión de millones de personas, modificando sus valores. El éxito económico, el dinero, el consumo de lujo y la apariencia, se plantó repentinamente ante las narices de un pueblo español, hasta entonces pobre. A partir de aquellos años el éxito social en muchos sectores de población, trabajadores especializados de servicios, ocio, intelectuales, trabajadores de todas las ramas de producción,… en sectores vinculados con las izquierdas, se extienden como valores algunos rasgos nuevos; el consumo, la fiesta, las marcas, de ropa o lo que sea, los grandes coches, -se empiezan a ver todoterrenos de lujo de alta gama-, en las zonas industriales aparcan multitud de coches de las selectas marcas alemanas…

La cuestión es que en aquellos años el número de personas autoconsideradas progres, y de izquierdas que se inclinaban por opciones, gustos y valores derechistas aumentó. Lo significativo era que cada uno de ellos seguía considerándose como el más izquierdista. En conversaciones con amigos y compañeros, todos conocíamos a varios de estos individuos que en el pasado estuvieron cercanos a la izquierda y que aún entonces se consideraban como tales, a pesar de que sus comportamientos y actitudes eran iguales a los individuos considerados derechistas, cercanos en muchos aspectos a los pijos; sus gustos por la ropa, el diseño, la moda lo nuevo en todo, la pulsión tecnológica, las comidas y el vino, los coches especiales, la vivienda en urbanizaciones, piscinas y decoración, los viajes a destinos poco frecuentes, el gusto por las procesiones y ritos religiosos… son algunos aspectos que se extienden entre emprendedores y nuevos empleos directivos, entre profesiones liberales y empleados públicos, entre los hijos de artesanos y pequeños industriales, entre nuevos titulados y empleados selectos de las finanzas, entre hijos de comerciantes reciclados y propietarios de tierras... Antonio Muñoz Molina en ‘Todo lo que era sólido’, Seix Barral, 2013, hace una extraordinaria descripción de esos cambios, con los concejales y alcaldes de izquierdas apuntados a fiestas y procesiones…

Fueron creciendo los comportamientos menos solidarios, gente que consideraba adecuado que las desigualdades aumentaran, -ver tabla 6-  empezó a escucharse que la desigualdad premiaba el esfuerzo. Muchas personas antaño de izquierdas, elegían opciones privadas en sanidad y educación, la sociedad se hacía más laica y tolerante en costumbres lo cual permitía a la amplia mayoría de católicos, seguir siéndolo y aprovechar la mayor transversalidad para definirse de izquierdas que vestía más… los cambios sociales se fueron extendiendo entre jóvenes y maduros, estudiantes e intelectuales, los medios de comunicación se encargaban de potenciar lo anterior, la insensatez, el griterío y la juerga, ocultaban problemas y debates, las llamadas clases medias, y muchos sectores de trabajadores asumían nuevos valores casi sin darse cuenta, como la rana que metes en la olla con el agua fría y vas calentando poco a poco… al mismo tiempo la masiva entrada de inmigrantes permite apreciar gentes por debajo en la estratificación social que unido a la explosión del crédito genera la ilusión de un mundo nuevo y mejor.

Quizás la identificación de izquierdas por parte de cientos de miles de individuos fuera utilizada por estos como un anclaje con el pasado de procedencia que les dotaba de cierto bouquet, del que podían seguir presumiendo, por lo que todo ello no alteró demasiado las cifras que daba el esquema de autoubicación ideológica del CIS. A pesar de los pocos movimientos aparentes en la escala izquierda derecha, con una media del electorado similar, en las elecciones de 1996 y 2000 ganó el PP, y en éstas por mayoría absoluta. Los cuadros proceden de ‘Ideología y voto en España 1979-2000: los procesos de reconstrucción racional de la identificación ideológica’ de mariano torcal y Lucía Medina, publicado en la revista Española de Ciencia Política, nº 6 de Abril 2002.


En la tabla 2, el conjunto de todos los electores marcan la ubicación de donde ellos consideran están situados los partidos, suponemos que al ser todos los electores los que eligen situación de cada partido, la ubicación estará más extremada que si la hubieran elegido solo los propios votantes. El PP pasa a ser considerado más de centro en las elecciones 1996 y 2000, las que ganó, que en las anteriores, salvo el 79; parece que las mayorías de electores en esos años consideraban estaba más centrado, ¿y por eso le votaron? A la inversa el PSOE que fue considerado más de izquierdas en aquellos años por el conjunto del electorado, por lo que perdió apoyos que ganó IU que fue visto en 1996 y 2000 más centrado que en el pasado. (Recuerden que el 1 y 2 representan ext. izquierda, 3 y 4 izquierda, 5 y 6 centro, 7 y 8 derecha y 9 y 10 ext. derecha.)


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