viernes, 19 de diciembre de 2014

Sin incluirnos todos, esto dificlmente será un país

El 10 de febrero de este año, publiqué el siguiente post:
El paro no se reduce. Las cifras sí: En realidad hay menos personas trabajando ahora que hace dos años y que hace cinco y muchas más personas dentro de los índices de pobreza. Mucho se escribe sobre la reducción del paro, el ventilador comenzó a echar basura para vender mejoras en el mercado laboral, que siguen sin producirse. Se están reduciendo las cifras de paro, no el número de personas paradas, no es que las estadísticas mientan, es que las cifras que facilitan, las interpretaciones de las mismas son burdas manipulaciones, hoy se puede afirmar rotundamente que trabajan en España bastantes menos personas que hace dos años cuando comenzó la legislatura. Y eso sin considerar el volumen total de horas de trabajo, claramente en descenso en toda Europa. Alemania sin paro, dicen, tiene un trabajo total similar al de hace una década, en España el número de horas de trabajo total se ha reducido considerablemente, se está produciendo un reparto de las horas de trabajo, sin cotizaciones, con bajísimos salarios, etc. Sobre la  manipulación de las cifras de paro, era previsible que el PP lo utilizara en cuanto se acercaran elecciones. 

Es sencillo manipular las cifras de parados, simplemente reduciendo las cifras de población activa. Las cifras de población activa merman por españoles que emigran, por extranjeros emigrantes que retornan a sus países de origen, porque crecen los desanimados tanto en las Oficinas de empleo como en la EPA, muchas personas no cobran nada y dejan de apuntarse al paro ante su inutilidad, abandonan el mercado de trabajo desanimados y ante la pregunta de la EPA pasan de buscar trabajo. Realmente las tasas de ocupación están reduciéndose todavía, cada vez hay menos cotizantes a la Seguridad social, cada vez hay menos ocupados. Este sería el concepto que hay que mirar hoy día, los ocupados y no las tasas de paro que pueden mermar, al mismo tiempo que cada vez hay menos gente trabajando y cotizando. Escribí en junio de 2012 en el libro 'Sobre el paro. Y aledaños'

Las estadísticas de paro esconden realidades diversas, la principal el sufrimiento de millones de personas que pasan penalidades para comer, vestir y alojarse decentemente, comparados con sus vecinos. Ya sabemos que no todos viven como los miserables del tercer mundo, en esto de la pobreza la ubicación física es importante, el entorno en el que vivimos condiciona las valoraciones que hacemos, el efecto mirada, la convivencia social, existen, tanto como para que los trabajos y cifras sobre la pobreza lo tengan en cuenta, así rebasar el umbral de pobreza en España no se considera con los mismos ingresos que en EEUU, en Vietnam o en Somalia, pero en todos los casos implica una marginación de la sociedad en que se vive.

En las cifras de paro (EPA 2012TI) tienen mucha importancia la velocidad de generación, lo rápido que crece, como ahora, tenemos 730.000 parados más en un año, los parados de muy larga duración que llevan más de 3 años sin trabajar van en aumento, hasta los 705.000…gran relieve tiene el número de 1.728.400 de hogares en los que todos sus miembros están en paro…, y los desanimados, aquellos individuos que quedan fuera del sistema y ya no se animan a apuntarse, ni a buscar trabajo, lo cual les excluye de las cifras… y tiene un peso gravísimo ese 50% de gente joven que está fuera del mercado laboral… Aunque no conviene olvidar de cara a las comparaciones, para situarnos mejor en la realidad, que hoy en las estadísticas de la EPA, existen 5 millones más de asalariados que en 1996, que coinciden en número con la cifra de parados.

Por si fuera poco pasar graves penurias para conseguir sobrevivir, los parados encima, tienen que aguantar en ocasiones los insultos y el desprecio de muchos tertulianos de los ultramedios, de cargos políticos y de empresarios mamadores de las tetas del estado cuando acusan de cobrar el paro y hacer chapuzas, o de preferir cobrar el paro a querer trabajar…deberían existir leyes que condenaran estos delitos de injurias y ofensas a colectivos. Y recordar que hay 1.150.000 parados que no cobran subsidio de paro.

