miércoles, 25 de febrero de 2015

La realidad de las redes sociales puede ser un engorro

Dos aspectos problemáticos para un futuro de responsabilidad pueden estar contenidos en un factor de éxito repentino, como fue la suma de simpatías hacia Podemos. La rapidez y extensión de los apoyos logrados por Internet, su facilidad para comunicar y votar, son una cara de la moneda, que contiene otro lado de fragilidad. Las redes sociales pueden sumar velozmente, y pueden restar con la misma velocidad, cambian percepciones y noticias en instantes, pueden convertir en obsoletas tendencias de apoyo de un día para otro, esa realidad líquida tiene grandes dosis de inconsistencia y dificultades para perdurar en la misma línea, lo cual puede generar inestabilidad en las fuerzas de apoyo a Podemos que tendrían menor consistencia que la facilitada por antiguas militancias vinculadas a otros partidos hoy con menor número de militantes y simpatizantes.

Partidos nuevos y movimientos como el 15-M son abanderados de las formas políticas, 2.0. No existen pruebas de que esas nuevas formas garanticen buenos resultados en cambiar la correlación de fuerzas, salvo en procesos electorales, en donde sí hay experiencias de su potencial en campaña, por ejemplo en EEUU, en donde existen pruebas de similar validez para comprobar que los resultados no tuvieron estabilidad ni consistencia suficiente que permitieran modificar las relaciones de poder. Seguro que la política no podrá vivirse sin contar con esas nuevas herramientas, al tiempo que parece excesiva la confianza depositada en las redes sociales como determinantes de cambios en las relaciones de desigualdad. 

El extraordinario apoyo mediático proporcionado al 15-M y la experiencia de la primavera árabe, pueden llevar a idolatrar las tecnologías por encima de los compromisos de lucha, en ambos casos las redes han mostrado ser instrumentos de primerísimo orden para comunicar y convocar acciones, sin embargo parece excesivo concederles la misma importancia en cuanto a modificar las estructuras de poder en esos países, o determinar posturas de cambio y compromisos de lucha en los individuos participantes. La realidad árabe ha sido modificada por decenas de miles de personas que ya tenían tomada postura de rebelión, luchando abiertamente contra otras fuerzas, las bases reales sobre las que se asentaron las revueltas, fueron los movimientos físicos de miles de personas, cuya resistencia durante bastante años en forma de manifestaciones, luchas callejeras, reuniones y organizaciones de grupos que provocaron muertes, represión, torturas… antes de la primavera árabe dichas acciones fueron imprescindibles para que posteriormente con el uso de las nuevas herramientas de internet tomaran otra forma en Túnez.

El papel de internet y las redes sociales, es diverso y presenta dos caras. Por un lado, abre puertas al margen de los poderes tradicionales, no solo gobiernos y poderes económicos, también los partidos y élites tradicionales, permite a los individuos y grupos, extender una rápida comunicación e información, ideas, convocatorias e imágenes, circularán a gran velocidad facilitando el acceso a la mayor información que haya existido nunca, -hasta el punto de ocultar lo importante por aplastamiento de cantidad y diversidad y por tanto generar un problema nuevo en la selección y búsqueda de lo útil-. La utilización de internet facilita coordinación, adoctrinamiento, preparación y convocatorias de acciones puntuales a los activistas ya existentes, sean éstos yihadistas o grupos de mujeres, jóvenes demócratas o defensores del antiguo régimen y por supuesto permitirá mayor participación en debates y aportaciones tanto en la centralización de esfuerzos como en su descentralización.

Internet posibilita la incorporación de millones de personas a movilizarse, al margen de su encuadramiento en movimientos ya existentes, ONG’s, partidos y sindicatos tradicionales, permite la transversalidad en la movilización por cuestiones concretas sin necesidad de encuadramiento previo, -militantes de partidos distintos, activistas con bases programáticas diferentes, se unen en los movimientos árabes, el 15-M, etc.- y al facilitar la inmediatez en la transmisión deliberativa y toma de decisiones, abre una real posibilidad de mayor y mejor participación social entre representados y representantes, entre consumidores y empresas, entre individuos y grupos, entre diversos grupos, etc. Pero internet y las redes sociales también impulsan otros aspectos, que giran en torno a la entronización de la superficialidad como norma de conducta supuestamente válida para atacar a los poderes, llegando a entronizar en millones de mentes una supuesta facilidad para iniciar la revolución, fundamentada en una herramienta, la tecnología, en vez de en las luchas de los seres humanos quienes se valen de los medios a su alcance en cada momento. La tecnología en manos de los movimientos sociales será una herramienta poderosa, siempre que existan activistas políticos a los que no podrá sustituir. 

El segundo aspecto problemático a que hace mención el comienzo, estaría relacionado con la convivencia de dos mundos muy diferentes, la militancia de redes sociales y la militancia de cuadros medios necesaria para desarrollar a Podemos allá donde se encuentre la formación en contacto directo con la ciudadanía, sean ayuntamientos, barrios, fábricas, etc. etc. Gran parte de estos cuadros medios imprescindibles para desarrollar los objetivos del partido, desembarcarán procedentes de IU y otros pocos del PSOE y otras formaciones y movimientos. Las experiencias directas de estos cuadros políticos y su forma de actuar en el terreno, chocará frontalmente en teoría y práctica con los militantes y cuadros que provengan de las redes sociales abriendo un frente de conflicto de conflictos. Los cuadros políticos de un partido de izquierdas tendrán que luchar in situ contra patronal y fuerzas de orden, contra otros adversarios sindicales y políticos, contra enemigos políticos de otras formaciones parlamentarias, o extraparlamentarias, contra patronales grandes, pequeños y medianos, contra iglesias, creyentes… tendrán vínculos y relaciones concretas en primera línea con los ciudadanos y sus problemas, todo ello será muy diferente a las relaciones que pudieran establecerse por las redes sociales, lo cual puede abrir una situación conflictiva.

Una derivada de la complacencia social, y la entronización de una realidad líquida, es visible en la difusión que tienen las nuevas formas de protestas blandas, ‘suavecitas’, que tienden a ser percibidas como suficientes y por tanto calmar millones de conciencias y convertirse en sustitutorias de otras formas de presión utilizadas hasta hace poco. Las redes sociales tienden a engañar respecto al poder transformador de los poderes económicos y políticos al sustituir formas de presión que requieren esfuerzo y provocan enfrentamientos y riesgos, por las modernas formas blandas que difunden, en muchos casos cuasi juegos, que todo el mundo acepta precisamente por su facilidad y poco riesgo, incluidas las grandes corporaciones causantes de gran parte de los problemas que se quieren resolver con apretar un botón, mandar un mensaje, apagar la luz, etc. etc. Las luchas por concretas necesidades vitales y falta de derechos, contra injusticias, explotación y represión, de cualquier movimiento habrán de salir a espacios donde supongan enfrentamiento con los poderes y no una fiesta. En el mundo de las redes sociales se impulsan muchas protestas que contienen altas dosis de carácter festivo y facilón, con pocos resultados prácticos en cuanto a cambiar relaciones de poder, ese carácter festivo se expande y difunde como aspecto básico de una nueva forma de afrontar problemas ocultando otras aristas duras y difíciles de ver, por ejemplo en los países árabes y emergentes, en donde los muertos, torturas y las cárceles han rodeado sus protestas antes de ser difundidas por los medios con excesiva luz enfocando lo bonito de lo nuevo, oscureciendo los tradicionales riesgos de las luchas. (Mas sobre el asunto en ‘’El poder y las redes sociales’’.)

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