viernes, 15 de noviembre de 2013

Cataluña, una región rica en la España de Franco. I

Cataluña. Una región rica se construye en la España de Franco

Cataluña deja ver todo lo contrario a una explotación española, ni durante el franquismo ni durante la democracia, en el pasado, los grupos de poder franquista entre los cuales se encontraba la burguesía catalana, suministraban a las burguesías periféricas mano de obra precaria y desesperada que permitiera la rápida acumulación de capital. Obreros emigrados, hacinados en chabolas e infraviviendas, sin transportes, sin escuelas, sin médicos, sin teléfonos ni electricidad, explotados y reprimidos contribuyeron a la construcción de la moderna Cataluña, el polo opuesto a la idea de colonia que recientemente se instalará como argumento central del soberanismo.

El franquismo tendrá entre sus promotores una parte del pueblo catalán, no solo el más pudiente, parte de la burguesía industrial y comercial, apoyarán el golpe y la Guerra civil española, financiándolo y formando parte de las tropas franquistas, donde hay tantos catalanes como vascos y navarros o gallegos y madrileños golpeando y sometiendo al resto de españoles. La historia catalana oculta su participación en la represión posterior, durante la larga dictadura, al igual que esconden que los pilares del régimen franquista tendrán parte de sus cimientos asentados en grupos de la oligarquía, y de la burguesía catalana y vasca, al tiempo que se mantiene el respeto a los fueros navarros. Sectores burgueses catalanistas, conservadores, católicos, formarán parte del franquismo de sus instituciones, chivatos, cargos, aprovechados, represores,… y parte de los mismos confraternizarán con el Régimen, como la Revista Destino, creada en 1937 en Burgos por Xavier salas y Josep M. Fontana i Tarrats simpatizantes de Falange, fue órgano del catalanismo de la zona franquista, posteriormente catalanismo democrático, desde la misma guerra civil, o el ‘Grupo Arbor’ desde finales de los cuarenta y vinculado al Opus Dei Rafael Calvo Serer y el grupo Arbor.’  Díaz Hernandez. La realidad de un pueblo nada homogéneo, como todos, poco que ver con la idea de pueblo unido y elegido en su lucha contra lo español usada por el independentismo.

En la dictadura las regiones periféricas y Madrid fueron especialmente cuidadas y desarrolladas por encima de la media, nada que ver con una colonia ni represión económica ad hoc, los grupos de poder dominante, además del financiero madrileño, fueron las oligarquías financiera e industrial de Euskadi, y comercial e industrial, de Cataluña. Desde 1940 al 1970 en esas regiones periféricas se propicia un fuerte desarrollo industrial, desatendiendo la España interior. Decisiones que se apoyan en la estructura productiva anterior desarrollando la industria existente en territorios que se privilegian, lo cual primará para muchísimos años la periferia y su crecimiento, obligando por otra parte a emigraciones masivas de millones de españoles de sus pueblos a los arrabales de Madrid, Barcelona y Bilbao. En las décadas de los 50 y 60, las regiones que mayor inmigración atrajeron fueron por este orden Cataluña, País Vasco, Madrid, Valencia y Navarra y las regiones que expulsaron mayor emigración fueron Extremadura, las Castillas, Andalucía y Aragón.

Se instala nuevamente el abandono de la España profunda favoreciendo la periferia, junto con Baleares, más la isla interior de Madrid, a la que se añadirá Valladolid como sujeción del inmenso vacío del interior. Posteriormente se añadirán el corredor del Ebro y el polo de Huelva, Cádiz, Sevilla, Málaga. La población de Cataluña crecerá desde 3.240.313 habitantes en 1950, a 3.925.779 en 1960, hasta 5.534.770 en 1974, pasando de representar un 11,52% sobre el total de población de España en el 50, a 12,83% en el 60 hasta un 15,5% en 1974. Un ¡71%! de crecimiento de población, -datos I.N.E.- nuevos catalanes que construyeron la actual Cataluña convirtiéndose en el sector más débil y subordinado de la sociedad, marginados desde entonces en la disputa catalanista y olvidados hoy al hablar de independencia.

