lunes, 4 de febrero de 2019

Los robots. (4). Nueva dimensión ética


‘’El ordenador nunca es una herramienta neutral.
Influye, para bien o para mal,
en la forma de trabajar y pensar de una persona’’.
Nicholas Carr. ‘Atrapados’. Taurus.

El salto cualitativo que se está instalando en nuestras vidas es que los robots ya no son solamente proyectos de automatización, son máquinas capaces de aprender por sí mismas, y con autonomía decisoria,  potenciados por la IA y el tratamiento de los big data, y cuyos costes se han abaratado enormemente, lo cual los extiende a velocidad de vértigo por todas las actividades humanas y en todo el mundo. ¿Quien pagará las pensiones y subsidios de paro sin trabajadores como los actuales? Será imposible mantener la situación tal como la conocemos, no existirán trabajos al modo actual, con cotizantes sociales, que puedan mantener un estado de bienestar como el conocido en Europa.

Quien no entre en la carrera robótica no aumentará productividad y se quedara atrás globalmente, pero entrar en esa dimensión destruirá muchísimo trabajo humano, y todo lo conocido hasta ahora hace pensar que esta nueva revolución tecnológica no creará tanto trabajo como destruirá. La cuestión es ¿qué pasará con las personas que no encuentren lugar de trabajo?, empezamos a ver crecimiento del paro global, una disminución del número total de horas de trabajo, aumento de trabajos precarios, temporales, sin seguridad…

El cuadro ‘Service robots for personal/domestic use. Unit sales 2014 and 2015, and forecast 2016-2019’IFR, World Robotics 2016. Robots de servicio para uso personal/doméstico. Ventas unitarias 2014 y 2015 y previsión para 2016-2019, nos muestra el enorme salto en previsiones respecto a ventas de años anteriores, estimando crecer más del doble.


En páginas anteriores de este trabajo se hizo referencia a un estudio del think tank británico Reform, en el que afirmaban que el 90% de los empleados de la Administración Pública británica (incluye policía, sistema de salud y educativo) tienen trabajos que podrían ser reemplazados fácilmente por robots, ahorrando 8.000 millones de $ por año. La Universidad de Oxford y Deloitte, realizaron otra investigación que llega a conclusiones similares al de Reform‘más de 850.000 empleos de la Administración Pública británica podrían desaparecer en esta década’. Evidentemente pueden ser think tank neoliberales que pretendan reducir el tamaño del estado de bienestar, pero el problema es que los estudios están ahí y salvo demostración de su error, habría que partir de una hipótesis de cierta aceptación por amplios sectores de electores, y poderosos que reniegan de pagar impuestos.

El estudio de Oxford y Deloitte encontró 1.3 millones de trabajos administrativos de todo el sector público con gran probabilidad de automatizarse en un 77%, incluso algún sector de maestros, policías, trabajadores sociales, sanitarios, enfermeras, almacenistas, limpiezas, directores de finanzas y ejecutivos… con una reducción estimada de 17.000 millones de libras para 2030. Supongamos que el plan fuera posible y se llevara a efecto, mejorando la atención al público y reduciendo los costes. ¿Quién se ocupa de los parados que se generan? ¿Qué nuevos trabajadores cotizarían para pagar las pensiones, el paro y la atención social…?

La revolución tecnológica en curso cambiará nuestra forma de relacionarnos socialmente, gran parte de nuestras relaciones diarias lo son con personas en los mercados y comercios, en las fábricas y tajos, en las oficinas, en las calles y transportes, en nuestro contacto con la Administración, solicitudes, trámites, informaciones, quejas,... que lo irán siendo cada vez más con máquinas, de tal manera que la iteración entre personas se reducirá profundamente, incluidas las relaciones sexuales, muchas de ellas realizadas con máquinas humanoides ya en el mercado, cada vez mayor soledad como plaga mundial.

¿Qué hacemos con las personas calificadas como sobrantes? El trabajo es fuente de relaciones sociales, de iteración con otras personas, de sentimiento de utilidad social ¿Cómo se repartirá la riqueza generada?, ¿Se la quedarán los dueños de las máquinas?, Los propietarios de robots defenderán que la riqueza creada lo es por esas máquinas, que son de su propiedad, por consiguiente lo creado por ellas, dirán les pertenecerá. Pero es el conocimiento acumulado pagado con el dinero público desde las escuelas y universidades quienes posibilitaron tal grado de robotización, la I+D comenzó con el dinero del Estado y las estructuras estatales dieron cobijo y desarrollo inicial a ejércitos que luego realizan peticiones de proyectos a empresas, como fue el dinero público encargando trabajos en sanidad y transportes quienes posibilitaron la existencia de empresas suministradoras, por tanto creadoras de robots. Si el Estado proyecta y construye túneles, puentes y carreteras, contribuye a crear constructoras especializadas de gran tamaño que luego en otros países harán uso del saber hacer logrado antes…

