jueves, 21 de octubre de 2021

El proceso de secesión nunca fue democrático (3)

 El 27/S de 2015 pierden el plebiscito, y ganan las elecciones

 

Más votos a los no independentistas le dan menos representantes políticos en el Parlament. En Cataluña y en España, el número de escaños atribuido a las circunscripciones provinciales priman las menos pobladas y rurales, sobre las zonas urbanas. Los votos en la provincia de Barcelona pesan menos que los votos de Lleida y Girona. Por eso, aunque en votos ganan las listas que NO quieren independencia, en escaños ganan las listas secesionistas.

La participación en estas elecciones autonómicas del 27/S de 2015 subió respecto a otras ocasiones, quedó en el 77%, lo cual indica una abstención del 23% nada despreciable, que cabe atribuir principalmente a voto anti-independencia, dado que los activistas pro independencia se movilizaron a tope, como siempre. Abstención difícil de interpretar solo en términos de ancianos, enfermos, ocupados imposibilitados, viajeros… parece que podría haber todavía un buen porcentaje de pasotas, de hastiados, de anarcos, etc. falta saber, por ahora, si en el caso de un referéndum pactado acudirían a votar.

Los pro autodeterminación están movilizados desde hace tiempo, el acoso personal es un hecho que te cuenta cualquier catalán que no abrace la secesión, el acoso vecinal, individual y más de grupo, se siente en escaleras vecinales, ventanas, parques, colegios, comercios… del tremendo acoso institucional, gobierno, parlamento, policía, políticos, prensa, radio, tv, empresas públicas, centros deportivos, culturales, universidades, institutos, cámaras de comercio, asociaciones sociales, empresariales, sindicales,… el acoso es enorme, forma parte importante del poder catalanista, el que apoya y monta la secesión, no es un acoso que surge del pueblo, en su inicio está lejos del mismo como indican los estudios de una altísima sobrerrepresentación de clase, política, cultural, económica… de apellidos/individuos catalanistas sobre el resto.

Muchos compañeros de viaje del nacionalismo, estos años pasados se olvidaron de las personas que, viviendo en Cataluña, conformaban mayorías de castellanohablantes o simplemente individuos con sentimientos compartidos tan catalanes como españoles, oprimidas por la minoría catalanista, sojuzgadas, y apartadas, todo ello ocultado por la fantasía nacionalista pero muy presente como indican variados estudios sociológicos. Recuerden que, en los mejores momentos ideales de la Cataluña inserta en la Corona de Aragón, su escasísima población necesitó de las gentes españolas para combatir en Italia, navegar por el Mediterráneo o producir en su tierra. Cuando oigan hablar de los vascos y catalanes no olviden que ya en los años setenta País Vasco y Cataluña, tienen muy alta proporción de residentes procedentes de otras regiones, 47% y 40% respectivamente.  Las migraciones de la postguerra franquista para facilitar mano de obra barata y vencida a sus aliados oligarquía vasca y burguesía catalana, hicieron crecer allí la población hasta ¡un 70%! La población catalana creció desde 3.240.313 habitantes en 1950, hasta 5.534.770 personas en 1974.

Tras esta nueva votación (unas 40 votaciones celebradas en democracia) nace hoy una nueva etapa de confusión y tensión, de equilibrio de fuerzas, el secesionismo está pletórico, pero es absurdo despreciar la fortaleza del contrario y los inconvenientes y costes del camino. Despreciar al contrario no facilitará salidas, absurda la insistencia pepera y algunos medios de prensa en minimizar la fuerza secesionista, cuando hablamos de mitades. Nada se ha resuelto, pero estas elecciones cuasi-plebiscitarias pueden haber despertado a los contrarios a la secesión, mucha de esa gente habitualmente pasaba de elecciones autonómicas, porque no dieron la importancia, que sí tenían para los constructores políticos de la nación catalana. De hecho, quizás sea la primera vez que se ha entablado un cierto debate entre amplias capas de la ciudadanía suministrando respuestas a las tesis secesionistas y saliendo a votar en defensa de sus posturas.

El debate aumentará y poco a poco irán calando los argumentos de costes de la secesión, ocultados hasta hace poco, los argumentos del miedo lo llaman astutamente los secesionistas pretendiendo descalificar lo que simplemente son argumentos a rebatir, acostumbrados durante años a no tener que hacerlo. Y ello al margen de los errores pperos y la abulia que nunca puede tener un presidente de gobierno. Pero no saber responder sobre la nacionalidad, no evita devolver la pregunta, cuya respuesta debe ser en principio política: los secesionistas dicen querer la nacionalidad catalana, española y europea, pues si eso quieren, no se independicen. Un buen principio negociador.

En ambos bloques electorales los votos han tenido que decidir entre opciones parecidas, partidos derechistas, Convergencia y PP, partidos de izquierda como ERC y PSC, y los de más allá, CUP y Podemos+ICV, que se han dado un buen batacazo. Unió queda arrinconado por su pasado, con un gran trabajo pendiente de reconstrucción, o desaparición por inclusión, penalizado por tomar su decisión de separación del independentismo demasiado tarde. El tiempo apremia, así que veremos muy pronto depurar fuerzas y nuevas alianzas, con prisas y mayor desgaste entre los secesionistas a los que solo une la independencia como meta imposible para resolver los problemas de libertad, solidaridad, desigualdad, …o los de corrupción, deuda creciente, competitividad perdida, … o los asuntos diarios de sanidad, educación, pensiones, dependencia, urbanismo, producción, distribución…

Y luego está el asunto Ciudadanos. Los grandes triunfadores, salen con posibilidades de ser el nuevo gran aglutinador de centro derecha regeneracionista. De ninguna manera son un partido fascista, nada más que recuerden a Falange u otros y sus métodos para ver las diferencias, como tampoco Podemos trae la revolución bolivariana.  Ciudadanos sale de estas elecciones con la perspectiva de iniciar en el conjunto de España un proceso de concentración de la derecha, algo similar al estilo de UCD por unión de pequeños grupos, intentar arrebatar la dirección política a la carcunda del PP planteando un itinerario renovado. La cuestión planteada es, si les dará tiempo a hacerlo para estas generales sin casi estructura de partido, o si el miedo a la secesión volcará nuevamente los votos derechistas al PP, a pesar de su confesada y notoria incapacidad para resolver los grandes problemas de España.

Revisado en el verano de 2018

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