martes, 9 de mayo de 2023

Preeleccions. Un partido no es una ONG

Un partido no es una ONG, es algo diferente

Las Organizaciones No Gubernamentales, aumentan su presencia y su valoración positiva entre los ciudadanos, al mismo tiempo que los partidos pierden apoyos y simpatías. Las ONG, los cooperantes, los miles de ciudadanos que realizan tares de solidaridad con otros seres humanos, merecen nuestra admiración, y la tienen, generalmente traspasando las barreras ideológicas y políticas, tanto da que sean cristianos de base, como militantes solidarios con causas tales como los desahucios, los niños del tercer mundo, los desamparados en países en guerras, aquellos que huyen, los enfermos de malaria o de sida, los que luchan contra las hambrunas, o por proyectos vinculados al agua, a la educación, a la salud, etc. etc.

Nada que ver con las emociones que despiertan los partidos políticos y sus militantes, quienes generan una opinión nefasta, así encontramos distinta repercusión difícil de explicar a priori, en la corrupción de ONG ’s y partidos, cuando se dan desvíos de fondos, negocios sucios, enriquecimiento personal, influencias económicas totalmente contrarias a sus principios… hasta las subvenciones recibidas por los partidos son cuestionadas, no así las de las ONG ‘s que en ocasiones camuflan las recibidas por entidades mayores que se llevan un enorme reconocimiento contraponiéndolo al del Estado, a lo político, publicidad de imagen pagada por dinero público, por ejemplo subvenciones que recibe Caritas casi el total necesario para su funcionamiento con los beneficios publicitarios positivos que explota la Iglesia Española, sin prácticamente costes económicos derivados a Caritas.

Los sentimientos que mantienen miles de individuos, los enfrentan contrapuestos entre partidos y ONG ‘s, incluso piensan que la solución sería la sustitución de unos por otras. Esta idea está más asentada en ambientes populistas, ‘apolíticos’, franquistas residuales, o en ámbitos religiosos, defensores a ultranza de la caridad como forma de paliar los problemas de la humanidad, idea también asentada en sectores económicos, enemigos de la regulación gubernamental, de los impuestos, de la igualdad de oportunidades, etc. en suma, miles de personas oponen la caridad a la justicia, como valor de organización social.

La cuestión es que las ONG –incluyo en el concepto la multitud de grupos y asociaciones que trabajan socialmente sin tener estatus de ONG ‘s- no pueden compararse con los partidos, son ‘cosas’ diferentes. Mientras que las ONG generalmente trabajan para remediar ‘estropicios’ concretos y parciales de grupos humanos, como por ejemplo en España los comedores sociales para atender a desvalidos por la crisis, los partidos políticos tienen/deberían tener, su ámbito de actuación en la organización social, que entre otras cosas impidiera que existieran esos desvalidos a los que atender, modificando las políticas anticrisis y entonces topamos con la correlación de fuerzas y la lucha por el poder. Aquí encontraríamos una aparente paradoja ya que muchas de las empresas que se verían afectadas por esas medidas anticrisis gubernamentales de una mejor organización y justicia, prefieren costear las tareas caritativas, lo cual ejercitarán apoyando mediante campañas y donaciones a ONG ‘s determinadas, machacando siempre que puedan, a los políticos.

La organización de la sociedad trata de impedir los estropicios, simplificando, tendría como uno de sus objetivo la prevención de daños, y en todo caso la atención en momentos de necesidad, pero en cuanto derecho de todos, diferente al de atención localizada a grupos seleccionados, basada en la prestación de ayudas por caridad o solidarias de individuos, estados u organizaciones empresariales… Evidentemente hay zonas comunes en la militancia en ambas organizaciones y comportamientos, métodos, sistemas de funcionamiento y organización que podrían ser compatibles, pero siempre tendrán como diferencia fundamental la relacionada con la lucha por el poder político.

En la medida que las ONG no atentan directamente contra el poder, no son competencia directa, son bien vistas por todos, solo recibirán elogios y sus militantes serán queridos y puestos como ejemplo por las corrientes ‘bondadosas’, los cercanos a pensamientos religiosos de caridad, nadie atentará contra aquellos que trabajan en un comedor o banco de alimentos para dar de comer a otros seres humanos. Por el contrario, sí encontrarán todo tipo de zancadillas e insultos las personas que intenten que todos los seres humanos coman sin recurrir a la caridad, luchando por instaurar un derecho de todos a la comida, por ejemplo, implantar algo parecido a un salario básico, encontrará enemigos por muchas partes. En las luchas sociales sea en barrios o regiones, el trato preferente y cuidadoso a los vinculados a ONG contrasta con las zancadillas e insultos a los militantes políticos.

Con ser encomiable e importante la labor de las ONG ‘s, la tarea de los partidos políticos debería ser cuanto menos de igual valoración, ya que es en teoría más amplia, trata de organizar la sociedad teniendo como uno de sus objetivos evitar que exista la caridad, por innecesaria, lo cual implicaría suprimir los grupos marginales de desesperados por enfermedades o carencias materiales, por hambre o por migraciones, interiores y exteriores, tratarían de evitar diferencias individuales producidas por nacer sin medios materiales, prestando educación y atención sanitaria a toda la ciudadanía, medios jurídicos y de representación igual para todos y medios materiales para subsistir en la vejez dignamente o en los períodos de paro…

Los ejemplos en estos tiempos surgen por todos lados, por ejemplo, reducir prestaciones sanitarias preventivas a segmentos de población con diagnósticos concretos, o a los inmigrantes, aumentará las tareas de las ayudas caritativas, y en general subirán los costes de atención social para tratar de las repercusiones, que se podrían haber evitado con la prevención. Igual encontramos en la cuestión educativa, o con los desahucios, etc. en el tema de la falta de empleo, madre que genera muchas ayudas caritativas, desde partidos y sindicatos aplicando medidas adecuadas, deberían tender a evitar las acciones de caridad haciéndolas inútiles por innecesarias, pero entonces topamos con otros poderes a los que les viene muy bien la situación actual incluyendo acciones caritativas parcheando los agujeros de la sociedad. No, las organizaciones no gubernamentales nunca deberían sustituir a los partidos, salvo que se conviertan en tales con igual u otro nombre.

Manuel Herranz. Octubre 2015

2 comentarios:

  1. Hola, Manuel. Coincido contigo, lo único que los partidos políticos necesitan urgentemente una regeneración exigente y transparente, un código ético riguroso (ay, una vez trabajé en ello). Si no, el poder tiene un efecto corruptor muy potente. Un saludo

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  2. Dolores, es cierto, pero tengo algunos matices, la regeneración no puede ser solamente de y en los partidos, debe ser social para q influya y permee todos los rincones, también en las ONG en las cuales se dan, también, importantes focos de corrupción. En España se trazaron algunas líneas de regeneración desde hace años, pasando por sistemas de elección de representantes mas alejadas de las cúpulas, mayor poder a los electores para elegir y descartar, mayor compromiso de la gente en labores colectivas, reducción de liderismos/figurismos/personalismos, mayor poder a los órganos colectivos, mayor poder a las instituciones, sean Parlamentos o asambleas de partidos, organismos de control, etc.

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