La Inteligencia Artificial y su utilización en artilugios, reducirá la responsabilidad individual de los errores, si las máquinas dañan algo, ¿el error por quien será asumido?, ¿por el usuario de la máquina, por su propietario, o por el creador del algoritmo que motivó su actuación? El libre albedrio y la responsabilidad individual tiene sentido en la posibilidad de elegir acompañado de la probabilidad de cometer error. De la causalidad a la correlación es un cambio de paradigma en el tratamiento del conocimiento, de buscar las causas que provocan hechos o acontecimientos, pasamos a que las máquinas interpreten millones de datos para que puedan predecir sucesos, no interesa saber por qué ocurre una enfermedad, en persona o puente, solo interesará tener la certeza, o casi, de que ocurrirá. ¿Por qué? Nos irá dando igual a medida que veamos la eficacia de los datos en el acierto de la predicción.

Los problemas que aparecen abren un mundo nuevo por explorar. Los robots pueden generar menos errores que los seres humanos, un coche robotizado puede tener menor índice de siniestralidad que un coche conducido por una persona, pero, si un coche conducido por una persona causa un accidente, quien lo conduce debe asumir sus responsabilidades. ¿A quién haremos responsable de los actos robóticos? ¿De quién será la responsabilidad de matar? ¿de quien dio la orden? Y ese, ¿quien fue, el programador que creó el algoritmo, o quien lo metió en una máquina que fabricó y posteriormente vendió? o ¿de quien llevó la máquina a un territorio y la puso en marcha? ¿Será una responsabilidad individual o compartida, o tan amplia que se diluya hasta desaparecer?

La utilización masiva de los big data en todo proceso y actividad plantea preguntas como ¿de quién son los datos generados por usted, por ejemplo en el uso telefónico, bancario, eléctrico, etc? El provecho comercial de los mismos deriva a empresas que los tratan, previa compra a quienes los tienen almacenados. Del tratamiento de los big data, es fácil inferir situaciones de enfermedad futura que podrían encarecer los seguros de vida, como podrían encarecer los seguros de riesgos utilizando millones de datos de comportamientos de vida que predicen accidentes. Igual que miles de datos pueden predecir el mayor riesgo de incendios de casas, deterioro de barrios y calles que pueden dar lugar a menosprecios de lugares.

Hasta el punto de que los big data podrían, pueden predecir o interpretar la posibilidad de que una persona cometa un delito antes de hacerlo, y entonces ¿actuaría la policía, la justicia? ¿O esperaríamos a que fuera cometido el delito? El conocimiento de lo previo que puede acontecer cambiará los patrones éticos, en conocimiento previo de delitos, de riesgos, de enfermedades, de comportamientos que se consideren negativos. Montones de aspectos nuevos se descubrirán con el tratamiento secundario de miles de millones de datos, montones de respuestas a preguntas que nunca se hicieron abrirán nuevas ventanas de oportunidad para abrazarse más a los big data.

Cuantas mayores prestaciones incorporen los robots, éstos asumirán mayor control sobre nuestras relaciones, cuantas mayores habilidades desarrollen ellos, más habilidades perderemos nosotros por desuso, esto ya sucede en muchísimas actividades que hoy realizan los ordenadores, sea en medicina, o capacidad de orientación, en asesoría o toma de decisiones, porque la adquisición de conocimientos no está separada de la práctica diaria de habilidades con nuestro cuerpo, la implantación masiva de algoritmos  en todos los trabajos está provocando nuestro aislamiento del entorno despojándonos de sensibilidad y curiosidad, elementos de nuestra capacidad de aprendizaje, incluidos nuestros errores. –Lean a Nicholas Carr, Evgeny Morozov, Viktor Mayer, Kenneth Cukier-

Entramos en una etapa global, de altísima complejidad por la aportación de algunas soluciones a problemas productivos, al tiempo de generar problemas de relaciones sociales sin respuesta, una situación muy difícil de abordar, a la que sin duda habría que dedicar atención urgentemente. Para situarse recordemos que las máquinas a finales del siglo XX, ya realizaban tareas automatizadas de mayor o menor complejidad en múltiples sectores productivos, manufactureros, financieros, comerciales, de transporte, de comunicación, etc. la cuestión ahora tiene una nueva dimensión que nos desborda y no sabemos hasta donde podrá llegar, las máquinas están empezando a aprender por sí mismas, machine learning, y lo hacen muy rápidamente y están conectadas entre sí globalmente.



