lunes, 27 de marzo de 2017

Los robots ya están aquí, empujando a los humanos

El Parlamento Europeo aprobó hace unos días una norma obligando a implantar un ‘botón de apagado’ en los robots. Ante la posibilidad de que un día no lejano los robots pudieran actuar por sí mismos fuera de las instrucciones humanas, el Parlamento Europeo aprobó en febrero una directiva para obligar a que toda máquina automatizada, pensante, los robots en la UE, tengan un botón de muerte, botón que permita desconectar. 

Es un reflejo de la nueva realidad en la que nos encontramos, podríamos ser la última generación que tenga mayor inteligencia que los instrumentos que fabricamos, los cuales podrían tomar decisiones contrarias a nuestros intereses, por lo que la UE toma una medida cautelar.

Santiago Niño dice que ya es posible aumentar PIB creado con 0 trabajadores. Según Boston Consulting Group, en EEUU los costes por hora de un robot industrial son tres veces menores que los costes de la hora de un obrero 3$ contra 25$, -se refieren a costes no a salario-, siguen diciendo que en 1980 eran necesarios 25 puestos de trabajo de obreros industriales para generar un millón de dólares de valor añadido, hoy lo consiguen 5 obreros. (El cuadro manufacturing/employment de Brookings presenta una visión parecida)


La automatización lleva unos años entre nosotros, en informática y maquinaria, el gigantesco avance que están dando hacia los nuevos robots lo impulsan los bajos costes -de investigación, procesadores y almacenaje de datos-, la incorporación de las investigaciones en IA, la inteligencia artificial, y la rápida capacidad de aprender y tomar decisiones, facilitado por la irrupción de los análisis de los big data. En todo caso si piensan en robots, olviden la imagen humanoide, no siempre aceptada como positiva, su aspecto externo no define su campo de utilidad, salvo en los casos de robots ayudantes de ancianos y disminuidos físicamente.

Sectores como la automoción para fabricar coches, los burgers, para montar hamburguesas a velocidades de vértigo, en la logística para la distribución de productos, en los mercados financieros ya realizan miles de operaciones de compra/venta por segundo, en la medicina se usan para operar ya, y en breve para introducir pequeños robots dentro de nuestros cuerpos para intervenir localmente, están siendo utilizados en los transportes, trenes, colches, barcos, aviones para moverse con autonomía sin conductores; hoy en gran medida están realizando análisis empresarial, de inversión, comercial,… o político y sociológico. O se están utilizando en la guerra para matar.

Históricamente uno de los primeros lugares de investigación ha sido el terreno militar, en él, existen avanzadas máquinas asesinas con relativa independencia, robots ya actuando en distintas guerras, los más conocidos son los drones que bombardean objetivos, menos conocidas son las máquinas que viajan y detectan enemigos, con algoritmos, que con criterios fisonómicos determinan sus enemigos, y disparan.


Los algoritmos invaden nuestras vidas, son las instrucciones que se dan a las máquinas, a los ordenadores, para que realicen tareas, lo cual hasta ahora hacía pensar que al final de todo, la máquina estaba controlada y dirigida por el ser humano. Pero la velocidad de desarrollo de la Inteligencia Artificial es rapidísima y se empiezan a abrir las puertas que permitirían alejar de controles humanos sus decisiones autónomas.

La irrupción del análisis y tratamiento de los big data, se introduce en las máquinas para que ellas mismas aprendan, se reactualicen, piensen y tomen nuevas decisiones en función de nuevos datos. Los big data son miles de millones de datos de todo tipo producidos por cualquier actividad de los seres humanos, tratados adecuadamente permiten predecir comportamientos y/o sucesos de cualquier tipo.

Los datos son, por ejemplo, miles de millones de palabras, de millones de libros e informes publicados en cualquier idioma utilizados para los programas de traducción automática de Google, o en nuestros contratos y usos telefónicos, eléctricos, de agua, de transporte, comercio y todo el largo etc. que quieran imaginar, con la actividad humana o de la naturaleza, se generan miles de millones de datos que permiten aventurar acciones y reacciones, sean de materiales, de la naturaleza o humanas. Desde posibles averías en cableado, a desgastes en puentes, casas, barcos… o detectar en las ciudades aquellas viviendas con mayor peligro de incendios, pasando por comportamientos de consumo, o por predecir múltiples enfermedades humanas o animales, cosechas, desastres naturales, cambios de clima, etc. etc.


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