Ahora bien, sentado lo anterior, habría que abordar otros aspectos de las estadísticas españolas sobre el paro, ya que pueden esconder una realidad no comparable homogéneamente con el resto de países europeos; 6 millones de parados sin ingresos para subsistir incendiarían este país, los robos y delitos contra la seguridad se multiplicarían por miles, -hoy están aumentando, pero siguen muy alejados de otros países-. La realidad es que hasta ahora ha existido un buen colchón de subsistencia, basado en el ahorro tanto familiar, como estatal,  y acompañado de la solidaridad de la sociedad civil, ONG, grupos, individuos…recursos que se están agotando.

En el manejo de las cifras de paro no es descartable que se produzcan acciones de maquillaje para reducirlas, mermando cifras de población, que disminuyan tasas de actividad o activos, -hoy ya nuevamente por debajo del 60%, e históricamente por debajo de la media europea-, y como consecuencia de ello se reducirían el número de parados, y no por aumentar los puestos de trabajo. Las dos vías para conseguirlo serían:

1) Por el aumento de los desanimados, gente que ya no espera nada y se retira del mercado de trabajo reduciendo la cifra de activos y por tanto parados. A pesar de que existe una parte de desanimados que simplemente viviendo las dificultades se apartan del mercado, también es posible influir mediante campañas, por ejemplo, apartando a las mujeres del mercado, volviéndolas al hogar, ‘desanimando políticamente’ a familiares de empresarios, pymes y autónomos para que no se apunten/identifiquen como parados –no lo duden, ya se ha hecho desde opciones derechistas-.

2) Disminuir cifras totales de población, que aumentaron con la emigración, impulsando salidas al exterior de decenas de miles de españoles que buscan rentabilizar estudios en otros países –despilfarro económico para España que regala un capital humano a otros, después de haber invertido en su formación- y también por regreso a sus países de origen de extranjeros que vinieron en su día y que se está produciendo, aunque su resultado no vuelca inmediatamente en cifras de censos, empadronamiento, etc. en donde se reflejarán con cierto retraso…/…''

Para mejor comprender la situación que vivimos lean lo que escribe Joaquín Estefanía. Recuperación inclusiva o no. Joaquín Estefanía, 15-12-2014 

‘’El problema diferencial de nuestro país es la evolución de su mercado laboral. Si a la tasa de paro de casi el 24% de la población activa se le unen los empleados temporales (un 24,6%) y los que trabajan a tiempo parcial (15%), sale un porcentaje pavoroso de ciudadanos inseguros o precarios (aunque se solapen algunos temporales y parciales). De los primeros, 1,78 millones de hogares tienen a todos sus miembros fuera del mercado de trabajo; 2,74 millones son parados de larga duración; y la tasa de cobertura del seguro de desempleo es sólo del 57,31% del total, y descendiendo con rapidez. A ello hay que añadir la devaluación salarial del resto de la población ocupada.
Para todos ellos, la flexibilidad de las reformas laborales, necesaria o no, ha significado sistemáticamente su inseguridad como precio a pagar para que en el radiante porvenir crezca la inversión y los puestos de trabajo. Reducir derechos de los trabajadores establecidos prometiendo trabajo a quien no lo tiene: lo que se elimina es seguro; lo que se promete, no. Esta es la experiencia de la reforma laboral en vigor. A medida que avanzaban los problemas, los dirigentes políticos y muchas empresas se apuntaban a la flexibilidad de las relaciones laborales como gran panacea, al tiempo que se multiplicaba la cantidad de gente en puestos de trabajo cada vez más inseguros y mal pagados. Al extenderse el empleo flexible se incrementaban las desigualdades.
Salir de la crisis significa cambiar estas tendencias y amortiguar sensiblemente los porcentajes citados. La recuperación tiene que ser inclusiva o generará aún más indignación (un 85% de los ciudadanos no confía en Rajoy, según el Centro de Investigaciones Sociológicas). ..’’

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