Una máquina situada en cualquier esquina del planeta, realmente unos algoritmos o programas, puede interactuar con otras máquinas de cualquier país, apagar o encender fuentes energéticas, poner en marcha o parar sistemas de producción, variar órdenes masivas de producción, o militares, puede influir en las comunicaciones y modificar su control… Las agresiones e interferencias con alto grado de invisibilidad entre estados, o entre grupos políticos, económicos, religiosos… entre sí y contra países, serán enormes, la capacidad de organismos internacionales para intervenir y resolver conflictos disminuirá respecto a las conocidas de finales del siglo XX.
  
El impuesto a los robots, es una discusión que comienza a extenderse, al igual que la implantación de la renta básica, ambos debates no son más intentos de adaptación a los nuevos problemas de relación social que se vislumbran. Con menos trabajos realizados por personas, habrá menores cotizaciones sociales para mantener el estado de bienestar, las pensiones serán imposibles de mantener, al tiempo se producirá menor consumo, la demanda disminuirá, por lo que el estancamiento económico podría ser crónico. En teoría, los neoliberales, basaban el crecimiento económico mundial a corto y medio plazo en el aumento de las clases medias en los países emergentes, lo cual se produjo en estos años de transición entre siglos, pero dicho aumento ha frenado repentinamente su crecimiento en los países emergentes y ha reducido drásticamente las clases medias occidentales.

Unas ideas sobre el impuesto a los robots y la renta básica las pueden encontrar en los siguientes enlaces:



Implantar una renta básica parece que se abre camino, no está muy alejada de actuales prácticas occidentales, también españolas, con múltiples cuantías y aplicaciones existen formatos cerca de la idea básica de que en un mundo que genera muchísima riqueza, la existencia de desigualdades profundas solo puede conducir a situaciones no soportables de extrema ineficiencia. El impuesto a los robots es pronto para saber que recorrido tendrá, a pesar de tener argumentos sólidos, tanto a favor como en contra y éstos no solo de los defensores de la propiedad privada como derecho incondicional, también tiene argumentos contrarios, algunos defensores de la renta básica, entre otras razones por las dificultades que entrañaría definir a qué máquina se aplicaría el impuesto, con qué grado de automatización… otros argumentan a favor como la asimilación de cotización por trabajar que tienen hoy los trabajadores.

Cuanta mayor extensión de nuevas tecnologías en máquinas pensantes mayor pérdida de capacidades humanas. Estudios en los pilotos de avión demuestran que existe un enorme pérdida de capacidad de los nuevos pilotos respecto a los antiguos para maniobrar en situaciones límite, como vemos a nuestro alrededor que habilidades humanas de orientación, de memorización, de cálculo, etc. etc. se van perdiendo en la medida que aumenta la utilización masiva de sustitutivos tecnológicos.
Nuestra forma de ser y actuar cambia, nos hacemos más dependientes de algo externo a nosotros, dependemos de una fuente de energía que suministre al móvil, al coche o al robot, nos ponemos en manos de otras fuerzas que no controlamos y que configuran las pautas de comportamiento de las que resulta dificilísimo apartarnos, incluso comprenderlas. Nos consideramos anti sistemas, pero estamos abrazados a Apple, Facebook, Amazón, Netflix, Google… por tanto, sometidos a las redes del sistema, enamorados de internet y las redes sociales, soñamos con el solucionismo tecnológico… y solo cuestionamos a los políticos, que se han constituido como el telón que tapa el escenario ocultando la economía.

Muchas de las decisiones aplicadas por los robots son realizadas al margen de sus creadores, en el sector financiero, dadas las pautas de actuación pueden enredarse y provocar procesos bajistas que producen derrumbes bursátiles, por ejemplo si tienen órdenes de venta por debajo de un valor (x), o cuando caigan más de un porcentaje determinado, si alguien vendiera en algún punto tocando esos valores, podría desatar una cadena ininterrumpida de millones de órdenes automáticas. Los datos leídos por robots pilotos-automáticos, pueden desencadenar accidentes de avión al no interferir personas que pudieran darse cuenta de errores por averías u otras circunstancias no consideradas por las máquinas. Evidentemente los humanos también se equivocan, por ello son responsables, pero, ¿en el caso de las decisiones tomadas por robots, quien sería el responsable?

 ‘’Steven Berkenfeld, director gerente en la división de banca de inversión de Barclays, resumió el proceso de pensamiento de la contratación en las empresas de hoy en día, se preguntarán: "¿Puedo automatizarlo? Si no es así, ¿puedo subcontratar? Si no es así, ¿puedo darle a un contratista independiente? "La contratación de un empleado fijo es el último recurso. ’’ Tyler Durden, en ZeroHedge.

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