viernes, 15 de junio de 2012

Cifras de paro. Y economía sumergida. 1

Existen dos fuertes disparidades, con sentidos opuestos, en las estadísticas oficiales sobre el paro, respecto a otros países: 1) nuestra baja tasa de actividad, la pequeña proporción de personas en edad laboral, entre 15/65, fundamentalmente por el menor peso comparativo de la actividad femenina, lo cual implicaría que las cifras de paro estarían disminuidas y que aumentarían al aumentar dicha tasa, manteniendo los ocupados. Y 2) la actividad económica oculta que mitigaría las enormes cifras de paro.




Economía sumergida, oculta, no declarada, subterránea, irregular, negra, paralela, invisible, clandestina… Un remedio que no debería ser solución

La economía sumergida puede ser una de las explicaciones al contrate que muestran nuestras estadísticas oficiales de paro, cuando se comparan con las de otros países. Es difícil cuantificar su peso, que pueden situar entre 15% a 25 % variando en las últimas décadas, en los resultados de múltiples estudios y sistemas que existen para estudiar el fenómeno. Hay datos de algunos de los últimos estudios sobre el asunto, que sitúan la economía no declarada con un peso alrededor de entre una cuarta y una quinta parte del PIB, lo cual es enorme.

Bien es verdad, que en todos los países existe una parte de economía oculta, el asunto es determinar cuánto. Las estimaciones que se realizan para Europa la calculan alrededor del 10% en algunos países del norte y en el entorno del 20/25% en España, Italia, Portugal… EEUU, Reino Unido, son dos países que arrojan cifras muy contradictorias en distintos estudios sobre el tema, llevándolos unos al primer grupo –alrededor del 10%- y otros al segundo –rodeando el 20%-. Gobiernos e Instituciones pretenden sumar al PIB, dentro de 5 años, la economía ilegal, (prostitución, droga…) entonces veremos si las cifras se hacen más fiables ya que habrá mayor atención a estudios y trabajos sobre el asunto.
           
El fenómeno es viejo en España, por ceñirnos a etapas recientes, es conocido desde la posguerra –otra cuestión es cuantificarlo- pero la producción de mercancías y servicios cuyas actividades no pagaban impuestos tiene amplia tradición en el franquismo; posteriormente durante las crisis de la transición–desde mitad de los 70 hasta mediados los 80, la expresión ‘crisis económica’ cobra un valor similar al actual y se adueña de libros, prensa, medios, calle… Renace su importancia fruto de la cual, desde la Dirección General de Estudios y Documentación de Presidencia del Gobierno, -auspiciado por J.B.Terceiro- se celebró en diciembre de 1981 en Madrid un Simposio Internacional sobre Economía Oculta, al surgir con fuerza la preocupación por definirla e integrarla en obligaciones fiscales, apareciendo entonces múltiples estudios y artículos que trataban el problema.

El problema de la economía sumergida, es que el concepto puede integrar situaciones muy distintas, incluso en los nombres para conceptuarla, –oculta, en la sombra, irregular, no declarada, etc.- ya que las realidades que definen pueden ser muy diferentes y los grupos sociales afectados no son solamente trabajadores o autónomos:

1.- El dinero/ocupación que mueven mafias o individuos en las actividades ilegales, perseguidas, o delictivas, como las vinculadas a contrabandos, drogas, prostitución, tráficos de personas, armas, animales o productos, extorsión, seguridad...

2.- La economía sumergida, la relacionada con la ocultación al fisco, a la Seguridad Social, al Ministerio de Trabajo, etc. integra empresas de todas dimensiones y sectores productivos que declaran menos de la realidad que manejan, por supuesto hay grandes corporaciones, empresas medianas y pequeñas que desarrollan actividades lícitas, pero realizadas en parte ilegalmente, sin declarar al Estado. Incluyen evasiones, subcontratas, parte de la actividad sacada fuera de balances, ocultación de ingresos/beneficios empresariales –por tanto cotizables- que se derivan a gastos de la empresa por ejemplo de vacaciones disfrazados de cursos de formación, de consumos de lujo tales como, propiedades, fincas, coches, aviones o barcos, viajes, comidas… Ello no ocurre solo en las grandes compañías, también en muchos talleres o empresas medianas y pequeñas se realizan trabajos de los que se declara solo una parte, en donde pueden convivir una parte de trabajadores dados de alta con otra parte ocultos…

Bastante de la economía no declarada ya era conocida desde mi niñez y juventud, ahora solo añade componentes nuevos, en ocasiones. Hace muchos años ya era práctica habitual que los comerciales bancarios ofrecieran productos ‘ad hoc’, opacos fiscalmente, a profesionales liberales como dentistas o médicos, despachos y servicios de profesionales tipo abogados, arquitectos, aparejadores, asesores,… ahora esta actividad se ha modernizado sacando la pasta fuera de España a otros países y paraísos fiscales. Sectores tradicionales hace 30 años fueron el calzado, juguetes y textil, -con gran peso en Galicia y Levante, donde fue estudiado, realizado en casas o locales no registrados-

3.- Como en el grupo anterior dentro de la actividad no delictiva, pero realizada sin controles legales, ni declarada, existen múltiples actividades conocidas por el común de los mortales, por ejemplo el trabajo doméstico y/o familiar no considerado como producción económica a efectos de PIB, o la ocasional de temporeros, los clubs de trueque –importantes en EEUU, o aquí en zonas rurales y novedosos en algunos barrios- trabajos con inmigrantes, horas extras no declaradas, jornadas completas cotizadas como parciales, pagos en metálico sin control, becarios, y/o en prácticas con trabajo total…

Siempre hubo y aún hoy existen grupos de trabajadores que producen fuera de control fiscal en sectores tradicionales en la agricultura, ganadería y pesca; hay miles de ‘chapuzas’ dedicados a rehabilitación y arreglos de viviendas, en oficios clásicos de fontanería, electricidad, carpintería, albañilería, pintura… hay por los extrarradios de las grandes urbes y ciudades alejadas, profusión de talleres y trabajos de mecánicos de autos, de arreglo de electrodomésticos, de nuevas tecnologías e informática tanto en maquinaria como programación, adecuación mantenimiento y montajes, transporte de personas y mercancías, carga y descarga; venta ambulante, compraventa de chatarras y artículos dudosos; además de labores en hostelería y alimentación; servicios diversos de asistencia y limpieza, de cuidados personales, docencia, arreglos de textil y calzado, teletrabajo diverso, vigilancia y seguridad,… como vemos la lista puede tocar todas las necesidades humanas que podamos imaginar.

Muchos obreros autónomos y pequeños talleres de las actividades citadas anteriormente, son en bastantes ocasiones los despedidos de empresas dedicadas a esas tareas y que desde fuera siguen con una actividad similar, aunque sin control fiscal. Y lo que es más importante, sin derechos, ni seguridad laboral, ni vivencial, sin cotización social para su futuro, así el país pierde, ellos pierden, la sociedad pierde. De esta manera se construye la fábrica social de sudamericanización aumentando las diferencias sociales y polarizando a los individuos en dos grandes grupos, los que tienen derechos y los que no.

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