martes, 10 de mayo de 2022

El proceso de secesión, no fue, no es progresista. (4)

 La demografía en Cataluña explica algunas cuestiones

Un aspecto interesante a considerar en Cataluña es la demografía, ello nos permite apreciar el desarrollo en cada momento histórico. Una alta población relativa solo sería posible estimando gran capacidad para alimentarla y mantenerla, lo que implicaría buen desarrollo productivo, sanitario y organizativo, poca población supondría menguada capacidad de desarrollo. A finales del S-XV, comienzos del S-XVI, época Reyes Católicos, la población aproximada de Castilla es de 4.500.000 de personas, Portugal 1.000.000, Navarra 120.000 y la Corona de Aragón con baja densidad de población se estiman en 850.000, dentro de la cual, Cataluña tendría 250.000, Aragón 250.000, Valencia 250.000, el resto Mallorca-Baleares. Hasta 1590 la población aumentará, todavía con mayor velocidad en Castilla, que terminará el siglo con más de 6.600.000 de habitantes, La Corona de Aragón, Navarra y Vizcaya sumarán 1.400.000.

La baja población catalana será una constante histórica necesitada siempre de migrantes para generar riqueza, la cual fue lograda con las manos de millones de emigrantes explotados y considerados siempre de menor calidad que sus dueños y señores desde hace quinientos años. La preocupación por la emigración su dominio y su control, será habitual en el pasado, tanto como en la actualidad y queda reflejada en múltiples estudios y trabajos de los intelectuales y políticos catalanes. Hace quinientos años sus colonias en el Mediterráneo solo pudieron mantenerse por los barcos construidos por vascos y andaluces, y por los navegantes y mano de obra en ellos, que dada su escasez de nativos catalanes tuvo que ser aragonesa y castellana. Los ejércitos que pelearon contra corsarios y por el Mediterráneo para defender su expansión, estaban formados principalmente por aragoneses y castellanos.

La mejora de Cataluña tras los decretos de ‘Nueva Planta’ se constata entre otras cuestiones, por aumentos de población y numerosas fuentes documentales, fue posible por las ventajas fiscales concedidas por el Estado a su industria, lo cual, al cerrar el mercado nacional para ellos, representaba mayores precios a pagar por el resto de españoles. Obtuvieron grandes ventajas de la explotación de plantaciones en Cuba, soportada en esclavos negros y en las ventajas concedidas por la Corona para su comercio marítimo. Alrededor del año 1720 la población catalana eran 402.000 individuos, que representaban un 5% sobre la totalidad de los 9.100.000 españoles. A finales del siglo XVIII la población catalana había doblado hasta 900.000 habitantes pasando a representar un 8% de la española cifrada en 11.000.000.

El dictador Primo de Rivera, era Capitán General de Cataluña cuando tomó el poder con su golpe, sin duda apoyado por la burguesía catalana, las primeras felicitaciones fueron de las Cámaras de Comercio e Industria de Cataluña, La Liga y Fomento del Trabajo Nacional. El golpe es lo único dulce que hemos podido saborear en un año amargo”, pronunció Cambó. Primo de Rivera realizó un programa de obras públicas en Cataluña, para facilitarlo envió miles de emigrantes de otros puntos a trabajar barato y sin quejas para que se dejaran la piel y la plusvalía en Cataluña. Lo preocupante del proceso, es que la historia se reescribe y es tragada sin digerir por gente que se le hace el culo gaseosa al ver las movilizaciones actuales en pos de la autodeterminación. Antes de seguir deberían visionar las fotos de Barcelona, en aquella época, masas enfervorecidas vitoreando, saludando a Primo de Rivera. Más tarde pasaría lo mismo con Franco. Lo importante de una movilización son sus objetivos y maneras, sus medios, y los marcan quienes dirigen, quienes organizan y definen táctica y estrategia. Volviendo atrás veamos parte de aquellos dirigentes, en el Consejo de Economía Nacional que asesoraba al dictador Primo de Rivera, estaban entre otros, grandes de la industria catalana y vasca como Federico Echevarría o Domingo Sert (presidente de la patronal catalana Fomento del Trabajo Nacional; igual ocurrió durante el franquismo.

