lunes, 15 de junio de 2015

Nadie es ‘total’. Muchos nos aportan aspectos útiles

En días de la ‘Feria del libro de Madrid’, vuelvo a releer partes de una joya, ‘La gran búsqueda. Una historia de la economía’ Sylvia Nasar, Editorial Debate, octubre 2012. En sus 600 páginas de fácil lectura, narra la vida de los grandes economistas, sus relaciones familiares, de estudio y trabajo, relaciones con su época, contradicciones vivenciales e intelectuales, la búsqueda de soluciones a los problemas que cada uno encontraba en su momento. Todo a través de una narración histórica con la participación de los grandes economistas e intelectuales del momento. Si quieren la recomendación de un solo libro, lean éste.

La autora concede importancia a los debates que van manteniendo con otros economistas coetáneos, o teorías anteriores, las diferencias que encuentran para explicar los problemas que se plantean y enlazan o rompen con las versiones anteriores… Los problemas que se plantean son las teorías muy diversas, pero nunca separadas de la solución a los problemas concretos del momento que viven. Lo mejor del libro es esta dinámica de movilidad en la interpretación de los problemas, se aprecia que la realidad está en constante movimiento, el mundo, las personas, la economía, los intelectuales, la política, la vida… ello crea un clima en el que los absolutos no encajan fácilmente, no solo por los cambios que sufre cada individuo a lo largo de su vida, de la que ahora nos queda casi un único flash, también por los cambios que vive el mundo, sean sociales, económicos, guerras,…

El libro reseña muchos ejemplos interesantes, pero quizás más por su proximidad, los capítulos dedicados a Keynes, Samuelson y Hayek son apasionantes. En los años treinta Hayek generó muchas expectativas entre los republicanos de EEUU por sus opiniones contrarias al New Deal, pero les asustó cuando a su pasión por el mercado libre agregó su hostilidad a los aranceles y a los monopolios… el Partido Republicano tenía decidido votar en contra de la ampliación del programa de comercio, y Hayek interpelado, respondió ‘lo único que defiendo por encima de todo es el libre comercio’. En otra ocasión declaró estar a favor de los acuerdos de Bretton Woods, volviendo a romper el esquema de los conservadores republicanos. En otro pasaje del libro escribe Nasar, ‘No le gustaron los políticos republicanos, los coches, ni prácticamente nada de la vida norteamericana, especialmente la ausencia de atención sanitaria universal y de un sistema público de pensiones’. A pesar de todo ello parece que solo exista su libro ‘Los fundamentos de la libertad’ convertido en la Biblia del neoconservadurismo por Margaret Thacher.

Keynes y Hayek mantuvieron un largo debate, que hoy continúa, acerca del grado de intervención del Estado en la economía y su compatibilidad con una sociedad libre. En todo caso Keynes defendió ‘Camino de servidumbre’ de Hayek. Y le propuso como candidato a la Academia Británica, en vez de a su discípula Joan Robinson. Hayek llegó a escribir sobre Keynes ‘el único gran hombre por el que siento una admiración sin límites’. Son muy interesantes las páginas sobre los problemas que planteaba durante años entre la intelectualidad económica y política la Segunda Guerra Mundial, tanto en Europa, países vencedores y vencidos en cuanto afrontar el derrumbe de la economía y qué hacer. Como en EEUU en cuanto a afrontar el final y comenzar una nueva etapa. Interesante la vida de Samuelson y como introduce la matemática en el conjunto del sistema macroeconómico, todo se interrelaciona, y como sistema, una intervención en un punto afecta a otro: ‘Si la gente se queda sin trabajo hay que darle empleo. Si no hay trabajo hay que manipular algún factor situado en un extremo del sistema- por ejemplo el dinero circulante o las tarifas fiscales- entendiendo que afectará a lo que está en el otro extremo: el empleo’ Herbert Stein.

Samuelson pasó varios años preocupado por la readaptación de postguerra, confesó errores de interpretación de por donde iría la economía americana cuando se produjera la desmovilización. Siendo en general los keynesianos pesimistas sobre el futuro, Samuelson pensaba que se produciría una crisis al retirar tanta inversión militar y necesitar años de readaptación. Al poco comenzó la guerra fría y la carrera nuclear que requirió ingentes inversiones. No, la economía no es una ciencia exacta al modo de la física, pero sí es una disciplina que junto a otras resulta útil para conocer la realidad, el problema es que una sociedad se puede organizar hacia un lado u otro, porque las decisiones económicas son fundamentalmente decisiones políticas, que dependen poco de las teorías y mucho de su interpretación y de múltiples factores aleatorios, no controlados por quienes toman decisiones. En el libro citado tiene interés el relato de la ruptura de la URSS al final de la IIª Guerra y como desbarata planes de muchos economistas.

El libro muestra otro mundo de muy distinto comportamiento a lo que se lee y escucha hoy en demasiados ambientes, ahora enseguida se simplifica todo y se juega con absolutos, se traza rápidamente la línea divisoria entre buenos y malos, verdad/mentira,… pronto se construyen trincheras donde luchar los bandos, el propio, siempre el de los buenos y listos, y el bando de los otros a los que se empuja a cualquiera que piense diferente. Lo vemos al interpretar en términos absolutos una web, un libro o un individuo encajonándolo, la tendencia es reducirlo para meterlo en una cajita fácilmente manejable, se fabrica un enemigo a la medida para poder combatirlo más fácilmente. 

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