           

Arturo López Muñoz, -Juan Muñoz, Santiago Roldán y José L. García Delgado- fue un seudónimo de análisis económico, muy influyente en la progresía de los 60 y 70, editaron diversos libros y escribieron habitualmente en Triunfo y Cuadernos para el Diálogo, en uno de aquellos artículos publicado en Triunfo, num. 297, en 1968 escriben: ‘El aparato productivo catalán funciona sobre la base de colocar en el resto de la Península gran parte de los productos que no son consumidos en la región. La Balanza Comercial presenta un amplio superávit para Cataluña… produciéndose de esta forma una diferencia crediticia a favor de la comunidad catalana. Por otra parte el aspecto cualitativo de estas relaciones comerciales le es aún mucho más favorable. Las exportaciones catalanas están casi en su totalidad constituidas por productos industriales elaborados mientras que sus importaciones se reducen a productos de origen agrario o primeras materias necesarias a la industria transformadora de la región… Son las ya clásicas y conocidas relaciones que se producen entre zonas desarrolladas y subdesarrolladas.’  En 1968, treinta años después de la guerra, unos vivían mejor que otros, el franquismo no había destrozado a los catalanes, ni reprimido más que a otros españoles, los había favorecido, los expertos distinguían nítidamente cuales eran las zonas desarrolladas, entre las cuales estaba Cataluña, y las subdesarrolladas, casi todas las demás.

En los análisis de Arturo López Muñoz sobre la estructura productiva de Cataluña, señalan su atraso financiero en un artículo posterior, ‘Triunfo, 298, febrero 1968’: ‘Los intentos que realiza la burguesía catalana a primeros de siglo para dar ese paso importante, en busca de la consolidación de un capitalismo financiero, se destruyen en el seno de sus propias contradicciones. Las vinculaciones existentes entre esa clase y la Cataluña rural, así como la organización familiar de su industria, explican la naturaleza de sus compromisos, su conservadurismo y su histórico desfase.’ Observa que las empresas son de menor tamaño que las madrileñas ya que a pesar de tener en 1966 el doble de Sociedades Anónimas que Madrid, 8.108/4.410, su capital es sensiblemente menor. Escriben que muchas oficinas y depósitos bancarios allí instalados pertenecen a bancos con domicilio social en otra parte y mantienen que el sector financiero está menos desarrollado que en Madrid y Bilbao, tesis desarrollada por Juan Muñoz en ‘El poder de la banca en España’, Zero, 1969.

Juan Muñoz escribe: ‘Durante la segunda mitad del siglo XIX la actividad bancaria tuvo en Cataluña un ámbito apropiado para su desarrollo. El crecimiento económico de la región, el carácter familiar de las empresas, las vinculaciones existentes con las colonias, etc. hicieron que la banca se desarrollara dentro de un marco coherente. El paso de Cuba, Puerto Rico y Filipinas a la órbita de dominio norteamericano, supuso un duro golpe para los bancos catalanes…Los 20 bancos que existían en Cataluña en 1920 se ven reducidos a 11 en 1931. Este proceso que continuó después de la guerra tuvo su punto culminante en 1950 con la absorción del Banco Hispano Colonial, entonces 5º banco nacional por depósitos, por el Banco Central.


En otro artículo de Arturo López Muñoz de 1970 relacionado con las propuestas lanzadas por Pedro Durán Farrell en el Círculo de Economía de Barcelona, escriben refiriéndose al sector básico energético ‘no hay que olvidar que aparte del notable desarrollo que este sector ha tenido en Cataluña, el señor Durán tiene un papel preponderante en la dirección y control de (Catalana de Gas y Electricidad, Hidroeléctrica de Cataluña, Gas Natural, etc.)…el capitalismo catalán carece prácticamente, de intereses en sectores básicos –excluido el energético- estando fundamentalmente ligado a una industria transformadora…’ Tras la muerte de Franco, durante la etapa democrática, su capacidad financiera será ampliamente desarrollada, manteniendo el poder industrial y comercial, como veremos. 

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