En Cataluña siempre hubo poca población, muy escasa para construir una nación boyante e independiente en el pasado, y habitualmente enfrentaron el tema de la migración como problema, o bien aumentaba, o ellos no avanzaban, pero al mismo tiempo había que explotarlos y dominarlos, integrarlos sí, pero solo quienes asumieran su liderazgo, dominados eran necesarios para producir y ser más fuertes. Chris Ealham, en ‘La lucha por Barcelona’ Alianza 2005, describe las políticas de ERC en los inicios de la República:

“Otro rasgo constante de los pronunciamientos de ERC sobre el paro fue su énfasis en las nefastas consecuencias de la inmigración. Esquerra atribuía el desempleo a una oferta excesiva de mano de obra (obreros que habían ido a trabajar a Barcelona antes de la Exposición Universal de 1929), y abogaba por la repatriación de los inmigrantes no catalanes. En otras palabras, ERC interpretaba el desempleo en términos nacionalistas.

Resulta irónico que, con la izquierda liberal por primera vez en el poder en 1930, el partido gobernante definiese la inmigración como «una ofensiva contra Cataluña» y explotase el tema políticamente, pese a que Barcelona llevase recibiendo a trabajadores no catalanes desde la década de 1880.

El discurso de ERC formaba parte de una estrategia deliberada para dividir a la clase obrera en términos étnicos y entre los que trabajaban y los que no. 
Por más que pueda sonar a teoría de la conspiración, la política llevada a cabo por ERC en la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona se basó en esta estrategia divisoria. En un principio, Esquerra planeó recurrir el paro a través de la repatriación voluntaria de inmigrantes.

Poco después de proclamarse la República, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona alquilaron un tren para llevar a los inmigrantes de vuelta al sur de España. Por toda la ciudad aparecieron carteles anunciando el viaje y prometiendo comida y bebida gratis para el trayecto completo de más de un día de duración. El gran interés que despertó la operación complació enormemente a las autoridades y un tren repleto de pasajeros dejó Barcelona rumbo al sur.

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Una ola anti inmigratoria repentina y violenta estigmatizó a los obreros de fuera de Cataluña, evocando imágenes de una «inundación» «sistemática» de «forasteros» en «nuestra casa» (casa nostra): «La llegada de trenes llenos de gente que vienen [a Barcelona] a estar parados», formando «enjambres» y «plagas virulentas» de pobres «indignos» y un «ejército» de mendigos. La prensa de Esquerra solía describir a los parados en castellano («los sin empleo» o «los parados»), en vez de en catalán, («els sense feina» o «els parats»), un contraste que reflejaba la visión nacionalista de una sociedad catalana unida y armoniosa a cuya capital los inmigrantes «acudían» a «estar desempleados».

Chris Ealham, en ‘La lucha por Barcelona’ Alianza 2005

 

Al terminar la Guerra Civil la población de Cataluña era de 2.800.000 habitantes, compuesta en parte de los emigrantes de las primeras décadas del siglo XX, la población española aquel año fue de poco más de 26 millones de personas, así los catalanes suponían un 10% de la población española, -actualmente su peso en el conjunto ha aumentado hasta un 16%-. La diáspora continúo, los ‘trenes borregueros’ de la postguerra cargados de emigrantes hacia Barcelona, tardaban en llegar dos días, llevaban mano de obra derrotada procedente del sur, para ponerla al servicio de la burguesía catalana, franquistas, of course, formaban parte importante del núcleo de ganadores de la Guerra Civil. En 1955, en pleno franquismo, la población catalana ya era de 3.534.000 personas que pasaron a ser 5.660.000 en 1975, el crecimiento superior a un 60% se debía a los migrantes españoles.

 

Las cifras de población catalanas indican, sólo mirando el siglo XX, que hay tres o cuatro generaciones, -abuelos, hijos, nietos, bisnietos- de catalanes venidos de fuera nacidos allí, lo que explica una población cuya lengua materna mayoritaria sea el castellano, a ellos podemos sumar catalanes que usen castellano por razón de negociar y comerciar con el resto de España y América latina. La realidad desde hace años es que el castellano está perseguido en Cataluña por la minoría catalano-hablante que impone como uso único el catalán, en administración, calles, colegios y negocios. El derecho de los niños a crecer aprendiendo en la lengua materna invocado para defender el catalán, al que se sumó la izquierda, se olvidó como principio universal cuando se trata de aplicar al castellano, ahora todas las escuelas de primaria y secundaria enseñan en catalán, con una hora semanal de español, o nada. Cataluña y el catalán no están perseguidos. En esta situación algunas personas defienden su uso exclusivo, sin considerar la realidad que conformó Cataluña, hacerlo así supone machacar derechos de más de la mitad de la población. Por supuesto la inmersión lingüística y sus resultados son utilizados como forma de marginar población procedente de la emigración reservando los mejores puestos laborales y sociales al linaje catalán.

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