domingo, 12 de enero de 2014

Cataluña. Finales del S. XX. Muy ricos y con poder político

Última decena del siglo XX. Cataluña. Riqueza y poder político

Terminado el franquismo una de las regiones más ricas de España y Europa era Cataluña, los catalanes tenían mayor calidad de vida que el resto de los españoles, y así continuó durante la democracia. En el apartado anterior vimos diversos indicadores sintéticos que medían la alta calidad de vida de los habitantes de una imaginaria colonia catalanista, superior a la disfrutada por la supuesta metrópoli, -¿se imaginan las colonias inglesas con casas y entornos culturales, sanitarios, etc. mejores que en Gran Bretaña?- Ahora insistiremos en datos económicos, que desmientan ese supuesto tan extendido en la propaganda catalana a favor de la independencia, asumido sin pestañear por demasiadas personas. Durante la consolidación de la democracia en España una de las regiones más favorecidas fue Cataluña, figurando siempre en cabeza de todas las cifras sobre desarrollo económico, de hecho una de las razones que soportan su actual opción por la independencia, es el enorme desarrollo económico logrado, sin el cual, la opción política independentista hubiera sido algo más difícil de extender masivamente. Intentaré seguir las indicaciones de un gran intelectual catalán, Jaime Vinces Vives sobre el valor de la estadística.

Los cambios estructurales vividos por la economía española quedan sintetizados en el trabajo de Clemente del Río Gómez ‘Dinámica y distribución espacial de los servicios en España entre 1960 y 1985’, Papeles de Economía Española, 34, 1988, de quien tomo los datos. En 1960 el empleo se reparte de la siguiente forma: agrícola 40,5 %, industria 30,3% y servicios 29,2 % para quedar con las siguientes cifras en 1985, agrícola 16,7% muchas menos personas son capaces de producir lo mismo que antes, industria 30,9% se mantiene con fuerte subida y posterior bajada y servicios 52,4% aumentan de importancia en la misma medida que lo pierde la agricultura. Aquellas regiones más favorecidas, las modernas, manifestarán crecimientos en industrias y servicios, sectores que aportarán mayor valor añadido a la producción, mayor riqueza por unidad de trabajo. Y aparecerá Cataluña en los primeros lugares, siempre acompañada de Madrid y País Vasco y surge una pregunta ante tanta queja victimista catalana, ¿el problema lo plantearían de la misma forma si solo hubieran crecido ellos? 

     

El catalanismo, manifiesta preocupación no tanto por su crecimiento, cuanto por no haber sido los únicos, pretendían que el Estado no hubiera intentado reducir las diferencias regionales existentes, incluso creen que el crecimiento del resto lo hicieron a su costa, obviando que recibieron un trato preferente en las distintas épocas, antes, durante el franquismo, y con la democracia. El proteccionismo fue uno de los apoyos que obtuvo su industria, un mercado español cautivo para los productos catalanes, cerrado a otra competencia que no hubiera permitido su desarrollo industrial y comercial en las mismas condiciones que tiene actualmente. Posteriormente, durante el franquismo recibieron recursos y atención preferente, en infraestructuras, industrialización y tercerización, Cataluña, País Vasco, Madrid e islas -vean la evolución del empleo en el largo período democrático y el cuadro contribución de las infraestructuras a la renta relativa regional- mas tarde en democracia la política económica destacó en infraestructuras y apoyos al arco Mediterráneo, entre Gerona y Murcia, el Valle del Ebro con Tarragona, Navarra, Álava, y Madrid, con cierta atención a las islas.

En cuanto a limar las diferencias regionales, no se dedicó la necesaria fuerza, consiguió reducir en el extremo, pero no profundamente, y las diferencias siguen pesando como losas, sirva como ejemplo el dato de la renta provincial más baja que en el período 60/73 se había logrado llevar al 57% de la media nacional, logrando, pasar en el período 73/85 al 57,5%, nulo movimiento en este período. Es cierto que en los últimos 50 años se han producido acercamientos regionales en estructuras productivas, niveles de productividad, costes laborales,… pero no tanto en renta. Evidentemente la culpa no es de Cataluña, pero sin duda los recursos dedicados a media España fueron a costa de la otra media. Los cambios que motivaban las decisiones que favorecían a unos dejando de lado a los otros no eran meramente técnicos, la economía no lo es, se hicieron empujados por los poderes políticos en cada momento, pero en todos los períodos mostraron que los poderes centrales estaban acompañados de la oligarquía financiera e industrial vasca y oligarquía y burguesía industrial y comercial catalana. Cataluña mostró su poder político con el resultado del crecimiento económico. En la actualidad, los secesionistas defenderán en sus argumentarios,  que ahora ya no necesitan el mercado español insertados como están en un mundo globalizado, lo cual es una forma de decir que antaño sí, les fue muy útil su vínculo español y que hoy pueden prescindir del mismo, por lo conseguido antes.

El cuadro ‘Estructura y variación del VAB 1985-1991’ cuenta el peso de cada sector en las CCAA, en aquellos momentos, industria y servicios en Cataluña figuran en puestos de cabeza, dichos sectores eran un indicador de desarrollo de superior rango, sostenible o modernizador, ya que concentran mayor valor añadido bruto por unidad de producto, resumido en superior caudal de beneficios que los sectores de construcción y agricultura. En el año 1985 Cataluña representaba el 19,36 % del PIB español creciendo hasta el 20,29 en 1991, Madrid en ambos años se quedaba en el 16,43% y 16,63%. Siguiendo con los años de democracia, la industria fue uno de los pilares del desarrollo económico de las regiones, y dentro de la industria la tecnología era un aspecto esencial para el desarrollo futuro, las inversiones en I+D+i vuelven a mostrar un interés preferente por Madrid y Cataluña.


  

El Estado español no se comporta con Cataluña y con los catalanes como connacionales del resto de los españoles, sino como enemigos. Nos hacen la guerra desde todos los ámbitos (cultural, lingüística, medios de comunicación, bloqueo de nuestra economía...) CCN.

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